De las paredes de la sede de la gobernación bonaerense cuelgan retratos imaginarios de Horacio Rodríguez Larreta, el ex jefe de Gobierno porteño cuya postulación a la presidencia anticipada y casi natural por su cargo quedó trunca por el desgaste, el trasvasamiento no resuelto con Mauricio Macri -el jefe del PRO le terminó jugando en contra- y la derrota con Patricia Bullrich en la interna de Juntos por el Cambio.

“Es donde nos miramos todas las mañanas, para tener bien presente lo que no hay que hacer”, advirtió esta semana un integrante del Gabinete de Axel Kicillof. “Larreta se creyó candidato mucho tiempo antes y se desentendió de la gestión. Nosotros estamos construyendo una opción para ganarle a Milei, pero el nombre se va a definir recién en 2027”, buscó sacarle la mochila al gobernador o al menos que empiece a cargarla más adelante.

Como Rodríguez Larreta hace cuatro años, Kicillof cumple su segundo mandato a la vez que transita una etapa de tensión inédita con su ¿ex? conductora política, aunque en su caso en un contexto cuesta arriba con las arcas provinciales escuálidas por la caída de la recaudación y el recorte de transferencias de Nación -el pago de aguinaldos en diciembre implicará un desafío- en medio de la confrontación con Javier Milei.

En una de las paradojas que afronta en ese escenario político, esa dinámica le complica la gestión a la vez que lo proyecta al ubicarlo como adversario, con ese lugar de antagonista en una suerte de competencia con Cristina Kirchner. Milei lo había elegido a Kicillof como contrincante, hasta que la ex presidenta levantó el perfil y el libertario priorizó la contraposición con ella con duelos por las redes sociales.

La disputa por el PJ aceleró la puja interna en el kirchnerismo y desde La Cámpora hicieron fila para cuestionar a Kicillof, además de acusarlo de desleal y desagradecido, por acelerar los tiempos tanto para la pulseada por la lapicera de las próximas legislativas como por el liderazgo del espacio.

Luego de que el gobernador lanzara el 17 de octubre su proyecto “superador” y no respaldara a Cristina para el PJ, Máximo Kirchner aseguró que ese acto lo “obligaba a revaluar” si apoyaría una eventual candidatura presidencial de Kicillof. Incluso Wado de Pedro, su amigo desde los tiempos de militancia universitaria, salió a cruzarlo.

“No es nuestra intención despegarnos de Cristina, habrá que ver si ella quiere ser Macri. Cuando Axel habla de nuevas canciones no es sin Cristina, ella también plantea nuevas discusiones. Algo hicimos mal el año pasado para que ganara Milei”, aclararon en La Plata, siguiendo la comparación con el proceso fallido de Rodríguez Larreta.

Recién con la ex presidenta proclamada oficialmente como titular del PJ, Kicillof posteó una felicitación medida. “En estas condiciones no va a ser candidato”, insistieron en La Plata en que evitará calzarse la ropa de aspirante a presidente con tanta antelación y con este nivel de interna. Aun despejado el panorama partidario, Kicillof asume que le costará recomponer el vínculo con Cristina Kirchner. “Estoy a disposición para hablar o ir a verla”, transmitió el gobernador a dirigentes cercanos a la ex presidenta.

En su intento por recuperar la relación, el mandatario bonaerense procura separar a Cristina de los referentes de La Cámpora, a quienes les apunta por “limarlo», más allá de esa diferenciación se fue diluyendo a medida que escaló el conflicto. “Que ella haya tomado partido no significa que sean lo mismo”, mantuvieron esa mirada en La Plata.

“Axel dice más de lo que ellos quieren, es mucho más cristinista en el día a día que salir a decir Cristina presidenta del PJ. Si lo decía iban a criticar que le faltaba una coma. No les interesa el partido, querían armar este quilombo para golpearnos”, descontó un ministro provincial.

En un momento la tirria había subido a tal punto que a Kicillof le endilgaban haber quedado del lado del “peronismo de Milei”, en contraposición con el de Cristina, por los apoyos a Ricardo Quintela de dirigentes aliados al Gobierno. “Axel enfrentó más a Milei que Máximo desde su silencio como diputado”, replicaron en La Plata.

“No hay mucha vuelta atrás. No era tan difícil, él tomó una decisión y va a pagar el costo. Y tampoco es víctima de nada. ¿Quién lo lima? Sos gobernador, bancatelá”, le dedicó un dirigente de trato cotidiano con la ex presidenta. “Podría haber hecho lo mismo dentro de dos años y por ahí la ganaba. Ahora no”, apuntó sobre su proyección presidencial, e igual que Máximo señaló como bisagra en ese sentido el acto del 17 de octubre en Berisso.

La próxima puja será por el armado de las listas para las legislativas del año que viene. En los últimos turnos electorales Máximo Kirchner y Martín Insaurralde acapararon el peso preponderante en la definición de las candidaturas en la provincia de Buenos Aires. “Se encerraban en la residencia de la calle 54”, pasaron factura en La Plata sobre el edificio que ocupan los jefes de Gabinete, con el propósito de promover un mecanismo distinto en 2025.

“Veremos si estamos en el mismo espacio. Nosotros no nos queremos ir, pero pareciera que nos quieren echar”, lanzaron la advertencia cerca de Kicillof. Intendentes que forman parte de su armado fogonean la posibilidad de ir con listas propias para competir en las PASO -con la boleta única, el arrastre de una eventual candidatura de Cristina no implicaría una amenaza- o incluso ir por afuera.

Esa pulseada irá decantando durante el verano y dependerá de cómo siga la relación entre la ex presidenta y su ex ministro de Economía. De Pedro cumplirá años la semana próxima y aseguró que ambos estarán invitados al festejo.