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POLITICA

El Gobierno insiste con la eliminación de las PASO pero en la oposición solo aceptan modificaciones

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Delegados del Gobierno fueron al Congreso este jueves para ratificarle a los jefes de bloque dialoguistas su intención de eliminar las PASO, pero la oposición sólo acepta modificarlas: la obligatoriedad, publicidad y el acortamiento de los tiempos entre la primaria y la general, entre los ejes de discusión.

El oficialismo quiere poner en marcha la «fase 2» también el Congreso y activó reuniones con los bloques dialoguistas para definir la agenda a seguir.

Después del encuentro de esta mañana de Guillermo Francos a solas con Cristian Ritondo (PRO), Rodrigo De Loredo (UCR) y Miguel Angel Pichetto (Hacemos) en Casa Rosada -en el que se pasaron facturas y hablaron sobre la reglamentación de la Ley Bases– hubo una segunda reunión, ampliada, en el Congreso.

El encuentro estuvo encabezado por el presidente de la Cámara, Martín Menem; el secretario de Interior Lisandro Catalán; el vicejefe de Gabinete José Rolandi; y la funcionaria María Ibarzábal Murphy.

Fueron a dejarle en claro a las bancadas la intención del Gobierno de avanzar con una reforma política en lo inmediato, aunque aún no enviaron el proyecto. Como contó Clarín, el oficialismo no tiene los votos para la eliminación de las PASO.

Por los bloques dieron el presente Gabriel Bornoroni (LLA); Cristian Ritondo y Silvana Giudici (del PRO); Rodrigo de Loredo y Soledad Carrizo (por la UCR); Miguel Angel Pichetto y Margarita Stolbizer (Hacemos); Maximiliano Ferraro y Juan Manuel López (Coalición Cívica), Pamela Caletti (Innovación Federal) y Oscar Zago (MID).

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El oficialismo asegura que prometió achicar los gastos de la política y la eliminación de las PASO es parte de ese objetivo. «Las PASO no han servido para nada desde que se implementaron, solamente un gasto más. En las últimas PASO se gastaron 52 millones de dólares. No sirvió para nadie, salvo para la elección de Juntos por el Cambio, que debatían dos propuestas diferentes», declaró días atras Guillermo Francos.

En la oposición desconfían de las intenciones reales del oficialismo de avanzar con el tema y un jefe de bancada -que no quiere perder tiempo en discusiones estériles- le preguntó a Francos si era un discurso para la tribuna y dominar la agenda o realmente buscaban avanzar. El jefe de Gabinete aseguró que que van a trabajar para intentar avanzar.

Lo cierto es que la oposición en su totalidad se niega a eliminarlas, aunque sí hay consenso para hacer reformas y «mejorarlas».

El bloque del PRO y la Coalición Cívica plantean ir hacia unas PAS. Primarias Abiertas Simultaneas, pero que no sean obligatorias. En ese hipotético sistema, el oficialismo montaría la estructura y seguridad en escuelas, por ejemplo, pero no afrontaría los costos de la publicidad y las boletas. Irían a votar los que quieran.

También se baraja suspenderlas en caso de que no haya internas en alguna de las categorías y que en ese caso se pase directamente a la general. Muchas veces se dijo que en esos casos, la PASO termina siendo una «encuesta carísima».

O que solo compitan los espacios que tienen internas. En ese punto, ponen algunas garantías, como que no puedan votar en esa interna quienes están afiliados a otros partidos.

En el radicalismo hay un sector que considera que eliminar solo la obligatoriedad es peor que eliminarlas del todo. Incluso advierten que el oficialismo o el peronismo podrían movilizar para interceder en los resultados de otros partidos.

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Otros puntos sobre los que hay acuerdos tejidos es acortar los plazos entre las PASO y la general, lo que disminuye los costos. Y trabajar el tema del financiamiento y la publicidad. El oficialismo quiere cortar el financiamiento estatal,pero a eso se oponen el grueso de las bancadas. Insisten en que debe seguir siendo mixta. Lo que podría discutirse son los topes.

Por su parte, Ficha Limpia -que tiene fecha para empezar a discutirse en agosto- y Boleta Única -que está debatiéndose en el Senado- son temas sobre los que también hay acuerdos. Aunque, desde el oficialismo empezaron a plantear que Boleta Única con PASO es una complicación. Desde la oposición le señalan que hay diseños que lo hacen factible.

Más temprano, Pichetto, De Loredo y Ritondo habían estado en la Casa Rosada pero junto a Guillermo Francos. El eje de la reunión fue la reglamentación de la Ley Bases pero puntearon los títulos de lo que se hablarían a la tarde.

También hubo reproches por el trato que suelen recibir del gobierno y del propio presidente Javier Milei. «Si a un perro le pegás todos los días, un día cuando lo quieras acariciar te va a morder», le advirtió uno de los jefes de bloque con más experiencia parlamentaria.

El reclamo por los diputados libertarios que se reunieron con represores en Ezeiza

El presidente del PRO, Cristian Ritondo, llevó a la reunión el tema de los seis diputados de la Libertad Avanza que se reunieron con represores en una visita a la cárcel de Ezeiza.

Dijeron que fueron en el marco de una «visita humanitaria» para relevar la situación de todos los detenidos mayores de 70 años.

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Pero al ir en carácter de diputados, le da un tono institucional que implica a la Cámara y Ritondo le advirtió al presidente de la Cámara, Martín Menem, que deberían aclararlo de alguna forma.

Sobre todo, teniendo en cuenta que el 7 de agosto hay una sesión prevista con temas de acuerdo y esto puede empiojar el clima, más allá de las decenas de cuestiones de privilegio que vayan a presentarse.

De hecho este jueves, Unión por la Patria ya presentó un proyecto de resolución para crear una comisión especial para evaluar la conducta de esos seis legisladores.

Menem aseguró que la actitud de esos legisladores no representa ni a La Libertad Avanza como bloque ni al Gobierno, pero por ahora no se prevé que emitan un comunicado.

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POLITICA

El capitalismo despliega sus alas

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La burguesía logró controlar las insurrecciones y aun cuando en algunas partes debieron ceder ante ciertos y acotados reclamos republicanos y democráticos, pocos meses más tarde la rebelión sólo era una vieja pesadilla y persistía exclusivamente en aquellos lugares donde las demandas se vinculaban más con cuestiones de identidad nacional que con una lucha de clases. En esta época los países industriales incrementaron su producción en forma extraordinaria y ampliaron sus mercados acompañando la dinámica del capital, la cual sugería una lógica de intercambio cada vez más global. 

Muchos países europeos no industrializados hasta ese momento comenzaron a adoptar patrones tecnológicos de los países pioneros en la industria y en muchos casos transitaron un camino sostenido de industrialización. Otras regiones, en cambio, se integraron a la economía internacionalizada por su características subsidiarias respecto de las necesidades de las naciones industriales. América Latina y Canadá, Nueva Zelanda, Australia, entre otros, se enmarcaron en ese tópico como productores de materias primas en un mundo donde la especialización productiva fue la variable más predominante. Mayores exportaciones y libertad de empresa fueron la fórmula de la consolidación del orden capitalista. 

La propiedad de las industrias generalmente coincidió con las familias que le habían dado origen, como los Dollfus, los Koechlin, los Krupp, los Rothschild, los Forsty, considerados como ejemplos a emular en un mundo abierto al talento. Y es que eran las habilidades para hacer negocios las que abrían las puertas al éxito. El capital inicial podía dar un mejor handicap a la hora de iniciar la empresa pero no constituía un elemento excluyente. Aun así la procedencia social de estos hombres emprendedores era la clase media.

Estos individuos se creían a sí mismos dotados de dones especiales para la vida empresarial y consideraban justificadas sus ganancias en razón de sus propios méritos. Lejos estaba de sus conciencias considerar que existiera explotación alguna hacia los obreros de sus talleres o industrias y menos aún que el estado hubiera generado condición alguna para la acumulación del capital. 

En el razonamiento burgués, los obreros se circunscribían a dos categorías: los buenos trabajadores que consustanciados con la esencia misma de la empresa la sentían como propia y no escatimaban esfuerzos para aumentar su productividad y eficiencia; y el resto –la mayoría– ociosos empedernidos que eran parias inútiles para la sociedad, y a los cuales sólo la inanición y la coerción los obligaba a desempeñar, de mala gana, su tarea. Por supuesto, que los primeros aglutinaban a los trabajadores calificados, con salarios diferenciales y cuyos saberes eran esenciales en el proceso de producción, mientras que los segundos eran un conjunto de trabajadores no calificados –peones, auxiliares, maestranzas, cargadores, jornaleros– con salarios muy reducidos, condiciones laborales insalubres y jornadas interminables.

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Estos últimos podían ser fácilmente reemplazables, pero igualmente este asunto siempre preocupó a los empresarios. Seguramente, porque la mayoría de este proletariado constituía la primera generación familiar de asalariados urbanos y en consecuencia no se habían consolidado las prácticas culturales y sociales en las familias, sobre las rutinas de la vida capitalista

De hecho, durante mucho tiempo, en algunos países algunos trabajadores urbanos mantuvieron sus mecanismos de subsistencia alternativos a través del cultivo en quintas domésticas. La acelerada urbanización, que para los sectores pobres significó hacinamiento, fue destruyendo estas prácticas. La permanencia de antiguas tradiciones no era propiedad exclusiva de la clase trabajadora; la ascendente burguesía, si bien parecía pronta a disfrutar de los beneficios que le obsequiaban los nuevos tiempos, era más reacia a los cambios culturales en el interior del seno familiar. La unidad doméstica se concebía como la familia tradicional, nuclear, monogámica, y donde los roles masculinos marcaban una gran superioridad respecto del resto de los miembros

Las costumbres religiosas, lejos de distenderse, se fortalecieron y los valores morales rigurosos fueron la idiosincrasia de los estratos medios y altos. El recato, la austeridad y el conservadurismo marcaban desde el nacimiento a estos hombres, por lo menos como puesta en escena para sus relaciones sociales. En la práctica, la hipocresía era el signo de una clase dominante que no quería legitimar en público las prácticas que despreciaban de sus subordinados. Una vida abocada al esfuerzo, el trabajo y a la familia no podía destruirse por alguna debilidad  considerada natural para un hombre que se preciara de su condición. El éxito en el ámbito de la sociedad civil –y particularmente en el mundo económico– podía obviar estos detalles.

Esos límites laxos se contraponían con la férrea ideología que profesaron estos hombres con una unanimidad que difícilmente volvió a observarse en el siglo XX, aunque tal vez un espectro de este consenso se reprodujo en los últimos 30 años, con la globalización y irrupción de la ideología neoliberal. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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