Sin una mayoría asegurada en el Congreso, sería fácil conjeturar que antes de enviar el proyecto de Presupuesto 2025 el Gobierno inició conversaciones políticas que le garanticen al menos acercarse al número para su aprobación. Pero no es lo que sucedió. En la UCR y Encuentro Federal, dos bloques en los que la Casa Rosada deberá ir sí o sí a pescar votos, dijeron que hasta la noche de este domingo nadie los había contactado.

Quizá no sea impericia sino un estilo de gestión, pero el oficialismo tampoco tiene aún una hoja de ruta para el tratamiento de la ley. Cerca de Martín Menem, presidente de Diputados, dijeron a Clarín: “Diseñaremos el recorrido mañana (por este lunes)”.

Consultado sobre el plan de trabajo, Gabriel Bornoroni, jefe del bloque de La Libertad Avanza, fue escueto: “Que se apruebe lo más rápido posible”.

El problema del oficialismo es que tiene por delante una muy dura tarea. Pese a su delgado bloque, en junio se llevó dos triunfos inmensos de la Cámara de Diputados con la aprobación de la Ley Bases (cosechó 147 votos a favor) y del paquete fiscal (144).

Tres meses después, salió a celebrar que juntó 87 votos para resistir el veto presidencial a la reforma previsional. En otras palabras: la mayoría que había logrado armar, ya se le esfumó.

LLA y sus aliados naturales del PRO y el MID suman 80 bancas. Están a 49 del quórum, y eso siempre y cuando que todo el bloque macrista acompañe. Con la reforma jubilatoria no ocurrió.

Puede conseguir apoyos en bancadas que votan habitualmente con el Gobierno, como Independencia -responde al gobernador peronista Osvaldo Jaldo-, Producción y Trabajo y CREO. Ahí llegaría a 86. De sumar a los 5 radicales que se diferenciaron de su bloque y apoyaron el veto, arañaría los 91.

Milei calificó la semana pasada de “héroes” a los 87 diputados que bancaron su veto. En caso de mantener firme ese armado de 91 legisladores, aún le seguirán faltando 38 “héroes” más para asegurarse la aprobación de la ley (129 votos).

El oficialismo deberá negociar, además de con el radicalismo (33 bancas) y Encuentro Federal -el bloque que lidera Miguel Pichetto suma 16 diputados- , con Innovación Federal, una bancada de 8 diputados que responden a los gobernadores de Salta, Misiones y Río Negro.

Todos los gobernadores tienen influencia directa en una legión de diputados. En Encuentro Federal tienen ascendencia el cordobés Martín Llaryora, el entrerriano Rogelio Frigerio y el chubutense Ignacio Torres.

En Independencia,, Jaldo; en Por Santa Cruz (dos bancas), Claudio Vidal; en Producción y Trabajo (2 bancas), el sanjuanino Marcelo Orrego; en la UCR, Alfredo Cornejo, Gustavo Valdés, Carlos Sadir, Maxi Pullaro y Leandro Zdero.

Los gobernadores peronistas tienen terminales en Unión por la Patria, que en caso de alguna negociación podrían votar diferente a su bloque.

El link entre gobernadores y diputados obedece a que este domingo en su discurso, Milei les pidió a los jefes provinciales que hagan un ajuste adicional de 60.000 millones de dólares. Les advirtió, además, que no suban impuestos en sus distritos.

Los planteos del Presidente van en la vía opuesta de lo que precisa. Refracta apoyos.

Pichetto dijo este domingo Clarín que durante el tratamiento del Presupuesto en Diputados se analizarán los gastos y recursos, pero puso el foco en tres ejes: obra pública, los recursos de las provincias y los fondos de las universidades. Según el diputado, el Gobierno necesita que se apruebe el Presupuesto 2025.

Pero esa mirada no es compartida por otros jefes parlamentarios.

-¿El Gobierno va a querer la sanción del Presupuesto?

-Es muy buena la pregunta, contesta el radical Rodrigo de Loredo.

Milei gobernará todo este año sin un presupuesto aprobado. Algunos consideran que quizá a la administración libertaria le seduzca seguir así. Al final, es un esquema que habilita un manejo discrecional de los recursos. Otros lo ven como un error porque significaría una mala señal para los mercados y que podría impactar incluso en el ya elevado riesgo país.

También es posible que lo que más le importe al Presidente es el mensaje en sí mismo que dio ayer en Diputados.

El del discurso y el de él parado frente una Cámara baja integrada por una inmensa mayoría de diputados a los que debe ver como “villanos”, es decir los antagonistas de los “héroes”.

Una imagen resumió este domingo la difícil tarea que tiene por delante: hubo muchísimas bancas vacías.