POLITICA
Bronca en las calles de Jujuy: Gremios y movimientos sociales rechazaron el 2 por ciento de aumento

El centro de San Salvador de Jujuy fue escenario este miércoles de una protesta multisectorial que unió a gremios estatales, docentes universitarios y organizaciones sociales. El malestar fue generalizado: el gobierno provincial ofreció un aumento salarial del 2% para el mes de junio, cifra que fue inmediatamente rechazada por los sindicatos, mientras los sectores más vulnerables advierten que la asistencia alimentaria es cada vez más insuficiente.
La movilización fue convocada en Plaza Belgrano por el SEOM (Sindicato de Empleados y Obreros Municipales), pero rápidamente confluyó con las consignas de las organizaciones sociales y con el paro de 48 horas que lleva adelante la docencia universitaria. La consigna común: el ajuste no da tregua y el gobierno no da respuestas.
“El endeudamiento de los trabajadores es tremendo. Ofrecer un 2% es una burla”, denunciaron desde el SEOM. La oferta oficial llevaría el salario mínimo estatal a $610.000 y el de los docentes a $715.000, aunque sin contemplar adicionales ni bonificaciones, según confirmaron fuentes oficiales. Desde UPCN fueron tajantes: “Lo rechazamos de plano. Queremos sueldos que alcancen al menos la canasta básica”.
Uno de los testimonios más duros fue el de Daniel Roisinblit, secretario general de ADIUNJu, quien expresó el deterioro salarial de los docentes universitarios. “Perdimos más del 35% del poder adquisitivo. Cada tres meses, es como si uno no lo cobráramos. No hay paritarias y el Gobierno Nacional nos empuja a una precariedad intolerable”, advirtió. Además, explicó que junto a la CONADU y otras federaciones presentaron un proyecto en la Cámara de Diputados para garantizar el financiamiento de las universidades nacionales.
Roisinblit no esquivó el contexto político nacional y denunció “represión, criminalización de la protesta y persecución ideológica”, en referencia a recientes decisiones judiciales contra referentes del kirchnerismo. “Nos están empujando al miedo, al hambre, a la resignación. Pero la respuesta va a ser con lucha y organización”, sentenció.
Emergencia social en los barrios: «Hoy viene a comer el que tiene trabajo»
Desde otra trinchera, Lorena Alfaro, referente del Movimiento Evita, expuso la crisis alimentaria en los barrios más humildes. “El hambre ya no es de los desocupados. Hoy tenemos en los comedores a trabajadores municipales, a empleados estatales. Vienen después de trabajar porque no les alcanza para darle de comer a sus hijos”, relató.
Alfaro señaló que los merenderos y comedores populares están colapsados y que la ayuda oficial es prácticamente inexistente. “Sostenemos todo a pulmón. Antes teníamos aportes mínimos del Estado, como CAC, que nos daba algo de azúcar o fideos. Hoy nos exigen requisitos que no podemos cumplir: certificados sanitarios, planillas, trámites. Todo cuesta plata, y no hay plata ni para comprar pan”, explicó con crudeza.
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Señal de la Corte sobre la conexión entre el fraude de Vialidad y las operaciones de lavado de Hotesur- Los Sauces

Los hoteles, eslabón clave
Números cuestionados
Corrupción K,Caso Hotesur,Cristina Kirchner,Corte Suprema de Justicia
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Diputados: impulsan un proyecto para que los fondos decomisados de la causa Vialidad vayan a hospitales infantiles

El fallo de la Corte Suprema que ratificó la pena de prisión contra Cristina Kirchner en la causa Vialidad es, además, una “sentencia económica” que la obliga -al igual que a los otros condenados- a “devolver una suma estimada en 85.000 millones de pesos saqueados de las arcas del Estado». Así lo considera el diputado del PRO Gerardo Milman.
“Esta cifra equivale a 483 millones de dólares, a los que se le deben sumar intereses, que siendo un 2% anual de tasa del Banco Nación, da un total de 502 millones de dólares. Proponemos que esos recursos decomisados sean donados a todos los hospitales pediátricos del país”, sostuvo el diputado bonaerense al presentar su proyecto.
Leé también: La estrategia de Milei para ser el único líder nacional y la pelea de Cristina Kirchner por conservar su poder en el PJ
Milman propone que los fondos que puedan ser decomisados en el marco de causa que se tramita en el Tribunal Oral 2, a cargo del juez Jorge Gorini, sean donados a hospitales pediátricos de todo el país, como el Garrahan en la Ciudad de Buenos Aires, el Vilela en Rosario y la Santísima Trinidad, de Córdoba, entre otros.
“Los bienes mal habidos que han sido saqueados a las arcas públicas generaron, entre cosas, la falta de presupuesto e insumos médicos. Con el destino de los fondos decomisados, se fortalece la calidad del servicio de salud a los niños de la República Argentina”, fundamentó Gerardo Milman, cuya iniciativa fue acompañada por María Eugenia Vidal, Silvia Lospennato y otros diez legisladores.
Los trabajadores del Garrahan, en el Congreso
La problemática del hospital de pediatría más importante de la Argentina motivó reuniones de los trabajadores y los médicos con distintas fuerzas políticas. “(Nos) manifestaron la difícil situación que atraviesan por la falta de insumos, los salarios y la falta de respuesta del Ministerio de Salud a este crítico momento”, dijo la senadora Lucía Corpacci, titular de la Comisión de Salud del Senado.
“Analizamos la crisis que atraviesa el Garrahan por el desfinanciamiento continuo de parte del Gobierno nacional, la precariedad laboral y los salarios de pobreza que recibe el personal”, señalaron desde la bancada de Unión por la Patria.
Proyecto de emergencia pediátrica
En Diputados, la Comisión de Salud dio un paso más y aprobó un dictamen que declara la emergencia pediátrica en todo el país. El proyecto -del diputado Pablo Yedlin, titular de ese espacio de trabajo- busca “el acceso efectivo, equitativo y de calidad a los servicios de salud pediátrica, asegurar el funcionamiento adecuado de los hospitales públicos de atención pediátrica y proteger los derechos a la salud y a la vida de niños, niñas y adolescentes”.
Además, prevé “la asignación prioritaria e inmediata de recursos presupuestarios para bienes de uso y consumo, insumos críticos, mantenimiento de infraestructura, medicamentos, vacunas, tecnologías médicas y personal esencial destinados al cuidado y atención pediátrica”, según puntualizó Yedlin.
Respecto a los fondos presupuestarios, el diputado propone que el Ejecutivo reasigne partidas presupuestarias del Ministerio de Salud, a la vez que “podrá ampliar los recursos mediante el uso de reservas destinadas a contingencias sanitarias”.
Para que avance este proyecto se necesita aún el dictamen de las comisiones de Presupuesto y de Familia, niñez y juventudes, que encabezan el libertario José Luis Espert y la radical Roxana Reyes, respectivamente.
Diputados, Hospital Garrahan, cristina kirchner
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El súbito movimiento de la Corte que terminó con Cristina

Empezaba la última semana de mayo y la tarde cálida en el Instituto Patria retrasaba la sensación de otoño. Cristina Kirchner estaba enfundada en su papel de líder del PJ y su preocupación principal era cómo evitar un impacto del triunfo libertario en la elección porteña sobre la provincia de Buenos Aires, donde libraba un tenso tironeo con Axel Kicillof. La causa Vialidad no aparecía como una amenaza inminente; era un tema en latencia.
“No creo que la Corte Suprema se pronuncie tan rápido. Sería notable que lo haga y que no abra el recurso que presentamos. El caso les llegó a fin de marzo y deben definir una proscripción. Sería raro, ¿no? Ahí tienen hace dos años una causa de Jorge Macri por lavado y no se pronunciaron todavía”, analizó en una charla reservada, con chicana incluida al jefe de gobierno porteño (quien fue absuelto en dos instancias por la supuesta compra irregular de un inmueble, pero el procurador Eduardo Casal apeló con términos lapidarios y el caso lo tiene la Corte para resolver).
Nunca dudó de que la condenarían, pero no daba señales de una definición perentoria. Sabía que la gran pregunta no giraba en torno del contenido del fallo, sino de la oportunidad. La condena más sonora no eran los seis años de prisión, sino el momento del pronunciamiento.
Decía que le intrigaba cómo justificarían los jueces ella fuera culpable y no Alberto Fernández o Julio De Vido. También se manifestaba curiosa por saber cómo se expresaría Carlos Rosenkrantz, a quien parecía profesarle un respeto intelectual, aunque se sintiera en las antípodas ideológicas.
Esa misma semana, algo pareció cambiar. Como si la expresidenta hubiera recibido una señal de que los tiempos habían mutado y el fallo de la Corte se había acelerado. Así fue que el lunes siguiente, el 2 de junio, blanqueó en C5N lo que venía diciendo en privado: que sería candidata en la tercera sección electoral.
Previamente, había avalado un cambio en la conducción de esa empresa, con un ruidoso desembarco de Cristóbal López en la dirección, y el desplazamiento de Fabián De Sousa y de su mano derecha, Julián Leunda, por considerar que el canal era demasiado kicillofista. Limpió el camino para su regreso a los medios. Días después, la imitó su hijo Máximo en la misma señal, que recobró su coloratura original.
Lo curioso del caso es que en el entorno más cercano del presidente Javier Milei percibieron exactamente el mismo cambio de ritmo de parte de la Corte. “Hasta muy poco antes del fallo teníamos información de que no mostraba ningún apuro; había un indicio de no acelerar. Algún evento desencadenante tiene que haber habido, porque hasta hace un mes decían que no era inminente”, señalan quienes siguen los temas judiciales en el Gobierno.
En el mismo tribunal el clima era muy distinto hasta abril. “El tema estaba flotando, pero nunca se trataba directamente. En ese momento no era un asunto de preocupación”, coincide una fuente involucrada en el funcionamiento de la Corte, que también recuerda que el secretario penal del tribunal, Diego Seitún, tenía hace tiempo el expediente e “iba y venía sin terminar de presentar su dictamen”. Claro, una vez que lo hiciera, se activaba la definición del proceso, como finalmente ocurrió. Daba la impresión de que no tenía la señal de actuar.
¿Cuál fue la razón que terminó acelerando el pronunciamiento de la Corte Suprema para decidirse a condenar a Cristina Kirchner antes de que pudiera ser candidata? ¿O en realidad los supremos fueron engañando a todos para poder dar la sorpresa? ¿Influyó el rechazo del proyecto de ficha limpia? ¿Hubo pactos incumplidos que detonaron el desenlace? ¿Por qué hubo tantos zigzagueos si siempre los tres jueces estuvieron convencidos de que ratificarían la condena?
La compleja reconstrucción de los hechos parece dar cuenta de que mientras se empezaba a escribir la sentencia definitiva, se ramificaron tres recorridos distintos hasta el fallo, uno por cada juez de la Corte.
Ricardo Lorenzetti fue el que más había insistido pública y reservadamente para apurar el trámite. Hace unos meses mandó una carta interna a sus pares para instarlos a resolver todos los casos políticamente sensibles que estaban pendientes. Esa movida fue interpretada en el tribunal como un modo de preparar el terreno para el caso de Cristina.
Además, cuando el proceso parecía frenado en la Cámara de Casación, el propio Lorenzetti habría hecho un llamado a los jueces para activarla. “Su postura siempre fue la de fallar antes del cierre de listas porque si no era un pronunciamiento ineficaz, una declaración abstracta. Ni iba a ir a prisión, ni iba a quedar inhabilitada”, señalan cerca suyo, donde reconocen que la espiralización final se produjo cuando la propia Cristina anunció su candidatura.
Los movimientos de Lorenzetti siempre generaron sospechas en sus pares, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. En la Corte vincularon esas maniobras con su interés en el ingreso de Ariel Lijo a la Corte. Por eso una de las hipótesis que le imputan es que cuando se cayó el pliego del polémico juez por la falta de apoyo kirchnerista, Lorenzetti le terminó de soltar la mano a Cristina.
Rosenkrantz compartía la convicción de que el tribunal estaba ante un momento bisagra y de que no podía eludir la responsabilidad de resolver eficazmente en un caso tan sensible, pero al mismo se sentía menos presionado por el calendario. Su postura era que el cierre de listas del 19 de julio en la provincia de Buenos Aires no actuaba como una fecha límite, porque los fueros parlamentarios en realidad empiezan a regir una vez que los candidatos son electos.
Su ideal era pronunciarse en agosto o septiembre antes de la elección, aunque eso también hubiese generado una fuerte polémica porque hubiese dejado correr la candidatura de Cristina. De hecho, si bien siempre juega en tándem con Rosatti, tampoco él estuvo al tanto de la convocatoria definitiva que hizo el presidente de la Corte para decidir esta semana, al punto de que tenía previsto un viaje que debió posponer.
“Fue Horacio el que dispuso que había que resolver esta semana, aunque quizás no era el momento. Pero los otros dos jueces estaban de acuerdo y consideró que no correspondía sacar los pies del plato”, argumentaron cerca de Rosenkrantz.
El desenlace, como le correspondía en su rol de presidente del tribunal, corrió por cuenta de Rosatti. Si bien había un entendimiento implícito de que el debate sobre la oportunidad del fallo estaba definido, las razones de la aceleración final que le dio al tema es un misterio.
En el cuarto piso del Palacio de Tribunales algunos esgrimen que la expectativa mediática (paradójicamente alimentada desde la misma Corte), sumada al anuncio de la candidatura de Cristina, lo terminaron de convencer. Quienes lo acompañan aseguran que desde hace varios meses tenía la decisión tomada de que se expedirían “antes de la feria judicial”. En el resto de la Corte nadie parecía tenerlo tan claro.
Aún con sus internas, y con una integración incompleta, la Corte Suprema dio el gesto político más fuerte que podía exhibir al disponer la prisión de una expresidenta y líder del principal partido opositor. Fue una demostración de poder contundente, en medio de un sistema que todavía sufre la descomposición al que lo sometió el triunfo libertario de 2023. Fue un mensaje no sólo dirigido a Cristina Kirchner, sino también al resto de la dirigencia. Así lo entendieron en la Casa Rosada, donde no hubo euforia desmedida.
El fallo de la Corte sobre Cristina se produjo en un momento de profunda crisis dentro del peronismo. En el interior del país, desde hace tiempo que gobernadores y dirigentes retozan por las praderas sin atender ninguna directiva desde la metrópoli. Es un peronismo silvestre que protege su territorio.
Y en la provincia de Buenos Aires, la reserva principal de votos, la pelea entre la expresidenta y Kicillof estaba en un momento de extrema tensión, pese a los diálogos de la semana pasada. Cristina, menguante, se preparaba para defender su castillo de la tercera sección. Sin liderazgos unificadores ni actualización doctrinaria, el peronismo caminaba con resignación a una derrota electoral en manos libertarias.
La condena a la jefa del partido abrió un interrogante central: ¿su prisión servirá para aglutinar y cerrar las heridas o, por el contrario, estimulará la desunión y la disputa por la sucesión?
Sobre esta duda parecieron activarse dos vectores. Uno, temporal, que marca que ahora es el momento de mostrar solidaridad con la compañera para no traicionar la causa, días donde predomina la ritualidad, al menos hasta que la detengan el miércoles y reciba el fervor militante. Pero que una vez que quede encerrada en su departamento, todos pasarán a una fase de pragmatismo y de disputa por el poder vacante.
El otro vector, de geografía política, es el de la cercanía. Los más próximos a Cristina van a buscar capitalizar su centralidad actual para quedarse con el control de las listas en la provincia y ejercer una suerte de representación en el mundo exterior de la líder prisionera (a propósito, se avecina una nueva demanda por el adicional jubilatorio que percibía por tener domicilio en Santa Cruz y que ahora colisionará con la fijación de su lugar de detención en la Capital).
Ese universo es el que se expuso el jueves en la sede del PJ bajo la consigna de que es el momento de la unidad. Rige ahí la emocionalidad nostálgica de lo que representa para el peronismo la detención del líder y la “proscripción”. Una oportunidad de reencuentro con algún tipo de mística.
En esa mesa se destacaron algunas figuras. José Mayans, el delegado ordenador del partido; el que llamó a Kicillof para decirle que no estaba invitado. Sergio Massa, quien fue el vocero de la unidad a toda costa y propuso como eslogan aglutinador “El Peronismo versus Milei”. Pero el más determinante fue Máximo Kirchner, ungido formalmente como “el heredero”. Su madre lo mostró en la puerta del PJ y en el balcón detrás suyo. También lo empujó a dar un par de entrevistas para ordenar la militancia. Será su representante en la tierra. Lo que no está definido aún es si también la reemplazará en su candidatura.
Por otro lado, los que ya estaban desapegados de la pollera materna entienden que se acaba de producir un cambio clave: Cristina ya no podrá exhibir sus votos como instrumento de poder. Siempre fue el factor implícito por el cual su liderazgo nunca fue seriamente desafiado internamente.
Por eso el kirchnerismo deberá realizar un experimento inédito: la transfusión de votos desde el balcón. Cristina ya probó varios métodos para ser la gran electora y proyectar popularidad. En 2015 le injertó un Carlos Zannini a Daniel Scioli, en 2019 se ubicó ella misma debajo de Alberto Fernández, y en 2023 terminó avalando a Massa, presionada por los gobernadores. Ahora se inicia una nueva etapa.
En este grupo desafiante el personaje central es Kicillof. Si bien se había reencontrado con Cristina antes del fallo, y ambos habían hablado de armar una mesa de negociación de listas, ahora todo se volvió a complicar. El gobernador fue el martes fatídico a la sede del PJ a acompañarla y recibió un trato hostil. Lo demoraron 20 minutos para entrar, y cuando ingresó sólo percibió indiferencia y tensión. Incluso una legisladora de la sexta sección electoral, Maite Alvado, le dedicó un fuck you. En el cristinismo lo acusan directamente de ser corresponsable del fallo. “Si él no desdoblaba las elecciones, no alentaba a la Corte”, esgrimen.
En el equipo del gobernador entienden que el kirchnerismo profundizó su sectarismo y que se avecina una radicalización de La Cámpora. No compartieron las órdenes que surgieron desde allí para hacer los piquetes en los accesos de la ciudad, romper todo en TN y hacer pintadas frente al streaming Olga, porque dos conductores festejaron el fallo contra Cristina.
También la CGT y el resto de los gobernadores, que no fueron convocados al encuentro del jueves, mantienen una distancia estratégica del kirchnerismo. Y los referentes bonaerenses son aún más precavidos. Uno de ellos explicó de este modo el debate que tienen: “La reunión del PJ del otro día fue una reacción militante, no popular. La foto fue muy mala, porque mostró dirigentes desgastados, rodeados de los propios. Sirve para acompañar a Cristina y para decirle a Kicillof que está en la vereda de enfrente. Pero ahí no hay votos, no tiene efecto electoral, perdieron territorialidad, ya no tienen conexión con lo que le pasa a la sociedad”.
Los intendentes, una especie con un alto instinto de preservación, ya se disponen a jugar en la provincia con listas cortas. Varios creen que Kicillof, para evitar una guerra frontal con el kirchnerismo, se correrá de la discusión por los legisladores provinciales, y que los dejará actuar libremente en el tramo de los concejales. Ahí abajo, en el más puro barro bonaerense, se avecina una guerra sin cuartel. No sería un buen antecedente para el proyecto de liderazgo kicillofista.
En el Gobierno miran expectantes, porque el corrimiento de Cristina también les impacta. Admiten que es tiempo de frenar el armado hasta ver cómo evoluciona el magma peronista. “Remover a Cristina tiene efectos positivos para nosotros porque era la única figura que tenía un piso de 35 puntos en la provincia. Pero también es cierto que su presencia le daba mayor nitidez a nuestra posición”, ilustra una referencia en el diseño libertario.
En los últimos tiempos hubo un cambio de estrategia en el discurso de LLA, que deberá ingresar en reevaluación. En 2023 Milei se presentó como una figura antisistema, un outsider que venía a enfrentar a la casta que arruinó al país. Su enemigo era el pasado y todo aquel que lo representara.
Pero en la última elección en la ciudad esa narrativa le dejó lugar a una polarización clásica, simbolizada en el eslogan “kirchnerismo o libertad”. Pasó del mensaje antiestablishment al antikirchnerista. Eso le permite ganar densidad, pero también angosta su horizonte. En la ciudad le funcionó, pero en la provincia puede no serle útil, ya que hace dos años allí cosechó muchos votos de peronistas desencantados.
Esa definición va a ser clave para ir por una elección que podría terminar siendo histórica para La Libertad Avanza, si logra correr del camino a Mauricio Macri y a Cristina en la misma secuencia electoral. Allí empezaría a rediseñarse el nuevo tablero político.
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