Columna publicada originalmente en El Cronista

El virus estatista en la Argentina está lejos de estar acabado: desde el búnker en la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof busca contar con dos empresas de salud de propiedad bonaerense. Una para atender emergencias médicas y otra para la fabricación y provisión de medicamentes. No se entiende cómo, a pesar del giro de la sociedad, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires insiste con este tipo de ideas que encima duplican funciones, dado que el SAME en municipios ya atiende las emergencias. También se ve la mano visible de ubicar en esas empresas, militantes y semillas de futuros negocios.

Desde Tres de Febrero, Diego Valenzuela lidera entre los opositores al kicillofismo la reacción contra la suba de tasas municipales y ahora contra el proyecto soviético de salud. Los bonaerenses lo sufren con una presión impositiva que estalló ya con el incremento de las patentes y del inmobiliario. Pero el margen de acción del contribuyente es limitado, con el camino judicial costoso, lento y sin resultado positivo asegurado. El kirchnerismo siempre apunto a esquilmar con impuestos a la sociedad para asegurar el poder de distribución, financiación a militantes y el populismo en general. Sin alta presión impositiva no hay populismo.

El problema que enfrenta este resurigir socialista K es que el plan Milei está obteniendo resultados positivos, en un plazo menor al previsto. Hasta el FMI recalculó a la baja sus proyecciones de inflación y caída del PBI en el 2024. Abril será el primer mes en contar con inflación de un dígito y la núcleo en torno del 5%. La de mayo podrá estar más cerca de 5% que del 10%. Y los errores se corrigen. Pasó con el diseño del Bopreal, el bono del BCRA que sirvió para absorber pesos del mercado y atender deuda en dólares con importadores. Inicialmente fracasaron las licitaciones pero luego fueron corregidas y con resultados exitosas.

Javier Milei ya tiene en su mente las elecciones legislativas del 2025. Y el escenario para delinear el nuevo Congreso para fin del año próximo. Con inflación mensual del 2,5% mensual o menos de promedio en el 2025 y una economía creciendo en torno al 4%, sin saltos cambiarios, anticipa un Congreso con nueva conformación con mayor presencia de La Libertad Avanza. Hasta tiene in péctore las reformas económicas a lanzar en el 2026.

El retorno del crédito en este escenario de inflación a la baja es una baraja clave para que resurja la economía en el corto plazo. Dependerá de los “espíritus animales” de los argentinos y de lo que vayan olfateando en materia política. Un gran paso en este sentido será la aprobación del paquete fiscal, recientemente enviado al Congreso. Promete una reforma impositiva profunda para el segundo semestre.

Mensajes ocultos y operaciones encubiertas

El tratamiento promete ser exprés, con una eventual aprobación en Diputados en la primer semana de mayo. Imprevistos pueden surgir como ya se vivieron en febrero. Los legisladores patagónicos impulsarán un alivio para no quedar alcanzados por el remixado impuesto a las Ganancias, en “Personales”. Será una suerte de “zona fría” para pagar menos Ganancias. Otros legisladores, se están “cartelizando”, por utilizar una palabra de moda, para que el 12,5% otorgado a jubilados como compensación por la pérdida del haber real en el primer trimestre, sea del doble.

No todo es color de rosa. Las últimas jornadas en lo financiero mostraron que nadie tiene garantizado el éxito. Que el azar juega un rol principal en las victorias. Normalmente se culpa a la suerte en las derrotas y se destacan las medidas propias en las victorias. La realidad es que el azar importa. Muchos planes económicos fracasaron por tener mala suerte. Muchos desastres económicos parecieron ser brillantes momentos económicos por tener buena suerte. ¿Qué hubiera sido del kirchnerismo si la soja hubiera tenido un precio de 200 dólares en sus primeros años de gestión?

Lo cambiario marcha bien pero siempre ronda el fantasma del atraso del dólar. El mensaje los últimos días pasó por la suba del 4,5% del dólar en Brasil. Por ahora no es relevante pero puede convertirse en un problema a la hora de unificar el tipo de cambio. Los cepos aún vigentes dan tranquilidad pero se corre el riesgo de enamorarse de ellos. Dan mucha tranquilidad pero tienen un alto costo en materia de actividad económica. Aquí el secuestrador se enamora del secuestrado. Una suerte de síndrome de Estocolomo en sentido inverso.

La gran arma que tiene el gobierno: la transparencia. Le sobran escándalos para avanzar. El de seguros, reaseguros es mucho mayor. Hasta llegan a CABA.