POLITICA
El Gordo Dan simuló un problema técnico en su programa al hablar del cierre de listas de LLA en la Provincia

Tras el cierre de listas de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, que se celebrarán el 7 de septiembre, el militante libertario Daniel Parisini, más conocido como “Gordo Dan”, evitó emitir comentarios sobre el armado que presentará La Libertad Avanza, donde, en el marco del acuerdo con Propuesta Republicana (Pro), “Las Fuerzas del Cielo”, el sector que responde a Santiago Caputo, quedó relegado. En su lugar, el tuitero optó por hacer una broma.
“Ustedes saben que mucho se ha dicho sobre este programa. Es bastante largo lo que tengo para decir hoy, pero quería hacerlo de frente para todos los que nos siguen y para todos los kukas que están viendo esté video. Es lo siguiente”, dijo el militante libertario en vivo en el streaming Carajo y, acto seguido, se cortó el audio de la transmisión durante unos minutos.
El militante de 33 años, que tiene una gran cercanía con el asesor presidencial Santiago Caputo, simuló leer un comunicado, mientras el programa estaba silenciado y sus compañeros le seguían el juego. En tanto, en un momento, Parisini apuntó contra Sebastián Pareja, armador libertario en la provincia de Buenos Aires y del círculo de Karina Milei, y se levantó de la mesa durante unos segundos.
Incluso, al momento del cierre de listas, el líder de los talibanes libertarios recurrió a X, tal como hace siempre, a realizar comentarios de índole política, sin embargo, tampoco opinó sobre los candidatos que presentará La Libertad Avanza en la Provincia.
El nombre de Parisini había surgido como alternativa para competirle a una eventual candidatura de Cristina Kirchner en la tercera sección electoral, antes de que se confirmara su condena. “Se ha mencionado mucho tu nombre“, le había señalado un militante libertario durante el programa de streaming, a lo que el conductor respondió: “Si, por supuesto. Le gano caminando [a la exvicepresidenta]. Sin dudas, es la verdad“.
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provincia de Buenos Aires,La Libertad Avanza,pic.twitter.com/nkrfkEEftj,July 22, 2025,La Libertad Avanza,Conforme a,,»Segunda generación». En la Casa Rosada, el Consejo de Mayo empezó a tratar la reforma laboral junto a la UIA y la CGT,,LN+. Francos especuló sobre el futuro del Gobierno en 2026 tras las elecciones: “Totalmente distinto”,,Recién asumido. El nuevo juez federal en la zona estratégica de la Triple Frontera acumula graves denuncias en su contra,La Libertad Avanza,,Es oficial. Así quedó la lista completa del Frente La Libertad Avanza para las elecciones 2025 en Buenos Aires,,Pablo Morillo. El candidato libertario que elogió a Kicillof y desató la furia de “Las Fuerzas del Cielo”,,La «nueva casta». Las listas de La Libertad Avanza se conformaron con candidatos que ocupan cargos claves en el Estado
POLITICA
Los datos desconocidos del día en que Jorge Luis Borges presenció el Juicio a las Juntas

Hace 40 años, el 22 de julio de 1985, Jorge Luis Borges subía con lentitud las escaleras de Tribunales para presenciar una de las audiencias del Juicio a las Juntas. Como cada movimiento suyo de esos años, la visita atrajo a la prensa, interesó al público. Como casi todo hecho trascendente de su vida, este momento se tradujo en un gran texto. Como pocas veces, a la salida, se lo vio conmovido, abatido por lo que acababa de escuchar.
Tal vez lo que terminó de convencer a Borges de que tenía que ir a una audiencia fue el llamado de un periodista radial para preguntarle qué opinaba de haber sido parafraseado en el Juicio. Borges no sabía de qué le estaban hablando y cortó la comunicación.
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Era raro que sucediera eso. El de esos años, el de esa última década, era un Borges abierto a la charla con cualquiera, que aparecía en las revistas y en los diarios semanalmente. Un Borges al que le preguntaban sobre hábitos que se ponían de moda, triunfos deportivos y avatares políticos, que en cada conferencia convocaba pequeñas multitudes: un Borges Superstar. A su departamento de Maipú acudía mucha gente sin cita previa. Lo entrevistaban, le leían o charlaban un rato con él. Se había convertido en una de las grandes atracciones turísticas de Buenos Aires.
En una de las audiencias iniciales en las que altos mandos militares declararon ante los jueces, uno de ellos dijo: “El olvido es el único poder ante la venganza”. Lo dijo con gesto afectado y aclarando que estaba citando a Borges. Sin sorpresa, el general había empeorado el verso original que pertenece a Fragmentos de un evangelio apócrifo que estaba incluido en Elogio de la Sombra. “El olvido es la única venganza y el único perdón”, había escrito (dictado) Borges.
Lo que le molestó fue ser citado como coartada: “Lo que sucede es que ese general se acogió al beneficio del olvido. Es muy cómodo usar mi frase desde el punto de vista de un culpable. Es como decir bueno, tapemos todo, echemos tierra”, dijo Borges.
El 22 de julio (sabemos que era lunes sin consultar el almanaque por el título del texto que escribió unos horas después) al mediodía, Néstor Montenegro, periodista de la revista Gente, lo pasó a buscar por su casa. Fue a almorzar al restaurante de siempre; comió lo de siempre: arroz con queso y un vaso de jugo de naranja. Pero estaba algo nervioso, ensimismado. El Juicio a las Juntas y lo que podría encontrar en él, lo preocupaban. Al periodista de la revista Gente que lo acompañaba le expresó uno de sus temores: “Hace un tiempo vino un fiscal a mi casa a visitarme. Me aseguró que no iba a haber condenas porque no había pruebas, todas habían sido destruidas”.
Quiso ir caminando. Tenían tiempo. Casi una hora para su cita y solo siete cuadras de distancia. El paso fue lento. No solo por su edad y por la ceguera. En cada cuadra tres o cuatro personas lo detenían para saludarlo, comentarle alguna de sus últimas apariciones públicas o tan solo tocarlo. «Grande, Maestro», le gritaban desde los autos al cruzar la Avenida 9 de Julio. Borges disfrutaba serenamente y con falso pudor la celebridad, estas muestras de afecto.
Julio César Strassera lo esperaba en la fiscalía a las 14.30. Esa tarde, el escritor fue su invitado a la audiencia. Antes, mientras subía con dificultad la escalinata de Tribunales, los periodistas lo rodearon. Un aluvión de preguntas. Borges dio una respuesta genérica citando a Almafuerte: “Solo pide justicia. Pero será mejor que no pidas nada”. Y no se detuvo.
“Un hombre valiente”: la reflexión de Borges sobre Strassera
En la fiscalía lo esperaban Strassera, Luis Moreno Ocampo y Carlos Somigliana, el dramaturgo que colaboraba con la fiscalía y terminaría escribiendo buena parte del célebre alegato fiscal. Lo hicieron pasar al despacho de Strassera atiborrado de carpetas y expedientes. El frío invernal se hacía notar: alguien había dejado una ventana apenas abierta para que se disipara el olor a cigarrillo. Pero Strassera, fiel a su hábito, esclavo de su adicción, encendió uno tras otro durante la conversación.
Borges le dijo: “Usted es un hombre valiente. Lo mismo que las víctimas que declaran todos los días”. Luego le preguntó sobre la posibilidad de que los comandantes fueran condenados, su verdadera preocupación. No quería que los crímenes quedaran sin castigo. “No condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice”, escribió después.
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Hay una foto del encuentro. Borges, sentado en un sillón, con el bastón en su mano derecha y el sobretodo puesto –no se lo quitó en toda la jornada-, escucha muy serio y concentrado al fiscal. Strassera, en un silla que está a muy poco distancia del escritor, con un traje con chaleco, con una pierna cruzada sobre la otra casi en ángulo recto, agita una mano mientras en la otra sostiene un cigarrillo. Se lo adivina enfático y decidido.
Uno de los jóvenes del equipo fiscal se asomó y con una seña leve indicó que era la hora de dirigirse a la audiencia. En ese momento, Borges escuchaba con interés a Somigliana. Con algo de vergüenza, Strassera le pidió a Borges que le autografiara un libro, una de esas ediciones de tapas lisas y monocordes de Emecé de los ochenta, esas que se deshojaban con una lectura intensa.
Mientras se dirigía a la sala, Borges le dio su parecer sobre el fiscal a su acompañante: “Es un hombre simpático. Y, además, parece honesto”.
Lo que dejó la audiencia del Juicio a las Juntas que Borges presenció
La audiencia de ese día estaba algo demorada. Borges esperaba sentado. Varios de los presentes se acercaban a saludarlo. Se lo veía inquieto, molesto, como si supiera lo que iba a presenciar minutos después, como si saludarse e intercambiar cortesías sociales fuera un gesto frívolo frente a la tragedia que se iba a revivir. Un hombre de traje hizo chocar su mano con la de Borges, al tiempo que con la otra tomaba su hombro mientras cerraba el apretón. La mano de Borges pareció de gelatina, más por ser renuente a saludar a este interlocutor que por debilidad física. Sin ver, presintió la incomodidad. Alguien, seguramente Néstor Montenegro, el periodista de la revista Gente que lo acompañó toda la jornada, le dijo al oído de quién se trataba: Héctor Ramos, el defensor del Almirante Anaya. La boca de Borges se torció en un gesto amargo.
Ramos: Para mí es un honor saludarlo.
Borges: Gracias.
Ramos: Yo quisiera explicarle por qué soy defensor…
Borges: No me explique.
Ramos: Pero usted se preguntará…
Borges: No, no me explique.
Ramos: Pero yo le puedo contestar…
Borges: Usted mismo se pregunta y se contesta. Yo no lo he hecho. A mí no me interesa por qué lo hace.
Como la audiencia seguía sin comenzar, los saludos continuaron. El siguiente en acercarse fue Miguel Ángel Buero, el otro defensor de Anaya. Borges tuvo la precaución de finalizar la conversación antes de que empezara. Se lamentó en voz alta, como hablando con él mismo: “No sé por qué quieren saludarme y darme explicaciones. Si yo no los conozco”.
Ese día Borges solo escuchó a un testigo. Una larga y detallada declaración. Víctor Melchor Basterra, un obrero gráfico que fue secuestrado por un grupo de tareas de la ESMA el 10 de agosto de 1979. Estuvo privado de su libertad hasta agosto de 1984. Basterra en su declaración explicó las fechas. El 3 de diciembre de 1983, una semana antes del regreso democrático fue liberado de la ESMA y enviado a su casa. Pero él se consideraba privado de su libertad hasta agosto del 84 porque hasta esa fecha recibió semanalmente visitas y amenazas de sus captores que todo el tiempo le recordaban que lo estaban controlando.
El interrogatorio lo comandó quien ejercía esa semana la presidencia del tribunal, el Dr. Guillermo Ledesma.
“Dijeron: ‘Éste va a la huevera’. Me llevaron a un lugar que se sentía así: muy hermético, muy cerrado. Yo tenía una capucha puesta, entonces me sacaron las esposas y me dijeron que comenzara a desnudarme; mientras me sacaba la ropa, me golpeaban, me golpeaban mucho, me golpeaban y caía contra las paredes. Luego de estar totalmente desnudo, me ataron los tobillos y las muñecas a una cama, y un cablecito a un dedo del pie derecho, y ahí comenzaron a aplicarme lo que ellos llamaban la máquina: la picana eléctrica. Eso era permanentemente, me lo hacían con preguntas y sin preguntas”, declaró Basterra.
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Desde una de las 200 butacas disponibles, Borges, entre el público, escuchaba azorado a Basterra. Un hombre simple y claro. Que narraba desapasionadamente su tormento. Se detenía en cada circunstancia, obligado por las preguntas, para narrar su martirio.
“Yo estaba muy entumecido, apenas podía levantar el brazo o mover la pierna. Cuando abro los ojos veo que mi señora estaba sentada delante mío. Vi que también había sido torturada. Había sido golpeada; después ella me dijo que también la habían picaneado. Yo había sentido gritos y también estaba mi, mi niñita, mi… Trajeron a mi hija después y me dijeron que me la iban a poner en el pecho mientras me daban máquina”, prosiguió Basterra en la declaración que se extendió por muchas horas.
Borges masticaba unas pastillas de menta y murmuraba, cada tanto qué horror, qué horror. Montenegro, el periodista que lo había acompañado le preguntó en varias ocasiones si deseaba irse. Borges no respondía.
Basterra fue obligado a delatar a algún compañero. “Me quiero morir. Es terrible lo que te hice. Estás acá por mi culpa”, le dijo a Juan Aronzena, otro detenido desaparecido de la ESMA. “No te preocupes. Yo hubiera hecho lo mismo”, le respondió el otro.

Borges escribió un breve artículo para la Agencia EFE en el que relató su experiencia ese día: “He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio, había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas ‘sesiones’ cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante nosotros, enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel”.
Un momento particular, un momento que mostraba la extravagante crueldad desde otro punto de vista se dio cuando el testigo relató lo ocurrido la noche previa a una de las navidades que pasó en cautiverio.
“De pronto, el 24 de diciembre a la noche nos bajaron a todos los Capuchas; creo que quedaron nada más la Tía Irene y Juan Carlos Chiaravalle. Nos pusieron frente a una mesa servida con manjares y bebidas y dijeron que íbamos a festejar la Navidad. Yo no entendía nada. Estábamos con grilletes que nos hicieron sacar en uno de los cubículos de la huevera (…) Seríamos 17 personas. El que llevaba adelante la ceremonia era el Capitán D’Imperio. (…) En un momento dado se produjo un silencio grande, como una orden militar, y vino una persona mayor que posteriormente supe que era el director de la ESMA, capitán de navío Supisiche. Se puso frente a nosotros y dijo: ‘Señores buenas noches: les deseo una feliz Navidad. Dijo eso y se fue”, relato Basterra.
Borges en su artículo escribió sobre esta escena:
“De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de cinismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal”.
Por un momento creyó que se había perdido algo de lo dicho esa tarde. No podía entender la lógica de lo actuado por los militares. ¿Para qué secuestrar a alguien cuatro años y torturarlo para luego dejarlo libre?, se preguntaba. Uno de los periodistas presentes le explicó el concepto de “recuperación” según Emilio Massera y la ESMA. La intención de hacer trabajar a esas personas para el proyecto político del exjefe de la Armada y al mismo tiempo captarlos. “Pero ¿De qué recuperación me habla?”, dijo enojado Borges. “No buscaban la recuperación física y mental de nadie ahí”.
Su opinión sobre Massera era contundente: “Un asesino, una de las personas más siniestras del país”.

La presencia de Borges en la sala de audiencias no pasó desapercibida para nadie. Todos miraban sus movimientos y sus reacciones. Al día siguiente llegó a la tapa de los diarios. Fueron muchas las personalidades que presenciaron el Juicio en las diferentes jornadas. Pero el escritor logró una atención que los demás no consiguieron.
Para los jueces tampoco el escritor pasó inadvertido. A pesar de físicamente ser una figura tenue, con su paso lento y encorvado, nadie podía ignorar que Borges, el mayor escritor del país y una de sus figuras más reconocidas, iba a escuchar los testimonios de ese día.
Los jueces a cargo del proceso se valían de unas tiras de papel prolijamente cortadas en las que escribían las preguntas que se les iban ocurriendo en medio de las declaraciones. Esos apuntes se los pasaban con discreción al magistrado que comandaba el interrogatorio (la presidencia rotaba semanalmente) para que fuera una sola voz la que preguntara. Pero el 22 de julio, el día de la presencia de Borges, esos papelitos tuvieron una función más literaria. “Carlos Arslanián, con una inteligencia y un ingenio notables, empezó a escribir en el momento (¿cuánto habrá tardado? Cinco, diez minutos). Redactó en un papelito lo que podría ser un cuento de Borges, relacionando lo sucedido con uno de sus cuentos de cuchilleros”, contó Jorge Valerga Aráoz, uno de los magistrados integrantes de la Cámara Federal.
Los jueces luego le hacían leer el breve texto a Arslanián que remedaba a la perfección la voz balbuceante del escritor. Valerga Aráoz le explicó a Jose Eliaschev en su libro Los Hombres del Juicio que este fue un pasajero momento de distensión dentro de ese mundo tenebroso que estaban investigando, en el que estaban inmersos.
Luego de las preguntas, detalladas y precisas del tribunal, fue el turno de los abogados defensores que se esforzaban por encontrar fisuras en el testimonio del testigo, pretendían hacerlo caer en contradicciones y generar sospechas sobre sus actividades. El Dr. Ledesma debió intervenir varias veces para que el interrogatorio no se saliera de cauce y, con firmeza y mucha paciencia, negó la pertinencia de muchas preguntas improcedentes de las defensas.
A Borges hubo otro aspecto que le llamó la atención. La contradicción entre lo que hicieron los militares cuando ostentaban el poder y la actitud que tomaban cuando eran los acusados. Lo maravillaba esa creencia súbita en el ordenamiento jurídico y en sus garantías.
“Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el Código Civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer”.
Al abandonar la sala y mientras se dirigía a la salida del Palacio de Justicia, Borges no se podía convencer de que ese no fuera el peor de los testimonios brindados en las audiencias. De hecho, le aseguraron, había otros mucho más graves, muchos más atroces. El viejo escritor no pudo ocultar su impresionada sorpresa.
Era la primera vez que Borges en su larga vida presenciaba un juicio oral. Sería también la última. La experiencia había sido tan intensa que no deseaba repetirla. Sin embargo poco después afirmó: “Convendría que cada persona asista a este juicio al menos una vez. Es necesario. Pero debo confesar que no pienso volver porque quedé muy impresionado”.
A la salida, otra vez las escalinatas, ahora en descenso. Y otra vez los periodistas. Hablaba mientras bajaba la escalera con mayor lentitud a la habitual, como si el brazo que le ofrecía Montenegro y el bastón en la otra mano fueran imprescindibles para mantenerlo en pie. En ese momento se notaron sus 86 años. Había abandonado esa vitalidad sarcástica, ese titubeo urdido para soltar frases brillantes, precisas y algo maliciosas. No era el cansancio del paso de las horas sino la tristeza, la cercanía del horror, haber entendido el infierno en el que habían sumergido a Basterra.
Antes de subirse a un taxi –ya no tenía fuerzas para caminar- Borges, evidentemente conmovido y triste, dijo: “Tengo la sensación de que he asistido a una de las cosas más horrendas de mi vida. Espero que la sentencia sea ejemplar. Siento que he salido del infierno”. Y luego aseveró: “Este hecho no puede, no va a quedar impune”.
Jorge Luis Borges, Julio Cesar Strassera, dictadura militar
POLITICA
“Se te viene la noche”: una candidata de Milei en La Matanza salió a pegarle con todo al intendente Espinoza

Tras ser presentada como primera candidata a concejala de la Alianza La Libertad Avanza en La Matanza, Leila Gianni apuntó contra el actual intendente del partido bonaerense, Fernando Espinoza, y dio a entender que el oficialismo ganará en las elecciones del próximo 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires. “Preparate que se te viene la noche Fernando Espinoza, y no la de Puerto Madero donde te gusta doblarte, pendeviejo bolichero“, acusó.
“Se te termina el reinado de corrupción y mafia, lo único que construyeron. La Matanza se libera. La Matanza se pinta de violeta en septiembre”, escribió este lunes en su cuenta de la red social X junto con un mensaje de la cuenta libertaria “Agarrá la pala”.
La exfuncionaria del Ministerio de Capital Humano fue elegida para rivalizar con el peronismo en el principal enclave de la tercera sección electoral y aspirar por un lugar en el Consejo Deliberante. La designación se dio a conocer luego de que se confirmara que Maximiliano Bondarenko – concejal de Florencio Varela y exintegrante de la Policía Bonaerense- será quien encabece la boleta en aquella sección por parte de la alianza entre LLA y Pro.
Por su parte, el presidente Javier Milei compartió el mismo posteo que Gianni y que decía: “La bella y la bestia (en alusión al intendente Espinoza). Libertad o kirchnerismo. El 7 de septiembre es el fin de la corrupción K en La Matanza”.
Gianni es abogada y madre de cinco hijos. Antes de incorporarse al gobierno de Milei, tuvo un recorrido por diversas gestiones: fue funcionaria en los gobiernos de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, y trabajó en organismos como Anses, el INTI y el Ministerio de Justicia. Pese a haber reivindicado públicamente a los Kirchner en el pasado, Gianni se convirtió en una de las voces más combativas del oficialismo libertario.
Las palabras contra el dirigente bonaerense se dan en el marco de un juicio oral y público en su contra por presunto abuso sexual a Melody Jacqueline Rakauskas, quien se desempeñaba como su secretaria privada al momento de los hechos.
El titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 31, Fernando Mario Caunedo, resolvió rechazar el pedido de sobreseimiento de la defensa de Espinoza, que fue respaldado por la fiscalía, y elevar la causa a juicio en marzo de este año, tal como había solicitado la querella.
Además, Espinoza será juzgado por desobedecer la orden de restricción, dictada en junio de 2021, que le impedía acercarse o contactarse con Rakauskas. Según la acusación, el contacto entre ambos se dio a través de la expareja de ella, Gustavo Cilia, allegado al intendente, quien le sugirió que retirara la denuncia.
Rakauskas, con Marcelo Urra como abogado, denunció penalmente a Espinoza en 2021 por el abuso sexual que asegura haber sufrido el 10 de mayo del mismo año, cuando el jefe comunal del PJ fue a su casa a tratar temas “laborales”.
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Crisis generalizada y disputas feroces, un común denominador en todos los frentes tras el cierre de listas en PBA

“Creían que nos estábamos rompiendo y estábamos sumando fuerza”, dijo anoche Axel Kicillof tras la tumultuosa presentación de candidatos de este lunes, que se prorrogó por un día y medio después de un llamativo corte de luz y de que en la madrugada del domingo la unidad con fórceps del peronismo K de la provincia de Buenos Aires estuviera a punto de naufragar.
Un rato antes de las declaraciones del gobernador, Mayra Mendoza, la delegada principal de Cristina Kirchner en la tercera sección electoral, hizo un extenso posteo sobre su inscripción como candidata a diputada provincial -ira tercera en la lista de Fuerza Patria-, con dos fotos junto a la expresidenta, alusiones a su postulación “proscripta” y ni una sola mención al gobernador. La noche del sábado, al filo de la ley, las negociaciones se trabaron cuando desde La Cámpora se intentó imponer a la intendenta de Quilmes al tope de la lista, en lugar de Verónica Magario. Un corte de luz sorpresivo y tratativas desesperadas, en la madrugada del domingo, hicieron que no se llegara a una fractura expuesta. La gobernación fue un caos, y se sucedieron llamadas cruzadas entre La Plata y San José 1111 que involucraron al gobernador, a Sergio Massa, a la expresidenta y a su hijo Máximo Kirchner que salvaron al peronismo de un quiebre que, en los papeles, hubiera evidenciado lo que sí se verifica en los hechos desde el momento en que Kicillof desdobló las elecciones y decidió independizarse de Cristina Kirchner y La Cámpora.
La crisis interna del kirchnerismo bonaerense, que quedó a la intemperie en las últimas 48 horas, se replicó, sin embargo, en el resto de las principales alianzas que se inscribieron en la competencia electoral de la provincia de Buenos Aires, en particular en La Libertad Avanza, cuyo frente con un sector del PRO desnudó la atomización en la conducción macrista y la seria disputa en el seno del gobierno entre Karina Milei y Santiago Caputo.
“Para Santiago es crónica de una muerte anunciada. Los Menem le dicen a Karina que él tiene todo el gobierno y ellos solo el partido, y por eso no había que darle ningún lugar”, sentenció ayer un operador del oficialismo que vio por televisión el cierre de listas.
El sábado, el liderazgo de “El Jefe” como figura central de la operación electoral y política de LLA quedó bien en evidencia. En contrapeso del bando rival.
Anoche, en el prime time de la televisión se hicieron una panzada con esa interna. Se llegó a polemizar incluso con la posibilidad de una disolución inminente del “triángulo de hierro”, como calificó Javier Milei al sistema de toma de decisiones que integra desde el día uno de gobierno junto a su hermana y el consultor político, una opción que, por ahora, no estaría en el menú de opciones del presidente.
De todos modos, la marginación de Las Fuerzas del Cielo, la agrupación referenciada en el consultor, en el cierre de listas -Solo Nahuel Sotelo fue incluido recién el quinto puesto de la boleta de la tercera sección, en las categorías provinciales- agravó una interna que la semana pasada alcanzó niveles de tensión nunca antes conocidos con filtraciones directas hacia Martín y “Lule” Menem, los colaboradores más relevantes de Karina Milei junto a Sebastián Pareja, que el fin de semana monopolizó la lapicera delegada por “El Jefe”.
El cierre también dejó un tendal de heridos en el PRO, acusaciones directas a Cristian Ritondo y Diego Santilli, los dos principales negociadores del partido amarillo, y la inscripción de candidatos registró una particularidad: algunos de los intendentes referenciados en Jorge Macri, que supo liderar el PRO bonaerense cuando gobernaba Vicente López, se fueron de la alianza, pero Soledad Martínez, la sucesora del jefe de gobierno en ese distrito clave de la primera sección, sí pudo imponer sus condiciones -el 70% de los candidatos a concejales- y cerró un frente con los libertarios. Colocó, además, a la legisladora provincial Maru Sotolano en el segundo lugar de la lista de diputados provinciales de la tercera sección electoral: tres puestos por encima de Sotelo, integrante prominente de Las Fuerzas del Cielo. Toda una sorpresa si se tiene en cuenta que la dirigente quilmeña, del riñón de Martínez, había sido hasta ahora muy crítica de LLA.
La negociación exitosa en Vicente López contrastó con la cantidad de dirigentes molestos con el acuerdo global, y levantó suspicacias en torno a un posible acercamiento en la capital de cara a las elecciones nacionales de octubre. No pareciera ser, sin embargo, lo que propiciaría Karina Milei, en cuyo entorno trasciende que, al menos hasta ahora, no quiere saber nada con sellar una tregua con los Macri, Jorge y Mauricio. “¿Por qué les daríamos el segundo candidato a senador en octubre si salieron terceros en mayo?”, se preguntó un delegado de la secretaria general en la capital. “Apuntamos a terminar de destruirlos”, sentenció.
Es una afirmación que contrasta con los planes del otro sector, liderado por Caputo, que, a pesar de coincidir con la hermana presidencial en la decisión de fagocitación del PRO, considera que aún es necesario mantener un diálogo abierto con el ex presidente en virtud de la gobernabilidad parlamentaria. Macri y el consultor volvieron a conversar hace algunos días, vía telefónica, en medio de una retracción obligada del ex discípulo de Jaime Durán Barba que controla resortes sensibles de la administración como Justicia, la UIF, la SIDE, ARCA y la comunicación, entre otros rubros. “Muchos que hace un año le tenían cagazo a Santiago Caputo ahora están rezando para que recupere un poco de poder frente a Karina y Lule”, escribió el fin de semana Hernán Iglesias Illa, el editor general de la revista Seúl que trabajó en la estrategia comunicacional del PRO y que conoce bien de cerca a Macri y a buena parte de la dirigencia macrista.
En las últimas horas, se especulaba con las señales que Milei podía mostrar esta noche en su desembarco en Córdoba, en el festival denominado “Derecha Fest”, que podía volver a reunir al “triángulo de hierro” públicamente. “Lejos de las fórmulas vacías de la política tradicional, el evento apuesta por ideas claras, sin maquillaje, y por una experiencia única para los asistentes: meet and greet, merchandising oficial, y la posibilidad de compartir espacio con referentes de La Libertad Avanza como Karina Milei y Santiago Caputo», promocionó el sábado, antes del cierre, La Derecha Diario, un medio alineado con la Casa Rosada.
Kirchnerismo expuesto. “Tenemos mucha gestión y la campaña es gestión”, razonó Kicillof anoche en C5N frente a Gustavo Sylvestre, en su primera entrevista tras el traumático cierre de listas.
En el seno del peronismo K era difícil imaginarse ayer una campaña homogénea y ordenada después de un fin de semana en el que recrudeció la interna. “Eso pasa cuando se pierde la conducción monolítica que siempre tuvo el peronismo. Cristina ya no ordena, y Máximo tampoco”, resumió un dirigente del PJ que renunció hace tiempo a ser conducido por los Kirchner y que en septiembre irá por fuera de Fuerza Patria en su distrito.
El sábado, cuando las negociaciones se interrumpieron, el gobernador ordenó a través de Carlos Bianco confeccionar listas propias a los intendentes que promueven la independencia definitiva de Kicillof, furiosos con la posibilidad de tener a Mendoza como figura principal de la tercera sección e ir detrás de una campaña con “Cristina Libre” como slogan principal.
Una vez que las conversaciones se retomaron, y se confirmó a Magario como cabeza de lista, La Cámpora echó a rodar su plan B: avanzar sobre el Movimiento Derecho al Futuro en las listas y llenar la Legislatura a partir de diciembre con figuras de peso, incondicionales a la conducción de Cristina y Máximo Kirchner. Es el caso de la intendenta de Quilmes, que ya resolvió dejar la intendencia a fin de año para asumir una banca. “Axel desoyó otra vez el pedido de Cristina, como viene haciendo. Ahora vamos a tener una presencia fuerte en la Legislatura, para cercarlo”, explicó una fuente de La Cámpora que, según los cálculos, podría renovar todos sus legisladores si la performance electoral del 7S es la que imaginan.
La crisis de confianza en la superestructura del peronismo K bonaerense hace casi imposible la búsqueda de consensos políticos, con un agravante: hay relaciones insalvables, como la de Kicillof y Máximo Kirchner. Parecía que la condena a Cristina Kirchner podía convertirse en una solución al quiebre interno, e incluso hubo dirigentes, como Gerardo Zamora, que le dijeron al gobernador que tenía frente a sus narices la excusa ideal para dar marcha atrás y unificar otra vez el calendario, como pretendían desde San José 1111. Kicillof siguió adelante con su plan original.
El gobernador mostró, además, mucha más determinación que en el último cierre de listas, el del 2023, al que ni siquiera fue convocado a la residencia platense del jefe de Gabinete, en ese momento a cargo de Martín Insaurralde, para discutir las listas. Es más: para comunicarse con el jefe de La Cámpora tenía que hacerlo a través del secretario. Esta vez, Kicillof ofició de anfitrión, obligó al resto de los representantes de Fuerza Patria a negociar en sus oficinas de la gobernación, y sostuvo en la primera y la tercera sección electoral, como cabeza de listas, a dos dirigentes que le reportan, como Magario y Gabriel Katopodis, uno de sus principales armadores políticos que pudo, a su vez, incluir a referentes seccionales que le responden en lugares con expectativa electoral. Mucha menos suerte tuvo Andrés “El Cuervo” Larroque.
El dilema pasa ahora por proyectar el futuro de ese espacio después del 7S. Dependerá del resultado. Anoche, en fuentes relacionadas con La Cámpora se hablaba de una vendetta contra “Carli” Bianco, el colaborador más identificado con Kicillof.
La vía del medio. Más desapercibido pero no menos traumático fue el cierre en la tercera vía, Somos Buenos Aires, el espacio de radicales, peronistas y desprendimientos del PRO apadrinado por Facundo Manes, Juan Schiaretti, Florencio Randazzo y Julio Zamora, en conjunto con la Coalición Cívica, cuyos socios gerentes recién se conocen y no están en condiciones de predecir un futuro exitoso para el experimento.
Semanas antes, se había propiciado también la incorporación de Emilio Monzó, pero las conversaciones no terminaron bien y el diputado se abrió del armado. El sábado, en el búnker en el que se terminaron de cerrar las listas -al neurocientífico lo representó su hermano Gastón-, se escucharon discusiones muy acalorados, y un delegado del ex presidente de la Cámara baja que sí se quedó para negociar lugares en una sección electoral terminó a las trompadas con parte de las instalaciones, a los gritos. También apareció por el lugar un dirigente del Gran Buenos Aires, que fue cercano al gobierno, que ofrecía millones de razones para promover a un candidato peronista en la tercera sección, con la excusa de que era una estrategia válida para restarle votos al kirchnerismo. Al final se inclinaron por Pablo Domenichini, un dirigente del radicalismo bonaerense vinculado a Emiliano Yacobitti.
En la segunda sección, se intentó un acuerdo con los hermanos Santiago y Manuel Passaglia, pero fracasó con acusaciones cruzadas y una serie de posteos desde San Nicolás.
“Cuando vos sos oficialismo tenés la responsabilidad de diseñar la oferta: para eso tenes lo resortes”, aseguró anoche un dirigente que orbita en el universo libertario, y que reconoció que, meses atrás, se exploraron acuerdos muy subterráneos entre operadores del Ejecutivo y figuras de Somos Buenos Aires. Fue lo que pasó, sin ir más lejos, en las elecciones recientes de la ciudad de Buenos Aires, de mayo pasado, y en la experiencia del 2017, cuando desde el seno del PRO reconocieron en su momento que la postulación de Randazzo logró que Cristina Kirchner no ganara las elecciones de medio término. Un triunfo de la expresidenta hubiera llenado de dudas el proyecto nacional de Cambiemos en el principal distrito del país. La política es tan dinámica que, con un Macri que arrasó en las urnas y se encaminaba a una reelección casi segura, el programa económico y político entró en colapso en los meses siguientes.
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