135 votos. Transcurridas las primeras tres jornadas del tratamiento del debate, e iniciadas en paralelo las negociaciones para sumar apoyos, el oficialismo fijó ese número como aspiración para asegurar la aprobación de la ley ómnibus en Diputados. Más allá de las palabras de Javier Milei, el Gobierno tendrá que acceder a más modificaciones al texto para conseguirlo.

“Vemos predisposición para acompañar. Muchos critican y piden modificaciones, están buscando un motivo para votar a favor”, mostró expectativa un referente de La Libertad Avanza, involucrado en las conversaciones por el momento bilaterales. Los opositores “dialoguistas” reclaman una mesa para discutir y puntear los cambios, que podría conformarse la semana próxima.

Hasta ahora referentes del PRO, el radicalismo y Hacemos Coalición Federal pasaron por el despacho de Martín Menem, titular de la Cámara. Le fueron pasando los “semáforos”, con los tramos más controvertidos en rojo, los que podrían pasar con modificaciones en amarillo y lo que están de acuerdo en verde. Luego los tres espacios empezaron a coordinar entre sí, para unificar una propuesta.

También buscó articular Omar de Marchi, secretario de Relaciones Parlamentarias. Durante el fin de semana el Gobierno avanzará con las definiciones sobre el alcance de las concesiones y correcciones al extenso texto de 664 artículos y anexos.

Para llegar al cálculo de 135 votos, con cierto margen -seis más que los 129 necesarios para reunir el quórum-, los referentes del oficialismo incluyen el apoyo de dos bloques casi completos, otros dos por la mitad y un puñado de diputados sueltos.

“Somos pocos los que no queremos que esto salga”, reconoció un diputado kirchnerista en la antesala del plenario, mientras exponía el ministro de Infraestructura, Guilermo Ferraro. Unión por la Patria y el Frente de Izquierda se recortan como los dos bloques con una postura de rechazo.

A esta altura, desde UxP consideran que tendrán más chances de frenar el DNU que en el tratamiento del proyecto. “¿Ustedes qué van a hacer?”, le preguntó en confianza un peronista a una radical durante un cruce en un pasillo, a unos metros de la sala, y recibió una respuesta que no le dejó margen de maniobra: “Vamos a dar la herramienta de gobernabilidad». Luego aclaró: «No vamos a votar todo. Mucho tiene que quedar afuera o para después de marzo”. Además de las facultades delegadas, los principales puntos en rojo giran sobre la eliminación de la fórmula de movilidad jubilatoria, la suba de retenciones, el blanqueo y las privatizaciones.

En el incipiente poroteo por los votos, el oficialismo cuenta a los 38 propios, a un puñado de aliados y a los 37 del PRO. “Nosotros vamos a votar todo”, descontaron cerca de Cristian Ritondo. Aunque el radicalismo se debate en una fuerte discusión interna, en La Libertad Avanza también confían en conseguir el aval de la mayor parte de sus 34 integrantes.

Con Hacemos Coalición Federal, en cambio, el oficialismo aspira a acordar con cerca de la mitad de los 23 diputados de ese bloque heterogéneo presidido por Miguel Pichetto. “Un buen título de esta ley sería ‘todo es negocio’. Siempre en detrimento de los sectores más débiles”, apuntó este jueves el socialista Esteban Paulón. En esa bancada confluyen Margarita Stolbizer, Ricardo López Murphy, Emilio Monzó y Nicolás Massot.

De Innovación Federal, el bloque de salteños, misioneros, un rionegrino y un neuquino que responden a los gobernadores, también estiman que podría haber divisiones. Encendió una alarma en el oficialismo lo que sucedió en el Senado con boleta única, en la que los legisladores alineados con Alberto Weretilneck y Carlos Rovira confluyeron con el kirchnerismo.