Junto con la diputada nacional Danya Tavela comparten la conducción de la corriente Evolución, que a nivel nacional comanda el economista y senador nacional por Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Martín Lousteau.

La convivencia de Pablo Domenichini con Tavela no fue para nada grata pero la necesidad de mantenerse en el poder los volvió a unir por estos días para dar batalla y fue así que ambos se repartieron interesantes porciones del queso partidario: el primer al comité provincia y la segunda como delegada al comité nacional.

Más allá de estos detalles del reparto doméstico de ansiedades y expectativas personales, lo cierto es que Domenichini cuenta con un amplio respaldo de Martín Lousteau, quien, si bien no figura en la boleta, tiene el mejor de los conceptos de quien fuera su primer brazo ejecutor en terreno bonaerense, armando de la nada la corriente Evolución bonaerense por el año 2020.

Según los trascendidos que recorren la Legislatura y pasillos partidarios, Domenichini no sólo no quiere “esconder” la figura de Lousteau, sino que va por más y aspira a convencer del importante papel del senador nacional en la alianza de la lista “Futuro”, donde también tienen un espacio estelar dirigentes como los hermanos Facundo y Gastón Manes (de una corriente innominada), Federico Storani, de la Corriente de Opinión, y Juan Manuel Casella, de la Vergencia.

Con todos ellos, el legislador provincial y rector de la Universidad de Almirante Brown también quiere instalar el “encuadre ideológico”. Aquél que dispara una grieta entre su propia postura, la de lograr un partido cercano a la socialdemocracia y un pseudopragmatismo de “sentido común” que encarna la lista Adelante de Maximiliano Abad y que en realidad oculta las intenciones de acordar un megafrente con el Pro y los anarcolibertarios, es decir, un partido de extrema derecha.

Con la figura de Lousteau, Domenichini pretende captar masivamente ese voto progresista que puede encontrarse en distritos más urbanos del área metropolitana y ciudades populosas del interior que vienen sufriendo las duras estocadas del plan de ajuste de Javier Milei.

Inclusive, se tiene fe en la primera sección (norte del conurbano) a pesar de que enfrente tiene a un poderoso frente conformado por el acuerdo de Maximiliano Abad con Gustavo Posse, ex intendente de San Isidro.

Posse y Abad.

Ocurre que el possismo, después de décadas, dejó de tener la generosa “cajita feliz” municipal con la cual contenían a dirigentes de San Isidro y de municipios aledaños, razón por la cual, la convocatoria a los afiliados permitirá una competencia más pareja en un terreno que Domenichini también conoce como buen militante del distrito de Almirante Brown.

Por lo pronto, el candidato de la oposición sabe que el interior profundo tiene muchísimas intendencias radicales que no le son “simpáticas” y ya trazó un periplo importante para brindar charlas y conferencias de prensa en comités de barrio y en entidades sociales.

En el interior también contará con el acompañamiento de dirigentes con cierta visibilidad como el intendente de Tandil, Miguel Lunghi (primer candidato a convencional nacional), y dirigentes de la Corriente de Opinión y cercanos a los hermanos Manes.

En síntesis, Domenichini tiene ante sí menos de diez días para avanzar en una campaña donde se juega a todo o nada, sea para reforzar su liderazgo en el partido y en la corriente Evolución como así también incrementar su proyección política que le permita ser candidato indiscutible a su reelección como diputado provincial. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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