El arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, se convirtió en el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, el organismo que agrupa al centenar de obispos del país, en reemplazo del obispo emérito de San Isidro, Oscar Ojea, en lo que se interpretó como una continuidad en la línea de conducción de un progresismo moderado que no se callará si cree que debe criticar al Gobierno.

Colombo, de 63 años, se venía desempeñando como vicepresidente primero con un bajo perfil a nivel nacional tras haber sido ordenado sacerdote en 1988 en la diócesis de Quilmes por el legendario obispo progresista Jorge Novak, en 2009 elevado a obispo de Orán, en 2013 nombrado obispo de La Rioja y finalmente en 2013 designado arzobispo de Mendoza.

Como vicepresidente fue elegido el arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi, de 66 años, con una vasta obra solidaria; como vicepresidente segundo, el obispo de Jujuy, Daniel Fernández, de 70 años, que jugó un rol apaciguador en los conflictos sociales en su provincia, y como secretario general el obispo auxiliar de San Isidro, Raúl Pizarro, de 51 años.

La conducción eclesiástica nacional fue elegida por el centenar de obispos que sesiona desde este lunes y hasta el viernes en la casa de retiros espirituales «El Cenáculo», en Pilar, restando elegir durante el cónclave muchos otros cargos como al presidente de la comisión de Pastoral Social y de Cáritas Argentina.

Las elecciones había suscitado en el ámbito eclesiástico una especial expectativa porque las autoridades de cargos claves no podía ser reelegidas por llevar dos períodos y porque se trata de la primera elección durante el gobierno de Javier Milei, que de alguna manera marcará el tipo de relacionamiento.

Además, las nuevas autoridades deberán organizar la visita del Papa Francisco al país en caso de que el pontífice finalmente decida hacerlo en los próximos meses.