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POLITICA

Ante el juez, Belliboni negó haber extorsionado con los planes sociales y dijo que explicaría por escrito el uso de las facturas truchas

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Eduardo Belliboni declaró este martes ante el juez federal Sebastián Casanello, imputado como autor de administración infiel de recursos públicos, rendiciones simuladas de ese dinero y uso de facturas apócrifas. Belliboni también está acusado de extorsionar a los beneficiarios de planes Potenciar Trabajo que su agrupación distribuía, para que vayan a marchas y manifestaciones.

Acompañado por sus defensores y colaboradores, el líder del Polo Obrero rechazó responder preguntas del juzgado y del fiscal Gerardo Pollicita. Repasó su trayectoria en la militancia y actividad política y dijo que nunca hubo extorsión “todo era voluntario, si hubiera sido un sistema extorsivo no habría tanta gente siendo parte del Polo Obrero”, replicó. Sobre las facturas apócrifas y desvío de fondos, dijo que iba a responder por escrito por tratarse de un tema “muy técnico”.

Poco después de las 10 Belliboni ingresó a Comodoro Py y e dirigió al cuarto piso, donde se ubica el despacho del juez Casanello. Durante la primera etapa de la indagatoria se le leyó la extensa imputación formulada tras una investigación complementaria que encaró el juzgado en base al dictamen del fiscal Pollicita, que había formulado la primera acusación en el caso.

En esta etapa de la investigación, se comprobó una maniobra defraudatoria a través del desvío de fondos públicos que, tras la firma de diversos convenios, el Estado nacional remitía a la Asociación Civil Polo Obrero y a la Cooperativa de Trabajo El Resplandor.

Los convenios -celebrados con el extinto ministerio de Desarrollo Social- estaban destinados a garantizar el dinero correspondiente al Programa Potenciar Trabajo en favor de los beneficiarios finales.

El dirigente del Polo Obrero junto a otros referentes sociales declararán ante Juez Federal Sebastián Casanello. Foto: Luciano Thieberger.

Esos documentos colocaban a las organizaciones sociales como intermediarias y en el juzgado estiman que manejaron fondos millonarios “de forma infiel”.

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El juzgado indicó que entre junio de 2020 y diciembre de 2022 se suscribieron cinco convenios con la Secretaría de Economía Social. Previo a ello, pidieron constituirse como Unidades de Gestión, es decir «intermediarios». Una vez que completaron ese trámite, manejaron 361 millones de pesos en concepto de subsidio institucional.

La acusación consigna que al desviar dinero del programa Potenciar Trabajo -el más importante que tiene el gobierno nacional en materia de ayuda social- el Polo Obrero y la Cooperativa El Resplandor traicionaron los intereses por los que debían velar y que fueron asignados por el Estado al confiarles una importante partida presupuestaria.

La maniobra supuestamente ilegal se completó con otra acción reprochada por la justicia federal: la imposición a los beneficiarios de los planes sociales -y que a su vez asistían a un grupo de comedores administrados por el Polo Obrero- de concurrir a marchas y movilizaciones. De no hacerlo, se los amenazaba con perder el programa de ayuda económica.

Durante su descargo, Belliboni realizó una extensa defensa centrada en descartar las extorsiones y coacciones. Sin embargo, respecto a las imputaciones referidas a la utilización de facturas apócrifas y la configuración del delito de defraudación, señaló que iba a responder por escrito ya que se trataba de un tema “muy técnico”.

Con un extenso alegato respecto a su vida política y su trayectoria en la militancia, rechazó que haya existido cualquier tipo de extorsión y coacción hacia los beneficiarios de los planes sociales. “Todo era voluntario, si hubiera sido un sistema extorsivo no habría tanta gente siendo parte del Polo Obrero”, replicó.

Sin embargo, se negó a responder preguntas de la fiscalía y del juez.

Entonces, repasó todos los programas sociales que el Polo Obrero recibió no sólo durante la presidencia de Alberto Fernández, sino que también hizo mención a la asistencia social que percibió por parte de la gestión de Mauricio Macri. Fue el prólogo para defender la administración de los fondos públicos.

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“Nunca se desviaron fondos y todo está justificado como rendido”, dijo en su descargo Belliboni. Para sostener su tesis, el líder del Polo Obrero dijo que no habría recibido sucesivos desembolsos “si no estaba todo rendido como corresponde”.

Para el juzgado, una de las primera violaciones cometidas corresponde a la rendición de gastos de los fondos que le enviaba el Estado al Polo Obrero. Por eso el juez Casanello les atribuyó Belliboni una administración indebida de dinero que era público, y como ya contó Clarín, se hizo a través de la utilización de facturas apócrifas para simular gastos que no se habían realizado.

¿A dónde fue a parar el dinero?

La sospecha inicial de los investigadores es que el dinero que no respondía a los gastos volcados en las facturas “truchas”, se habría utilizado para sostener y financiar la actividad partidaria del Polo Obrero.

El Polo Obrero -sostiene la acusación que se leyó este miércoles- firmó tres acuerdos en junio de 2020, 2021 y 2022 y los subsidios se concretaron en cuatro pagos a través de transferencias bancarias. La primera fue de 75 millones de pesos, la segunda de 37,5 millones de pesos, le siguió otra -ya en 2022- de 36,2 millones y en enero de 2023, un último pago de 37,5 millones de pesos.

La Cooperativa de Trabajo El Resplandor firmó dos acuerdos en junio de 2021 y diciembre de 2022. Fueron tres los desembolsos que se hicieron a favor de dicha organización: dos de 37,5 millones de pesos y el último en enero de 2023, por 99.900.000 pesos.

El juzgado de Casanello detectó irregularidades en la rendición de ese dinero, que los responsables de las organizaciones sociales debían presentar ante la entonces Secretaría de Economía Social.

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El uso de empresas “fantasmas”

Durante la indagatoria, el dirigente social informó que sus abogadas responderían por escrito sobre los delitos de defraudación y el uso de facturación apócrifas.

El líder del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, ingresando este martes a los tribunales federales. Foto: Luciano ThiebergerEl líder del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, ingresando este martes a los tribunales federales. Foto: Luciano Thieberger

Como ya contó Clarín, el Polo Obrero rindió facturas emitidas por las empresas Coxtex y Ediciones e Impresiones Rumbos. Esta última fue allanada por Casanello y las fuerzas federales determinaron que en el domicilio declarado no existía ninguna imprenta. Sin embargo, Belliboni firmó rendiciones de gastos a nombre de esa empresa “fantasma”.

Respecto Coxtex, se determinó que no tenía sede comercial y ni actividad real. De hecho la propia AFIP la definió como una “usina de facturas apócrifas”. En el marco del expediente que tramita en el juzgado de Casanello, se detectaron dos facturas por 5,1 millones de pesos.

En cuanto a la imprenta Rumbos, sin sede comercial, se detectaron 179 facturas por un total de 31 millones de pesos.

Los gastos se computaron al programa por el cual recibía el Polo Obrero subsidios por parte del Estado. Las facturas muestran una gran diversidad de servicios contratados a la imprenta: compras que se encuadraban en las rendiciones en categorías amplias como materiales, indumentaria e insumos, como también maquinaria, herramientas y equipamiento. Para los investigadores la maniobra respondía a un circuito establecido para ocultar y desviar el dinero.

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POLITICA

De cuánto es la deuda millonaria por la que SanCor debió presentarse a concurso de acreedores

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La histórica cooperativa láctea SanCor atraviesa una de sus peores crisis financieras y finalmente se presentó en concurso de acreedores.

La cooperativa láctea formalizó su presentación ante la Justicia para acogerse a un concurso de acreedores. El Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la Cuarta Nominación de Rafaela, en la provincia de Santa Fe, fue el designado por sorteo para llevar adelante el proceso.

La empresa emitió un comunicado en el que explicó que esta medida forma parte de un “proceso destinado a resolver su situación económica y financiera”. La decisión era esperada en el sector, ya que la compañía viene arrastrando problemas financieros desde hace años y su posición en el mercado se ha debilitado considerablemente.

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SanCor enfrenta una deuda de aproximadamente 400 millones de dólares, con compromisos impositivos y laborales que se han vuelto insostenibles. La empresa ha reducido drásticamente su plantilla de empleados, pasando de unos 1.400 trabajadores a poco más de 1.100 en los últimos meses. Los despidos se dieron en el marco de un prolongado conflicto con el gremio lechero Atilra, que reclamaba mejores condiciones laborales y el pago de sueldos atrasados.

Pero la crisis no es nueva. En 2017, la compañía ya había implementado un plan de reestructuración para intentar revertir la situación, vendiendo algunas de sus unidades productivas y cediendo negocios clave. Sin embargo, las dificultades económicas continuaron agravándose.

Durante los últimos años, la cooperativa debió desprenderse de varias de sus marcas más rentables. Adecoagro adquirió la línea de productos Tres Niñas y la producción de leches infantiles, mientras que otras empresas del sector, como La Serenísima y Tregar, aprovecharon el retroceso de SanCor para ganar cuota de mercado.

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Además, existen varios interesados en comprar su centro de distribución en Buenos Aires y algunas de sus plantas productivas, especialmente las vinculadas a la producción de manteca y leche descremada. Sin embargo, el avance de cualquier operación dependerá del curso que tome el concurso preventivo.

El fracaso del fideicomiso y el futuro incierto

Uno de los intentos más recientes para salvar la empresa fue la creación de un fideicomiso con inversores privados, que buscaban reactivar la producción de SanCor y devolverle competitividad en el mercado. Sin embargo, luego de dos años de negociaciones, el proyecto no prosperó, dejando a la cooperativa en una situación aún más vulnerable.

SanCor destacó en su comunicado que continuará explorando alternativas con potenciales socios estratégicos. No obstante, el concurso de acreedores marca un punto de inflexión en su historia y será la Justicia la que determine los próximos pasos.

Fundada en la década de 1930 por productores de leche de Santa Fe y Córdoba, SanCor fue durante décadas la líder del mercado lácteo argentino. Sin embargo, su estructura cooperativa, caracterizada por una dirigencia con cambios constantes y decisiones financieras cuestionables, terminó por debilitar a la compañía.

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