POLITICA
El embajador en Israel presentó copia de cartas credenciales y busca residencia en Jerusalén
“El embajador Axel Wahnish asumió funciones en la Embajada Argentina ante el Estado de Israel y presentó copia de sus cartas credenciales ante las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel”, informó este viernes el sitio web de la sede diplomática argentina ante el Estado hebreo. El texto está acompañado de una foto del representante de Javier Milei en Israel con el jefe de protocolo Gil Haskel, aunque en la reunión, se informó, también estuvo Jonathan Peled, vicecanciller israelí a cargo de América latina.
Wahnish, que en agosto le presentará sus cartas credenciales al presidente Isaac Herzog, está buscando además un lugar donde vivir con su familia. Y ese es un proceso que inquieta a muchos de sus pares en la diplomacia argentina.
Ocurre que, de acuerdo a lo que pudo saber Clarín con información de fuentes del gobierno argentino y también de Israel, el rabino, que también es guía espiritual de Milei, está buscando una casa en Jerusalén, lo que sería no solo profundamente disruptivo, sino también un incumplimiento de los compromisos de Wahnish y de la propia canciller Diana Mondino con el Senado argentino, que le dio acuerdo bajo la promesa de que el Gobierno no trasladaría la representación argentina desde Tel Aviv hacia Jerusalén.
El embajador Axel Wahnish mantuvo un encuentro con rehenes argentinos liberados, familiares de argentinos que aún se encuentran secuestrados en la Franja de Gaza y miembros del Foro de Familiares de Rehenes y Personas Desaparecidas durante el ataque del 7 de octubre de 2023. pic.twitter.com/XLe4aGbrc5
— Argentina en Israel (@argenisrael) June 21, 2024
Para torcer la opinión de los senadores que no le querían aprobar su pliego como embajador, hubo una reunión entre Wahnish y el senador radical Martín Lousteau, en la que participaron también los senadores Guadalupe Tagliaferri y Maximiliano Abad. En ese encuentro, el religioso habría dicho que la Cancillería argentina desaconsejaba instalar la embajada en Jerusalén. Y un compromiso similar -aunque no textual, ya que dijo que no haría nada que perjudique la política exterior de Argentina- firmó Mondino.
En los debates en la Comisión de Acuerdos del Senado, Lousteau preguntó una y otra vez cómo perjudicaba al reclamo por la soberanía argentina sobre las Malvinas un eventual traslado de la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén. Según los senadores, además de irritar a los palestinos -que reclaman a Jerusalén como una ciudad propia- y al mundo árabe y musulmán en medio de la guerra en la Franja de Gaza contra el grupo terrorista Hamas, una decisión así se opone a una resolución de las Naciones Unidas sobre esa ciudad.
Jerusalén tienen un estatus especial concedido por la resolución 478 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que rechazó una ley fundamental israelí de 1980 que había declarado a Jerusalén capital de Israel. En base a esa resolución, el organismo internacional, y por lo tanto sus miembros, entre ellos la Argentina, no reconocen a Jerusalén como capital.
Fue el presidente Javier Milei quien, para complacer a al premier israelí Benjamín Netanyahu, prometió mudar la embajada Argentina desde Tel Aviv -donde se encuentra desde el inicio de las relaciones diplomáticas entre ambos países, en 1949- a Jerusalén. Milei lo dijo varias veces.
Los senadores estaban preocupados porque si la Argentina incumple una resolución de la ONU como esa, su reclamo sobre Malvinas, que también descansa sobre resoluciones de la ONU que obligan al Reino Unido a negociar, quedaría debilitado.
Por eso mismo, si el nuevo embajador decide vivir en Jerusalén, incluso si las oficinas de la Embajada siguen en Tel Aviv, podría generarse un problema. Eso ocurre porque las residencias de los embajadores son consideradas sedes con inmunidades especiales igual que las embajadas. Tienen el mismo estatus diplomático. La representación del Estado donde vive el embajador debe llevar bandera, placa y escudo, igual que la sede administrativa.
Cerca de Wahnish, que llegó esta semana con su mujer y sus cuatro hijos a cumplir las funciones de representante de la República Argentina ante Israel, negaron que la decisión esté tomada. Señalaron en su entorno que estuvieron viendo distintas opciones para la residencia, y no sólo en Jerusalén.
Clarín consultó en jefatura de Gabinete de la Cancillería por qué se había devuelto a sus propietarios la residencia que usaban los embajadores argentinos en Israel, y que hasta hace poco ocupó el encargado de negocios Francisco Troppepi, quien llegó allí luego de que fuera desplazado de la embajada el ex gobernador entrerriano Sergio Urribarri, condenado por corrupción.
La casa está en la coqueta zona de Herzliya, un suburbio al norte de Tel Aviv y a una hora en tren de Jerusalén. Cerca de Wahnish señalaron que el alquiler de esa residencia era “muy caro” y que se la devolvió por eso. Tel Aviv es una de las ciudades más caras del mundo y los alquileres de las casas para seis personas o más siempre fueron costosos.
Las fuentes de la Cancillería que conocen el episodio, que confirman que Wahnish pidió que le busquen posibles residencias en Jerusalén, se mostraron preocupados sobre lo que podría ocurrir si el embajador se instala en la ciudad santa y empieza a atender algunos asuntos diplomáticos desde allí.
La embajada argentina en Israel tiene registrados a unos 100.000 argentinos y residentes en ese país. La delegación soporta un intenso trabajo consultar y brinda asistencia de todo tipo a los argentinos residentes y los viajeros. Entre las primeras actividades que se puso al hombro Wahnish está la de recibir a los familiares de los argentinos secuestrados por Hamas en el salvaje ataque del 7 de octubre de 2023.
POLITICA
Engañó a más de 60 museos de Estados Unidos donando obras que en realidad eran falsas y jamás fue condenado
Uno podría pensar que detrás de toda gran estafa las principales motivaciones son ganar grandes sumas de dinero, alimentar aquella hambre de poder o la codicia sin límites. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, esto no es verdad en algunos engaños que marcaron la historia o —para ir a menor escala— ciertos mercados y negocios. Entre los casos más notorios está el de Mark Augustus Landis, un criminal de cuello blanco que engañó a más de 60 museos de Estados Unidos al donar obras falsas.
Quién es Mark Landis y por qué se hizo famoso
Originario de Virginia, durante gran parte de su vida Mark Landis vivió en varios países del mundo ya que su papá —quien era parte de la marina norteamericana— era constantemente trasladado a distintas bases. Regresando a Estados Unidos e instalándose en Mississippi en 1968, a los 17 años su papá murió después de un año de luchar contra el cáncer, lo que le ocasionó una fortísima crisis de salud mental. Internado en el Hospital de Kansas, allí fue diagnosticado con trastornos esquizofrénicos, paranoides y psicóticos y comportamiento catatónico.
Estudiando artes plásticas en el Art Institute of Chicago y, más tarde, en San Francisco, junto a varios compañeros de curso trabajó en la recuperación de obras de arte y a mediado de los 80 decidió comprar su propia galería. Esto no resultó para nada bien, ya que fue una muy mala inversión que lo hizo perder todo su dinero. Empujado por las deudas, en 1988 volvió a mudarse a su casa materna (donde su madre vivía con su nuevo marido, James Brantley).
Sin embargo, su carrera como falsificador había iniciado muchísimos años antes. Como él mismo lo cuenta, de chico, engañaba a sus amigos creando copias de estampillas coleccionables e intercambiándolas por reales. Sus primeras pinturas falsificadas datan de la primera parte de la década de los 80 cuando falsificó obras del artista Maynard Dixon (conocido en el mundo del arte por sus pinturas dedicadas a escenas del clásico oeste norteamericano), las cuales donó a un museo en California como “homenaje a su padre fallecido”.
La escala de sus estafas y los datos sorprendentes de su accionar
Tomando valor después de que sus primeras obras fuesen aceptadas y eligiendo museos pequeños que no tuviesen los equipos necesarios para lograr identificar si una obra era real o falsa, la operación de Mark Landis duró más de 20 años y una gran cantidad de instituciones fueron víctimas de sus engaños. Tan grande terminó resultando su extraño accionar que hasta donó la misma pintura (todas falsas, obviamente) a seis diferentes museos de Estados Unidos.
Fue recién en 2007 que varias de sus obras empezaron a despertar sospechas de los equipos y curadores de los museos. El primero de ellos fue en el Museo de Arte de Oklahoma City cuando Landis ofreció donar una acuarela de Louis Valtat, una escena portuaria de Paul Signac, un autorretrato de Marie Laurencin, un óleo de Stanislas Lépine y un dibujo de Daumier.
Matthew Leininger, quien trabajaba en la institución, las investigó y descubrió que estas habían sido ofrecidas al Museo de Arte SCAD y que la persona detrás de ese ofrecimiento era la misma. Lo que no se imaginaba era que este caso sería solo la punta del iceberg, ya que seguiría investigando y descubriría que el supuesto donante ya había engañado a a más de 60 museos en 20 estados y utilizaba diferentes pseudónimoc como Stephen Gardiner, el padre Arthur Scott (un sacerdote jesuita), James Brantley (su padrastro), Mark Lanois, Martin Lynley y John Grauman. Manteniendo el caso confidencial, envío un alerta a otros museos para que se mantengan atentos.
Tres años más tarde, el padre Arthur Scott donaría a Paul and Lulu Hilliard University Art Museum la supuesta obra de Charles Courtney Curran. Sin embargo, al ser analizada con rayos ultravioletas, rápidamente descubrieron que se trataba de una copia: los colores se veían raro y hasta se notaban rastos de una fotocopia que había sido utilizada como guía para la pintura. A finales de ese año, fue el diario especializado The Art Newspaper el que escribió un artículo súper detallado del caso y exponiendo la verdadera identidad de Mark al público general.
¿Qué pasó con Mark Landis?
Lejos de frenar con sus donaciones, hasta el 2012 se registraron nuevos intentos de Mark de regalar sus falsificaciones a diferentes museos de Estados Unidos. Pero quizá el punto más sorprendente de este caso es que donar obras falsificadas no es un crímen y Landis no tuvo que cumplir ninguna condena o pago de multa ya que —técnicamente— no rompió ninguna ley al no ganar ningún dinero a partir de esas obras falsificadas ni intentar hacer reducción de impuestos debido a sus donaciones (accionar que sí podría haberlo puesto bajo la lupa de crímenes federales).
Lo que es aún más divertido de esta historia es que si bien muchos museos intentaron ocultar que habían sido víctimas de un estafador de cuello blanco, en 2012 el director de DAAP Galleries en la Universidad de Cincinnati creó una exhibición que recopila 60 de las obras de Landis (quien hasta donó el traje que utilizaba para interpretar a una de sus identidades, el padre Arthur Scott) en la búsqueda de crear conciencia sobre este tipo de accionar. La tituló “Faux Real” (Falso Real).
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