POLITICA
Cronología de un quiebre: los episodios de una guerra fría entre Kicillof y CFK que el PJ no logra superar

“Cristina es la conducción, vamos a ver si lo entienden
Somos soldados de Perón, y la Patria no se vende
Yo siempre te voy a seguir, no me importa lo que digan
Y si querés otra canción, Vení, te presto la mía”.
El viernes 20 de septiembre de 2023, un puñado de horas antes de que arranque la última primavera, Máximo Kirchner alentó a la militancia y la dirigencia de La Cámpora a que entonen un nuevo himno del cancionero ultra K. Fue en el microestadio del club Atenas de La Plata, a unas cuadras de la Gobernación, la casa política de Axel Kicillof.
La dirigencia camporista montó un acto que dinamitó la relación con el Gobernandor. Le dedicaron una canción a uno de los propios, al que, hasta ese entonces, todos reconocían como el hijo político de Cristina Kirchner. Más de una década atrás le habían compuesto un tema a Sergio Massa, al que trataban de traidor. En esta oportunidad, el traidor había cambiado de nombre y apellido.
El mensaje del camporismo fue contundente en ese acto. Antes de que Kirchner se subiera al escenario central, estilo 360°, la militancia desplegó una bandera histórica: “Nada sin Cristina”. El mensaje de todo el acto fue bien claro. Para que a nadie le queden dudas. Hay una sola jefa y una sola conductora. Es ella. El resto, acompaña.
Ese día el kirchnerismo duro terminó de trazar una línea divisoria que había empezado a dibujarse tres años atrás, luego de la derrota del peronismo bonaerense en las PASO del 2021. El 19 de septiembre y tras un encuentro con la ex presidenta en El Calafate, Kicillof anunció un cambio gabinete bajo la consigna de “fortalecer la gestión provincial”.
La expresión protocolar sirvió para ocultar, por un mínimo tiempo, el enojo real que tenía el Gobernador por una decisión que no avaló. La modificación ejecutada por la entonces Vicepresidenta golpeó en el corazón del kicillofismo. Pidió la cabeza de Carlos Bianco, mano derecha y hombre de extrema confianza del economista, que tuvo que dejar la Jefatura de Gabinete y convertirse en jefe de Asesores de la gobernación.
En su lugar ingresó el entonces intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. El jefe comunal, que mantenía una sociedad política sólida con Máximo Kirchner, desembarcó en el Gabinete con el respaldo de un importante grupo de intendentes del conurbano. En esa movida ministerial también ingresó al ministerio de Infrastructura, que tenía a cargo el kicillofista, Agustín Simone, el intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini.
Desde que comenzó su mandato Kicillof recibió una crítica sistemática. Los intendentes y el cristinismo le cuestionaban su armado de poder. Lo acusaban de haberse cerrado en su círculo más chico. “Quiere gobernar con los compañeros de la facultad”, se queó, en aquel entonces, un camporista con apellido pesado.
El cambio de gabinete fue un punto de inflexión en la relación entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. Ese episodio abrió una línea del tiempo marcada por los desencuentros entre la ex presidenta y el gobernador bonaerense, que siempre estuvo convencido de que aquel día del 2021 le habían intervenido el gobierno. Esa jugada implicaba limitar su poder de decisión en el radar de la gestión y la conducción política de la provincia.
El 30 de septiembre del 2023, veintidos días antes de las elecciones presidenciales, se viralizó un video de Insaurralde junto a una modelo. Estaba en Marbella, bebiendo un champagne caro y arriba de un jate de lujo. Fue una bomba inesperada que estremeció al peronismo, que trataba de sobrellevar en campaña la interna que había carcomido sus bases durante los conflictivos años de gestión.
Un día después el lomense presentó la renuncia como funcionario bonaerense. Kicillof no dudó ni un minuto en aceptársela. En La Plata aseguran que durante ese tiempo Insaurralde utilizó la jefatura de Gabinete para la “rosca política” y no para la gestión. Pormenores de los distintos hechos que fueron aumentando la tensión en el vínculo entre el Gobernador y la familia Kirchner. Cuando arrancó el nuevo mandato, Bianco volvió al mismo lugar del que lo habían sacado. Ojo por ojo.
El 24 de junio del 2023 fue el último día para presentar las candidaturas de la elección ejecutiva. Kicillof esperó que le sonara el teléfono para ir a firmar su candidatura a gobernador junto a Verónica Magario. La llamada nunca llegó. Cerca de las 21, a poco más de tres horas del vencimiento del plazo, ambos aparecieron intempestivamente en la puerta de la casa oficial del Jefe de Gabinete. Pasaron, firmaron y salieron. Acortaron los márgenes de la especulación.
Esa reunión donde se definían las candidaturas la protagonizaban Máximo Kirchner y Martín Insaurralde, junto a un pequeño grupo de intendentes cercanos como Gustavo “Tano” Menéndez, Ariel Sujarchuk y Juan Pablo de Jesús, además de la mano derecha del lomense y actual intendente, Federico Otermin. En esa mesa estaba la lapicera que definía los nombres y los lugares.
De esa casa habían salido rumores sobre cuatro nombres para reemplazar a Magario en la vicegobernación: el del propio Insaurralde, el de las camporistas Daniela Vilar y Fernanda Raverta, y el de Malena Galmarini. Kicillof respaldó a Magario y selló en ese minuto una alianza fuerte con La Matanza, el municipio más poblado de la provincia, donde se juega gran parte de la elección bonaerense.
Para ese momento, Kicillof había resistido la presión del líder camporista para ser candidato a presidente de Unión por la Patria (UP). CFK había convalidado su resistencia. Por eso, con el paso del tiempo y el aumento de los contrapuntos, en la orga empezaron a remarcar que la ex presidenta lo había protegido tanto a Kicillof que hasta había ido en contra del pedido de su hijo. “Es un desleal y un desagradecido”, repetían en el seno camporista.
En ese cierre de listas quedaron heridos Andrés “Cuervo” Larroque y Jorge Ferraresi. Ahí se empezó a gestar una revolución K contra la mesa de decisiones comandada por el líder camporista, que para ese entonces ya estaba enfrentado con Larroque, quien había sido su amigo y aliado. Se inicio un proceso de puja de poder para desarticular el modo de definiciones y poner al Gobernador en esa mesa donde se toman las determinaciones fuertes de la estrategia electoral.
En ese marco conflictivo y de desconfianza, el miércoles 6 de septiembre de 2023, Kicillof pronunció una frase que se convirtió en un sello histórico de la confrontación con La Cámpora. Fue durante un acto con Juan Grabois y Ofelia Fernández, donde empezó a hablar de nuevas canciones y un cambio de época. El poskirchnerismo. La apertura de una nueva etapa política.
“No vamos a entusiasmar demasiado con una propuesta nostálgica. Perón, Evita, Néstor y Cristina son los mommentos más gloriosos que vivió nuestro país. Pero hay que darle un carácter de época nuevo y generacional. Tiene tufillo a esas bandas de rock que tocan los viejos grandes éxitos. Va a haber que componer una nueva (canción), no una que sepamos todos”.
La reacción del cristinismo fue taxativa. Abordado por la prensa, Máximo Kirchner dijo: “Yo no me dedico a la música”. Mayra Mendoza salió a la par: “Hay que ser respetuoso siempre, con mucho cuidado de lo que se dice, porque genera sentido”. En La Cámpora siempre entendieron que esa frase de Kicillof tenía un único sentido: jubilar a Cristina Kirchner. A partir de ahí empezaron a considera que el objetivo real del Gobernador esa sacarse de encima a su mentora y convertirse en el nuevo líder del peronismo.
El sábado 13 de abril, en la Quinta de San Vicente, el “Cuervo” Larroque, después de un verano sin sobresaltos, reactivó la interna kirchnerista con un mensaje incendiario. “¿Qué es la conducción de Cristina? ¿Que tres ñatos te manden un WhatsApp?“, dijo en un acto con militantes del que también formaba parte Kicillof. En La Cámpora lo revatieron con rápidez y lo trataron de hipócrita. Aseguraron que él había sido, durante un largo tiempo, uno de esos ”ñatos de WhatsApp». “Él era uno de los que bajaba las órdenes de CFK”, señalaron.
Desde ese preciso instante hasta la actualidad, el mundo K vivió una guerra interna sin precedentes. El ex secretario general de La Cámpora cuestionó el liderazgo de CFK por primera vez. Lo había hecho desde adentro del kirchnerismo. Ahí residía parte de la novedad. Kicillof dio luz verde a la construcción de un esquema autónomo de las órdenes de los Kirchner y se desató una batalla sin límites claros.
El 27 de abril la ex mandataria encabezó un acto en Quilmes. Kicillof fue sentado en la primera fila. La ex presidenta no lo nombró. No lo registró. El Gobernador no participó de la foto política con intendentes previa al acto. Y tampoco fue invitado a subir al escenario, donde tuvieron su lugar Mayra Mendoza, Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro. La distancia, que ya estaba marcada, se acentúo.
En la línea del tiempo del 2024 se fueron aclopando distintos momentos fundamentales para entender cómo se llegó al estallido final, el día que Kicillof decidió desdoblar la elección bonaerense de la nacional. Cómo se pasó de la verticalidad a la horizontalidad en un esquema tan ordenado como el que construyeron los Kirchner.
El martes 1 de octubre del año pasado Cristina Kirchner hizo un sorpresivo desembarco en La Matanza. Visitó la parroquia San José, que conduce el padre “Tano” Angelotti. Kicillof, que estaba de viaje en México, se enteró a través de los medios de comunicación. En el código de la política doméstica, la ex presidenta le marcó la cancha. Le pisó el territorio sin aviso previo. “¿Cristina tiene que pedir permiso?“, se preguntaron en el Instituto Patria. Cuestión de jefaturas y liderazgos.
El jueves 3 de octubre del año pasado “Wado” de Pedro y Mayra Mendoza activaron un operativo clamor para que CFK sea la presidenta del PJ. Al pedido se fueron sumando distintos dirigentes del mundo K. La candidatura iba en detrimento de la campaña que, varias semanas atrás, había lanzado el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, que buscaba ser el presidente del consenso peronista. No pudo.
El mensaje de apoyo de Kicillof a la ex mandataria nunca llegó. Los dirigentes más cercanos a CFK se lo hicieron saber por diferentes vías. Lo trataron de desleal y lo acusaron de estar motorizando un proyecto personal. Le recordaron que había llegado a la gobernación por el dedo de Cristina y que se debía a ella. El Gobernador se reveló y con su silencio, funcional al reclamo de Quintela de competir en una interna, desgastó la autoridad y el liderazgo de la ex presidenta.
El martes 15 de octubre la ex jefa de Estado y el Gobernador se reunieron durante tres horas en la oficina que Mariano Recalde tiene en San Telmo. CFK le reclamó que no la haya apoyado en su candidatura al PJ y le pidió que baje el acto programado por su esquema político para el jueves 17, en Berisso, con el objetivo de celebrar el Día de la Lealtad. Kicillof no accedió. La reunión terminó mal. No hubo acuerdo en ningún punto.
En el acto que encabezó en el conurbano bonaerense dos días después de esa reunión, el Gobernador dijo que “los mejores días fueron con Cristina” y que no le interesaba disputar una interna. Es lo que estaba haciendo en ese preciso momento. El cristinismo decodificó el mensaje en la misma sintonía que aquel de la “nueva canción”. Habló de CFK en pasado, como si ya fuera historia. La quiere jubilar.
El miércoles 23 de octubre ambos se reencontraron en el Teatro Argentino de La Plata en un acto por el 47° aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo. Protagonizaron un saludo frío, casi helado. No se hablaron, no se miraron. Como una pareja separada en malos términos, se sentaron con una interlocutora en el medio: Estela de Carlotto. La titular de Abuelas describió el encuentro algunas horas después: “Una frialdad bárbara, no se hablaron, parecían chicos”.
Luego de varias semanas de una disputa milimétrica con el “Gitano” Quintela por la conducción del partido, el miércoles 11 de diciembre CFK asumió la presidencia del PJ Nacional con un acto en la UMET. El día anterior el senador formoseño José Mayans -uno de los vicepresidentes del partido – llamó a Kicillof para invitarlo al acto. El Gobernador rechazó la invitación y adujo problemas de agenda.
El episodio final de la línea del tiempo tuvo lugar el lunes 7 de abril del 2025. Tras dos reuniones de cúpula para intentar llegar a un acuerdo, Kicillof decidió desdoblar las elecciones bonaerenses y el cristinismo lo acusó de fracturar el espacio político. El kirchnerismo se quebró. Esa misma noche, a través de las redes sociales, los dirigentes camporistas reflotaron la canción de Atenas. “Cristrina es la conducción, vamos a ver si se entiende”.
Kicillof tiene el desafío de conservar el capital político obtenido hasta acá después de múltiples momentos de tensión pero, al mismo tiempo, tiene la necesidad de armar una estrategia electoral sólida y que sea competetiva. Ya negocia desde otro lugar, pero la ruptura total no parece ser el mejor camino. Todos saben que, de esa forma, los riesgos de perder son muy altos.
Que el cristinismo acepte dar de baja las PASO en la Legislatura sería una señal de acercamiento a Kicillof. Un gesto para retomar la búsqueda de un acuerdo. Si el diálogo se tensa cada vez más, la posibilidad de que haya competencia interna comenzará a tomar fuerza. Las dos opciones están vigentes.
Después del vendaval parece haber margen para negociar. El proceso de emancipación del Gobernbador llegó a su pico máximo. Tapar las grietas internas será una tarea difícil para todos, pero no imposible. En el peronismo siempre hay lugar para romper y pegar. Siempre y cuando cada uno entienda el lugar que ocupa.
POLITICA
Milei viaja a Córdoba para participar de La Derecha Fest, “el evento más anti-zurdos”

CÓRDOBA.- Javier Milei lo confirmó hace unas tres semanas en una entrevista en Neura: mañana estará en la ciudad de Córdoba para participar del “evento más anti-zurdos que jamás se hizo”: La Derecha Fest.
Es la primera vez que el Presidente será parte de este espacio de “batalla cultural” contra lo que los libertarios consideran la hegemonía de la izquierda en los medios de comunicación. Los organizadores no descartan que pueda haber alguna señal respecto del armado electoral en esta provincia de La Libertad Avanza (LLA).
La organización está a cargo de La Derecha Diario, medio que también desembarcó en Córdoba con una redacción propia y que el martes que viene estrenará un streaming aprovechando las presencias en la reunión.
El propietario del diario, Javier Negre, también hablará en el encuentro, del que participarán Daniel Parisini, más conocido como “El Gordo Dan”; Agustín Laje; Nicolás Márquez y Diego Recalde, entre otros.
Según dijeron fuentes de la organización a , ya se vendieron el 90% de las entradas y 20% se comercializaron con créditos de Mercado Libre. El perfil de los asistentes que esperan es de entre 30 y 35 años en promedio.
También deslizan que hay empresarios que adquirieron entradas; “algunos, muchas”. Enfatizan que todo lo recaudado se vuelca a la organización. “Acá vienen pagando, así de simple”, afirman.
El Presidente confirmó su participación cuando un oyente le preguntó mientras estaba en Neura: “¿cuándo te vas a venir para Córdoba?“. La respuesta de Milei fue: “Ahora vamos ir a Córdoba… a La Derecha Fest. No lo habíamos anunciado públicamente, pero vamos a ir”.
LLA apuesta fuerte a Córdoba, distrito en el que en la elección presidencial tuvo una muy buena performance, alcanzó 74,05% en la segunda vuelta, y espera repetir un “muy buen” resultado en las legislativas de octubre.
Apenas Milei confirmó su visita, el exsecretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta, celebró en sus redes: “El León y El Jefe siempre presentes en Córdoba alias ‘La Docta’ para profundizar el proceso que hará grande nuevamente a la Argentina”.
En la promoción del encuentro, el español Negre lo define como un “evento único, donde se combinarán análisis profundos sobre los desafíos actuales con momentos de distensión y celebración». Y dice: “Si te interesa formar parte de la batalla cultural en Argentina y la región, este encuentro es una cita obligada”.
Por estas horas el nombre de Laje -cordobés, allegado a Milei y divulgador de las ideas de la derecha en las redes- volvió a sonar como potencial líder de la lista cordobesa libertaria de diputados. Antes se lo había descartado por los viajes que ya tiene comprometidos.
En Córdoba LLA todavía no reveló quiénes serán sus postulantes. Tampoco lo hizo el oficialismo provincial, Hacemos por Córdoba. Ahí sigue en duda si Juan Schiaretti se presentará.
Al festival de mañana Milei llegará acompañado por su hermana Karina Milei. También se espera a algunos integrantes del gabinete y a diputados, entre los que podrían estar Martín Menem y José Luis Espert. Santiago Caputo todavía no confirmó si viaja.
La reunión comenzará a las 17 en los salones de un hotel cercano al Aeropuerto Taravella de Córdoba y se extenderá hasta las 23. Habrá bandas en vivo, venta de merchandising y de libros.
Recalde, otro de los disertantes, se define a sí mismo como “a veces profesor, productor, director de cine, escritor, detective, músico, actor, artes marciales”.
También hablará el chileno Axel Kaiser, subdirector de la Fundación Faro, quien habla de “parásitos mentales” cuando se refiere a los progresistas, concepto que retomó el Presidente. Otro será Márquez, escritor y biógrafo de Milei.
en Neura,La Derecha Diario,,pic.twitter.com/y21aYCuyls,June 29, 2025,View this post on Instagram,A post shared by Viva La Derecha (@vivaladerechafest),Gabriela Origlia,Javier Milei,Córdoba,Conforme a,Javier Milei,,Minuto a minuto. Javier Milei, en vivo: las últimas medidas del Gobierno,,Con el gabinete y senadores. Victoria Villarruel visitó Santiago del Estero en el marco del aniversario de la provincia,,»No apto para kukas». Qué es la Derecha Fest, el evento «anti zurdo» en el que participa Javier Milei
POLITICA
Los datos desconocidos del día en que Jorge Luis Borges presenció el Juicio a las Juntas

Hace 40 años, el 22 de julio de 1985, Jorge Luis Borges subía con lentitud las escaleras de Tribunales para presenciar una de las audiencias del Juicio a las Juntas. Como cada movimiento suyo de esos años, la visita atrajo a la prensa, interesó al público. Como casi todo hecho trascendente de su vida, este momento se tradujo en un gran texto. Como pocas veces, a la salida, se lo vio conmovido, abatido por lo que acababa de escuchar.
Tal vez lo que terminó de convencer a Borges de que tenía que ir a una audiencia fue el llamado de un periodista radial para preguntarle qué opinaba de haber sido parafraseado en el Juicio. Borges no sabía de qué le estaban hablando y cortó la comunicación.
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Era raro que sucediera eso. El de esos años, el de esa última década, era un Borges abierto a la charla con cualquiera, que aparecía en las revistas y en los diarios semanalmente. Un Borges al que le preguntaban sobre hábitos que se ponían de moda, triunfos deportivos y avatares políticos, que en cada conferencia convocaba pequeñas multitudes: un Borges Superstar. A su departamento de Maipú acudía mucha gente sin cita previa. Lo entrevistaban, le leían o charlaban un rato con él. Se había convertido en una de las grandes atracciones turísticas de Buenos Aires.
En una de las audiencias iniciales en las que altos mandos militares declararon ante los jueces, uno de ellos dijo: “El olvido es el único poder ante la venganza”. Lo dijo con gesto afectado y aclarando que estaba citando a Borges. Sin sorpresa, el general había empeorado el verso original que pertenece a Fragmentos de un evangelio apócrifo que estaba incluido en Elogio de la Sombra. “El olvido es la única venganza y el único perdón”, había escrito (dictado) Borges.
Lo que le molestó fue ser citado como coartada: “Lo que sucede es que ese general se acogió al beneficio del olvido. Es muy cómodo usar mi frase desde el punto de vista de un culpable. Es como decir bueno, tapemos todo, echemos tierra”, dijo Borges.
El 22 de julio (sabemos que era lunes sin consultar el almanaque por el título del texto que escribió unos horas después) al mediodía, Néstor Montenegro, periodista de la revista Gente, lo pasó a buscar por su casa. Fue a almorzar al restaurante de siempre; comió lo de siempre: arroz con queso y un vaso de jugo de naranja. Pero estaba algo nervioso, ensimismado. El Juicio a las Juntas y lo que podría encontrar en él, lo preocupaban. Al periodista de la revista Gente que lo acompañaba le expresó uno de sus temores: “Hace un tiempo vino un fiscal a mi casa a visitarme. Me aseguró que no iba a haber condenas porque no había pruebas, todas habían sido destruidas”.
Quiso ir caminando. Tenían tiempo. Casi una hora para su cita y solo siete cuadras de distancia. El paso fue lento. No solo por su edad y por la ceguera. En cada cuadra tres o cuatro personas lo detenían para saludarlo, comentarle alguna de sus últimas apariciones públicas o tan solo tocarlo. «Grande, Maestro», le gritaban desde los autos al cruzar la Avenida 9 de Julio. Borges disfrutaba serenamente y con falso pudor la celebridad, estas muestras de afecto.
Julio César Strassera lo esperaba en la fiscalía a las 14.30. Esa tarde, el escritor fue su invitado a la audiencia. Antes, mientras subía con dificultad la escalinata de Tribunales, los periodistas lo rodearon. Un aluvión de preguntas. Borges dio una respuesta genérica citando a Almafuerte: “Solo pide justicia. Pero será mejor que no pidas nada”. Y no se detuvo.
“Un hombre valiente”: la reflexión de Borges sobre Strassera
En la fiscalía lo esperaban Strassera, Luis Moreno Ocampo y Carlos Somigliana, el dramaturgo que colaboraba con la fiscalía y terminaría escribiendo buena parte del célebre alegato fiscal. Lo hicieron pasar al despacho de Strassera atiborrado de carpetas y expedientes. El frío invernal se hacía notar: alguien había dejado una ventana apenas abierta para que se disipara el olor a cigarrillo. Pero Strassera, fiel a su hábito, esclavo de su adicción, encendió uno tras otro durante la conversación.
Borges le dijo: “Usted es un hombre valiente. Lo mismo que las víctimas que declaran todos los días”. Luego le preguntó sobre la posibilidad de que los comandantes fueran condenados, su verdadera preocupación. No quería que los crímenes quedaran sin castigo. “No condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice”, escribió después.
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Hay una foto del encuentro. Borges, sentado en un sillón, con el bastón en su mano derecha y el sobretodo puesto –no se lo quitó en toda la jornada-, escucha muy serio y concentrado al fiscal. Strassera, en un silla que está a muy poco distancia del escritor, con un traje con chaleco, con una pierna cruzada sobre la otra casi en ángulo recto, agita una mano mientras en la otra sostiene un cigarrillo. Se lo adivina enfático y decidido.
Uno de los jóvenes del equipo fiscal se asomó y con una seña leve indicó que era la hora de dirigirse a la audiencia. En ese momento, Borges escuchaba con interés a Somigliana. Con algo de vergüenza, Strassera le pidió a Borges que le autografiara un libro, una de esas ediciones de tapas lisas y monocordes de Emecé de los ochenta, esas que se deshojaban con una lectura intensa.
Mientras se dirigía a la sala, Borges le dio su parecer sobre el fiscal a su acompañante: “Es un hombre simpático. Y, además, parece honesto”.
Lo que dejó la audiencia del Juicio a las Juntas que Borges presenció
La audiencia de ese día estaba algo demorada. Borges esperaba sentado. Varios de los presentes se acercaban a saludarlo. Se lo veía inquieto, molesto, como si supiera lo que iba a presenciar minutos después, como si saludarse e intercambiar cortesías sociales fuera un gesto frívolo frente a la tragedia que se iba a revivir. Un hombre de traje hizo chocar su mano con la de Borges, al tiempo que con la otra tomaba su hombro mientras cerraba el apretón. La mano de Borges pareció de gelatina, más por ser renuente a saludar a este interlocutor que por debilidad física. Sin ver, presintió la incomodidad. Alguien, seguramente Néstor Montenegro, el periodista de la revista Gente que lo acompañó toda la jornada, le dijo al oído de quién se trataba: Héctor Ramos, el defensor del Almirante Anaya. La boca de Borges se torció en un gesto amargo.
Ramos: Para mí es un honor saludarlo.
Borges: Gracias.
Ramos: Yo quisiera explicarle por qué soy defensor…
Borges: No me explique.
Ramos: Pero usted se preguntará…
Borges: No, no me explique.
Ramos: Pero yo le puedo contestar…
Borges: Usted mismo se pregunta y se contesta. Yo no lo he hecho. A mí no me interesa por qué lo hace.
Como la audiencia seguía sin comenzar, los saludos continuaron. El siguiente en acercarse fue Miguel Ángel Buero, el otro defensor de Anaya. Borges tuvo la precaución de finalizar la conversación antes de que empezara. Se lamentó en voz alta, como hablando con él mismo: “No sé por qué quieren saludarme y darme explicaciones. Si yo no los conozco”.
Ese día Borges solo escuchó a un testigo. Una larga y detallada declaración. Víctor Melchor Basterra, un obrero gráfico que fue secuestrado por un grupo de tareas de la ESMA el 10 de agosto de 1979. Estuvo privado de su libertad hasta agosto de 1984. Basterra en su declaración explicó las fechas. El 3 de diciembre de 1983, una semana antes del regreso democrático fue liberado de la ESMA y enviado a su casa. Pero él se consideraba privado de su libertad hasta agosto del 84 porque hasta esa fecha recibió semanalmente visitas y amenazas de sus captores que todo el tiempo le recordaban que lo estaban controlando.
El interrogatorio lo comandó quien ejercía esa semana la presidencia del tribunal, el Dr. Guillermo Ledesma.
“Dijeron: ‘Éste va a la huevera’. Me llevaron a un lugar que se sentía así: muy hermético, muy cerrado. Yo tenía una capucha puesta, entonces me sacaron las esposas y me dijeron que comenzara a desnudarme; mientras me sacaba la ropa, me golpeaban, me golpeaban mucho, me golpeaban y caía contra las paredes. Luego de estar totalmente desnudo, me ataron los tobillos y las muñecas a una cama, y un cablecito a un dedo del pie derecho, y ahí comenzaron a aplicarme lo que ellos llamaban la máquina: la picana eléctrica. Eso era permanentemente, me lo hacían con preguntas y sin preguntas”, declaró Basterra.
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Desde una de las 200 butacas disponibles, Borges, entre el público, escuchaba azorado a Basterra. Un hombre simple y claro. Que narraba desapasionadamente su tormento. Se detenía en cada circunstancia, obligado por las preguntas, para narrar su martirio.
“Yo estaba muy entumecido, apenas podía levantar el brazo o mover la pierna. Cuando abro los ojos veo que mi señora estaba sentada delante mío. Vi que también había sido torturada. Había sido golpeada; después ella me dijo que también la habían picaneado. Yo había sentido gritos y también estaba mi, mi niñita, mi… Trajeron a mi hija después y me dijeron que me la iban a poner en el pecho mientras me daban máquina”, prosiguió Basterra en la declaración que se extendió por muchas horas.
Borges masticaba unas pastillas de menta y murmuraba, cada tanto qué horror, qué horror. Montenegro, el periodista que lo había acompañado le preguntó en varias ocasiones si deseaba irse. Borges no respondía.
Basterra fue obligado a delatar a algún compañero. “Me quiero morir. Es terrible lo que te hice. Estás acá por mi culpa”, le dijo a Juan Aronzena, otro detenido desaparecido de la ESMA. “No te preocupes. Yo hubiera hecho lo mismo”, le respondió el otro.

Borges escribió un breve artículo para la Agencia EFE en el que relató su experiencia ese día: “He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio, había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas ‘sesiones’ cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante nosotros, enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel”.
Un momento particular, un momento que mostraba la extravagante crueldad desde otro punto de vista se dio cuando el testigo relató lo ocurrido la noche previa a una de las navidades que pasó en cautiverio.
“De pronto, el 24 de diciembre a la noche nos bajaron a todos los Capuchas; creo que quedaron nada más la Tía Irene y Juan Carlos Chiaravalle. Nos pusieron frente a una mesa servida con manjares y bebidas y dijeron que íbamos a festejar la Navidad. Yo no entendía nada. Estábamos con grilletes que nos hicieron sacar en uno de los cubículos de la huevera (…) Seríamos 17 personas. El que llevaba adelante la ceremonia era el Capitán D’Imperio. (…) En un momento dado se produjo un silencio grande, como una orden militar, y vino una persona mayor que posteriormente supe que era el director de la ESMA, capitán de navío Supisiche. Se puso frente a nosotros y dijo: ‘Señores buenas noches: les deseo una feliz Navidad. Dijo eso y se fue”, relato Basterra.
Borges en su artículo escribió sobre esta escena:
“De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de cinismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal”.
Por un momento creyó que se había perdido algo de lo dicho esa tarde. No podía entender la lógica de lo actuado por los militares. ¿Para qué secuestrar a alguien cuatro años y torturarlo para luego dejarlo libre?, se preguntaba. Uno de los periodistas presentes le explicó el concepto de “recuperación” según Emilio Massera y la ESMA. La intención de hacer trabajar a esas personas para el proyecto político del exjefe de la Armada y al mismo tiempo captarlos. “Pero ¿De qué recuperación me habla?”, dijo enojado Borges. “No buscaban la recuperación física y mental de nadie ahí”.
Su opinión sobre Massera era contundente: “Un asesino, una de las personas más siniestras del país”.

La presencia de Borges en la sala de audiencias no pasó desapercibida para nadie. Todos miraban sus movimientos y sus reacciones. Al día siguiente llegó a la tapa de los diarios. Fueron muchas las personalidades que presenciaron el Juicio en las diferentes jornadas. Pero el escritor logró una atención que los demás no consiguieron.
Para los jueces tampoco el escritor pasó inadvertido. A pesar de físicamente ser una figura tenue, con su paso lento y encorvado, nadie podía ignorar que Borges, el mayor escritor del país y una de sus figuras más reconocidas, iba a escuchar los testimonios de ese día.
Los jueces a cargo del proceso se valían de unas tiras de papel prolijamente cortadas en las que escribían las preguntas que se les iban ocurriendo en medio de las declaraciones. Esos apuntes se los pasaban con discreción al magistrado que comandaba el interrogatorio (la presidencia rotaba semanalmente) para que fuera una sola voz la que preguntara. Pero el 22 de julio, el día de la presencia de Borges, esos papelitos tuvieron una función más literaria. “Carlos Arslanián, con una inteligencia y un ingenio notables, empezó a escribir en el momento (¿cuánto habrá tardado? Cinco, diez minutos). Redactó en un papelito lo que podría ser un cuento de Borges, relacionando lo sucedido con uno de sus cuentos de cuchilleros”, contó Jorge Valerga Aráoz, uno de los magistrados integrantes de la Cámara Federal.
Los jueces luego le hacían leer el breve texto a Arslanián que remedaba a la perfección la voz balbuceante del escritor. Valerga Aráoz le explicó a Jose Eliaschev en su libro Los Hombres del Juicio que este fue un pasajero momento de distensión dentro de ese mundo tenebroso que estaban investigando, en el que estaban inmersos.
Luego de las preguntas, detalladas y precisas del tribunal, fue el turno de los abogados defensores que se esforzaban por encontrar fisuras en el testimonio del testigo, pretendían hacerlo caer en contradicciones y generar sospechas sobre sus actividades. El Dr. Ledesma debió intervenir varias veces para que el interrogatorio no se saliera de cauce y, con firmeza y mucha paciencia, negó la pertinencia de muchas preguntas improcedentes de las defensas.
A Borges hubo otro aspecto que le llamó la atención. La contradicción entre lo que hicieron los militares cuando ostentaban el poder y la actitud que tomaban cuando eran los acusados. Lo maravillaba esa creencia súbita en el ordenamiento jurídico y en sus garantías.
“Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el Código Civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer”.
Al abandonar la sala y mientras se dirigía a la salida del Palacio de Justicia, Borges no se podía convencer de que ese no fuera el peor de los testimonios brindados en las audiencias. De hecho, le aseguraron, había otros mucho más graves, muchos más atroces. El viejo escritor no pudo ocultar su impresionada sorpresa.
Era la primera vez que Borges en su larga vida presenciaba un juicio oral. Sería también la última. La experiencia había sido tan intensa que no deseaba repetirla. Sin embargo poco después afirmó: “Convendría que cada persona asista a este juicio al menos una vez. Es necesario. Pero debo confesar que no pienso volver porque quedé muy impresionado”.
A la salida, otra vez las escalinatas, ahora en descenso. Y otra vez los periodistas. Hablaba mientras bajaba la escalera con mayor lentitud a la habitual, como si el brazo que le ofrecía Montenegro y el bastón en la otra mano fueran imprescindibles para mantenerlo en pie. En ese momento se notaron sus 86 años. Había abandonado esa vitalidad sarcástica, ese titubeo urdido para soltar frases brillantes, precisas y algo maliciosas. No era el cansancio del paso de las horas sino la tristeza, la cercanía del horror, haber entendido el infierno en el que habían sumergido a Basterra.
Antes de subirse a un taxi –ya no tenía fuerzas para caminar- Borges, evidentemente conmovido y triste, dijo: “Tengo la sensación de que he asistido a una de las cosas más horrendas de mi vida. Espero que la sentencia sea ejemplar. Siento que he salido del infierno”. Y luego aseveró: “Este hecho no puede, no va a quedar impune”.
Jorge Luis Borges, Julio Cesar Strassera, dictadura militar
POLITICA
“Se te viene la noche”: una candidata de Milei en La Matanza salió a pegarle con todo al intendente Espinoza

Tras ser presentada como primera candidata a concejala de la Alianza La Libertad Avanza en La Matanza, Leila Gianni apuntó contra el actual intendente del partido bonaerense, Fernando Espinoza, y dio a entender que el oficialismo ganará en las elecciones del próximo 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires. “Preparate que se te viene la noche Fernando Espinoza, y no la de Puerto Madero donde te gusta doblarte, pendeviejo bolichero“, acusó.
“Se te termina el reinado de corrupción y mafia, lo único que construyeron. La Matanza se libera. La Matanza se pinta de violeta en septiembre”, escribió este lunes en su cuenta de la red social X junto con un mensaje de la cuenta libertaria “Agarrá la pala”.
La exfuncionaria del Ministerio de Capital Humano fue elegida para rivalizar con el peronismo en el principal enclave de la tercera sección electoral y aspirar por un lugar en el Consejo Deliberante. La designación se dio a conocer luego de que se confirmara que Maximiliano Bondarenko – concejal de Florencio Varela y exintegrante de la Policía Bonaerense- será quien encabece la boleta en aquella sección por parte de la alianza entre LLA y Pro.
Por su parte, el presidente Javier Milei compartió el mismo posteo que Gianni y que decía: “La bella y la bestia (en alusión al intendente Espinoza). Libertad o kirchnerismo. El 7 de septiembre es el fin de la corrupción K en La Matanza”.
Gianni es abogada y madre de cinco hijos. Antes de incorporarse al gobierno de Milei, tuvo un recorrido por diversas gestiones: fue funcionaria en los gobiernos de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, y trabajó en organismos como Anses, el INTI y el Ministerio de Justicia. Pese a haber reivindicado públicamente a los Kirchner en el pasado, Gianni se convirtió en una de las voces más combativas del oficialismo libertario.
Las palabras contra el dirigente bonaerense se dan en el marco de un juicio oral y público en su contra por presunto abuso sexual a Melody Jacqueline Rakauskas, quien se desempeñaba como su secretaria privada al momento de los hechos.
El titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 31, Fernando Mario Caunedo, resolvió rechazar el pedido de sobreseimiento de la defensa de Espinoza, que fue respaldado por la fiscalía, y elevar la causa a juicio en marzo de este año, tal como había solicitado la querella.
Además, Espinoza será juzgado por desobedecer la orden de restricción, dictada en junio de 2021, que le impedía acercarse o contactarse con Rakauskas. Según la acusación, el contacto entre ambos se dio a través de la expareja de ella, Gustavo Cilia, allegado al intendente, quien le sugirió que retirara la denuncia.
Rakauskas, con Marcelo Urra como abogado, denunció penalmente a Espinoza en 2021 por el abuso sexual que asegura haber sufrido el 10 de mayo del mismo año, cuando el jefe comunal del PJ fue a su casa a tratar temas “laborales”.
primera candidata a concejala,Maximiliano Bondarenko,Javier Milei,La Matanza,Fernando Espinoza,Conforme a,,Uno por uno. Cómo quedaron las listas para las elecciones 2025 en la provincia de Buenos Aires,,Al rojo vivo. Elecciones 2025: el cierre de listas en Buenos Aires en cada sección electoral,,Funcionario de Petri. Quién es Francisco Adorni, el hermano del vocero que será candidato en la Provincia,Javier Milei,,Minuto a minuto. Javier Milei, en vivo: las últimas medidas del Gobierno,,Con el gabinete y senadores. Victoria Villarruel visitó Santiago del Estero en el marco del aniversario de la provincia,,»No apto para kukas». Qué es la Derecha Fest, el evento «anti zurdo» en el que participa Javier Milei
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