POLITICA
ADN del crimen. El peluquero planificó durante dos meses el homicidio dentro del local en Recoleta
Luis Abel Guzmán pergeñó durante dos meses el homicidio de Germán Gabriel Medina su compañero en la peluquería de Recoleta en la que trabajaba desde hace ocho años. Su plan incluyó la diagramación de una ruta de escape para evitar que pudieran rastrearlo y silenciar su celular y los teléfonos de sus familiares para abortar una eventual reconstrucción del recorrido mediante la activación de las antenas que captaban la señal del dispositivo.
Después de disparar a sangre fría a Medina, Guzmán caminó 150 metros desde Beruti y Austria hasta el lugar en el que había estacionado su Volkswagen Bora. Nunca llevaba su automóvil al trabajo. Pero ese día, lo hizo. El cambio en su rutina formaba parte de su plan, en el que estableció que debía evitar las estaciones de subte y trenes para no quedar registrado por alguna cámara de seguridad.
El 20 de marzo pasado cuando decidió que concretaría el plan que pergeñó durante dos meses, cuando decidió matar al colorista diez años más joven, que en menos de ocho meses acaparó la atención y simpatía de las clientas que antes requerían de sus servicios y, de esa forma, había afectado su facturación, también evitó usar la tarjeta SUBE.
Una de las últimas imágenes de Guzmán fue grabada por una cámara de seguridad instalada en la esquina de la peluquería, a pocos metros del lugar en el que había estacionado su Volkswagen Bora. Eran las 20.10 del 20 de marzo y comenzaba el misterio que, hasta hoy, persiste y los detectives de la Policía de la Ciudad, todavía no pudieron develar, debido a que nada se sabe sobre cuál fue la ruta de escape del homicida y dónde se refugió.
A 22 días del homicidio de Medina, el asesino sigue prófugo. Alejandro Cipolla, abogado que representa a Facundo Verdini, dueño de la peluquería, hizo público el temor del propietario del empleador de la víctima y del agresor, ante la posibilidad de que Guzmán decidiera convertirlo en el próximo blanco.
La decisión del letrado de solicitar una custodia para Verdini se fundó en que en uno de los últimos videos grabados por las cámaras de seguridad del local, quedó registrado el momento en que el dueño de la peluquería tuvo que refugiarse dentro de un baño para evitar que Guzmán le dispare.
En las grabaciones de dos de las cuatro cámaras de seguridad quedó expuesto cómo Guzmán, luego de discutir con Verdini cambió su atención hacia el sector en el que estaba Medina y le disparó a la cabeza. Después, Guzmán persiguió al dueño de la peluquería, pero, decidió volver sobre sus pasos y huir por la ventana, al advertir que lo había perdido de vista.
Hasta el momento, no se pudo establecer si hoy, cuando la peluquería abra sus puertas por primera vez después del homicidio, se reforzó la seguridad ante la eventual decisión de Guzmán de regresar al local para terminar la faena asesina que comenzó el 20 de marzo pasado.
En las últimas horas, se confirmó que Guzmán tiene un pedido de captura internacional. Sus datos y su foto figuran en la denominada circular roja de Interpol. Esa notificación es una solicitud dirigida a las fuerzas de seguridad de todo el mundo para localizar y detener provisionalmente a una persona en espera de su extradición o entrega.
El nombre y la imagen de Guzmán figura entre las 6084 notificaciones rojas que actualmente están cargadas la página de Interpol. Junto al prófugo del homicidio en Recoleta integran la lista de buscados, asesinos, terroristas y narcotraficantes acusados de cometer una serie de delitos en diversos países.
En las fotos de Guzmán que aparecen en la circular roja de Interpol, su aspecto es bastante distinto al que tenía el 20 de marzo pasado cuando mató a su compañero de trabajo. El día que abrió fuego contra Medina había cambiado su fisonomía. Se rapó la cabeza y modificó la ropa que solía utilizar. En las imágenes de la base de datos de la Organización Internacional de Policía Criminal, aparece una persona con cabello largo y ropa deportiva. Pero, para eludir los controles, Guzmán se afeitó la cabeza, comenzó a usar ropa oscura y engordó.
Estos cambios habían llamado la atención de la empleada de un supermercado situado a pocos metros de la peluquería que, la mañana del crimen, le preguntó a qué se debía la decisión de modificar su aspecto; entonces, Guzmán respondió: “Voy a matar a alguien”.
“Compró una gaseosa. Le pregunté por qué se había cortado el pelo -lo solía usar con una colita y se rapó- y nos respondió: ‘porque voy a matar a alguien’. Nos reímos -incluso él- pensando que era un chiste. Después se me puso la piel de gallina solo de recordarlo”, expresó en su momento a LA NACION la empleada del comercio situado cerca de la esquina donde funciona la peluquería Verdini.
Además de la pista del Volkswagen Bora del prófugo, los efectivos de la Policía de la Ciudad se abocaron a la revisión de las cámaras de seguridad de la estación Once y Merlo, del exferrocarril Sarmiento, medio de transporte que utilizaba el acusado para viajar de su casa, situada en la mencionada ciudad del Oeste del conurbano hasta la peluquería en Recoleta. Sin embargo, ninguno de los dispositivos electrónicos instalados en ambas estaciones registró el paso de Guzmán.
Al mismo tiempo, los detectives de la Policía de la Ciudad, solicitaron a la Dirección Nacional de Migraciones; a la entidad emisora de la tarjeta SUBE, y a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) toda la información sobre las personas que cruzaron por los pasos fronterizos y el mapa de calor sobre el recorrido que realizaba habitualmente Guzmán.
Durante los últimos 23 días, los policías viajaron a Santiago del Estero para tratar de establecer si Guzmán huyó a dicha provincia para buscar refugio en la casa de algunos de sus familiares. Esta hipótesis surgió a partir del momento en que los testigos indicaron que el autor del homicidio en la peluquería había nacido en Santiago del Estero y que, actualmente, tiene parientes allí. Tampoco lo encontraron.
Luego de escuchar a algunos de los testigos, los investigadores policiales y judiciales establecieron que Guzmán tenía una billetera virtual en su celular. Con el número de abonado, los detectives solicitaron a la empresa de telefonía el mapa con las antenas de las zonas en la que se había activado para determinar el recorrido. Pero, el prófugo habría apagado el teléfono después del homicidio. Tampoco volvió a usar la billetera virtual que tenía en su celular.
Después del homicidio, los integrantes del grupo familiar del prófugo Guzmán dejaron de usar sus celulares, igual que el homicida.
Intensa búsqueda
El llamativo silencio de los miembros de la familia del homicida no pasó inadvertido para los investigadores de la fiscalía y del juzgado nacional en lo Criminal y Correccional N°44 que realizaron dos allanamientos realizados para tratar de encontrar al imputado, en la casa de Agrelo al 1500 en Merlo, y la portería de un edificio situado en la avenida Pueyrredón, cerca de la esquina de Beruti y Austria, donde Guzmán mató de un balazo en la cabeza su compañero, Medina.
Otro de los domicilios allanados correspondía a una vivienda situada cerca de la esquina de Zapala y Emilio Mitre, en Flores. Allí vive un familiar de Guzmán, quien expresó que, después del homicidio, no volvió a hablar con el prófugo y que, cuando llamó al celular, nadie respondió.
También fueron allanadas dos viviendas que, según compañeros de trabajo de Guzmán, corresponderían a lugares en los que vivía. Uno de los domicilios estaba en Holanda 2952, de Ituzaingó. Pero los investigadores, al llegar al lugar, comprobaron que, en realidad, no se trataba de una casa, sino de la parte trasera de un geriátrico.
Durante el allanamiento en la casa de Guzmán, en Agrelo al 1500, en Merlo, los investigadores tampoco hallaron ninguna pista que pudiera establecer dónde podía haber huido el acusado. No obstante, los responsables de la pesquisa obtuvieron más información sobre el Volkswagen Bora que usó para huir de la escena del homicidio y confirmaron que el colorista tenía una moto. Se trata de una Twister, que denunció como robada hace dos meses. Los vecinos y familiares del prófugo explicaron que el automóvil siempre estaba estacionado en la puerta de la vivienda del acusado, pero desde el día del crimen no lo vieron más.
A más de tres semanas del homicidio, el automóvil que Guzmán tenía a su nombre no fue encontrado. Tampoco apareció su teléfono celular. Además, los investigadores no lograron establecer quién le vendió la pistola 9 mm que utilizó para matar a su compañero de trabajo.
En la grabación de la cámara de seguridad del momento en que mató a Medina quedó expuesto cómo se colocó en la denominada posición de tiro Weaver. Así se conoce a postura en la que el tirador coloca su cuerpo en un ángulo de casi 45 grados, pone el pie dominante, del lado del disparo hacia atrás y gira el lado del soporte hacia el blanco.
Pese a la intensa búsqueda, el autor del asesinato sigue prófugo tras planificar el crimen más de dos meses antes. En ese tiempo aprendió tácticas de combate y pergeñó maniobras para evitar que lo detuvieran. Hasta el momento, consiguió sus objetivos: matar a su compañero y desaparecer en medio de un estruendoso silencio.
POLITICA
Derrumbe en Villa Gesell: encontraron el cuerpo de la última víctima mortal
VILLA GESELL.- Casi diez días después del derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik el equipo de rescatistas logró hallar los restos de Dana Desimone, la octava y última de las personas que fueron buscadas entre toneladas de escombros.
La confirmación llegó a media tarde de ayer luego de ampliar el radio de búsqueda frente a la ausencia de los primeros resultados. Habían llegado a ingresar incluso a la habitación que ella ocupaba allí, donde residía y realizaba tareas administrativas.
Con Dana, de 28 años y oriunda de la localidad bonaerense de Juan N. Fernández, son ocho los fallecidos. La lista se abrió con Federico Ciocchini. Continuó con Rosa y Nahuel Stefanic y, el martes, con cuatro obreros que habían llegado para trabajar en ese complejo: Fabián Javier Gutiérrez y los plomeros Mariano Troiano, Ezequiel Matu y Matías Chapsman.
La única sobreviviente es María Josefa Bonazza, rescatada el mismo martes en que el hotel se vino abajo. Sufrió algunas lesiones, pero siempre estuvo fuera de peligro. Permanece internada en una sala común en el Hospital Municipal de Balcarce, su ciudad natal.
En medio de la búsqueda de Dana se había dado una situación particular que, en el marco de tanta desolación por los resultados que se venían dando, habilitó aplausos y algunas sonrisas: los bomberos encontraron a una gata, golpeada pero con vida. Se supo luego que la llamaban Kiara y era de Nahuel Stefanic, que también vivía en el hotel con su tía, Rosa.
El rescate
Dana se había instalado en la costa durante los últimos años, luego de salir de su pequeño pueblo con destino al Gran Buenos Aires. En ese recorrido avanzó con conocimientos de pastelería y montó un emprendimiento que luego buscó desarrollar en la costa, desde Villa Gesell.
Aquí tomó contacto con los Stefanic. Si bien se la señala como novia de Nahuel, algunos de sus familiares niegan ese vínculo y aseguran que solo compartían el mismo espacio de vivienda y de trabajo. A los dos se los menciona en la causa judicial que investiga responsabilidades en el derrumbe. Obreros asfirman que el joven solía recibir o encargar materiales, también realizar pagos. Y que a ella le presentaban también algunos comprobantes de gastos operativos.
La lista de desaparecidos había presentado dudas iniciales para los responsables del operativo de búsqueda y rescate. Durante esos primeros pasos se reconocían siete personas que se alojaban esa noche en el Dubrovnik y no habían logrado salir tras el derrumbe. Pero no descartaban que pudieran ser nueve, en función de la rotación de obreros que tenía el plan de mejoras en curso, con trabajadores que eran de otras localidades y pernoctaban allí.
Fue con la presencia y el reclamo de los familiares de los desaparecidos como se definió este listado definitivo de siete personas buscadas. Otras dos víctimas que tuvo el derrumbe vivían en un departamento de un edificio lindero, impactado por los restos de los pisos superiores de la torre de diez pisos. Eran Ciocchini, que murió, y Bonazza, la única sobreviviente.
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