El libro detalla la investigación y recopilación de pruebas que permitió condenar a veintitrés genocidas, muchos de ellos con penas de cadena perpetua. Según Rosario Hasperué, «es un trabajo de valentía y esfuerzo, destinado a asegurar que la memoria histórica no quede en el olvido». Además, resaltó la particular importancia del juicio, que logró la condena por genocidio, un precedente fundamental en la justicia argentina.

Hasperué también destacó la relevancia de la participación de la CTA como querellante en los juicios de lesa humanidad, remarcando que «la mayoría de las víctimas fueron trabajadores, por lo que la CTA decidió involucrarse activamente en la búsqueda de justicia». En este sentido, recordó cómo en la década de los 90, cuando las leyes de Obediencia Debida y Punto Final impedían juzgar a los responsables en Argentina, la CTA llevó denuncias ante la justicia española, encabezada por el juez Baltasar Garzón.

El juicio sobre el Circuito Camps abarcó seis de los más de 29 centros clandestinos de detención distribuidos en la provincia de Buenos Aires, muchos de ellos ubicados en La Plata. Uno de los sitios más emblemáticos es la comisaría quinta, que hoy funciona como espacio de memoria gracias a las condenas obtenidas en este juicio. «Este libro es imprescindible para mantener viva la memoria y para entender el nivel de crueldad y perversidad que se vivió durante la dictadura», aseguró la funcionaria.

En medio de un contexto político actual que, según Hasperué, busca «reivindicar la dictadura», la presentación de este libro cobra una mayor relevancia. Frente a intentos de «borrar la memoria», como el cierre de la página de la Secretaría de Derechos Humanos o la reducción del archivo de Télam sobre los juicios de lesa humanidad, la secretaria de la CTA subrayó la importancia de difundir la verdad histórica. «Hoy es más necesario que nunca volver a contar lo que ocurrió, para que las nuevas generaciones no caigan en el olvido».

El libro incluye también testimonios de figuras claves como Víctor De Gennaro, Claudia Favero y Hugo «Cachorro» Godoy, además de un relato detallado de las audiencias del juicio, que se extendió por dos años. Hasperué concluyó afirmando que el trabajo sigue siendo necesario, no solo para preservar la memoria, sino para asegurar que «nunca más» se repitan estos crímenes en Argentina. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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