POLITICA
El Gobierno festejó la nueva etapa del plan económico, pero monitorea el impacto en la campaña

Otra vez euforia. A la salida de un verano esquivo, con crisis de reservas y pérdida del control de la agenda pública, la algarabía volvió al Gobierno. Hacía tiempo que no se vivía un clima así. Habría que remontarse al año pasado. Anoche, en una extensísima entrevista en el canal de streaming Neura, Javier Milei cantó algunas de las estrofas del tema burlón y ofensivo contra “mandriles”, anclado en la liberación del cepo, que ideó su cineasta y que más temprano había sido compartido con euforia por el presidente con el equipo económico en el Ministerio de Economía. Hubo festejos muy airados tras la visita del secretario del Tesoro norteamericano –Scott Bessent estuvo más tiempo arriba de un avión que en Buenos Aires, un dato que habla por sí solo-, el acuerdo con el Fondo Monetario y un lunes sin traumas para el nuevo esquema cambiario. “¿Ya podemos afirmar sin lugar a dudas que es la mejor salida del cepo de la historia?”, se preguntó, altivo, Santiago Caputo ayer desde las redes. El asesor, principal estratega de la comunicación oficial, con control de buena parte de los resortes más sensibles del Estado, desplegó la narrativa durante todo el fin de semana tras el anuncio del viernes de Luis “Toto” Caputo que marcó el inicio de la nueva etapa del gobierno, y una apuesta crucial para el futuro del proyecto libertario.
Anoche, en la charla con Alejandro Fantino, después de que el precio del dólar oficial se acomodara en el primer día sin restricciones en torno a los $1.230, Milei fue un paso más: pronosticó que la divisa se irá hasta el piso de la banda establecido por el gobierno, que habrá una acumulación de reservas de 4.000 millones de dólares y que los precios van a bajar porque “los que están remarcando no van a tener demanda”. “O bajan los precios o quiebran, es su decisión”, desafío el mandatario.
Más temprano, José Luis Daza, el viceministro de Economía, había dicho que no le inquietaba el pass through, y que la inflación “va a colapsar” en la Argentina.
El gobierno cambió el chip, urgido por la fatiga del programa económico. Desde el estallido del caso $LIBRA de febrero que Milei no tenía semejante dominio de la agenda pública, aunque desde el Ejecutivo reconocen que los próximos meses serán claves y que la evolución de la nueva etapa del programa monetario y cambiario tendrá impacto en la suerte de La Libertad Avanza en las elecciones de medio término.
La Casa Rosada anunció el viernes las nuevas medidas dos horas después de que el INDEC oficializara que la inflación de marzo giró en torno al 3,7% y que se acumularan dos meses consecutivos de alza en los precios. Milei está convencido de que el plan, acompañado de una recalibración en el ajuste del déficit fiscal de 0,3 puntos del PBI, como confirmó el viernes el ministro de Economía, va a funcionar. Que los desembolsos del Fondo y de otros organismos como el Banco Mundial desde hoy hasta mediados de año son suficientes para el sostenimiento del programa y que, en todo caso, habrá un traslado a precios de algunos meses que volverá a corregirse antes de octubre. Fue lo que, hasta ahora, le sirvió a Milei como sostén y que en los últimos meses había empezado a mostrar algunas señales de agotamiento: la sensación de estabilidad.
Se trata, por caso, de la mirada más optimista de un plan a largo plazo que, más allá de los resultados, devolvió al Gobierno a un status comunicacional y político de control general que había perdido durante el verano desde el caso $LIBRA, y que no le ocasionó mayores dolores de cabeza por la fragmentación y descrédito de buena parte del sistema político. “Los conejos de la galera son más eficaces que los tiros en los pies”, dijo ayer Andrés Malamud en Infobae en vivo. Por esa polémica que investiga la Justicia, el próximo martes deberá presentarse en el Congreso el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el primero de los cuatro funcionarios citados por la oposición. Ayer se evaluaba si valía la pena que el ministro comparezca este miércoles en Diputados para dar su informe de gestión establecido por la Constitución, en vísperas además del fin de semana largo de Semana Santa.
El Gobierno intentará capitalizar la euforia y aprovechar esta nueva etapa de la gestión con una batería de temas que se prevén soltar en las próximas semanas, y que incluyen, por ejemplo, una reforma migratoria para más adelante sobre la que se trabaja en estos días, en especial, para terminar de definir si tiene sustento “constitucional”. Es lo que en su momento Steve Bannon, asesor de Donald Trump, patentó como “flood the zone”, “inundar la zona”: saturar a la opinión pública y a los medios de comunicación con cataratas de anuncios y medidas para acaparar la discusión.
En esa conjunción de factores, el económico y el mediático, el Gobierno se encamina a la etapa más decisiva de una campaña electoral que este domingo tuvo su primer test en Santa Fe, en las elecciones locales y de convencionales constituyentes, que arrojó algunas conclusiones preliminares.
La primera, la baja participación, por debajo del 60%, que en la provincia adjudican a la confusión en la convocatoria y a una posible apatía de parte del electorado con el sistema político. La segunda, el triunfo de Maximiliano Pullaro, que alcanzó 33 de 69 convencionales con él mismo como principal candidato. La tercera, una performance algo apática por parte de La Libertad Avanza, que terminó tercero a nivel provincial más allá de un resultado muy auspicioso en Rosario. “Acá todos dicen que ganaron, pero perdieron todos. Algunos poco, otros mucho”, sentenció una fuente provincial.
Pullaro volvió a imponerse como la figura más relevante y hegemónica de Santa Fe, pero perdió votos en comparación a 2023. En el caso de LLA, fue su primer test provincial. El peronismo volvió a ir dividido. El escenario provincial, en ese sentido, volvió a confirmar un tablero de tercios.
En ese contexto, en el Gobierno existía ayer una sensación amarga. La decisión de encolumnarse detrás del diputado Nicolás Mayoraz, en una oferta separada a la candidatura de Amalia Granata, no terminó de aglutinar consensos puertas adentro. “Había que hacer un acuerdo o no competir, pero no competir por separado”, dijo ayer un operador libertario.
Se impuso, de todos modos, la postura de Eduardo “Lule” Menem, uno de los principales asesores de Karina Milei.
Así, en el partido libertario conviven dos posturas: el interés en los armados provinciales, por un lado, y la necesidad de privilegiar la estrategia nacional. En el primer bando se ubican los Menem.
Tienen particular injerencia en las decisiones de la hermana del Presidente, que está a cargo del espacio y que tiene la palabra final en el territorio y en el armado de la estrategia electoral.
Para la hermana de Milei, cobra por eso especial relevancia la elección a legisladores de la Ciudad de Buenos Aires que ayer volvió a subir un escalón en el nivel de tensión entre la familia presidencial y los Macri, Mauricio y Jorge, de cara al 18 de mayo. La escalada exhibe, por un lado, que Milei está decidido a enfrentar a su antecesor y a tratar de convertirse en el único referente del electorado de derecha y la centroderecha. Y que Macri está dispuesto a defenderse de esta avanzada aún cuando su partido quede reducido a un distrito y a una composición parlamentaria muchísimo menor a la actual.
No hay por el momento indicios de que la disputa vaya a zanjarse, y hay versiones insistentes de que en cualquier momento puede salirse de cauce. Ayer Milei se refirió a la Capital como el “reducto” de los Macri, dijo que había sido el jefe de Gobierno el que rompió cualquier tipo de acuerdo cuando adelantó el calendario y que, por el contrario, culpaban a su hermana por esa puja en torno a la “casa matriz”, como llaman dentro del PRO a la capital.
La disputa llegó a tal nivel que el Gobierno avanzó llamativamente desde Migraciones contra Antoni Gutiérrez-Rubi, el consultor catalán de los Macri al que le revocaron deliberadamente la residencia en el país porque el Presidente lo acusa de haber montado en el 2023 una campaña sucia contra él cuando trabajaba para el Frente de Todos. El asesor se presentará hoy en Migraciones a través de sus abogados, para pedir una “reconsideración” de esa decisión.
En el Gobierno tienen confianza en la candidatura de Manuel Adorni. Es interesante porque tanto el PRO como LLA tienen un solo objetivo: superar al otro, aún cuando eso implique cederle el primer lugar al peronismo. En el caso de Adorni, la apuesta del Ejecutivo es doble porque es el candidato de Karina Milei, que ordenó avanzar sobre el territorio porteño y el bastión insignia del PRO, y que pone en juego su rol de armadora electoral.
Por su parte, Macri volvió a hablar el lunes. Está visiblemente enojado con los Milei. Mostró apoyo a la apertura del cepo, aunque aclaró: “Devaluación va a haber, obviamente”. En privado destila más furia. Públicamente, volvió a cagar contra Milei y su hermana y exhibió otra vez la fractura con la familia presidencial, acusando al presidente de mentiroso un rato después de que el jefe de Estado dijera que está muy avanzado el acuerdo con el PRO en territorio bonaerense. En TN, Macri remarcó que aún no hay ningún acuerdo cerrado, subrayó que incluso había hablado antes de entrar al estudio de televisión con Cristian Ritondo y que éste le dijo que no hubo más avances que las fotos que el Gobierno se encargó de filtrar en las últimas semanas. La reunión de estar tarde, convocada por el diputado para discutir con los intendentes del Gran Buenos Aires, habría quedado en stand-by. Para mostrar empatía con el jefe del PRO, aunque por abajo siguen las negociaciones.
Lo cierto es que hay algunos dirigentes del PRO, con Diego Santilli y Guillermo Montenegro a la cabeza -dos de los que se reunieron la semana pasada con el Gobierno-, que ya están decididos a trabajar en una alianza conjunta con LLA de cara a las elecciones provinciales de septiembre próximo, convocadas por Axel Kicillof.
La elección bonaerense se encamina a convertirse tan o más relevante que la de la capital. En ambos casos, porque tanto Jorge Macri como el gobernador se juegan el futuro político. Y la gobernabilidad de los próximos años.
La baja participación en los comicios de Santa Fe de este domingo abren ahora un interrogante en la provincia de Buenos Aires tras la decisión de Kicillof de adelantar el calendario y organizar por primera vez un cronograma electoral desdoblado del nacional. Representa además un desafío extra para el Gobierno en una región, como el Gran Buenos Aires, en la que el peronismo K tiene su mayor caudal electoral, y en la que la economía presenta su peor cara.
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El Gobierno busca evitar nuevos reveses en el Senado y afina su estrategia política para el segundo semestre

El Senado es el gran desafío para La Libertad Avanza en el segundo semestre, tras el receso de invierno. Ya están pensando en cambios en estrategias desde el oficialismo y en eso trabajan los senadores y la vicepresidenta, Victoria Villarruel.
Unión por la Patria, conducido por José Mayans y Juliana Di Tullio, ya demostró que puede avanzar con iniciativas opositoras junto a legisladores aliados como los radicales Martín Lousteau y Pablo Blanco, y la senadora del PRO Guadalupe Tagliaferri.
El 10 de julio, con 37 votos —la mitad del Senado—, aprobaron seis proyectos que golpearon al Gobierno. Tres de ellos obligaron a la Casa Rosada a vetar las leyes que otorgaban aumentos del 7,2% a jubilados, prorrogaban la Moratoria Previsional y declaraban la Emergencia en Discapacidad.
Ahora el Senado espera que la Cámara de Diputados apruebe y devuelva los proyectos que declaran la emergencia del Hospital Garrahan y del sistema universitario. Se estima que podrían tratarse en Diputados la primera semana de agosto, aunque UxP busca consensos para sesionar el 30 de julio.
También quedaron listos para llegar al recinto los decretos delegados firmados por Javier Milei. Con ellos, en el marco del cierre de facultades delegadas por la Ley Bases, el presidente reorganizó las estructuras de las fuerzas de seguridad federales: Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Cambio de estrategia en el oficialismo
El oficialismo evalúa su estrategia ante la falta de mayoría propia. “Hay que esperar dos fechas clave: el 7 de agosto, cierre de alianzas nacionales, y el 26 de octubre, elecciones legislativas”, dijo a TN el senador Francisco Paoltroni, ex La Libertad Avanza, que hoy lidera el monobloque “Libertad, Trabajo y Progreso”. Paoltroni impulsa un proyecto de intervención federal en Formosa, su provincia: “Está muerta la República y la situación es terminal”.
Los proyectos del oficialismo o de sus aliados están trabados por las mayorías que construye UxP en el Senado. “Hay que replanificar la estrategia. A través del diálogo con senadores dialoguistas, debemos recuperar la mayoría con la que derrotamos al kirchnerismo en otras ocasiones”, afirmó a TN el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala.
Para eso, el Gobierno necesita recomponer la relación con los gobernadores y con la vicepresidenta Victoria Villarruel, además de acercarse a senadores que el año pasado votaron la Ley Bases y el paquete fiscal. Muchos de ellos responden a sus provincias y ahora buscan modificar la coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos y la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN).
La crisis con Victoria Villarruel
En los últimos meses, se agravaron las diferencias entre Javier Milei y su vicepresidenta. A las críticas del presidente se sumó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. El presidente la acusó de “traidora” por permitir que UxP abriera el recinto para tratar proyectos que finalmente se aprobaron. Villarruel respondió desde sus redes: “Si hay equilibrio, asistir a los más desprotegidos no debiera ser tan terrible. Un jubilado no puede esperar y un discapacitado menos. Que ahorre en viajes y en la SIDE y listo”.
El 10 de julio, Villarruel no logró bloquear la sesión impulsada por UxP y apoyada por senadores de distintas fuerzas, que reclamaban debatir proyectos presentados por gobernadores ante la falta de respuestas del Gobierno nacional.
El último fin de semana, Villarruel viajó a Catamarca, se mostró con el gobernador Raúl Jalil y evitó hablar de política. Participó de la Fiesta del Poncho y, ante un periodista que la acusó de traicionar al presidente, respondió: “No me parece que esa sea una pregunta que me tengas que hacer. La verdad es que no ha sido nada de eso”. Ya había hecho apariciones públicas en Santa Fe, el 20 de junio, y en Tucumán, el 9 de julio.
Mientras tanto, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, uno de los pocos funcionarios que aún dialoga con Villarruel, admitió que existe “una crisis política en el Gobierno, no institucional”.
Por ahora, el Senado está en receso hasta el 4 de agosto. UxP asegura que, en caso de sesionar, lo haría recién la semana siguiente, dando tiempo al oficialismo para recuperarse de la última sesión legislativa.
Senado, Victoria Villarruel, Casa Rosada
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Milei viaja a Córdoba para participar de La Derecha Fest, “el evento más anti-zurdos”

CÓRDOBA.- Javier Milei lo confirmó hace unas tres semanas en una entrevista en Neura: mañana estará en la ciudad de Córdoba para participar del “evento más anti-zurdos que jamás se hizo”: La Derecha Fest.
Es la primera vez que el Presidente será parte de este espacio de “batalla cultural” contra lo que los libertarios consideran la hegemonía de la izquierda en los medios de comunicación. Los organizadores no descartan que pueda haber alguna señal respecto del armado electoral en esta provincia de La Libertad Avanza (LLA).
La organización está a cargo de La Derecha Diario, medio que también desembarcó en Córdoba con una redacción propia y que el martes que viene estrenará un streaming aprovechando las presencias en la reunión.
El propietario del diario, Javier Negre, también hablará en el encuentro, del que participarán Daniel Parisini, más conocido como “El Gordo Dan”; Agustín Laje; Nicolás Márquez y Diego Recalde, entre otros.
Según dijeron fuentes de la organización a , ya se vendieron el 90% de las entradas y 20% se comercializaron con créditos de Mercado Libre. El perfil de los asistentes que esperan es de entre 30 y 35 años en promedio.
También deslizan que hay empresarios que adquirieron entradas; “algunos, muchas”. Enfatizan que todo lo recaudado se vuelca a la organización. “Acá vienen pagando, así de simple”, afirman.
El Presidente confirmó su participación cuando un oyente le preguntó mientras estaba en Neura: “¿cuándo te vas a venir para Córdoba?“. La respuesta de Milei fue: “Ahora vamos ir a Córdoba… a La Derecha Fest. No lo habíamos anunciado públicamente, pero vamos a ir”.
LLA apuesta fuerte a Córdoba, distrito en el que en la elección presidencial tuvo una muy buena performance, alcanzó 74,05% en la segunda vuelta, y espera repetir un “muy buen” resultado en las legislativas de octubre.
Apenas Milei confirmó su visita, el exsecretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta, celebró en sus redes: “El León y El Jefe siempre presentes en Córdoba alias ‘La Docta’ para profundizar el proceso que hará grande nuevamente a la Argentina”.
En la promoción del encuentro, el español Negre lo define como un “evento único, donde se combinarán análisis profundos sobre los desafíos actuales con momentos de distensión y celebración». Y dice: “Si te interesa formar parte de la batalla cultural en Argentina y la región, este encuentro es una cita obligada”.
Por estas horas el nombre de Laje -cordobés, allegado a Milei y divulgador de las ideas de la derecha en las redes- volvió a sonar como potencial líder de la lista cordobesa libertaria de diputados. Antes se lo había descartado por los viajes que ya tiene comprometidos.
En Córdoba LLA todavía no reveló quiénes serán sus postulantes. Tampoco lo hizo el oficialismo provincial, Hacemos por Córdoba. Ahí sigue en duda si Juan Schiaretti se presentará.
Al festival de mañana Milei llegará acompañado por su hermana Karina Milei. También se espera a algunos integrantes del gabinete y a diputados, entre los que podrían estar Martín Menem y José Luis Espert. Santiago Caputo todavía no confirmó si viaja.
La reunión comenzará a las 17 en los salones de un hotel cercano al Aeropuerto Taravella de Córdoba y se extenderá hasta las 23. Habrá bandas en vivo, venta de merchandising y de libros.
Recalde, otro de los disertantes, se define a sí mismo como “a veces profesor, productor, director de cine, escritor, detective, músico, actor, artes marciales”.
También hablará el chileno Axel Kaiser, subdirector de la Fundación Faro, quien habla de “parásitos mentales” cuando se refiere a los progresistas, concepto que retomó el Presidente. Otro será Márquez, escritor y biógrafo de Milei.
en Neura,La Derecha Diario,,pic.twitter.com/y21aYCuyls,June 29, 2025,View this post on Instagram,A post shared by Viva La Derecha (@vivaladerechafest),Gabriela Origlia,Javier Milei,Córdoba,Conforme a,Javier Milei,,Minuto a minuto. Javier Milei, en vivo: las últimas medidas del Gobierno,,Con el gabinete y senadores. Victoria Villarruel visitó Santiago del Estero en el marco del aniversario de la provincia,,»No apto para kukas». Qué es la Derecha Fest, el evento «anti zurdo» en el que participa Javier Milei
POLITICA
Los datos desconocidos del día en que Jorge Luis Borges presenció el Juicio a las Juntas

Hace 40 años, el 22 de julio de 1985, Jorge Luis Borges subía con lentitud las escaleras de Tribunales para presenciar una de las audiencias del Juicio a las Juntas. Como cada movimiento suyo de esos años, la visita atrajo a la prensa, interesó al público. Como casi todo hecho trascendente de su vida, este momento se tradujo en un gran texto. Como pocas veces, a la salida, se lo vio conmovido, abatido por lo que acababa de escuchar.
Tal vez lo que terminó de convencer a Borges de que tenía que ir a una audiencia fue el llamado de un periodista radial para preguntarle qué opinaba de haber sido parafraseado en el Juicio. Borges no sabía de qué le estaban hablando y cortó la comunicación.
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Era raro que sucediera eso. El de esos años, el de esa última década, era un Borges abierto a la charla con cualquiera, que aparecía en las revistas y en los diarios semanalmente. Un Borges al que le preguntaban sobre hábitos que se ponían de moda, triunfos deportivos y avatares políticos, que en cada conferencia convocaba pequeñas multitudes: un Borges Superstar. A su departamento de Maipú acudía mucha gente sin cita previa. Lo entrevistaban, le leían o charlaban un rato con él. Se había convertido en una de las grandes atracciones turísticas de Buenos Aires.
En una de las audiencias iniciales en las que altos mandos militares declararon ante los jueces, uno de ellos dijo: “El olvido es el único poder ante la venganza”. Lo dijo con gesto afectado y aclarando que estaba citando a Borges. Sin sorpresa, el general había empeorado el verso original que pertenece a Fragmentos de un evangelio apócrifo que estaba incluido en Elogio de la Sombra. “El olvido es la única venganza y el único perdón”, había escrito (dictado) Borges.
Lo que le molestó fue ser citado como coartada: “Lo que sucede es que ese general se acogió al beneficio del olvido. Es muy cómodo usar mi frase desde el punto de vista de un culpable. Es como decir bueno, tapemos todo, echemos tierra”, dijo Borges.
El 22 de julio (sabemos que era lunes sin consultar el almanaque por el título del texto que escribió unos horas después) al mediodía, Néstor Montenegro, periodista de la revista Gente, lo pasó a buscar por su casa. Fue a almorzar al restaurante de siempre; comió lo de siempre: arroz con queso y un vaso de jugo de naranja. Pero estaba algo nervioso, ensimismado. El Juicio a las Juntas y lo que podría encontrar en él, lo preocupaban. Al periodista de la revista Gente que lo acompañaba le expresó uno de sus temores: “Hace un tiempo vino un fiscal a mi casa a visitarme. Me aseguró que no iba a haber condenas porque no había pruebas, todas habían sido destruidas”.
Quiso ir caminando. Tenían tiempo. Casi una hora para su cita y solo siete cuadras de distancia. El paso fue lento. No solo por su edad y por la ceguera. En cada cuadra tres o cuatro personas lo detenían para saludarlo, comentarle alguna de sus últimas apariciones públicas o tan solo tocarlo. «Grande, Maestro», le gritaban desde los autos al cruzar la Avenida 9 de Julio. Borges disfrutaba serenamente y con falso pudor la celebridad, estas muestras de afecto.
Julio César Strassera lo esperaba en la fiscalía a las 14.30. Esa tarde, el escritor fue su invitado a la audiencia. Antes, mientras subía con dificultad la escalinata de Tribunales, los periodistas lo rodearon. Un aluvión de preguntas. Borges dio una respuesta genérica citando a Almafuerte: “Solo pide justicia. Pero será mejor que no pidas nada”. Y no se detuvo.
“Un hombre valiente”: la reflexión de Borges sobre Strassera
En la fiscalía lo esperaban Strassera, Luis Moreno Ocampo y Carlos Somigliana, el dramaturgo que colaboraba con la fiscalía y terminaría escribiendo buena parte del célebre alegato fiscal. Lo hicieron pasar al despacho de Strassera atiborrado de carpetas y expedientes. El frío invernal se hacía notar: alguien había dejado una ventana apenas abierta para que se disipara el olor a cigarrillo. Pero Strassera, fiel a su hábito, esclavo de su adicción, encendió uno tras otro durante la conversación.
Borges le dijo: “Usted es un hombre valiente. Lo mismo que las víctimas que declaran todos los días”. Luego le preguntó sobre la posibilidad de que los comandantes fueran condenados, su verdadera preocupación. No quería que los crímenes quedaran sin castigo. “No condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice”, escribió después.
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Hay una foto del encuentro. Borges, sentado en un sillón, con el bastón en su mano derecha y el sobretodo puesto –no se lo quitó en toda la jornada-, escucha muy serio y concentrado al fiscal. Strassera, en un silla que está a muy poco distancia del escritor, con un traje con chaleco, con una pierna cruzada sobre la otra casi en ángulo recto, agita una mano mientras en la otra sostiene un cigarrillo. Se lo adivina enfático y decidido.
Uno de los jóvenes del equipo fiscal se asomó y con una seña leve indicó que era la hora de dirigirse a la audiencia. En ese momento, Borges escuchaba con interés a Somigliana. Con algo de vergüenza, Strassera le pidió a Borges que le autografiara un libro, una de esas ediciones de tapas lisas y monocordes de Emecé de los ochenta, esas que se deshojaban con una lectura intensa.
Mientras se dirigía a la sala, Borges le dio su parecer sobre el fiscal a su acompañante: “Es un hombre simpático. Y, además, parece honesto”.
Lo que dejó la audiencia del Juicio a las Juntas que Borges presenció
La audiencia de ese día estaba algo demorada. Borges esperaba sentado. Varios de los presentes se acercaban a saludarlo. Se lo veía inquieto, molesto, como si supiera lo que iba a presenciar minutos después, como si saludarse e intercambiar cortesías sociales fuera un gesto frívolo frente a la tragedia que se iba a revivir. Un hombre de traje hizo chocar su mano con la de Borges, al tiempo que con la otra tomaba su hombro mientras cerraba el apretón. La mano de Borges pareció de gelatina, más por ser renuente a saludar a este interlocutor que por debilidad física. Sin ver, presintió la incomodidad. Alguien, seguramente Néstor Montenegro, el periodista de la revista Gente que lo acompañó toda la jornada, le dijo al oído de quién se trataba: Héctor Ramos, el defensor del Almirante Anaya. La boca de Borges se torció en un gesto amargo.
Ramos: Para mí es un honor saludarlo.
Borges: Gracias.
Ramos: Yo quisiera explicarle por qué soy defensor…
Borges: No me explique.
Ramos: Pero usted se preguntará…
Borges: No, no me explique.
Ramos: Pero yo le puedo contestar…
Borges: Usted mismo se pregunta y se contesta. Yo no lo he hecho. A mí no me interesa por qué lo hace.
Como la audiencia seguía sin comenzar, los saludos continuaron. El siguiente en acercarse fue Miguel Ángel Buero, el otro defensor de Anaya. Borges tuvo la precaución de finalizar la conversación antes de que empezara. Se lamentó en voz alta, como hablando con él mismo: “No sé por qué quieren saludarme y darme explicaciones. Si yo no los conozco”.
Ese día Borges solo escuchó a un testigo. Una larga y detallada declaración. Víctor Melchor Basterra, un obrero gráfico que fue secuestrado por un grupo de tareas de la ESMA el 10 de agosto de 1979. Estuvo privado de su libertad hasta agosto de 1984. Basterra en su declaración explicó las fechas. El 3 de diciembre de 1983, una semana antes del regreso democrático fue liberado de la ESMA y enviado a su casa. Pero él se consideraba privado de su libertad hasta agosto del 84 porque hasta esa fecha recibió semanalmente visitas y amenazas de sus captores que todo el tiempo le recordaban que lo estaban controlando.
El interrogatorio lo comandó quien ejercía esa semana la presidencia del tribunal, el Dr. Guillermo Ledesma.
“Dijeron: ‘Éste va a la huevera’. Me llevaron a un lugar que se sentía así: muy hermético, muy cerrado. Yo tenía una capucha puesta, entonces me sacaron las esposas y me dijeron que comenzara a desnudarme; mientras me sacaba la ropa, me golpeaban, me golpeaban mucho, me golpeaban y caía contra las paredes. Luego de estar totalmente desnudo, me ataron los tobillos y las muñecas a una cama, y un cablecito a un dedo del pie derecho, y ahí comenzaron a aplicarme lo que ellos llamaban la máquina: la picana eléctrica. Eso era permanentemente, me lo hacían con preguntas y sin preguntas”, declaró Basterra.
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Desde una de las 200 butacas disponibles, Borges, entre el público, escuchaba azorado a Basterra. Un hombre simple y claro. Que narraba desapasionadamente su tormento. Se detenía en cada circunstancia, obligado por las preguntas, para narrar su martirio.
“Yo estaba muy entumecido, apenas podía levantar el brazo o mover la pierna. Cuando abro los ojos veo que mi señora estaba sentada delante mío. Vi que también había sido torturada. Había sido golpeada; después ella me dijo que también la habían picaneado. Yo había sentido gritos y también estaba mi, mi niñita, mi… Trajeron a mi hija después y me dijeron que me la iban a poner en el pecho mientras me daban máquina”, prosiguió Basterra en la declaración que se extendió por muchas horas.
Borges masticaba unas pastillas de menta y murmuraba, cada tanto qué horror, qué horror. Montenegro, el periodista que lo había acompañado le preguntó en varias ocasiones si deseaba irse. Borges no respondía.
Basterra fue obligado a delatar a algún compañero. “Me quiero morir. Es terrible lo que te hice. Estás acá por mi culpa”, le dijo a Juan Aronzena, otro detenido desaparecido de la ESMA. “No te preocupes. Yo hubiera hecho lo mismo”, le respondió el otro.

Borges escribió un breve artículo para la Agencia EFE en el que relató su experiencia ese día: “He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio, había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas ‘sesiones’ cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante nosotros, enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel”.
Un momento particular, un momento que mostraba la extravagante crueldad desde otro punto de vista se dio cuando el testigo relató lo ocurrido la noche previa a una de las navidades que pasó en cautiverio.
“De pronto, el 24 de diciembre a la noche nos bajaron a todos los Capuchas; creo que quedaron nada más la Tía Irene y Juan Carlos Chiaravalle. Nos pusieron frente a una mesa servida con manjares y bebidas y dijeron que íbamos a festejar la Navidad. Yo no entendía nada. Estábamos con grilletes que nos hicieron sacar en uno de los cubículos de la huevera (…) Seríamos 17 personas. El que llevaba adelante la ceremonia era el Capitán D’Imperio. (…) En un momento dado se produjo un silencio grande, como una orden militar, y vino una persona mayor que posteriormente supe que era el director de la ESMA, capitán de navío Supisiche. Se puso frente a nosotros y dijo: ‘Señores buenas noches: les deseo una feliz Navidad. Dijo eso y se fue”, relato Basterra.
Borges en su artículo escribió sobre esta escena:
“De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de cinismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal”.
Por un momento creyó que se había perdido algo de lo dicho esa tarde. No podía entender la lógica de lo actuado por los militares. ¿Para qué secuestrar a alguien cuatro años y torturarlo para luego dejarlo libre?, se preguntaba. Uno de los periodistas presentes le explicó el concepto de “recuperación” según Emilio Massera y la ESMA. La intención de hacer trabajar a esas personas para el proyecto político del exjefe de la Armada y al mismo tiempo captarlos. “Pero ¿De qué recuperación me habla?”, dijo enojado Borges. “No buscaban la recuperación física y mental de nadie ahí”.
Su opinión sobre Massera era contundente: “Un asesino, una de las personas más siniestras del país”.

La presencia de Borges en la sala de audiencias no pasó desapercibida para nadie. Todos miraban sus movimientos y sus reacciones. Al día siguiente llegó a la tapa de los diarios. Fueron muchas las personalidades que presenciaron el Juicio en las diferentes jornadas. Pero el escritor logró una atención que los demás no consiguieron.
Para los jueces tampoco el escritor pasó inadvertido. A pesar de físicamente ser una figura tenue, con su paso lento y encorvado, nadie podía ignorar que Borges, el mayor escritor del país y una de sus figuras más reconocidas, iba a escuchar los testimonios de ese día.
Los jueces a cargo del proceso se valían de unas tiras de papel prolijamente cortadas en las que escribían las preguntas que se les iban ocurriendo en medio de las declaraciones. Esos apuntes se los pasaban con discreción al magistrado que comandaba el interrogatorio (la presidencia rotaba semanalmente) para que fuera una sola voz la que preguntara. Pero el 22 de julio, el día de la presencia de Borges, esos papelitos tuvieron una función más literaria. “Carlos Arslanián, con una inteligencia y un ingenio notables, empezó a escribir en el momento (¿cuánto habrá tardado? Cinco, diez minutos). Redactó en un papelito lo que podría ser un cuento de Borges, relacionando lo sucedido con uno de sus cuentos de cuchilleros”, contó Jorge Valerga Aráoz, uno de los magistrados integrantes de la Cámara Federal.
Los jueces luego le hacían leer el breve texto a Arslanián que remedaba a la perfección la voz balbuceante del escritor. Valerga Aráoz le explicó a Jose Eliaschev en su libro Los Hombres del Juicio que este fue un pasajero momento de distensión dentro de ese mundo tenebroso que estaban investigando, en el que estaban inmersos.
Luego de las preguntas, detalladas y precisas del tribunal, fue el turno de los abogados defensores que se esforzaban por encontrar fisuras en el testimonio del testigo, pretendían hacerlo caer en contradicciones y generar sospechas sobre sus actividades. El Dr. Ledesma debió intervenir varias veces para que el interrogatorio no se saliera de cauce y, con firmeza y mucha paciencia, negó la pertinencia de muchas preguntas improcedentes de las defensas.
A Borges hubo otro aspecto que le llamó la atención. La contradicción entre lo que hicieron los militares cuando ostentaban el poder y la actitud que tomaban cuando eran los acusados. Lo maravillaba esa creencia súbita en el ordenamiento jurídico y en sus garantías.
“Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el Código Civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer”.
Al abandonar la sala y mientras se dirigía a la salida del Palacio de Justicia, Borges no se podía convencer de que ese no fuera el peor de los testimonios brindados en las audiencias. De hecho, le aseguraron, había otros mucho más graves, muchos más atroces. El viejo escritor no pudo ocultar su impresionada sorpresa.
Era la primera vez que Borges en su larga vida presenciaba un juicio oral. Sería también la última. La experiencia había sido tan intensa que no deseaba repetirla. Sin embargo poco después afirmó: “Convendría que cada persona asista a este juicio al menos una vez. Es necesario. Pero debo confesar que no pienso volver porque quedé muy impresionado”.
A la salida, otra vez las escalinatas, ahora en descenso. Y otra vez los periodistas. Hablaba mientras bajaba la escalera con mayor lentitud a la habitual, como si el brazo que le ofrecía Montenegro y el bastón en la otra mano fueran imprescindibles para mantenerlo en pie. En ese momento se notaron sus 86 años. Había abandonado esa vitalidad sarcástica, ese titubeo urdido para soltar frases brillantes, precisas y algo maliciosas. No era el cansancio del paso de las horas sino la tristeza, la cercanía del horror, haber entendido el infierno en el que habían sumergido a Basterra.
Antes de subirse a un taxi –ya no tenía fuerzas para caminar- Borges, evidentemente conmovido y triste, dijo: “Tengo la sensación de que he asistido a una de las cosas más horrendas de mi vida. Espero que la sentencia sea ejemplar. Siento que he salido del infierno”. Y luego aseveró: “Este hecho no puede, no va a quedar impune”.
Jorge Luis Borges, Julio Cesar Strassera, dictadura militar
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