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POLITICA

El mercado empieza a votar

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El tiempo del reloj es homogéneo. Se compone de unidades iguales que van transcurriendo. El tiempo de la historia, el de la vida pública, no. Hay momentos en que su transcurso parece acelerarse. Situaciones en las que, a diferencia de otras, todo parece estar cambiando de manera más rápida. Esa percepción es la que podemos tener hoy en el mundo, y en la economía y la política argentina: una aceleración de esta historia que vivimos. Y, en el caso del escenario económico, una aceleración donde se cruzan la situación material, con la política y con la perspectiva electoral.

Han ocurrido cosas importantes en ese plano, más que nada en la cuestión cambiaria. No hay que perder de vista lo principal. Desde el plano político, lo principal es que el gobierno de Javier Milei ha hecho y sigue haciendo una apuesta principal a un único tema: reducir la inflación. Es la forma de conseguir votos, conservar y eventualmente incrementar el poder.

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El mercado empieza a votar: el editorial de Carlos Pagni en Odisea Argentina

Como siempre en la Argentina, por razones más o menos arbitrarias, la inflación tiene un determinante: está muy influida por el valor del dólar. Todo lo que tiene que ver con dólar tiene que ver con inflación. Y todo lo que tiene que ver con inflación tiene que ver, en este contexto en el que estamos hablando, sobre todo del gobierno de Milei, con votos. Lo que pasa y va a pasar con la divisa norteamericana es, en consecuencia, decisivo para el resultado electoral. Por lo tanto, el mayor acto de campaña, el más importante, el más promisorio o el más riesgoso, es el que protagonizó el Gobierno este fin de semana: la liberación parcial del cepo cambiario.

Ocurrió lo que muchas veces se había presumido. A mediados de abril se cerraría el acuerdo con el Fondo. Aquel pacto iba a tener un capítulo muy especial en la cuestión cambiaria. Cuanto más generosa fuera la ayuda del Fondo, más audaz debería ser la liberación cambiaria.

Esto reviste importancia por dos razones. Primero, existe un vínculo entre el sistema cambiario y el nivel de actividad de la economía. Es muy difícil que haya crecimiento, que un país se desarrolle y reciba inversión privada si hay dos o más tipos de cambio. Segunda razón: entre las muchas palancas que usó el Gobierno para controlar la inflación, una crucial ha sido el atraso cambiario, que significa mantenerlo congelado, dominado por el Banco Central, con una pauta de devaluación que es el crawling peg de 1% mensual. Era una forma de mantener el dólar a raya para que una depreciación no se vaya a los precios y, en el fondo, para tener los salarios sobrevaluados en relación con el dólar. Esto es lo que se ha tocado. Son modificaciones en este orden de cosas.

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El Gobierno, por boca nada menos que del Presidente, que tuvo un diálogo a la mañana con Luis Majul, dijo que no hay motivo para que haya un reflujo inflacionario, porque el dólar es un precio más. Es discutible. Primero por una razón cultural. Los que forman precios miran el dólar, aunque sea arbitrario verlo en relación con muchos precios. Pero además, muchos productos están hechos con insumos dolarizados. O son bienes importados. Y, por lo tanto, si el precio del dólar se modifica, se modifica también el precio de esos productos.

Hay incluso un campeonato de los economistas hoy por saber cómo se va a trasladar a los precios esta modificación del tipo de cambio que estamos viendo por la liberación del cepo. Existen ejemplos recientes de esto. Cuando se devaluó durante el gobierno de Macri, el traslado fue de 0,24%. Durante el periodo en que Sergio Massa fue ministro de Economía, fue de 0,9%. Y algunos economistas creen que esta vez va a ser de 0,4%.

Se han planteado dos mercados. Hay un mercado de dólar absolutamente libre, al que pueden acceder las personas físicas entrando al home banking, sin limitación alguna. Y otro mercado regulado, que es el mercado para las empresas. Hay expertos que suponen que, dado que las personas físicas tienen acceso ilimitado ahora al dólar, van a poder ejercer una especie de arbitraje con el otro mercado a través del contado con liquidación (CCL), ofreciendo bonos. Y como las empresas pueden optar por adquirir dólares en el mercado del contado con liquidación, para lo cual tienen que renunciar a intervenir en el mercado único de cambios, el puente que podría ejercerse a través de estos bonos entre un mercado liberado y el de las personas jurídicas, haría que la brecha se achique. Habría prácticamente un solo tipo de cambio aun cuando, en teoría, existieran dos niveles de libertad distintos.

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De hecho, hoy lunes, en el comportamiento que tuvo el mercado, la brecha entre el dólar libre y el dólar todavía regulado ha sido de 2,5%. Ínfima. Significa que vamos a algo que para casi todos los economistas y para el mismo Gobierno era lo deseable: un solo tipo de cambio.

¿Cómo es el esquema? Un gráfico confeccionado por la economista Marina Dal Poggetto permite entenderlo fácilmente. Hay una línea que delimita la banda superior de fluctuación que prevé el Gobierno para el dólar. Arranca en $1400 por dólar. Por encima de eso, el Banco Central empieza a vender dólares. Y hay un límite para la banda inferior, en $1000 por dólar. Por debajo de ello, la autoridad monetaria empezaría a comprar.

Gráfico sobre el nuevo esquema cambiario confeccionado por la economista Marina Dal Poggetto

Ambas bandas se indexan. La superior comienza en $1400 por dólar pero se incrementa en un 1% hasta llegar, según calcula Dal Poggetto, a $1.516 por dólar en diciembre, su techo. La banda inferior, por su parte, va reduciéndose 1% mes a mes, y estaría en $923 a fin de año.

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La economista compara ese movimiento con los futuros del dólar en el ROFEX, en el mercado de futuros. Aquel mercado ve un dólar que nunca toca el límite superior, pero que va subiendo. No converge con el precio más barato, sino con el precio más caro. Según esta hipótesis, no llegaría a tocar en diciembre los $1516.

Respecto del dólar oficial, hubo una devaluación entre el viernes y el lunes prevista por el Gobierno. Y se confirma, entonces, lo que decían muchos economistas: que había un dólar atrasado y que debía actualizarse.

¿Cuál es la lógica que piensan muchos expertos que va a tener el mercado? El blend fue anulado. Estaba en $1150 por dólar hasta el viernes. En esta situación, siempre que el dólar esté por encima de $1150 pesos, y ya está por encima, tenderán a vender. Milei aclaró, y probablemente el sector exportador, el campo, ya lo sabía, que la baja de retenciones era con un plazo, que ahora se elimina. “Vendan, porque después vuelven las retenciones a lo que eran antes”, dijo Milei. Y el sector agropecuario respondió: “Nos están extorsionando”. La realidad es que siempre fue así. Las retenciones no se bajaron por una política comercial o productiva ligada al campo, sino para estimular a que el sector exportador venda y ofrezca dólares. Coincide además la liberación del cepo con el comienzo de la cosecha gruesa. Hay entonces un mecano medianamente armado, de relojería, para que en el momento en que el Estado decide retirarse parcialmente del mercado de cambios, el sector privado esté dispuesto a ofrecer dólares.

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Los importadores, pensando en la suba del techo del dólar, van a comprar lo más barato que puedan. Se supone que cualquier particular, que tiene acceso irrestricto al mercado de cambios, si percibe que el dólar está por debajo de lo que estaba el contado con liquidación el fin de semana -1300 pesos—, van a comprar.

Hay dos dimensiones muy importantes en todo esto. El Gobierno renuncia a tener el control sobre el dólar como una herramienta antiinflacionaria. Es un camino hacia la coherencia. Era poco congruente que un gobierno como el de Milei, alguien para quien cual donde hay Estado, hay una perversión, tuviera estatizado un precio estratégico de la economía como es el tipo de cambio. Y aquella renuncia hace que otra variable económica comience a ganar relevancia: la tasa de interés.

El ritmo de la economía, el crecimiento, los niveles de inflación, calentamiento o enfriamiento de la economía van a manejarse con el precio del dinero. ¿Por qué es un punto a tener en cuenta? Porque si hay un desarreglo, si el esquema no se comporta de manera virtuosa y hay que corregir subiendo la tasa de interés, el oficialismo va a estar ante el problema en el que estuvieron las dos experiencias anteriores de normalización económica -Menem y Macri- que es dirigirse hacia una recesión.

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El gran desafío histórico y “cultural” de Milei es que este experimento, ligado a la libertad de mercado y a la derrota de la inflación, no termine en una recesión. Ganar la batalla cultural es lograr que estas ideas de libertad económica, de consagración de la iniciativa privada, de mercado, no terminen en un trauma social, porque se pierde el empleo y se destruye el tejido productivo. La llave entonces que va a tener el Gobierno para controlar la economía será subir o bajar la tasa de interés.

El otro tema, que probablemente sea el más sutil pero no menos importante, es que, desde este lunes a la mañana, el mercado empezó a votar.

Un analista político suele decír: “Al tener controlado el tipo de cambio, el Gobierno ejerce también un control político sobre la sociedad, porque el valor del dólar, sobre todo en la Argentina, es un termómetro muy sensible a los niveles de consenso o disenso, a los niveles de adhesión o de queja, que tiene la sociedad respecto del Gobierno”.

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Si las cosas andan bien, el dólar está quieto, o puede inclusive bajar. Y si las cosas andan mal, el primer lugar donde se refleja es en la pizarra de las casas de cambio. Ahora esto se liberó. Y ahí hay un termómetro inquietante para cualquier oficialismo que es la cotización del dólar para saber qué nivel de adhesión tiene respecto de la gente.

Todo esto se produce en un contexto político muy llamativo. Es un escenario internacional donde hay un monto de incertidumbre pocas veces visto, debido a que Trump decidió tocar todas las variables, y sobre todo una: lo que tiene que ver con el comercio, modificando aranceles. Fue y tuvo que volver de esa idea. Y ahora, lo que parecía una pelea contra el resto del mundo, es una riña solo contra China.

En ese marco, cuando EE.UU. afronta una tormenta por las decisiones de su presidente —no se sabe si esa tormenta supone que se encamina hacia una recesión y, al mismo tiempo, hacia un rebrote inflacionario— sucede algo que no hay que perder de vista: Scott Bessent, el secretario del Tesoro, decide estar en Buenos Aires el día que abre el mercado de cambios, después del acuerdo con el Fondo que supuso la liberalización de ese mercado.

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Es una señal muy contundente de respaldo del gobierno de Trump a la gestión de Milei, de carácter internacional, porque aquellos que tienen que tomar decisiones económicas en cualquier lugar del mundo miran todos los días dónde está el señor Bessent, que hoy estaba en Buenos Aires diciendo que este experimento que ocurre hoy en la Argentina es muy importante para ellos, sobre todo en una región donde “tenemos pocos amigos”. Si bien acaba de ganar Noboa en Ecuador, en Venezuela sigue habiendo un gobierno dictatorial, muy antiamericano, muy anti-Washington; en Brasil hay un gobierno de izquierda, también con tensiones con Estados Unidos, como el de Lula; en Uruguay acaba de ganar un gobierno que se alineó también en contra de Estados Unidos. De hecho, el gobierno del Frente Amplio no califica a Venezuela como una dictadura. Hay un gobierno de izquierda en Colombia, en Chile, en Bolivia y en México, donde hay enormes tensiones con Estados Unidos. La gestión de Milei es una especie de mosca blanca en la región. Y también por eso al gobierno norteamericano, y sobre todo al secretario del Tesoro, le interesó estar acá en un momento de convulsión internacional. También tuvo una reunión con Luis Caputo, ministro de Economía.

Al mismo tiempo, no hay que mirarlo como una visita que sucedió por casualidad, llegó a Buenos Aires Matt Schlapp, el presidente del CPAC, la liga de asociaciones políticas, partidos y corrientes de ultraderecha, que une a Bukele, a Jair Bolsonaro en Brasil, a Milei, a Trump. El presidente de esa liga, que es un hombre muy ligado al esquema político del presidente nortemaricano, estuvo este lunes en Buenos Aires, acompañado por el dueño de un fondo de inversión que invierte, inclusive, en el negocio del fútbol, como es Rob Citrone.

Llegaron prácticamente al mismo tiempo que Bessent, se fueron con 40 minutos de diferencia y hay un dato interesante para mirar las relaciones entre Buenos Aires y Washington: el avión. El avión negro que usaron los visitantes es del empresario Leonardo Scatturice, en el que llegó, hace más o menos un mes, una referente local del CPAC, que es Laura Arrieta, en aquel vuelo controvertido porque aparecieron informaciones de que no se había revisado el equipaje y no se sabía muy bien qué traían. Curiosamente, en ninguna foto de ayer estuvo el canciller Gerardo Werthien. Estuvo Santiago Caputo, asesor del Presidente, quien es el que mantiene el vínculo con esta asociación internacional, la cual explica, probablemente por su afinidad política, por el alineamiento automático de Milei con lo que haga Donald Trump, la visita de Scott Bessent para respaldar un momento crucial del gobierno de Milei, que es la apertura del cepo. Probablemente el día más peligroso que haya tenido hasta ahora, y probablemente el que tenga en estos cuatro años de mandato, ligado a una decisión del propio gobierno pactada con el Fondo.

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Matt Schlapp, el presidente del CPAC, llegó en el avión negro del empresario Leonardo Scatturice

La pregunta que hay que hacerse es si hay alguna condición en todo este respaldo para la Argentina. ¿Es gratis o el gobierno de Milei va a tener que hacer cosas para seguir ganándose este apoyo del gobierno de Estados Unidos? Ya sabemos que Donald Trump es impredecible. Pero Milei no, es absolutamente predecible: va a estar donde esté Trump. Ya sabemos cuál va a ser su conducta internacional futura todo este tiempo. La gran pregunta es: ¿qué le va a pedir el presidente nortemaricano? ¿Va a tener que dejar de hacer algo en relación con China?

Hoy el conflicto es China. Bessent lo explicó en reuniones reservadas también. El gobierno norteamericano quiere evitar que América Latina sea un espejo de África, donde las inversiones chinas terminaron colonizando el continente. La Argentina tiene un swap de monedas sin el cual no habría estabilidad cambiaria, pactado con el Banco Nacional chino. ¿Eso va a seguir siendo así o habrá que cambiarlo? ¿Qué ayuda podrá dar Estados Unidos para que eso cambie, si es que eso tiene que cambiar? Son las preguntas de este momento histórico que se explican por la foto de Scott Bessent, que en un día como este, convulsionado para Estados Unidos, decidió estar en Buenos Aires.

Todo esto tiene que ver con la política internacional comercial también porque el gobierno de Milei está aprovechando esta afinidad para negociar un acuerdo especial con Estados Unidos, que está llevando una guerra comercial a escala global. De hecho, hubo una reunión de cancilleres del Mercosur en Buenos Aires, donde el gobierno argentino, a través de Werthein, no pidió salir del Mercosur para celebrar un tratado con Estados Unidos —porque es muy difícil que lo acepte Trump en un momento proteccionista—, pero sí pidió una flexibilización.

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La Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, no pueden firmar tratados de libre comercio por separado porque el Mercosur es una unión aduanera, con un arancel externo común a todos. Pero hay un acuerdo interno por el cual, de todos los productos que se comercian internacionalmente, hay 100 sobre los cuales cada miembro del Mercosur puede firmar acuerdos particulares con otros países. Milei pidió ampliarlos de 100 a 150, pensando en Estados Unidos, a lo que los demás países dijeron que sí porque también necesitan mayor flexibilidad para hacer su propia negociación. No de un acuerdo de libre comercio, pero sí de moderar las restricciones que está poniendo Trump al acceso al mercado americano de productos de todo el mundo, centralmente siderurgia, acero y aluminio, que son los dos sectores más afectados.

Esto lo mira Europa porque la Unión Europea tiene negociado un acuerdo de libre comercio con Mercosur, que está todavía en trámite y debe terminar de ser aprobado. Los europeos amenazan con romper el acuerdo si se le entrega más mercado a Estados Unidos, a la vez que piensan que tal vez les conviene acelerar el acuerdo con el Mercosur, el cual venía muy lento por la presión de Francia e Italia.

Todo está cambiando. También el entorno de las relaciones comerciales de la Argentina con Estados Unidos y con Europa, en el plano de una política exterior argentina alineada con norteamérica como ni con Menem lo vimos.

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Este levantamiento del cepo cambiario se relaciona con otro problema estrictamente local y político: dar buenas noticias. La inflación, que es el gran trofeo del gobierno, ya es una lucha más difícil. En marzo era de 3,7% y hace nueve meses que no baja, sino que ha estado subiendo. Esto significa que la desaceleración de los precios comenzó a ser más lenta en los últimos meses. Casi todos los economistas pronostican que esta depreciación de la moneda afectará los precios. Es posible que haya una inflación mensual del 5% en un par de meses. Entonces, había que dar una buena noticia y es que se liberó el mercado cambiario y se permitió que las personas accedan al dólar. Y a quienes decían que el dólar estaba atrasado y que por eso la economía tendría más dificultades. en dinamizarse o en crecer, también les dan la razón.

Esto tiene que ver con una encuesta que Mora Jozami realizó para Casa Tres. El 52% está de acuerdo con eliminar el cepo, mientras que el 24% no. El Gobierno está mirando esto también. El 11% se beneficia del levantamiento del control cambiario, al 42% no le importa y solo el 24% piensa que le perjudica. Significa que el Gobierno también está haciendo política interna o electoral con la política cambiaria, como no podría ser de otra manera.

Encuesta sobre la opinión pública respecto al cepo al dólar

Al mismo tiempo, estas medidas —el acuerdo con el Fondo y la liberación del cepo— tienen un efecto en las alineaciones políticas locales, donde también se cruza lo electoral. El primero en salir fue Mauricio Macri, quien asumió una postura moderadamente optimista y condicional, como todo lo que Macri dice hoy sobre el Gobierno. Dice que es muy bueno y maravilloso, pero todavía falta. Además advierte por la institucionalidad, que es lo que viene machacando desde la postulación del juez Lijo a la Corte.

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Milei le contestó en la entrevista con Majul, donde adjudica que levantó el cepo que puso Macri. Se ensañó contra Hernán Lacunza, el ministro que tuvo que establecer el cepo al final del gobierno de Macri. Pero además, se mete de cabeza en las elecciones porteñas con mucha agresividad contra los Macri. Es importante escuchar lo que dijo este lunes por la mañana, al hablar de Jorge Macri, que es lo mismo que hablar de Mauricio.

Milei cruzó duramente a Jorge Macri
Milei cruzó duramente a Jorge Macri

Está diciendo muchas cosas. Dice que al desdoblarse las elecciones porteñas se rompió la relacion del Pro con La Libertad Avanza. Es muy importante porque hay una esgrima secreta entre Mauricio Macri y Javier Milei sobre quién es el culpable de que del centro a la derecha no haya unidad. Y que vayan por separado, potenciando las posibilidades del peronismo kirchnerista. Milei dice que el responsable fue Jorge Macri, que adelantó las elecciones porteñas para resguardar su reducto. Por su parte, Patricia Bullrich había dicho que los Macri están “cuidando sus negocios”.

Hay una visión muy agresiva en la Casa Rosada sobre la conducta de Jorge Macri y Mauricio Macri en relación con el gobierno porteño. Milei también dice que están demonizando a su hermana. No se sabe si es verdad. pero lo que sí es cierto es que en la campaña del peronismo y en la del Pro en la Ciudad han identificado que la figura oficialista a la que más fácilmente se le puede hacer bullying delante de la opinión pública es a Karina Milei, debido a su situación en las encuestas. Javier Milei lo vio en la elección contra Massa, donde también se empezó a demonizar su relación con su hermana. Y él le echa la culpa a Antoni Gutiérrez-Rubí, el catalán que asesoró a Massa en ese momento y que ahora asesora a Jorge Macri. Fueron a buscar con lupa los antecedentes migratorios de Gutiérrez-Rubí, y le quitaron el permiso de residencia porque descubrieron que había dicho que tenía un contrato con una universidad que finalmente no tenía. Están expulsando a Gutiérrez-Rubí porque le atribuyen ser el autor de una campaña sucia contra los Milei. Esto es importante porque si la figura de Karina Milei llega a ser —como dice su propio hermano— demonizada, lo que estará en juego es la estabilidad emocional de Milei, por el tipo de relación que tiene con su hermana, que le da calma y orden. Y, en pocas palabras, lo relaciona con el mundo de los seres humanos. Entonces están tocando un nervio importante.

Hay muchos negocios en la ciudad de Buenos Aires, tanto que una figura central del PRO y del radicalismo, quien hoy es el principal interlocutor político de Jorge Macri, Daniel Angelici, es concesionario de muchos negocios. Angelici es clave para los Macri. Pero en algunos de esos negocios es socio de uno de los mejores amigos de Karina Milei: el esposo de Pilar Ramírez, Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación.

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Esto es importante porque ambos, Angelici y Wasserman, incluyen a personas en las listas de la Legislatura. Wasserman en la de La Libertad Avanza. Angelici en la del Pro y en la de la UCR. Así nos encontramos ante una especie de Ciudad Gótica, donde los concesionarios porteños forman sus bloques en la Legislatura, presumiblemente para seguir aprobando los negocios o adquirir otros nuevos.

La herramienta que tiene Mauricio Macri para condicionar a Milei en la Ciudad es amenazarlo con ir con Pro por separado en la provincia de Buenos Aires. Es una amenaza cada vez menos creíble por la foto de Cristian Ritondo y Diego Santilli, entregados nuevamente a la mesa de Karina Milei, Lule Menem y Sebastián Pareja, su operador. Acá lo incorporan a Guillermo Montenegro, el intendente de Mar del Plata, que, como no quiere que le armen una candidatura por La Libertad Avanza en Mar del Plata, también se entregó al gobierno nacional. Lo que le están diciendo a Macri es que, si quería presionar desde la Provincia, que se olvide porque ya se la entregaron.

La foto de Santilli y Ritondo con Karina Milei

En el momento en que más se están hostigando Milei con Macri, como se advierte en esa entrevista con Majul, hay un esquema de unidad en la provincia de Buenos Aires, donde se está resolviendo, provisoriamente, el duelo entre Cristina Kirchner y Kicillof. Ella le acaba de decir a Kicillof que si quiere desdoblar, que lo haga. Cristina cree que le va a pasar lo mismo que a Jorge Macri: adelantando la elección van a juzgar su gestión. Lo mismo sucede con la eliminación de las PASO, donde ella cree que sería mejor que haya una interna. Al final, lo que no le dice es que ella maneja la lapicera porque conduce el PJ, a través de su hijo Máximo, y entonces las listas las hace ella. Todavía no ha dicho nada en público, pero podría ser candidata a la legislatura bonaerense por la tercera sección electoral, el corazón del peronismo en el conurbano.

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Acá aparecen dos novedades: Kicillof debe volver a enfrentarse a Cristina Kirchner o someterse. Es difícil para el aparato bonaerense confrontar con ella, así que van a negociar. Especialmente los intendentes. Pero lo más importante es que, con este duelo con Cristina, es evidente que Kicillof se ha convertido en candidato o precandidato presidencial del peronismo. Lo más probable es que no sea el candidato de Cristina, aunque ella haya decidido no hostigarlo. Significa que la interna del peronismo ya se adelantó a las elecciones de medio término; la batalla presidencial está lanzada. Habrá que ver quién está dispuesto a competir con Kicillof, si se consolida como candidato, lo que será importante para el gobierno de Milei. Con un peronismo que compite por la candidatura presidencial es muy difícil pactar. Ningún sector se sentirá cómodo asociándose a Milei para que el otro sector le diga que es pactista con un gobierno liberal de derecha y ajustador.

Se está diseñando aceleradamente un nuevo mapa, muy condicionado por la economía, y, en especial, por el valor del dólar.

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El Gobierno cambiará la forma de medir la inflación

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El Gobierno confirmó que se encuentra en proceso de modificación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la inflación mensualmente. Así lo confirmó el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en las consultas que respondió a los diputados a través del informe anual de gestión.

“El Ministerio de Economía informa que el INDEC finalizó en el mes de marzo de 2025 todos los desarrollos técnicos y metodológicos del nuevo IPC, así como también las consultas y testeos técnicos del nuevo índice para su implementación”, respondió Francos, en función de la información del área correspondiente.

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Será así la primera modificación desde que el Indec comenzó a medir la inflación nuevamente, en 2017, durante la gestión de Mauricio Macri y tras la interrupción de estadísticas oficiales confiables en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Según la información oficial, el Indec, que conduce Marco Lavagna desde fines de 2019, se encuentra “a la espera de los avales institucionales para realizar la campaña de sensibilización y alfabetización del nuevo IPC”.

“Mientras tanto, el Instituto continúa realizando los análisis técnicos en torno a la estabilidad de los precios para asegurar el cumplimiento de las recomendaciones internacionales y garantizar que las modificaciones no se introduzcan en períodos atípicos”, explicaron.

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Pedido de actualización

Varios legisladores propusieron, en los últimos meses, proyectos de ley para actualizar la medición. La inflación se mide en función de una canasta que pretende reflejar lo más fielmente posible la ponderación de gastos del hogar promedio argentino. La oposición advirtió que se miden bienes y servicios de hace 20 años, lo cual implicaría la necesidad de actualizar.

Presionaron por una actualización de la canasta que elabora el Indec tras advertir que se miden bienes y servicios de 2004 y 2005. Por eso, el diputado nacional Esteban Paulón (Encuentro Federal) presentó un proyecto para regularizar la canasta de consumo. El santafecino asegura que la inflación anual sería hoy un 16% más alta e impactaría, por ejemplo, en el ingreso de los jubilados.

Esteban Paulón, de Santa Fe, fue uno de los que lo propuso. “Los consumos de bienes y servicios en 2004 y 2005 eran muy diferentes a los actuales: por ejemplo, incluye la variación de precios mensuales de productos como televisores de tubo, la línea de teléfono fijo, DVD o casetes. “Absolutamente fuera de realidad”, indicó Paulón, quien explicó que “hoy se consumen plataformas como Disney+ , Netflix. Además los servicios representan un 17% en los gastos de cada persona y en el IPC actual solo un 2%”.

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Recientemente, 36 sindicatos hicieron un planteo similar. “Los datos que toman sobre la inflación no reflejan la realidad que tienen los trabajadores de nuestro país. El aumento en los bienes de consumo es totalmente diferente a la inflación que tira el Indec en este momento” dijo, hace unos días, Daniel Yofra, referente de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, en declaraciones radiales.

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Alejandro Kim: “El globalismo murió, el futuro es el peronismo nacionalista”

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Durante la entrevista, Alejandro Kim explicó el concepto de “peronizar la ciudad”, que su espacio repite en sus spots de campaña: “Tenemos la tarea de peronizar primero el lugar donde vivimos, luego el barrio del vecino y después todo el planeta. Hace mucho que se escondieron las banderas del peronismo, y eso tiene relación con la debacle que venimos sufriendo como sociedad”, afirmó.

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En ese sentido, el referente del Partido Principios y Valores cuestionó el rumbo de las últimas gestiones en CABA, tanto la de Horacio Rodríguez Larreta como la actual de Jorge Macri: “Tenemos una visión totalmente opuesta a la que viene imperando en la Ciudad y en el país. No hay una visión superadora de los problemas que atraviesan los porteños”.

«El globalismo murió»

En una mirada más amplia, Kim sostuvo que el 2 de abril marcó “el fin del globalismo y el inicio del nacionalismo”. Según explicó, su espacio político ya había anticipado este cambio geopolítico hace más de una década: “Mientras todos decían que el futuro era China, nosotros advertíamos que venía un conflicto global. Lo alertó Guillermo Moreno hace 13 años”, aseguró.

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Y agregó: “Hoy el mundo discute lo que nosotros veníamos planteando. El peronismo es la doctrina más nueva y se está aplicando a nivel global, mientras que muchos sectores siguen insistiendo con modelos que ya fracasaron”.

Críticas al oficialismo y a Leando Santoro

Kim también se refirió a la interna del peronismo y lanzó fuertes críticas contra figuras como Leandro Santoro y el vocero presidencial, Manuel Adorni. “Los que nos intrusaron están hoy presentándose en estas listas. A Cristina Kirchner la quieren jubilar con sus propios votos. Lo perverso de esto es la falta de coherencia y sentido común”, disparó.

En relación a Santoro, sentenció: “Hace años que no representa al peronismo de Capital. Encabeza una lista que está rememorando lo que fue la Alianza del 99, que fracasó estrepitosamente. A nosotros nos ofrecieron ser el Chacho Álvarez de esa nueva alianza, y nos negamos”.

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Trabajo y producción como ejes

Finalmente, Kim sostuvo que su espacio “siempre estuvo del lado de la producción y el trabajo”, a diferencia de otros sectores que “hablaban de renta universal”. En esa línea, convocó a “recuperar el esfuerzo, el mérito y el trabajo como ejes para salir adelante”.

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Ordenaron levantar el secreto fiscal de un hombre clave en la causa Seguros que podría complicar a Alberto Fernández

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El juez Sebastián Casanello ordenó hoy levantar el secreto fiscal respecto a Daniel “El Gordo” Rodríguez, una de las personas de máxima confianza de Alberto Fernández que administró la quinta de Olivos entre 2019 y 2023. Además, el magistrado le pidió a la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) que elabore un amplio informe sobre el patrimonio de ese hombre desde 2015 hasta la actualidad. Eso incluye un listado de bienes inmuebles, vehículos, cajas de seguridad, y cualquier otro dato relevante que figure en las bases de ese organismo.

Rodríguez conoció al ex presidente cuando era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Retirado de la Policía Federal, por la rama de Bomberos, formó parte de su custodia durante varios años. Luego pasó a encargarse de sus cuestiones personales, una suerte de cadete todo terreno.

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A fines de 2019, cuando Fernández fue ungido como candidato presidencial, “El Gordo”, como lo conocen sus amigos, volvió a trabajar como su chofer y lo acompañó por todo el país. Luego del triunfo electoral, Fernández decidió premiarlo y lo nombró como “intendente” de la quinta de Olivos. Ese nuevo rol lo llevó a interactuar con el veterinario de los perros, con el personal de mantenimiento, y hasta con los mozos.

Rodríguez vivía en la quinta, pero utilizaba una casa, en la calle Maestra Elizarraga al 2600, a metros del shopping Unicenter, donde tenía mayor privacidad. Esa vivienda fue allanada por el juez Julián Ercolini a mediados del año pasado y se descubrió que estaba a nombre del broker Héctor Martínez Sosa, amigo de Fernández.

Rodriguez declaró como testigo en la causa de violencia de género (Fuente)

Ahora, el juez Casanello, que se hizo cargo de la causa en febrero, decidió profundizar esa línea de conexiones. Además de la información fiscal y patrimonial sobre Rodríguez, le pidió a ARCA “un informe en el cual se describan los vínculos y relaciones con Alberto Ángel Fernández, Héctor Horacio Martínez Sosa, María Marta Cantero y “Héctor Martínez Sosa y Compañía S.A.”.

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Rodríguez trabajó en las oficinas de Martínez Sosa. Luego, durante la presidencia de Fernández, fue un nexo entre ambos. De hecho, la foto que trascendió de ellos juntos en la quinta fue sacada en la oficina del “Gordo”, tal como reveló Infobae.

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