Uno de los usuarios más activos en difundir esta información fue el troll Diego Álzaga Unzué (@AtlanticSurff), quien en su cuenta de X publicó: «Los mismos rectores de la UBA que marchan porque dicen no tener presupuesto, son los mismos que se suben a un Alfa Romeo Giulia 2022 cuyo valor es de 90 mil dólares. Vean el auto del rectorado de la Universidad de Buenos Aires. Estas son las fotos que querían evitar que se filtren. Señores, hagan su magia”.

Si bien las fotos del vehículo son reales, la información difundida resulta ser inexacta. En primer lugar, vale aclarar que el valor del automóvil es inferior a los 90 mil dólares mencionados, aunque es cierto que su costo asciende a varias decenas de miles de dólares. En segundo lugar, el vehículo no pertenece al rector Gelpi, sino a Pablo Alejandro Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología de la UBA, según pudo confirmar REALPOLITIK.

El propietario del vehìculo, Pablo Alejandro Rodríguez.

El auto patente AE452ME, que porta un carnet de la UBA para facilitar su circulación, está registrado a nombre de Rodríguez, quien, en una entrevista reciente con Perfil, justificó su participación en las marchas, afirmando: “Muchos de los que participaron lo hicieron por sus hijos, nietos o por el acceso a servicios esenciales, como la atención médica en hospitales”. Además, agregó: “Priorizar el sueldo de las personas es esencial para mantener la motivación y la calidad de la educación. La situación actual limita nuestra capacidad de ofrecer una educación de calidad y de cumplir con nuestras responsabilidades hacia la comunidad”.

Pero la polémica no acabó allí, ya que este medio pudo confirmar que el hijo del decano, Tomás Rodríguez, también cobra un contrato de la UBA desde noviembre de 2022, con un sueldo que ronda los 250 mil pesos mensuales. Según la documentación a la que tuvo acceso REALPOLITIK, al momento de ingresar a la planta universitaria, Tomás aún era estudiante y no se había recibido.

Esta situación promete generar un nuevo foco de críticas, especialmente en un contexto en el que la comunidad universitaria reclama por los recortes presupuestarios y la falta de recursos para la educación pública. Mientras tanto, las redes sociales continúan siendo un campo de batalla en donde la información, y a veces la desinformación, juega un papel crucial en la opinión pública. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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