POLITICA
Contratos, legajos y bloques: los secretos de la Legislatura que el escándalo Chocolate Rigau sacó a la luz
“Chocolate” Rigau, el puntero del PJ que vació 48 tarjetas de empleados de la Legislatura. (Foto: Twitter)La foja de servicios es una planilla con varios campos: categorías, reparticiones y tipo de actos administrativos. (Foto: Josefina López Mac Kenzie)La foja de servicios es una planilla con varios campos: categorías, reparticiones y tipo de actos administrativos. (Foto: Josefina López Mac Kenzie)
Julio “Chocolate” Rigau vaciaba sueldos de $580.000 con las tarjetas y claves de gente que mayoritariamente dice que era un amigo, un compañero o un gestor filantrópico. Ahora, los legajos de Personal de esos empleados legislativos permiten seguir contando la historia que tiene a la política en mute hace casi veinte días. Si una de las grandes preguntas es el por destino de esta recaudación mensual de mínimo $27.000.000, la otra es por la relación de los dueños de las tarjetas con el empleador estampado en ellas: “Honorable Cámara de Diputados”.
¿Desde cuándo se vinculan con Diputados? ¿Son contratados o forman parte de una planta ¿Qué bloque, qué Secretaría, Presidencia o Vicepresidencia dispone de estos hombres y mujeres de distintas edades y zonas de la provincia de Buenos Aires cuyos sueldos vaciaba Chocolate?
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Telenoche accedió a los legajos de Personal. Esos documentos están firmados por Víctor Hugo Vigano, Jefe de Departamento de Registro de Personal de la Cámara de Diputados, contienen la planilla llamada “foja de servicios” y finalizan con una “declaración jurada” de 2022.
La declaración jurada tiene datos personales del dueño de cada legajo (es decir, el dueño legal de cada tarjeta que en la vida real usaba Chocolate). A veces figuran “otras actividades” declaradas. Por ejemplo: “Casa de cambio. Tigre. Media jornada”. O: “Empleado administrativo. 7 a 13 h”. Y finalmente, se observa la “repartición” asociada a ese empleado, que siempre es “Bloque Político”. Al tratarse de una declaración jurada, esta hoja presenta una firma holográfica (en algunos casos, firma y aclaración). Es decir, alguien puso una firma allí en carácter de empleado de la Cámara de Diputados.
La foja de servicios es una planilla con varios campos: categorías, reparticiones y tipo de actos administrativos. En apariencia, se trata siempre de una sucesión de contratos anuales que se van renovando cumplido ese plazo. La columna repartición trae el contenido político. Lo que surge de su análisis es que, lejos de figurar siempre ligada al mismo bloque u oficina, cada persona (cada contrato) fluctúa.
Durante su relación con Diputados, un contrato matchea con distintas reparticiones. Dentro del historial –que en varios casos se extiende por décadas– ese contrato cambia de manos. En algunos años puede aparecer asociado a un bloque político (Frente para la Victoria, Frente Renovador, Paufe, Cambiemos, etc.) y al año siguiente puede figurar en el bloque contrario.
Pero no sólo eso. El mismo contrato puede aparecer en otro momento atado a la repartición “Bloque político”. Y también puede figurar así: “Vicepresidencia HCD”. “Presidencia HCD”. “Secretaría de Desarrollo Institucional” (una de las grandes áreas de esta Cámara). “Dirección General Legislativa”. Así ocurre en varios casos según los documentos a los que accedió TN.
Los contratos de locación y la gente de “Bloque Político”
Las tarjetas de Chocolate son instrumentos para recaudar y todo indica que provienen de contratos de locación de servicios que gestiona la Presidencia de la Cámara (sea cual sea su ocupante de turno). Una de las claves de esto está en la ley que fijó el presupuesto de Diputados para 2019, ya que uno de sus artículos introdujo una modificación importante y abrió más la puerta para este tipo de contratos.
El artículo 4 de la ley 15097 determinó que se pueden destinar partidas para contratos de locación de servicios “para su prestación en todas las áreas dependientes de esta Honorable Cámara, incluyendo aquellas pertenecientes a cada bloque político”. Además, ese artículo dice que los “locadores” cobran en la escala “Bloque Político”. Y que la Presidencia de la Cámara de Diputados puede subir los montos de estos contratos y agregarles sumas (remunerativas o no, bonificables o no) sin tener que suscribir nuevos contratos.
Los contratos de locación de servicios que se financian con el presupuesto de Diputados tienen aguinaldo y están sujetos a descuentos previsionales y asistenciales, siempre según la ley de presupuesto de 2019. Es decir, tienen sueldos con la escala de “Bloque Político” (los de los 48 rondan los $580.000), jubilación y obra social. La existencia de estos beneficios como parte de los contratos alimenta la hipótesis de que podría ser este el pago por prestar un nombre para el circuito de Chocolate.
Alguien de Bloque Político es un empleado contratado para cumplir funciones a las órdenes de los Gabinetes de las Presidencias de Cámara, o de un legislador provincial, o en un bloque partidario o funciones de asesoramiento político en una comisión, o el destino que la Cámara le asigne. Así de amplia es la categoría.
Bloque Político es un agrupamiento de personal (así como hay para “técnicos”, “administrativos”, “de comedor”, “obreros”, “comedor”). Bajo este paraguas puede entrar desde un secretario de bloque, hasta un asesor, un jefe o un oficial. Y pueden ir a trabajar o no. A su vez, Bloque Político funciona según los legajos estudiados como “repartición” en varios momentos de la “vida laboral” de los 48 contratados fantasma. Como si en esos momentos los contratos estuvieran en un limbo. No fue posible por ahora contrastarlo con respuestas institucionales.
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Siempre hubo empleados fantasma, pero antes de 2019 estos contratos en general se cobraban sin tarjeta, por ventanilla, mediante los llamados “servicios de tiquetera”. En algunos casos, el Chocolate de turno iba a la caja del banco. En otros casos participaba algún empleado del banco, que retiraba el efectivo y se lo entregaba a otro eslabón de la cadena. Una causa que investigó este esquema quedó archivada en una vieja fiscalía del fuero penal de La Plata.
Rigau en cambio tenía que trabajar duro para vaciar los sueldos con tarjetas que tienen tope de extracción. El 9 de septiembre, al día siguiente de su cumpleaños, fue sorprendido haciéndolo en el cajero que está a una cuadra de la Legislatura. Estaba bajo una decena de cámaras y rodeado de testigos, y se pasó más de 45 minutos con la tarea. Tenía tickets de extracciones diarias de días previos. Y testigos lo vieron en la misma secuencia ya medio mes antes.
Días después de su aprehensión, un allanamiento en su casa ordenado en el marco de la investigación de la fiscal Betina Lacki y el juez de Garantías Federico Atencio dio con evidencias documentales de peso. Por un lado, aparecieron cuadernos manuscritos donde figuran algunos de los 48 nombres pero también otros, incluidos lazos de sangre y políticos del puntero del PJ que militaba para Facundo Albini, un concejal de La Plata y candidato de Unión por la Patria a renovar esa banca.
Por otro lado, se hallaron en ese procedimiento declaraciones juradas de domicilio de más personas, emitidas “para ser presentadas” ante Diputados. Están fechadas en 2019. En ese momento, Facundo Albini era director de Control y Gestión de la Secretaría Administrativa de Diputados.
POLITICA
Una medida de Donald Trump beneficia a los funcionarios argentinos corruptos
La orden del presidente Donald Trump de suspender para modificar la aplicación de la ley que penaliza en Estados Unidos las prácticas corruptas cometidas en el extranjero (FCPA, en inglés) tendrá un impacto inmediato alrededor del mundo y, en particular, en la Argentina: conllevará el cierre de la investigación por “cleptocracia” que el Departamento de Justicia impulsaba contra exfuncionarios kirchneristas y sus activos desde 2019, y otras pesquisas sensibles.
La decisión de Trump, plasmada en una “orden ejecutiva” que firmó anoche, también le dará mayores márgenes delictivos de maniobra a las empresas estadounidenses que operan en la Argentina y en otros países al disputar negocios con firmas de otras naciones, y acotar las investigaciones que desarrollan -o podrían desarrollar- organismos estadounidenses como la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Comisión de Valores (SEC).
“Esto va a significar muchos más negocios para Estados Unidos”, afirmó Trump al firmar la “orden ejecutiva”, en la que dispuso que la nueva titular del Departamento de Justicia, Pamela Bondi, deberá suspender el avance de las investigaciones en curso basadas en la FCPA hasta que emita nuevas directrices en línea con las pautas que fijó la Casa Blanca.
De acuerdo a un comunicado emitido por la administración Trump, las empresas estadounidenses se encuentran en desventaja al competir con sus rivales de otros países, ya que no pueden incurrir en prácticas tales como sobornos y dádivas que son “habituales entre los competidores internacionales, creando un campo de juego desigual”, afirmación que es rechazada por expertos como el profesor de la Universidad de Nueva York, el argentino Guillermo Jorge.
“El argumento de Trump según el cual la aplicación de la FCPA impacta negativamente en las empresas estadounidenses es débil”, remarcó Jorge. “La FCPA no sólo aplica a empresas estadounidenses sino también a aquellas que cotizan en el mercado de valores estadounidense y a aquellas que tengan actividades significativas en los Estados Unidos”, abundó (ver columna, aparte).
Aprobada por el Congreso de Estados Unidos en 1977, en efecto la FCPA busca penalizar las prácticas corruptas cometidas en el extranjero por ciudadanos y empresas estadounidenses, aunque también abarca a empresas de otros países que cotizan en alguna bolsa de valores de Estados Unidos y que quedan, por tanto, sujetas al ordenamiento jurídico estadounidense.
Esa segunda dimensión de la FCPA llevó, por ejemplo, a la aplicación en Estados Unidos de multas multimillonarias a Siemens (Alemania), Odebrecht (Brasil) y Ferrostaal (Países Bajos), entre otras multinacionales, por las prácticas corruptas que protagonizaron en la Argentina durante los últimos 25 años, en tanto que sólo durante 2024, por ejemplo, se aplicaron 38 sanciones por FCPA por un total de 1580 millones de dólares a empresas y personas que en múltiples ocasiones no eran estadounidenses.
El fin de la “cleptocracia”
Sin embargo, con la “orden directiva” que firmó Trump y un primer memorando que ya emitió la titular del Departamento de Justicia, Pamela Bondi, la prioridad de los investigadores estadounidenses deberá centrarse en erradicar los carteles de la droga y otras organizaciones criminales trasnacionales, y dejar atrás las investigaciones sobre “cleptocracia”, como la que impulsaba el FBI contra figuras del kirchnerismo desde 2019.
Esa investigación, según reveló LA NACION, registró como disparador al fallecido ex secretario privado y presunto testaferro de la familia Kirchner, Daniel Muñoz, quien invirtió decenas de millones de dólares en Estados Unidos. Lo hizo mediante una operatoria de lavado que incluyó sociedades offshore de varios paraísos fiscales que se utilizaron para comprar inmuebles en Florida, que alcanzó luego a Nueva York y que pudo haberse extendido a otras ciudades.
La investigación quedó en manos de funcionarios del Departamento de Justicia y agentes especiales del FBI, como Jared Randall, que viajaron repetidas veces a Buenos Aires y que integraban la llamada Sección de Lavado de Dinero y Recupero de Activos (Mlars, por sus siglas en inglés) y que empujaban un “proyecto” de nombre singular: la llamada Iniciativa de Recupero de Activos de la Cleptocracia.
Durante uno de sus viajes a Buenos Aires, Randall se reunió con funcionarios argentinos, requirió información precisa sobre Muñoz y otras figuras kirchneristas, y también indagó sobre las derivaciones judiciales de los “cuadernos de la corrupción”, las empresas involucradas y los empresarios, exfuncionarios y financistas como Ernesto Clarens que se acogieron al régimen de “imputados colaboradores”, es decir, como “arrepentidos”.
Allí no se agotó el temario del agente Randall en Buenos Aires. También se reunió con jueces y fiscales federales, a los que consultó sobre las presuntas coimas abonadas por el yacimiento petrolífero Cerro Dragón, y sobre la situación procesal de dos empresarios argentinos, Hugo y Mariano Jinkis, cuya extradición reclama Estados Unidos, acusados de participar en el entramado de corrupción del llamado FIFA-Gate.
Ahora, sin embargo, las investigaciones sobre “cleptocracia” se desarticularán, con consecuencias gravosas, lamentó el titular del capítulo estadounidense de Transparencia Internacional, Gary Kalman. “La eliminación de la Iniciativa de Recupero de Activos de la Cleptocracia reducirá de manera significativa la capacidad de combatir la corrupción trasnacional que amenaza la seguridad y los intereses económicos de Estados Unidos, y dejará a las víctimas de la corrupción alrededor del mundo con una Justicia incompleta”, remarcó.
Europa, nueva referencia global
Expertos consultados por LA NACION en Buenos Aires y Washington coincidieron, en tanto, en que los focos de atención se centrarán ahora en la secretaria de Justicia, Pamela Bondi, y en la Unión Europea (UE), cuyos próximos movimientos resultarán determinantes para evaluar el impacto real que tendrá la orden ejecutiva que rubricó Trump.
En el caso de Bondi, la titular del Departamento de Justicia deberá emitir las directrices que guiarán a los fiscales y agentes del FBI durante los próximos años, que además de concentrar sus esfuerzos en investigar a los carteles de la droga y las organizaciones de criminalidad trasnacional, podrían ahondar en las pesquisas sobre empresas de terceros países sujetas a la FCPA por cotizar en Estados Unidos. Es decir, una “aplicación selectiva” de esa ley.
Del otro lado del océano Atlántico, en tanto, la Unión Europea podría erigirse en la máxima referencia global para la prevención y erradicación de las prácticas corruptas, en base a sus propias reglas de integridad y a la Convención sobre la Lucha contra el Cohecho de Funcionarios Públicos Extranjeros en las Transacciones Comerciales Internacionales de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que Argentina suscribió.
A ese primer contrapeso a la flexibilización selectiva de la FCPA que dispuso Trump podría sumarse otro, por parte de los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros organismos multilaterales que sellaron el llamado “Acuerdo de Aplicación Mutua de Dictámenes de Exclusión”. Vigente desde 2012, sanciona a empresas e individuos que hayan incurrido en prácticas fraudulentas, corruptas, colusorias, coercitivas u obstructivas.
En el caso de la Argentina, por último, la aplicación de la FCPA permitió conocer las prácticas corruptas que desarrollaron empresas de todo el mundo al operar en el país, aun cuando no registraron condenas en los tribunales argentinos. Además de las mencionadas Siemens, Odebrecht y Ferrostaal, también IBM, Ralph Lauren, Stryker Corporation, Helmerich & Payne, Ball, Biomet, Dallas Airmotive y Sterycicle, entre otras, fueron sancionadas en Estados Unidos. Ahora, con la decisión de Trump, incluso eso podría quedar atrás.
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