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POLITICA

Axel Wahnish: “El Presidente está haciendo un camino de crecimiento personal y desarrollo espiritual”

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-¿Cómo conoció a Javier Milei?

-Fue hace tres años, en julio de 2021, antes de que fuese diputado. Alguien lo había acusado falsamente de antisemita. No sabemos por qué. Él entonces manifestó su deseo de dar una charla-debate sobre antisemitismo delante de jóvenes en una comunidad judía. Se lo dijo a un amigo y ese amigo a otro que propuso que viniera a nuestra comunidad, que es muy abierta y cuenta con muchos jóvenes que desarrollan una actividad cultural y deportiva. Tenía interés en conocerlo porque no sabía nada acerca de él. Los 15 minutos que preveíamos para el saludo y un breve intercambio se convirtieron en dos horas de charla. Experimentamos una conexión muy profunda. Parecía que nos conocíamos de toda la vida. Había coincidencias a nivel espiritual, moral, cultural. Coincidencias en ciertos puntos que no pueden ser casualidad. Algo de otra dimensión. Así se generó una relación genuina, un vínculo muy fuerte.

-¿Milei le expresó su deseo de estudiar la espiritualidad judía o fue algo que se fue dando naturalmente? ¿Se va a terminar convirtiendo?

-Fue surgiendo como ocurre con la amistad. Nadie le dice a alguien cuando lo conoce que quiere ser su amigo, sino que la amistad es un vínculo que se va construyendo. En aquella primera charla, a los cinco minutos empezamos a hablar de espiritualidad, de revolución moral, de la misión que uno tiene en el mundo, de cada ser humano con sus capacidades únicas y de cómo potenciar el bien en el ámbito que a uno le toca. La conversión es algo muy personal e íntimo. Soy un fiel defensor de la autonomía y el libre albedrío de cada uno. Toda decisión que se toma condicionada o influenciada no es sana. Tarde o temprano termina mal. Las decisiones y procesos tienen que ser internos y naturales. Considero que él está haciendo un camino de auto crecimiento y desarrollo espiritual. No estoy pensando en su conversión. Eso para mí es irrelevante. Sí, que una persona pueda crecer interiormente y hacer el bien a la sociedad.

-¿Hay algún impedimento religioso en caso de que Milei decida convertirse? Por lo pronto, él mismo dijo que no podría dejar de trabajar todo un día para observar el sabath.

-Efectivamente, en principio no sería fácil compatibilizar la práctica religiosa con el ejercicio de la presidencia. De todas maneras, no hay una línea que marque un punto de partida y uno de llegada. Lo principal, como dije, es estar en el camino de auto crecimiento y desarrollo espiritual y querer ayudar a la sociedad. Con eso basta. En nuestro caso, teníamos charlas por WhatsApp que llegaban a durar dos horas. Eran de ida y vuelta con preguntas que abrían temas. O venía a nuestra sede. Fueron dos años de intercambios. Descubrí que es una persona muy inteligente y veloz, con una intuición y captación sorprendentes. Yo disfruto mucho y también crezco. El enriquecimiento es mutuo. Ahora bien, tenemos una tendencia muy humana a escaparnos del presente. Pero hoy la misión de Javier Milei es ser presidente de la nación y ayudar al pueblo argentino. Si se va a convertir o no, no es una cuestión actual.

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-Milei se muestra como el presidente más religioso desde la vuelta a la democracia. ¿Qué les dice a quienes temen que sus concepciones religiosas avancen sobre un país laico?

-Ante todo hay que preguntarse cómo definimos la religiosidad. Si uno la define como la conexión con el mundo espiritual y con Dios que trasciende la dimensión material que percibimos con los cinco sentido, parecería que efectivamente es el más religioso. Eso lo que genera es mucha responsabilidad y compromiso. ¿Eso implica que en este caso se está mezclando la religión con la política? Uno puede vivir la fe como una forma de sacarse los problemas de encima o como una espera para una salvación mágica. O sea, abrazando la espiritualidad como víctima. Pero hay otra manera de vivirla que es asumiendo una responsabilidad y un compromiso que va más allá de los gustos y obligaciones personales. El estar para servir siendo la espiritualidad una energía que da más fuerza. Después cómo eso se concreta en la política, la economía, que son herramientas para materializar valores, es otra cosa.

-Pero Milei va más allá y cita frecuentemente un versículo del libro de Macabeos que dice que “una batalla, la victoria no depende del número de soldados, sino de las fuerzas del cielo”…

-Los presidentes de los Estados Unidos terminan sus discursos invocando a Dios. Pero habría que ver si la apelación a Dios entra necesariamente en lo religioso porque hablar de religión implica referirnos a conceptos muy profundos. La conciencia del ser humano de que tiene un alma y una responsabilidad, una misión de ser mejor persona y hacer el bien, y la conexión que a partir de allí establecemos con Dios, va más allá de lo que solemos enmarcar en lo religioso. Esa conciencia y conexión nos potencia en lo que hagamos como políticos, como médicos, como lo que seamos. Lo que está detrás para creyentes y ateos son valores y dilemas morales. Y ciertos valores morales tienen que ver con la espiritualidad. A mucha gente le produce alergia que se mezcle religión y política. Yo creo que no hay que mezclar religión y política. Pero las decisiones de gobierno, como todas, conllevan cuestiones morales.

-Hay quienes dentro de la colectividad temen que si a Milei le va mal eso podría repercutir negativamente en la consideración de sus miembros. ¿Qué piensa?

-Por lo pronto hay que decir que la comunidad judía es tan amplia que siempre habrá opiniones diversas. Que un sector pensara así y otro de manera contraria no me sorprendería; sería natural. No me detendría en eso. Si la llegada de una persona que estudia la espiritualidad judía a la presidencia me lleva a decir que eso no fue producto de un lobby. Nadie lo estuvo maquinando desde otro país. No se trató de algo artificial. Por otra parte, el mundo se esta polarizando mucho. Y hay momentos en que uno no puede abstenerse como por ejemplo frente al atentado a las Torres Gemelas o ante los dos que sufrimos en la Argentina o el ataque terrorista perpetrado por Hamas el 7 de octubre. Entiendo que el Presidente está tomando una decisión de estar de un lado y que con ello expone más al judaísmo. Si, es un riesgo. ¿Pero qué es preferible? ¿Esto? ¿O un régimen aliado con países terroristas?

-Cuando se trató en el Senado su pliego para ser embajador en Israel la senadora Lucía Corpacci objetó su nombramiento porque consideró que podría hacer prevalecer los intereses israelíes…

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-Ella dijo que yo debía recordar que iba a ser embajador de la Argentina en Israel y no embajador de Israel en la Argentina, y que, por lo tanto, me correspondía defender los derechos argentinos. Ese fue un comentario antisemita de manual. Cuando iba a la escuela primaria y jugaba la Argentina con Israel me preguntaban quién quería que gane. Soy tan argentino como cualquier otro argentino. De todas maneras, no la percibí como una afirmación malintencionada. Ciertamente, el contenido fue erróneo quizá más por una cuestión de torpeza o ignorancia que por otra cosa. El mensaje fue antisemita, pero no creo que esa haya sido su actitud.

-No obstante, usted debe tener una posición muy definida ante la controversia que suscita la ofensiva de las fuerzas israelíes en Gaza por la afectación a la población civil…

-El Presidente tiene una política exterior clara. Normalmente, un embajador sigue la posición del gobierno. En mi caso, voy a ser fiel a lo que el Presidente considere. Por otra parte, en la sociedad israelí hay discusiones, divisiones sobre el conflicto. Hay muchos que dicen que hay que buscar la paz con la fórmula de los dos Estados como meta y hay muchos también que dicen que la única forma de lograr la paz es luchando contra el terror. Hay muchas posiciones. ¿En relación a qué posición podrían acusarme de ser parcial? Mi misión es representar y beneficiar a la Argentina y seguir las indicaciones del presidente. Si el presidente fuese otro y tuviera una diferencia moral, no aceptaría el cargo como embajador en Israel o en cualquier otro país. Diría más: el hecho de que conozca la cultura, el idioma y la idiosincracia de Israel creo que es un beneficio para la relación bilateral.

-¿Pero usted qué opina? ¿Hubo una reacción desproporcionada?

-Partamos de la base que estamos ante un tema muy complejo y difícil. ¿Gran Bretaña fue desproporcionada con Alemania en la Segunda Guerra Mundial? ¿Murieron más civiles alemanes o ingleses? Ciertamente, alemanes. ¿Alguien dice que fue una respuesta desproporcionada? Nadie. ¿Cuál es el criterio de la desproporción? Si alguien nos viene a matar, ¿cómo establecemos cuál es una respuesta proporcionada? Es muy difícil. No estoy diciendo que sí, ni que no. Lo que creo en primer lugar es que ningún civil, ni palestino, ni israelí, debería estar privado de sus necesidades básicas, no debería sufrir, ni mucho menos morir. En segundo lugar, quiero que haya paz, si es posible ya mismo. Por supuesto, que los terroristas devuelvan a los secuestrados. Creo que todos queremos lo mismo. ¿Cuál es la manera? No lo sé y creo que nadie lo sabe.

-¿No lo es la fórmula de los dos Estados?

-No lo sé. Puede que sí, puede que no. Cuando digo que no lo sé no lo haga desde la ignorancia, sino de haber estudiado tanto el tema que me llevó a concluir que es algo muy complejo. Desde la Argentina lo vemos con nuestra idiosincracia y nuestros valores y no entendemos en toda su dimensión el fanatismo, el extremismo de personas que matan, que se inmolan para convertirse en héroes, en mártires. No podemos creerlo. Eso sí, considero que mientras haya organizaciones terroristas es inviable la fórmula de dos Estados, tres Estados o quinientos Estados. Porque su único objetivo es violar, asesinar, descuartizar. Por eso me parece que a veces la apelación a la fórmula de los dos Estados es muy simplista.

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-¿Será trasladada la sede de la embajada argentina a Jerusalén?

-En primer lugar es importante aclarar y destacar que siempre se habló de Jerusalén Occidental. En segundo lugar, me parece importante remontarnos al origen de esta idea. No fue solo una declaración presidencial, sino que fue parte de las promesas de campaña como parte de una estrategia mayor de política exterior en la que se pone el foco en la alianza con la única democracia libre en Medio Oriente, demostrando el compromiso con los valores de la libertad y la democracia del presidente. De todas maneras, es de público conocimiento la situación compleja y difícil por la que está atravesando la región, con lo cual la concreción de esta propuesta se evaluará en su debido momento cuando estén dadas las condiciones óptimas y sin que eso dañe los intereses de nuestro país.

-La DAIA dice que las expresiones antisemitas a través de internet en el país crecieron un 300 % desde el ataque terrorista del 7 de octubre…

-El 7 de octubre fue un ataque terrorista que apuntaba a violar, a degollar civiles. ¿Fue una guerra? No, fue un ataque terrorista. ¿Por qué decimos que un Estado no es terrorista? Un argumento muy bueno, básico diría, es porque su objetivo no es dañar civiles. Lo contrario o convierte en un Estado terrorista. En la Segunda Guerra Mundial murieron civiles, pero como efecto secundario. Por eso, es importante decir que Hamas es una organización terrorista que cometió un acto terrorista. Porque me parece que hay una estrategia de propaganda de las organizaciones terroristas que quieren mostrar que el terrorista en víctima y que la víctima se convierte en terrorista. Lo cual promueve un sentimiento antisemita en diferentes partes del mundo. Más allá de expresiones puntuales repudiables, en la Argentina estamos en una especie de oasis de paz y de entendimiento interreligioso e intercultural que me enorgullece.

-Siguen, sin embargo, impunes los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA…

-En esos atentados hubo un factor externo. Pero siempre tengamos en cuenta que no fue un atentado a la comunidad judía, sino a todos los argentinos. Y a toda la humanidad porque cuando las organizaciones terroristas matan vidas matan también valores. Además, debemos tener en cuenta que la falta de Justicia es parte del terror. ¿Por qué apenas dos años después del atentado a la embajada se produjo el siguiente a la AMIA? Considero entonces que cuando no se hace justicia se incentiva pasivamente el terrorismo.

El “guía espiritual” de Milei y embajador argentino en Israel

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«Le pido a Dios que le conceda lo que usted le viene pidiendo desde hace tiempo y que es lo mismo que también le pidió el rey Salomón: sabiduría, templanza y coraje, y lo bendiga a usted y a todo el pueblo argentino”. Con estas palabras dirigidas a Javier Milei Axel Wahnish protagonizó un hecho sin precedentes en el país, al convertirse el 10 de diciembre del año pasado en el primer rabino en formular una invocación religiosa durante una ceremonia en la catedral metropolitana con motivo de la asunción de un presidente de la Nación.

Definido por Javier Milei como su “guía espiritual” porque lo inició en el estudio de La Mishné Torá (la Biblia hebrea), Wahnish fue especialmente invitado por el presidente para ser parte de la ceremonia interreligiosa. “Para mí fue un gran honor que el presidente que haya invitado a un momento tan trascendental de la historia argentina y la verdad es que me emocioné mucho”, dice el rabino que, a su vez, logró emocionar a Milei con su prédica y cautivó a los asistentes y a quienes seguían el oficio por televisión.

Nacido en Buenos Aires en 1981, Wahnish integra una comunidad judeo-marroquí cuyos bisabuelos llegaron a la Argentina 1921, pero su familia no era religiosa, aunque sí algo tradicionalista. Sin embargo, no tardó en descubrir su vocación religiosa y mientras cursaba Psicología Educacional junto con quien sería su esposa, comenzó a capacitarse para ser rabino alternando con estudios a distancia y períodos presenciales en Israel, primero un año y medio y luego cuatro veces tres meses.

Está enrolado en una línea observante que sigue los lineamiento del Shulján Aruj, una codificación de la ley judía que siglos después de su primera publicación -ocurrida en 1565 en Venecia- sigue siendo una referencia ineludible para buena parte de los judìos practicantes. Y también del Mishné, otro código compilado por Maimónides entre los años 1170 y 1180. Casados y con seis hijos, Wahnish es desde hace doce años rabino de la comunidad marroquí en la Argentina, con sede en el barrio porteño de Palermo con una intensa vida cultural y una nutrida presencia de jóvenes. “Esta tarea es un gran desafío”, afirma. Un desafío que complementa con su gran pasión por la música. “Me encanta; soy bajista y percusionista”, dice y cuenta con orgullo que integró la murga de su colegio secundario, el Carlos Pellegrini.

Recuerda perfectamente el día que lo conoció a Milei, en julio de 2021, cuando por un amigo llegó a su comunidad con el fin de dar una charla debate con jóvenes sobre el antisemitismo y que al saludarlo se produjo una rápida conexión que provocó una conversaciones de dos horas que iniciarían encuentros periódicos, presenciales y a distancia, sobre la espiritualidad judía, en un ida y vuelta de preguntas y respuestas.

Wahnish enfatiza que lo conoció cuando Milei ni siquiera era diputado como una forma de aclarar que no había de su parte ningún interés político en la incipiente relación. Pero Milei, al llegar a la presidencia, no sólo lo convocó para la invocación en día de su asunción, sino que también le ofreció ser embajador en Israel.

Itinerario

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Axel Wahnish nació en Buenos Aires. Hijo de una familia descendiente de judíos marroquíes, cursó sus estudios primarios en la escuela Genaro Beron de Astrada del barrio de Palermo y los secundarios en el Colegio Carlos Pellegrini. Se licenció en Psicología educacional en la Universidad CAECE. Estudió para rabino en academias de Israel, donde vivió en diversos períodos. Fue director de diversas academias de estudio de historia y filosofía judía, estudia y enseña kabalah, Rabino de la comunidad judeo-marroquí de la Argentina en la comunidad ACILBA de Buenos Aires. Casado con seis hijos, es actualmente embajador en Israel.

Al toque

Un proyecto: Ser mejor ser humano para poder ayudar a quienes me rodean.

Un sueño: Cumplir mi proyecto.

Un líder político: Winston Churchill.

Un recuerdo de la infancia: Mi abuelo enseñándome a escribir a máquina.

Un libro: El hombre en busca de destino, de Viktor Frankl.

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Un líder religioso: El rabino y filósofo cabalista Shapira.

Una comida: Asado de tira, aunque hace dos años soy vegano.

Un placer: Además de estar con mi familia, la música y el estudio.

Una película: Volver al futuro.

Una miniserie: Los Simuladores.

Un equipo de fútbol: River.

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POLITICA

River perdió el partido, los estribos y quedó envuelto por el escándalo en Mendoza

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No dio la talla. Faltó juego, asociaciones, temple y sobraron errores, desinteligencias, nerviosismo. La derrota 2 a 1 de River ante Independiente Rivadavia, en Mendoza, anuló la ilusión de los millonarios de batallar por el título. Ocho puntos separan al equipo que conduce Marcelo Gallardo del líder Vélez, con 12 unidades en juego. El gol de Ham, en el noveno minuto de adicional, decretó la caída y avivó el escándalo en la cancha y en el gimnasio del estadio Malvinas Argentinas, con una persecución de jugadores a Sebastián Villa y escenas que multiplicaron el descontrol. El final fue caótico, con corridas, gestos y golpes.

Un rato largo después de la derrota, Marcelo Gallardo dio la cara. El DT de River fue claro en su opinión: “Fue una reacción en caliente por un gesto que hace un adversario, y termina el partido. Nada justifica el comportamiento de los dos equipos. Nada lo justifica, esas cosas se dan a veces cuando estas en caliente. Creo que se metió mucha gente y fue muy confuso, no puedo detectar bien qué fue lo que pasó. No esta bueno, no me gusta. Hay que asumir la bronca y guardarse”. Y no eludió la autocrítica por el pobre rendimiento de su equipo: “Jugamos un muy mal segundo tiempo, no queda otra que reconocer que no nos salió nada”.

Una jugada repetida, pero que no deja de tener efectividad. Una acción conocida, que los directores técnicos remarcan, aunque las precauciones que se toman en la teoría se derrumban en la práctica. El pase de Tonetto al espacio, la corrida de Villa, el enganche del colombiano para la pierna hábil ante la marca de Gattoni y el latigazo de derecha para que resultara improductivo el revolcón de Armani.

Sencillo, pero vigente, el festejo del delantero es una escena que River padeció por cuarta vez: ahora, con la camiseta de Independiente Rivadavia; las anteriores, con la de Boca. Un gol que remarcó la endeblez de la fórmula de zagueros centrales, donde quien tomó al atacante fue engañado y González Pirez –que miraba de reojo al juez asistente Facundo Rodríguez– habilitó en el inicio de la jugada. En apenas siete minutos, los mendocinos descubrían la desnudez de un rival que debía marcar el pulso.

El resumen de la derrota de River

 

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Para revertir el resultado, River necesitaba tiempo, pero las acciones polémicas consumieron minutos para un equipo que manejó la tenencia de la pelota, aunque careció de creatividad para desarticular al rival. Un remate de Echeverri y otro de Bustos –tras un desborde de Colidio–, las situaciones de riesgo que levantaron al público millonario, que se vistió de neutral sin disimulo. Tres minutos se recuperaron en el primer tiempo de los casi diez que estuvo detenido, después de los dos penales que sancionó el árbitro Arasa: en el primero, Lucas Novelli –árbitro del VAR– anuló la mano de Sheyko Studer por posición adelantada de Solari. Más tarde, el mismo defensor bloqueó un remate de Echeverri y desde el VAR convocaron al árbitro principal para que repasara la jugada. Arasa defendió su interpretación y Colidio, con un remate de derecha y cruzado, igualó el marcador.

El escándalo del final

Nublado en ofensiva y errático en defensa, River sufrió tres veces en la misma jugada en el inicio del segundo tiempo, después de un error de Villagra: Sequeira, Ramis y Cardillo no pudieron con Armani, la gran figura riverplatense en la noche mendocina. La urgencia por un triunfo que mantuviera viva la esperanza de pulsear por el título invitaba a jugar a campo abierto: Villa pecó de individualista y definió desviado, cuando Ramis reclamaba el pase. Agazapado, Independiente Rivadavia era inteligente para romper los circuitos y veloz para correr hacia el arco rival. Armani con sus respuestas, como en el disparo de Tonetto, sostenía la ilusión.

La mejor respuesta colectiva de River la compusieron Meza y Echeverri, que de cabeza dejó la pelota en el techo del arco. Los ingresos de Borja, Mastantuono, Pity Martínez, Aliendro y Bareiro no modificaron el escenario, más allá de alguna situación –un cabezazo de Borja, una atropellada de Aliendro que no tuvo tiempo y espacio para definir- que puso en aprieto a Centurión, arquero que se forjó en las divisiones inferiores de los millonarios.

River resultó un equipo con poca chispa, adormecido, indolente, alejado de las formaciones con el sello que impuso Gallardo. Decidió jugar un ida y vuelta en el desenlace, pero no tuvo contundencia y mucha fragilidad en defensa e Independiente Rivadavia, un rival que estaría perdiendo la categoría si no fuera porque la AFA anuló los descensos en esta temporada, explotó con el tiro del final de Ham. River estaba obligado a ganar para sostener un sueño. Perdió y quedó envuelto por el escándalo.

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