En la administración nacional de Javier Gerardo Milei reinaba el estupor y la satisfacción tras el categórico triunfo de Donald Trump que lo llevó a su segunda presidencia de los Estados Unidos. Un funcionario lo decía, este miércoles, sin conmoverse: «Trump tomó cosas de Javier para su campaña».

El convencimiento de eso es tal en la Casa Rosada que los gobernantes libertarios ven que Milei será líder en el continente tras el triunfo electoral republicano y que resultará descollante su actuación en la próxima reunión del G-20, que se desarrollará en dos semanas en Río de Janeiro, Brasil.

Además, ven que las declaraciones presidenciales sobre un crecimiento de la economía y una recomposición de los salarios formales de los trabajadores argentinos tendrán otro condimento: una inflación del 2% mensual para la próxima medición y una reducción de la pobreza, que estiman está ahora por debajo del 50%, cuando supo alcanzar el 56%.

La euforia libertaria ya se enfoca en las próximas elecciones donde creen que arrasarán, teniendo solo algún ruido en la provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerismo tendrá chances de pelear la elección atados al conurbano bonaerense. En ese territorio deberá definirse si LLA (La Libertad Avanza) cierra filas con el PRO (hoy presidido por Mauricio Macri).

Allí, surgen diferencias de método entre los actores. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, tiene la intención de acordar listas en distritos importantes, como la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, así como en Córdoba y quizás, en Santa Fe. En tanto, cerca del asesor estrella (que fue este miércoles a la Rosada ataviado al estilo Trump, con corbata roja) Santiago Caputo estiman que la evolución de los indicadores económicos serán aún mejores para marzo-abril del año próximo y que eso, debilitará fuertemente las chances negociadoras del macrismo.

Además, piensan que la actitud de Mauricio Macri de dejar trascender frases con tono crítico a Santiago Caputo no ayuda a un entendimiento: «Santiago es intocable para Javier Milei», afirma uno de los principales funcionarios del Presidente de la Nación. Hola a todos…

«La liebre está cazada y cocinada: misión cumplida», sonríe uno de los operadores de Cristina Elisabet Kirchner. La frase, en modo maquiavélico, grafica lo que el cristinismo consiguió: la estructura del PJ Nacional para la ex Presidenta y la sumisión de Axel Kicillof, cuya rebeldía no es algo soportable para CFK y su hijo Máximo.

Andrés «Cuervo» Larroque, ministro de acción social de la provincia de Buenos Aires y una de las personas que más conoce a Máximo Kirchner en su rol político, ya aportó lo suyo: se mostró este mismo martes en un evento social con la mimada de Cristina, Mayra Mendoza. La intendenta de Quilmes había sido de las más duras contra Kicillof cuando el gobernador no apoyaba la candidatura de Cristina al Partido Justicialista y pocas horas antes de la proclamación de las nuevas autoridades pejotistas, Mendoza se mostró con Larroque, uno de los que sostenía ir a la pelea contra el campamento cristinista.

Ahora, Kicillof medita sus próximos pasos, acorralado en la dimensión del «sapo político» que Máximo quiere que ingiera el mandatario provincial. Por eso, conversa su próxima jugada con su mesa chica donde solo opinan Carlos «Carli» Bianco, «Cuervo» Larroque, el ministro Gabriel Katopodis, la vicegobernadora Verónica Magario, su vocera Jesica Rey y la ubicua Cristina Álvarez Rodríguez, sobrina-nieta de Eva Perón.

En esa mesa se dijo que «no nos manejamos por pasiones; sino, ¿cómo hicieron para volver Alberto Fernández y Sergio Massa, después de las cosas que le dijeron a ella y terminaron siendo Presidente y candidato?», razonan con razón.

Quienes intentaron acercar posiciones desde antes del ruido que armó la lista que plantó el riojano Ricardo Quintela y el acto de Kicillof en Berisso para el 17 de octubre, señalan que la discusión fue en vano y que hoy, ambos gobernadores podrían tener cada uno un sitio en las vicepresidencias del Partido si hubieran acordado con el Instituto Patria.

Wado de Pedro, uno de los negociadores de Cristina, ostenta que ordenó el CFI (nucleamiento de gobernadores de todos los signos) para su alfil Ignacio Lamothe y que acomodó los casilleros del PJ Nacional para Cristina, junto al abogado porteño Juan Manuel Olmos. Ahora, aguarda que Axel Kicillof le responda un WhatsApp pendiente.

Algunos miran a Sergio Tomás Massa, recluido en su búnker de la Avenida del Libertador, quien envía mensajes diciendo, en mayúsculas, que «NO NOS ENTRA UN QUILOMBO MÁS… Hoy NO hay lugar para rencores, venganzas ni dolores», sostiene el tigrense que mantiene una aceitadísima relación con Cristina y Máximo K.

Mientras tanto, el gobernador Ricardo Quintela escuchó de varios de sus allegados la idea de ir a una «guerra de guerrillas» y disputar con Cristina desde dentro del peronismo. Quienes lo acompañaron en su gira federal, aseguran haber notado mucho malestar con la conducción cerrada del kirchnerismo durante años y reclaman apertura.

Ahora, resta saber cómo oficializará CFK su entronización al frente del PJ Nacional. Una será cumplir con la formalidad y deberá volver a la sede partidaria de Matheu 130, la mismo donde, paradójicamente, en 2019 se produjo el regreso partidario de Alberto Fernández. Además de eso, para el 16 o 17 de noviembre hará un acto con «formato de cercanía», estilo que adoptará de ahora en más la titular del Partido, como en sus últimas apariciones en una fábrica o en una universidad de Avellaneda. Quedaron de lado, por un tiempo, las «clases magistrales» para la Macro y vendrán acciones con formato de cotidiano. Tomá mate con chocolate…

Mientras tanto, en la Ciudad de Buenos Aires la cuestión política está alterada y en la gestión de Jorge Macri ya preparan un «master plan» para reestructurar al gobierno porteño.

Desde antes de que el macrismo capitalino entendiera que La Libertad Avanza irá a disputarle la Ciudad al PRO, el alcalde porteño pidió a sus más cercanos pensar en cómo dejar de funcionar de modo analógico en una era digital. Y avanzan en una reestructuración en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en la que tienen protagonismo concreto Gabriel Sánchez Zinny, Gabino Tapia y Guillermo «Willy» Romero, funcionarios claves en el pensamiento de una “Ciudad Nueva” que pretende Jorge Macri.

Habría un achicamiento de estructuras y cambios en el Gabinete, además de una modificación sustancial de los entes reguladores y descentralizados. Por ejemplo, el Ministerio de Desarrollo Económico que supo conducir el despedido Roberto García Moritán pasará a ser Secretaría y no habrá reemplazo para «Pampito» sino que se aprovechará su salida para modificar a fondo esa dependencia.

Otro punto fuerte de los cambios por venir estarán en la parte de «Movilidad», que fuera un eje de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, con foco en lo sustentable. Esos cambios abarcarían a transporte, bicisendas, colectivos y calles, todas cuestiones que están dentro del Ministerio de Obras e Infraestructura que conduce Pablo Bereciartúa,

Además, modificarían áreas que hoy están bajo el ala de la vicejefa de Gobierno, Clara Muzzio, las que saldrían de allí pero, fundamentalmente, se achicarían bajando costos de modo ostensible.

Todo esto, revolucionará la discusión electoral por venir con «La Libertad Avanza» en tierras capitalinas que, como se adelantó aquí, será el año próximo y a cara de perro. ¡No se inunda más!