POLITICA
El plan de Milei y Luis Caputo, y la brecha más difícil de cerrar

Institucionalidad macroeconómica versus institucionalidad política y republicana: desde el viernes 11, cuando el Gobierno anunció la Fase 3 de su plan económico y el desmantelamiento del cepo, ese dilema se vuelve todavía más nítido a la hora de imaginar un futuro posible para la Argentina y para la gobernabilidad mileista. Javier Milei está convencido de lo imprescindible de lo primero, la racionalidad macro, pero el modus operandi de su liderazgo político tensa lo segundo, la normalidad político republicana. El problema es que una y otra van de la mano: llegado este punto del plan económico, la institucionalidad macro y la político republicana son, más que nunca, dos caras de una misma moneda. La brecha entre esas dos institucionalidades es la más difícil de cerrar, y hoy es la más necesaria para el plan del Gobierno. O como señala un joven analista que sigue el rumbo económico y político con los ojos de una nueva generación: “El problema del Gobierno es el contraste entre su sobriedad macroeconómica y su borrachera política”.
El éxito de la nueva fase del plan depende de reformas que están bien por fuera del andamiaje de los “fundamentals” de la macro: esos pueden diseñarse y activarse desde la botonera del ministerio de Economía de Luis Caputo y del Banco Central de Santiago Bausili. Pero la nueva caja de herramientas que requiere la Fase 3 afecta al mercado laboral, al sistema previsional y al sistema impositivo, y dependen de la cooperación política.
Ese punto está clarísimo en el tema precio del dólar: en la Fase 3, el Gobierno descartó la intervención directa del Estado para producir una devaluación como respuesta a un dólar “atrasado” y a salarios caros en dólares. El precio del dólar, ahora está en manos del mercado, al menos entre las bandas de flotación: ayer, cayó el precio del nuevo dólar oficial y lejos de devaluarse, el peso se apreció significativamente. La discusión sobre el “dólar atrasado” y el impacto en la competitividad y la matriz productiva volvió a escena.
Dolar de Estado vs. dólar de mercado
Para el Gobierno, ya no tiene sentido hablar de “atraso” porque no hay un precio fijado artificialmente por el Estado que debería corregirse via una devaluación estatal. En su esquema, es el mercado el que construye el precio, y ese precio, por ende, está siempre actualizado: cada precio es información sobre la valoración del mercado en un momento dado, y de las restricciones y condicionamientos propios de cada momento. En ese punto, el Gobierno busca retomar la senda de Hayek sobre el sistema de precios como un sistema de señales, clave para una economía libre, que informa de la manera más fidedigna qué conviene producir y a qué precio.
En ese nuevo marco macroeconómico, el Gobierno concibe otra manera de aportar a la mejora de la competitividad argentina: a través de esas reformas sustanciales que bajen los costos de producir y que deberá votar un nuevo Congreso pero que no impliquen el toqueteo de la macro. Es decir, una mejora de la competitividad argentina que no recurra al “atajo” de la devaluación sino a una mejora estructural y “virtuosa”, en palabras de un funcionario del Gobierno, de las condiciones sistémicas de producción.
Además, suma un aspecto microeconómico, con la expectativa de una administración más racional, y menos especulativa en el sentido argentino, por parte de las empresas en relación a los márgenes de ganancia y a los costos y al peso real del precio del dólar en sus costos. Es hora de que juegue el Congreso para consolidar la política macroeconómica, y también la micro.
La nueva brecha, macro vs. política
La nueva matriz laboral, tributaria y previsional se decidirá en medio de un clima alterado por un estilo de liderazgo político de Milei cada vez más cuestionado y de un Congreso cada vez más fragmentado: la suspensión de las PASO no hará más que intensificar ese desafío a partir del resultado electoral de las legislativas. Sin coaliciones previamente organizadas, será todavía más desafiante conseguir mayorías para aprobar leyes: un trabajo de búsqueda de votos que ya venía siendo difícil será todavía más arduo. “Ahora todo depende de lo que pase en octubre”, ratifica una voz del Gobierno que entiende con precisión las virtudes de la macro modelo Milei, pero que sabe que no es suficiente con eso: sin la macro no se puede pero con la macro no alcanza.
En la última semana, Milei quedó expuesto a las debilidades de su institucionalidad político republicana: una lógica marcada a fuego por el temperamento político de Milei, que irradia a figuras clave de su Gobierno. En el ministerio de Economía, las intervenciones en X adoptan una actitud combativa. Si el Gobierno quiere que sus medidas y el cambio de paradigma en la concepción macroeconómica se comprenda cabalmente, acorralar con insultos al que no acuerda, al que no comprende e inclusive, al que miente, desvía el foco de la atención. Las mejores intervenciones del Gobierno se dan cuando refuta y explica. La conferencia de prensa de Caputo y Bausili, algunos de sus posteos más conceptuales en X y sobre todo, las incursiones mediáticas del viceministro de Economía, José Luis Daza, y de Federico Furiase, director del Banco Central, aportaron en ese sentido. El problema es que quedan acotadas a las preguntas de un manojo de periodistas, siempre los mismos, y no se abren a nuevas preguntas surgidas de otros interlocutores. El Gobierno desaprovecha el caudal técnico y comunicativo de sus alfiles económicos que serían capaces de responder con precisiones y racionalidad a dudas y cuestionamientos de voces críticas al plan, inclusive a las más terraplanistas. Sería un momento interesante de ver, que por ahora no llega.
Los avances de Milei contra la prensa o contra economistas que disienten en relación a las medidas del Gobierno se suman a esa tensión innecesaria. Milei y el Gobierno no son buenos ni pretenden serlo en esa habilidad social llamada persuasión, o construir consenso estructurales de largo plazo: no la valoran. Pero siempre se necesita para sacar leyes tan difíciles como imprescindibles para consolidar el objetivo deseado, sobre todo cuando la oposición política ya no se inclina con tanta docilidad. O cuando la opinión pública disminuye en algo su apoyo, aunque los niveles sigan siendo muy considerables.
La macro, entre persuadir y agredir
En la cadena nacional del viernes 11, Milei dejó entrever que registra la diferencia entre agredir y persuadir. Ese discurso fue llamativo por dos datos. Por un lado, la apelación inicial: “Queridos argentinos”, sin distinciones de ningún tipo, ni siquiera la referencia a “argentinos de bien” que irrita y excluye a parte de la opinión pública que no lo apoya. Milei agradeció a todos los argentinos “por haber atravesado las turbulencias” del último año y medio de gestión. Por otro lado, el agradecimiento a la política que acompañó sus medidas con votos en el Congreso: “Aquellos actores de la dirigencia política que sí entendieron el proceso de cambio que estábamos viviendo, sin mezquindades ni condicionamientos”.
En parte, ese cambio del tono de Milei el mismo día del anuncio del FMI respondió a la influencia del Fondo y su pedido de construir consensos sociales y políticos para avanzar con las reformas legislativas. Pero después del levantamiento del cepo, Milei volvió a lo suyo y tuvo una semana de fiereza extrema en redes y medios.
Ayer, en medio del dolor por la muerte del Papa Francisco, ese funcionamiento político social volvió a dejarlo expuesto, y eso aunque Milei acompañó el sentimiento general con posteo respetuoso en X y en comunicado oficial de Casa Rosada. La conversación pública reflotó la avanzada de Milei contra el Papa antes de ser Presidente, aquello de “el Papa es el representante del maligno en la Tierra” y el Papa como promotor de comunismo. La muerte de Hugo Gatti tuvo un efecto parecido: le facturaron la brecha entre sus críticas a Hugo Gatti y el contraste con su posteo empático, el “Adiós colega”.
Parecen datos menores pero son perlas que se suman a una serie interminable de exabruptos más o menos graves que definen el modus operandi de la política presidencial y las predisposiciones politicas. Y que lo dejan sin base de sustentación para afrontar dificultades. La comisión investigadora del caso $Libra aprobada en la Cámara de Diputados es resultado de ese desdén mileista por una cierta cordialidad política al menos con los más cercanos ideológicamente.
Atrapado por la intensidad de su estilo de liderazgo, Milei genera innecesariamente sus propios carpetazos: daños autoinfligidos que hacen que tampoco resista un archivo y que complican el diálogo político. Ese es el problema principal: construye obstáculos para la cooperación que necesita para llevar a destino la institucionalidad macroeconómica. Cava un foso innecesario entre él y los interlocutores del que luego se ve obligado a salir. Entretanto, desperdicia capital social, energía política y tiempo. Y le hace rayones a la autoridad presidencial que logró consolidar.
Ese catálogo de arbitrariedades evitables, que no evita, suman también sus dichos sobre Patricia Bullrich cuando era candidata, que contrastan con su inclusión en el Gobierno y con sus elogios actuales. O las referencias a China y el “no hago pactos con comunistas”, que luego se convirtió en valoración de ese vínculo: “Uno aprende”, reconoció Milei en una entrevista con Bloomberg. La semana pasada, Macri puso el dedo en otro aspecto de la institucionalidad político republicana, el estancamiento en los índices de transparencia del Gobierno en el mismo nivel que el del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Macroeconomía y la hora del Congreso
Transcurridos dieciséis meses de gestión, una de las claves interpretativas de la presidencia de Milei ha quedado organizada decididamente por ese dilema entre dos tipos de institucionalidad, la macro y la político republicana. El Gobierno tiene claro que la macro último modelo, tuneada ahora en el tema cambiario, requiere de reformas legislativas profundas.
“Damos por concluido el saneamiento del proceso macroeconómico argentino”, dijo Milei por cadena nacional aquel viernes del fin del cepo. A partir de la restauración de la institucionalidad macroeconómica, Milei augura una cadena imparable de desarrollo y bienestar. Este lunes, el ingreso a la semana 2 de la nueva fase trajo buenas noticias para el Gobierno: bajó el precio del dólar y la brecha entre los dólares paralelos y el nuevo dólar oficial siguieron en caída. Sin depreciación del peso, por ahora quedó fuera de escena un riesgo de traslado a precios de un dólar en alza. Milei y Caputo superaron los malos augurios más temidos de cualquier gestión económica argentina en proceso de liberalización: el riesgo de una devaluación acelerada que llevara el dólar al techo de la banda cambiaria y de una brecha creciente entre los dólares paralelos y el nuevo dólar oficial, entre un 4 y 9 por ciento según el paralelo considerado. Por ahora, la institucionalidad y el orden macro recién consolidado le juegan a favor al Gobierno.
El Gobierno se encamina hacia el futuro enfrentando la brecha entre dos equilibrios institucionales diferentes y una pregunta estructural: ¿cómo y cuándo lograrán converger esos dos superávits, el macroeconómico y el institucional, que además todavía no se alcanza?
Inclusive si los resultados económicos lo acompañan llegada la elección de octubre, la otra institucionalidad es la que le puede pasar factura. A partir de octubre, el Gobierno tiene dos desafíos. No sólo deberá aprobar leyes difíciles imprescindibles para consolidar el éxito del “saneamiento del orden macroeconómico”, en palabras de Milei. ¿Podrá Milei reproducir los apoyos que obtuvo para la Ley Bases, que le permitieron avanzar hasta aquí, para las reformas laboral, tributaria y previsional? ¿Podrá reconstruir el mismo acompañamiento de Pro y parte de la oposición dialoguista en relación al decreto de negociación con el FMI?
También deberá enfrentar una tarea aún más difícil: lograr que esas reformas, una vez aprobadas, se vuelvan naturaleza, es decir, duraderas e irreversibles aún con cambio de gestión. Es decir, ¿cómo evitar que un triunfo legislativo como el que Macri obtuvo en 2017 con la reforma previsional no se convierta en un accidente de la historia, reversible con la alternancia política?
Este 2025, con la elección legislativa, le trae al Gobierno el primer riesgo de discontinuidad al cambio de paradigma que intenta insuflar en la vida económica de la Argentina. Está en juego algo concreto como la llegada sostenida de inversiones, que se mantienen expectantes a la espera de que el cambio de paradigma se vuelva naturaleza. También, la primera prueba de un tema central: si la experiencia Milei es apenas un interregno o, al contrario, un antes y después duradero y sostenible.
POLITICA
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El Consejo de la Magistratura se reúne hoy en medio de una dura negociación por las presidencias de las comisiones

El Consejo de la Magistratura celebra hoy su primer plenario en cuatro meses. El parate responde, en buena medida, a las tensiones que desde el año pasado recorren al órgano que selecciona y remueve por un asunto puntual: la renovación de las autoridades en sus cinco comisiones, el ámbito donde el Consejo despliega su actividad diaria.
El tema reparte a los consejeros en dos zonas definidas. De un lado, se ubican aquellos que, al frente de las comisiones o a gusto con sus autoridades, promueven la continuidad. Argumentan que todavía hay mucho por hacer. Del otro lado están quienes aspiran a presidir y pujan por una rotación. Resaltan lo importante del recambio en las instituciones y dicen que es lo que imponen las normas.
Los más optimistas consideran que las diferencias pueden conciliarse y que hoy se sellará un acuerdo. Sin embargo, el órgano arrastra esta mochila hace tiempo y la fecha del plenario se vio aplazada en más de una oportunidad. La de hoy, de hecho, estaba prevista para la semana pasada.
Si las conversaciones, que están activas, no prosperan, habrá que votar y juntar mayoría de 11 para ver quien, de ahora en más, tendrá el manejo de los tiempos dentro de cada una de las comisiones.
La de Disciplina, que investiga y evalúa el comportamiento de los jueces, y la de Acusación, donde se inicia el proceso de remoción, están vacantes desde el fallecimiento de Héctor Recalde, en diciembre, y la salida del abogado Miguel Piedecasas por un acuerdo político. Sus reemplazantes, Cesar Grau y Alberto Maques, respectivamente, juraron como consejeros a fin del año pasado, pero nunca fueron integrados a las comisiones.
Esto se constituyó en un reclamo permanente para el kirchnerismo. Sus cinco consejeros integran el único bloque uniforme dentro del Consejo. En señal de protesta, acostumbran a no sentarse para dar quorum en las comisiones. Existe, además, otra cuestión de fondo: cuestionan la actitud de la Justicia, y en especial de la Corte, con su jefa política, Cristina Kirchner, en la causa Vialidad.
La Comisión de Disciplina quedará, se anticipa, en manos del kirchnerismo. Por su parte, Maques aspira a, en un mismo movimiento, asumir el lugar que reclama como propio en la de Acusación. Para eso debe ganarle la pulseada al senador Luis Juez, hoy cercano al oficialismo, que también busca esa silla.
La Comisión de Administración Financiera, que supervisa la ejecución del presupuesto de la Justicia -con la Corte como excepción- es presidida por el diputado larretista Álvaro González, que apunta a renovar su mandato. Ese lugar es pretendido por el representante del Poder Ejecutivo, Sebastián Amerio, la mano derecha de Santiago Caputo en la Justicia, y el único con ADN 100% libertario dentro del Consejo. No son pocos los que ven con buenos ojos que el Gobierno, a través de Amerio, pueda ver de primera mano cuán ajustado está el presupuesto de la Justicia.
La abogada Fernanda Vazquez, que llegó al Consejo con el apoyo del Frente de Todos, también busca estirar su mandato al frente de Selección, la comisión encargada de los concursos y la confección de las propuestas de pliegos. Vazquez tiene un activo: el año pasado el Consejo elevó 96 pliegos, el mayor número desde 2018. La abogada Alejandra Provítola, de Compromiso Judicial, apunta a sustituirla desde la vicepresidencia.
Otro defensor del actual ordenamiento es el juez Alberto Lugones, camarista federal de la sala II de San Martín, que preside la Comisión de Reglamentación, encargada de la vida interna del órgano. El camarista es de la Lista Celeste, ligada al peronismo, pero es autónomo dentro del Consejo. Jimena de la Torre, históricamente vinculada al Pro, pero hoy más cercana al oficialismo, se ubica en el bando del recambio y podría pedir presidir esta comisión.
También está en juego la vicepresidencia. Rosatti se corrió de la discusión por las comisiones, pero apunta a retener como su vice a la jueza Agustina Díaz Cordero. Algunos de los que pujan por el recambio advierten que el reglamento señala que la vicepresidencia dura solo un año y puede ser renovada en una sola oportunidad. Díaz Cordero juró en abril de 2023 y su mandato, entonces, estaría cumplido.
POLITICA
Kicillof inicia la campaña con un acto para confrontar con Milei junto a un ministro que podría ser candidato
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, encabezará este miércoles un acto en el distrito de San Martín para conmemorar los “500 días sin obra pública” de parte del gobierno nacional. Estará escoltado por el ministro de Infraestructura bonaerense, Gabriel Katopodis, una de las cartas electorales del Movimiento Derecho al Futuro para la Primera sección electoral.
La jornada será el puntapié de una serie de encuentros y actividades que empiezan a presentar lo que será la campaña electoral en la provincia de Buenos Aires, un territorio de disputa con más de 13 de millones de electores y donde el foco pasará por lo que suceda en la Primera y Tercera sección electoral; es decir el conurbano bonaerense.
Por ello, el acto de este miércoles, el mandatario provincial será acompañado por su ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis. El ex intendente de San Martín y ministro de Obras Públicas durante la presidencia de Alberto Fernández hace las veces de local; ya que el encuentro será en la sede la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), desde las 9:30 am.
Hasta allí llegarán intendentes de la provincia de Buenos Aires. Desde hace días que el funcionario provincial viene trabajando en una convocatoria grande. La presencia de Kicillof está confirmada y será quien cierre la línea de oradores. La situación interna que atraviesa el peronismo ofrece cierta incertidumbre sobre confirmaciones. Pero se descuenta que los intendentes que reportan fielmente en el Movimiento Derecho al Futuro; la corriente interna de Kicillof dentro del peronismo bonaerense, dirán presentes. También se cursaron invitaciones a intendentes de otras provincias.
La paralización de obras en universidades fue objeto de reclamo de parte de la comunidad educativa y el gobierno bonaerense intentó intervenir haciéndose cargo de las que estaban en un avanzado estado de ejecución. Lo hizo a través del Programa de Infraestructura Universitaria, que aplica sobre 38 proyectos de obras de infraestructura. El año pasado se firmaron convenios con universidades nacionales ubicadas en territorio bonaerense para invertir $26.762 millones en la reactivación de diferentes obras y proyectos que fueron desfinanciados por el Gobierno nacional. En una primera etapa se avanzaría sobre 10 universidades.
En la invitación que Katopodis envió a los intendentes se destaca que el acto de este miércoles será “una vidriera para poder visibilizar el reclamo y el repudio a esta decisión de (Javier) Milei, (Luis) Caputo y (Federico) Sturzenegger”.
“Mientras el Gobierno nacional quiere imponer una discusión absolutamente falsa entre un modelo de 100% Estado o 100% mercado, esta obra es una demostración de que no se trata de uno u otro, sino que son el Estado y el privado quienes construyen un país para todos”, remarcó este martes Kicillof al inaugurar una bajada de la Autopista Buenos Aires-La Plata a la altura de la avenida 520 en la capital bonaerense. Una obra hecha a través de la empresa estatal AUBASA con fondos provinciales. Para el proyecto se destinaron, $13.378 millones de pesos. La línea discursiva irá por ese carril.
La figura del ministro de Kicillof es uno de los nombres que dan vuelta a la hora de trazar estrategias electorales para la Primera sección electoral dentro del peronismo. Katopodis podría ser una alternativa que proponga el gobernador en una mesa de negociación como nombre propio para la Primera sección electoral, que este año renueva ocho bancas para el Senado bonaerense. Claro que podría ser una opción testimonial. Hay allí otro actor dentro del peronismo. Es que, históricamente, el Frente Renovador también siempre hizo pie en la Primera sección electoral y ha tenido representación legislativa propia por la Primera. Actualmente, el espacio de Massa gobierna los distritos de San Fernando y General Las Heras.
Las candidaturas testimoniales es algo que no se descarta en ninguno de los sectores oficialistas a nivel bonaerense. Días atrás, el intendente de Ensenada, Mario Secco abonó esta posibilidad antes de ingresar a una reunión con Kicillof y cerca de 40 intendentes en la ciudad de La Plata.
En el caso puntual de la Primera sección electoral, por el oficialismo vencen mandato la senadora cristinista y jefa del bloque de UP, Teresa García y los senadores Luis Vivona, Gustavo Soos y la massista Sofía Vanelli. Vivona y Soos forman parte del esquema de intendentes cercanos a CFK: el primero responde al jefe comunal de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini y el segundo al intendente de Merlo, Gustavo Menéndez. Con excepción de Vanelli, el resto no podrá renovar su banca, ya que se encuentran completando su segundo período consecutivo como legisladores. A menos que antes de los cierres de listas, estipulado para el 8 de agosto, se termine aprobando el proyecto de ley que un grupo de senadores de Unión por la Patria presentó la semana pasada para dejar sin efecto el límite a las reelecciones indefinidas para -en una primera etapa- legisladores, concejales y consejeros escolares.
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