En la multitudinaria cena anual de Poder Ciudadano, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, protagonizó anoche un nuevo capítulo de su interna con su colega Ricardo Lorenzetti cuando afirmó que durante su gestión el máximo tribunal pasó de una conducción “unipersonal y superconcentrada a una colegiada”.
Rosatti asumió la presidente de la Corte en 2021 tras 11 años de conducción de Lorenzetti quien, según la oposición, avala la candidatura del juez Ariel Lijo al máximo tribunal para tratar de volver al máximo poder de la Corte y desplazar a su comprovinciano.
Ante más de 400 jueces, fiscales, políticos y empresarios, Rosatti improvisó un discurso antes de que tocara el excelente Quinteto Piazzolla temas como “Adiós Nonino”. Del gobierno, solo se vio a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y al diputado porteño Ramiro Marra.
Rosatti ante un auditorio reunido en el hotel Sheraton para hablar sobre transparencia del Estado, alertó sobre el peligro de la “superconcentración” de poder para la toma de decisiones administrativas, contratos y licitaciones y dijo que antes “no se cumplían las reglas de una buena administración”.
El año pasado la mayoría de la Corte desplazó al administrador de Lorenzetti, Héctor Marchi, quien incluso declaró ante la comisión de Juicio Político de Diputados que impulsaba Cristina Kirchner para tratar de echar a los supremos que deberán decidir si dejan firmes, en última instancia, la condena a 6 años de prisión en la causa Vialidad y otros procesamientos.
Rosatti también elogió el hecho de que desde abril de 2022, tras la anulación de una ley de Cristina, el presidente de la Corte también es el titular del Consejo de la Magistratura, lo que permite una mejor “articulación”. Puso como ejemplo que el director de Informática de la Corte no conocía a su par de la Magistratura y era un problema técnico muy grande.
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Luego Rosatti recordó que fue convencional constituyente en la reforma de la Constitución de 1994 y explicó el alcance de la protección del desarrollo humano. Y dijo que “calidad institucional”, como la que reclama Poder Ciudadano, que implica “la independencia del Poder Judicial, la división de poderes, la libertad de expresión y el acceso a la información pública”.
La cena fue abierta por el nuevo presidente de Poder Ciudadano, capítulo argentino de Transparencia Internacional, el politólogo Martín D’Alessandro, quien recordó los 35 años de funcionamiento de la ONG y los logros alcanzados en materia de leyes como Acceso a la Información Pública, Financiamiento de las Elecciones y el arrepentido, así como su rol de querellante en causas de corrupción como el Yategate del ex intendente de Lomas Martín Insaurralde y “Chocolate” Rigau. Entre los presentes, estaba Mario Pontaquarto, el primer arrepentido de la historia, aunque aún sin ley, en el caso de los sobornos en el Senado durante la gestión del ex presidente Fernando De la Rúa.
Luego Rosatti dio que “hay una demanda social de transparencia”, dijo Rosatti y consideró que el juez es «un funcionario público bajo el escrutinio social” y no una figura que infunde temor.
Luego el director ejecutivo de Poder Ciudadano, Pablo Secchi, tomó la palabra y dijo la consigna: “¡Con el derecho a la información no!” por lo que fue ovacionado, al referirse al polémico decreto reglamentario de Javier Milei que limita esa ley que se consiguió, tras una larga lucha, durante la presidencia de Mauricio Macri.
Luego Rosatti se quejó porque a la Corte debe sacar 12.000 sentencias por año frente a la Corte de EE.UU. que solo decide 120 y explicó que el problema es que “no hay filtro” y todo llega a la Corte hasta el problema entre dos vecinos por una medianera.
Dijo que, como había dicho D’Alessandro, en la Argentina existe «una excesiva judicialización de los conflictos», donde el Estado dijo es el principal proveedor de sentencias, cerca del 60 por ciento.
En este párrafo pareció aludir a las negociaciones que habría entre el sector del PJ que lidera Cristina Kirchner y el radical que dirige Emiliano Yacobitti que buscarían ampliar los miembros de la Corte de 5 a 9., tal como Clarín adelantó el domingo
Entre los presentes estuvo el procurador general de la Nación, Eduardo Casal, el embajador de los Estados Unidos, Mark Stanley, junto a su esposa Wendy, el ex presidente de Poder Ciudadano Hugo Wortman Jofre (Poder Ciudadano) y el presidente de ADEPA, Martín Etchevers. Otros de los presentes fue el Procurador General de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, y los ex ministros de Economía Hernan Lacunza, de Educación Nicolás Trota y de Defensa, Horacio Jaunarena.
Durante la cena también hablaron el presidente de Transparencia Internacional, François Valérian, y a Directora de Transparencia Venezuela, Mercedes de Freitas.
Entre diputados y ex diputados se formaron círculos de diálogo entre Maxi Ferraro (Coalición Cívica), Cristian Ritondo (PRO), Emilio Monzó (partido del Diálogo), Marcelo Stubrin y Jesús Rodríguez.
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En otro rincón se vio a los fiscales Carlos Stornelli, Sergio Mola, Diego Luciani y Javier De Luca, como así también al ex titular de Vialidad de Macri, Javier Iguacel, quien tomó distancia de la política para volver a la actividad petrolera.
Entre los jueces estaban Mariano Borinsky,y Daniel Petrone y Diego Barroetaveña de Casación, Julián Ercolini, Daniel Rafecas, Marcelo Aguinsky, Javier López Biscayart, Alejandra Provitola y el secretario de Coordinación de la Procuración, Juan Manuel Olima. También fueron de la partida el ex jefe de gabinete Juan Manuel Aval Medina a quien le preguntaron sobre la estrategia de Cristina de polarizar con Milei.
Uno de los centros de atención de la reunión fue el actor y militante de la UCR, Luis Brandoni a quienes jueces como Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia le preguntaron por su exitosa seria “Nada”. También compartieron la velada de la ONU, Guillermo Ledesma y Jorge Valerga Araoz, los históricos jueces del juicio a los ex comandantes..
En su discurso, D’Alessandro recordó que Poder Ciudadano “instaló la lucha contra la corrupción en la agenda pública, se convirtió en el capítulo argentino de Transparencia Internacional, denunció casos de abusos de poder y crímenes de Estado, y logró que muchas de sus recomendaciones se incorporaran en la normativa”. Entre los presentes estaba Marta Oyharnarte, uno de sus fundadores.
“Somos la primera organización aceptada como querellante en causas de corrupción, creamos la primera Escuela de Integridad, y también abrimos el camino en el acceso a la información sobre los ingresos a la Casa Rosada y a la Quinta de Olivos”, agregó.
El prestigioso sociólogo dijo que “la clave de interpretación de muchos fenómenos como este reside en la calidad de las instituciones, y en la consecuente capacidad (o incapacidad) de la ciudadanía para controlar a los que detentan el poder del Estado. De hecho, la desconfianza en los gobernantes es la esencia del liberalismo, del constitucionalismo, y la llave del desarrollo humano”.
“Si la calidad institucional es baja, y por lo tanto la ciudadanía no puede pedir rendición de cuentas a los y las gobernantes, entonces se judicializa la política, porque no hay otra forma de controlar ni de hacer respetar la ley que a través de los tribunales”, agregó.
En una palabra, “la democracia y la república como estructuras imparciales que regulan la lucha por el poder, y por lo tanto también la convivencia civilizada, se deterioran cada día más”.
“Estaríamos, al parecer, en un callejón sin salida. Pero ese círculo vicioso no es inevitable. Solo hace falta que los líderes se automoderen en el ejercicio del poder público”, destacó D’Alessandro.
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En definitiva, “la democracia no funciona ni sobrevive solamente en el papel. Se necesitan actores políticos comprometidos con la democracia. Y si eso escasea, entonces es imperioso que los ciudadanos la protejan en todos los ámbitos y de todas las formas posibles”.
“Las heridas que sufre la democracia no sobrevienen con hechos únicos y flagrantes, sino sigilosa y gradualmente. Por lo tanto, una ciudadanía activa tiene el deber de reaccionar no solo contra los actos ilegales que eventualmente cometan los funcionarios públicos, sino también frente a actos de gobierno que aunque hoy parezcan menores, y hasta gocen de popularidad, tiendan a la autocracia en el largo plazo”, finalizó el nuevo presidente de Poder Ciudadano.
El contundente triunfo de Donald Trump en Estados Unidos generó (otra vez) una fuerte polémica por los pronósticos de las consultoras. Se esperaba un escenario parejo que no fue tal. Pero no todas erraron: sobre 17 sondeos de los últimos días que pudo ver Clarín, seis vaticinaban una victoria del candidato republicando. Y entre esas pocas que acertaron aparece un nombre conocido para los argentinos: Atlas Intel.
Se trata de una firma brasileña que en la elección presidencial 2019 pronosticó con mucha precisión el triunfo de los Fernández sobre Macri-Pichetto en la primera vuelta. Cuando todos hablaban de una brecha superior a 20 puntos, Atlas Intel proyectó 9,9. La diferencia final fue de 8. Golazo estadístico.
Y más. Según le consta a este diario, uno de los analistas que trabaja en la empresa, Andrei Roman, alertó sobre el fenómeno de Javier Milei bastante antes que sus colegas argentinos. Probablemente porque Roman, de origen brasileño, ya había pasado por la experiencia de Jair Bolsonaro en su país.
Antecedentes al margen, ahora Atlas Intel publicó un nuevo estudio sobre la coyuntura política y económica en nuestro país. Y los números encienden algún alerta en Casa Rosada, porque a diferencia de otras firmas, que hablan de un repunte en octubre, los números de la consultora brasileña muestran una merma.
Aprobación de gestión y evaluación del Gobierno
Atlas Intel difundió sus números a través de Latam Pulse, «una iniciativa conjunta con la agencia Bloomberg, que proporciona datos mensuales sobre la situación política, social, y económica de cinco países clave de Latinoamérica: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, y México«.
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En el caso argentino, hicieron un relevamiento nacional de 1.839 casos, entre el 10 y el 15 de octubre, con +/- 2% de margen de error.
Aprobación de gestión y evaluación del Gobierno
En base a un sondeo nacional de 1.839 casos. En %
De entrada, presenta dos variables que se tocan: la aprobación de la gestiónpresidencial y la evaluación del Gobierno. En ambos casos, el saldo es negativo. En el primero, 42,8% aprueba y 50,7% desaprueba. En el segundo, para el 34% es «excelente/bueno», para el 16,3% «regular» y para el 48,1% «malo muy malo».
En los dos parámetros, de todos modos, lo más preocupante para la Rosada viene con la evolución, porque se ve una merma en el apoyo y la satisfacción con lo que está haciendo el oficialismo.
Situación actual y expectativas
Luego, el estudio sigue con otros dos tópicos clásicos: cómo percibe la gente la actualidad y qué espera para el futuro. En este caso, se pasó por este filtro tres temas: la situación económica, la familiar y la laboral.
El balance general, como vienen mostrando otras encuestas, es que la cosa se ve entre mal y muy mal en el presente y mejoran las perspectivas hacia adelante, aunque sin euforia.
Situación actual y expectativas
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En base a un sondeo nacional de 1.839 casos. En %
1) Situación económica: el 78% la califica cómo «mala» en este momento pero 41% cree que mejorará de aquí a seis meses.
2) Situación familiar: para el 64% es «mala» actualmente pero 35% confía en que repuntará.
3) Situación laboral: según el 76% es «mala» hoy pero 36% cree que será «buena» en el próximo semestre.
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Ranking de políticos
En cuanto a las imágenes de los principales dirigentes, hay una buena y una mala noticia para Milei en los números de Atlas Intel. Porque por un lado lo pone el tope del ranking, pero por el otro lado figura con números cercanos Cristina Kirchner, que llega incluso al podio.
1) Javier Milei: 41% positiva / 6% no sabe / 53% negativa.
2) Victoria Villarruel: 40% positiva / 12% no sabe / 47% negativa.