La abrupta salida de Diana Mondino del Ministerio de Relaciones Exteriores generó revuelo en el ámbito político y diplomático. Javier Milei, quien hasta hace pocos meses compartía una relación fluida con su entonces funcionaria, dio señales de querer suavizar el impacto de su despido mediante una posible oferta para que ocupe un cargo aún por definir.

La propuesta pública fue transmitida por Guillermo Francos, jefe de Gabinete libertario, en un intento de contener la escalada de tensiones y de preservar la relación entre la economista liberal y el Gobierno.

El despido de Mondino no solo dejó vacantes cargos en la Cancillería, sino que provocó una cadena de reacciones en el entorno de la funcionaria. Según fuentes cercanas, la intervención de Karina Milei en varias de las decisiones estratégicas de la Cancillería y la exclusión de Mondino en eventos internacionales clave habían erosionado la confianza y la comunicación entre la exministra y el presidente.

La situación habría alcanzado su punto crítico tras el episodio en la Asamblea General de la ONU, donde Mondino optó por una postura alineada con la tradición diplomática argentina, desencadenando reproches en la Casa Rosada.

Historia secreta de la caída de Mondino, y la pelea entre economistas y astrólogos

Una “purga ideológica” y la llegada de Werthein

El despido de Mondino no es un hecho aislado; representa el comienzo de lo que varios funcionarios han descrito como una “purga ideológica” dentro de la Cancillería. Según fuentes de la Casa Rosada, el plan es reestructurar el equipo diplomático para asegurar una alineación completa con la administración de Milei, quien ha dejado en claro su deseo de marcar una ruptura con las políticas exteriores de gobiernos anteriores. En este contexto, la llegada de Gerardo Werthein como nuevo canciller, prevista después de las elecciones en Estados Unidos, anticipa una serie de movimientos estratégicos dentro del Palacio San Martín.

Algunos diplomáticos y funcionarios de carrera ya temen por su continuidad. La lista de los posibles desplazamientos incluye a varios colaboradores cercanos a Mondino, lo que refuerza la percepción de una “limpieza ideológica” en la sede de la Cancillería. De acuerdo con un funcionario que pidió anonimato, la administración de Milei pretende construir un equipo alineado que respalde su enfoque de política exterior, a menudo definido por una postura de firmeza en temas de soberanía y de independencia respecto a organismos multilaterales.

Luego de la salida de Diana Mondino, realizarán una auditoría en Cancillería

En medio de la polémica, el gobierno intenta reducir la exposición mediática del conflicto. “Javier siempre quiso cuidarla y le tiene un enorme cariño. No va a dejar que quede todo mal entre ellos”, expresó Guillermo Francos en un intento de calmar las tensiones. En Balcarce 50 también reconocen que Mondino mantiene un alto nivel de aprobación entre los simpatizantes del movimiento libertario, lo que convierte la situación en un tema delicado para el gobierno. No obstante, fuentes internas sugieren que la paciencia del presidente Milei se agotó tras varios episodios de desacuerdo, particularmente el desencuentro por la votación en la ONU sobre el tema de Cuba.

En el entorno de Mondino, en tanto, la sensación de “sacrificio” como “fusible” ha permeado las interpretaciones de la situación. Sus colaboradores afirman que la exfuncionaria simplemente habría actuado en línea con la tradición diplomática argentina, lo que ella misma interpretó como un consenso implícito. Sin embargo, la Casa Rosada insiste en que no se le había autorizado a tomar decisiones sensibles sin consultarlas. Este desencuentro ha sido interpretado como la causa final de la salida de Mondino y ha desencadenado una serie de intercambios de culpas entre ambas partes.

Un cambio de rumbo en la Cancillería

Con la salida de Mondino, el rumbo de la Cancillería parece dirigirse hacia un giro más disciplinado, marcado por un estilo que respalda la visión internacional de Milei. Werthein, que actualmente se encuentra cerrando su gestión en la Embajada de Estados Unidos, es visto como una figura alineada con el pensamiento del presidente y se espera que su llegada marque un cambio significativo en la conducción de la política exterior. Bajo su liderazgo, se anticipa una reestructuración en la que el perfil de los funcionarios y diplomáticos será clave para avanzar en los objetivos que el gobierno considera prioritarios, como la renegociación de acuerdos comerciales y el fortalecimiento de las relaciones con países afines.

Por su parte, Diana Mondino aún no se ha pronunciado públicamente sobre la posibilidad de ocupar un nuevo cargo. En su entorno, sus allegados aseguran que no ha recibido una oferta formal y que la exministra se encuentra en un proceso de reflexión. “Hay que ver si quiere; quedó muy golpeada”, admitió un funcionario de Cancillería, quien sugirió que Mondino podría tomar una pausa antes de considerar un posible regreso al gobierno.

Mientras tanto, el círculo cercano de Milei busca poner paños fríos a la situación, recordando que, a pesar de los desacuerdos, el presidente sigue valorando el papel de Mondino en la campaña que los llevó al poder. Aunque la situación es delicada, en la Casa Rosada confían en que la crisis puede ser sorteada con una combinación de diplomacia interna y mensajes públicos conciliadores. En este sentido, el gobierno de Milei intenta no solo manejar la situación a nivel mediático, sino también enviar una señal de unidad a sus seguidores, en un momento en el que la cohesión del equipo de gobierno es fundamental para consolidar los cambios propuestos por el mandatario.