POLITICA
Adorni sobre el futuro de Aerolíneas Argentinas: “No hay razón para que siga si pierde miles de dólares al día”
En una reciente entrevista a la web de Infobae, el vocero presidencial Manuel Adorni fue contundente al abordar temas de alto impacto en la agenda del gobierno de Javier Milei. Desde la relación del presidente con el expresidente Mauricio Macri hasta el conflictivo caso de Aerolíneas Argentinas, el vocero detalló las posturas oficiales frente a varios de los problemas que enfrenta la Argentina.
Para el funcionario, la empresa estatal debe ser rentable o, de lo contrario, su continuidad debería reconsiderarse: “No puede seguir siendo solventada por el Estado cuando la mitad del país vive en la pobreza”, aseguró. En un contexto en el cual la aerolínea pierde “miles de dólares cada día”, Adorni subrayó que el Gobierno tiene tres alternativas: privatizar, cerrar o entregar la empresa a los trabajadores. Según él, continuar subsidiando a Aerolíneas con fondos públicos es una carga insostenible para un país con tantas necesidades.
El conflicto en Aerolíneas Argentinas ha escalado en las últimas semanas, con paros, despidos y advertencias de cierre. Para Adorni, la situación en la empresa es “sentido común”. Según el vocero, si una empresa no logra sostenerse por sí misma, su existencia como entidad pública debe cuestionarse: “Hoy en día, el 97% de los argentinos que nunca viajó en avión está subsidiando al 3% que puede permitirse volar”, aseveró.
Dura crítica internacional a Aerolíneas Argentinas: “No puede seguir operando con favoritismo”
Adorni también se refirió a la relación entre Javier Milei y Mauricio Macri. Según el vocero, Milei y Macri tienen una relación de “buenos amigos” que se traduce en encuentros ocasionales en los que comparten comidas. Sin embargo, Adorni fue enfático al aclarar que esto no implica una dependencia política del Presidente hacia su antecesor, sino una amistad genuina basada en intereses compartidos y respeto mutuo.
Respecto al kirchnerismo, Adorni fue tajante. Para él, el ciclo kirchnerista ha sido cerrado definitivamente en las urnas durante las últimas elecciones: “La gente los fulminó con los votos”, expresó, asegurando que el kirchnerismo ya no tiene promesas válidas ni un legado positivo que ofrecer. En un tono crítico, se refirió a las “cartitas” de Cristina Kirchner como una muestra de un intento desesperado por mantenerse vigente en un contexto donde, según él, la sociedad ha dado vuelta la página.
El Gobierno advirtió que cerrará Aerolíneas Argentinas si los gremios no frenan las medidas de fuerza
Otro tema que abordó Adorni fue la reciente victoria de Donald Trump en Estados Unidos, que considera una buena noticia para la Argentina y la “libertad en el mundo”. El funcionario mencionó que Javier Milei viajará a EE.UU. en los próximos días y que espera que la administración republicana facilite un clima de colaboración y oportunidades para el país. Aunque descartó que la victoria de Trump implique automáticamente un préstamo del FMI, Adorni resaltó que el Fondo Monetario Internacional está “maravillado” con las políticas económicas implementadas por el actual gobierno argentino.
En cuanto a la situación económica, el ajuste sigue siendo una constante en la administración de Milei. Adorni fue claro al afirmar que “la motosierra es eterna”, en referencia a la decisión del Gobierno de reducir el gasto público como parte de su filosofía de gestión. Según él, la necesidad de realizar un ajuste estructural es fundamental para lograr una recuperación económica sostenida.
Expectativas y el rol de la imagen política
Para el libertario, el mejor momento del Gobierno de Javier Milei siempre está “por venir”. Según el vocero, lo peor ya ha pasado, y los signos de recuperación de la actividad económica y del empleo son pruebas de que las políticas de ajuste están dando resultados.
Respecto a la imagen del Gobierno, Adorni minimizó su importancia, explicando que el capital político debe usarse para tomar decisiones y no para protegerse en encuestas de popularidad.
POLITICA
Qué ideas tiene Elon Musk sobre la eficacia del gobierno y qué se puede esperar del nuevo Departamento de Eficiencia creado por Trump
Donald Trump le ha encargado a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, la dirección del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).
Trump afirmó en redes sociales que Musk y Vivek Ramaswamy, excandidato en las primarias del Partido Republicano, “desmantelarán la burocracia gubernamental, reducirán las regulaciones excesivas, recortarán los gastos innecesarios y reestructurarán las agencias federales”.
El empresario tecnológico cuenta con una larga experiencia de liderazgo corporativo para cumplir ese objetivo que lleva meses defendiendo. Pero su rol también le otorgaría una importante influencia sobre la política gubernamental y el entorno regulatorio en el que operan sus compañías, lo que plantea dudas razonables.
Qué se sabe del DOGE
De momento se conocen pocos detalles concretos sobre el próximo Departamento de Eficiencia Gubernamental, al que Trump llamó en un comunicado “el Proyecto Manhattan de nuestro tiempo”.
El presidente electo ha adelantado que el DOGE funcionará como una especie de consejo asesor que operará de forma externa mediante una asociación con la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB).
El departamento, anunció Trump, “brindará asesoramiento y orientación desde fuera del gobierno, y se asociará con la Casa Blanca y la Oficina de Administración y Presupuesto para impulsar una reforma estructural a gran escala y crear un enfoque empresarial para el gobierno nunca antes visto”.
“Espero que Elon y Vivek realicen cambios en la burocracia federal con miras a la eficiencia y, al mismo tiempo, para mejorar la vida de todos los estadounidenses. Es importante destacar que eliminaremos el despilfarro y el fraude masivos que existen en nuestro gasto gubernamental anual de US$6,5 billones”, agregó.
Y, en principio, no será permanente: Trump estima que el órgano completará su trabajo en 18 meses, y Musk cree que lo hará “mucho más rápido”.
Por su parte, Musk afirmó en un mitin del entonces candidato republicano en octubre que el presupuesto del gobierno estadounidense podría reducirse en “al menos” US$2 billones de un total de US$6,5 billones.
También ha sugerido con frecuencia que el número de empleados gubernamentales se puede reducir de forma significativa.
Por su parte, Ramaswamy expresó en el pasado su deseo de eliminar una serie de oficinas federales, entre ellas el Departamento de Educación, la Comisión Reguladora Nuclear, el Servicio de Impuestos Internos y el FBI.
El precedente de Twitter/X
En todo caso, la forma en la que Musk ha dirigido sus propias empresas puede dar pistas de lo que los estadounidenses pueden esperar que haga en el DOGE.
En octubre de 2022 se hizo cargo de la plataforma de redes sociales Twitter, a la que rebautizó como X, en un acuerdo de US$44.000 millones.
Musk renunció a las políticas de moderación de contenido y eliminó el veto a los usuarios considerados infractores de las reglas sobre discurso de odio y desinformación.
Uno de los usuarios a los que restituyó fue Trump, cuyo perfil había sido censurado tras el motín del Capitolio en enero de 2021 por seguir afirmando que las elecciones de 2020 habían sido amañadas en su contra.
La adquisición de Musk trajo cambios radicales a X, como la reducción de plantilla de unas 8.000 personas a 1.500.
En abril de 2023 le dijo a la BBC que su razonamiento para tomar esta medida era que “si toda la empresa se hunde, entonces nadie tendrá trabajo”.
“Su idea de eficiencia era despedir a mucha gente”, afirma Alex Waddan, profesor de política estadounidense en la Universidad de Leicester.
Como respuesta al éxodo de anunciantes por relajar las políticas de libertad de expresión de la plataforma, el empresario monetizó algunas funciones para aumentar los ingresos.
Convirtió las marcas azules, que antes indicaban que una cuenta de una figura pública era auténtica, en un modelo de suscripción y vinculó los pagos de publicidad a usuarios “verificados” con la cantidad de interacciones recibidas.
Pero estos cambios tuvieron algunas consecuencias no deseadas.
Tras un aluvión de críticas, X asignó marcas de oro o plata a las cuentas oficiales para evitar que se confundieran con falsas, lo que significa que las marcas azules solo indican que una cuenta es de pago.
Incentivar a los usuarios con una parte de los ingresos publicitarios también aportó una vía para que las llamadas “granjas de bots” ganaran dinero con interacciones a su contenido generado automáticamente. Musk ha dicho que su equipo ha eliminado de forma repetida las cuentas de bots.
Los críticos sostienen que sus cambios han dado prominencia al discurso de odio y la desinformación, aunque él sostiene que la red social es políticamente neutral.
“Como ‘empresario en serie’, Musk ha sido implacable en su intento de mejorar la eficiencia institucional en sus propias compañías”, evalúa Thomas Gift, profesor de Ciencias Políticas y director del Centro de Política Estadounidense en el University College de Londres.
Añade que, aunque el papel principal de Musk será “reducir la maraña de burocracia que es el gobierno federal de Estados Unidos”, su puesto también le aportará influencia en la nueva administración.
“Si bien su papel en el Departamento de Eficiencia Gubernamental será más informal, no hay duda de que Trump lo escucha, al menos por el momento”, sentencia.
Musk contra las regulaciones
Elon Musk “es extremadamente antirregulaciones y odia que el gobierno o cualquier otra persona le diga qué hacer”, describió la periodista de investigación Kristen Grind en el podcast The Daily del diario estadounidense The New York Times.
El acrónimo DOGE ideado por Musk hace referencia a un meme de un perro Shiba Inu que luego dio su nombre a la criptomoneda Dogecoin. Él ha mencionado ambos con frecuencia.
Christopher Phelps, profesor de historia política moderna de Estados Unidos, interpreta que el nombre es “un guiño a la desregulación de las criptomonedas como parte de sus planes”.
Los precios de las criptomonedas aumentaron después de la elección de Trump, lo que hace pensar que el presidente entrante creará un entorno regulatorio relajado.
Pero los llamamientos desregulatorios de Musk también pueden atribuirse en parte a las frustraciones que ha padecido con sus otras empresas comerciales: la compañía de vehículos eléctricos Tesla y la firma de cohetes SpaceX.
El gobierno de Estados Unidos ha acusado repetidamente a Tesla de intentar evitar que sus trabajadores se sindicalicen, lo que en algunos casos podría infringir la ley federal.
Musk, cuyo patrimonio neto estimado alcanza los US$290.000 millones, ha afirmado anteriormente que “no está en contra de todos los sindicatos”, pero que el sindicato de trabajadores automotrices “tiene un historial de destrucción de productividad que impide a una empresa competir”.
En septiembre, Musk amenazó con demandar a la Administración Federal de Aviación por sus planes de multar a su compañía SpaceX con US$633.000 por supuestas infracciones de licencias relacionadas con algunos de sus lanzamientos de cohetes desde Cabo Cañaveral, en Florida.
Acusó a la agencia de “extralimitación regulatoria”.
También ha dicho en repetidas ocasiones que quiere colonizar Marte, y el programa Starship de SpaceX es un intento de hacer esto posible.
Pero en septiembre escribió que esto solo era una posibilidad “siempre que no se vea sofocada por la burocracia” y afirmó que la creación del DOGE era “el único camino para extender la vida más allá de la Tierra”.
¿Altruismo o interés?
Entonces, ¿hasta qué punto su motivación para asumir el rol en el gobierno responde a sus intereses comerciales?
Musk “se beneficiará personalmente de gran parte de la desregulación que promociona”, opina el profesor Phelps.
“Creo que poner a alguien que es multimillonario y dirige grandes corporaciones a cargo de un proyecto federal de desregulación es algo, por naturaleza, lleno de conflictos de intereses”.
Por su parte, el profesor Gift apunta que “no hay duda de que Musk tiene importantes intereses creados en el panorama regulatorio de Estados Unidos como resultado de sus muchas empresas comerciales”.
Al mismo tiempo, matiza, “es difícil afirmar que este sea el único motivo que lo impulsa”.
“Musk ha asumido enormes riesgos personales y políticos al salir del armario a favor de Trump, y muchas de sus actividades y retórica parecen mostrar a un individuo ideológicamente comprometido con causas en las que cree”.
El profesor Waddan coincide con este punto de vista: “es evidente que tiene algo en juego y un interés propio, pero igualmente puede creer sinceramente que hay demasiada regulación y demasiada burocracia gubernamental”.
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