POLITICA
En Miami, Javier Milei dedicó tiempo a Twitter y fue distinguido «Embajador de Luz» por judíos ultra religiosos
Al caer la tarde, el presidente Javier Milei ya había cambiado su campera de cuero y sus pantalones cargo por un traje oscuro para luego colocarse una kipá en la cabeza. Por cuestiones de seguridad, no pudo trasladarse a pie por los apenas 50 metros flanqueados de palmeras entre el hotel donde se aloja en Miami y la sinagoga que lo homenajeaba: tuvo que utilizar una camioneta Suburban que lo depositó junto a su hermana Karina en el “Shul” del Chabad Lubavitch, la congregación que lo distinguió esta noche como “Embajador Internacional de Luz”.
Para Milei, que salió del hotel en medio de un revuelo de seguidores, esta distinción significa “una caricia al alma”, según le dijo a Clarín mientras subía a la camioneta blindada. Una estadounidense, casada con un argentino, hizo que el presidente se desviara por un momento de su estricto rumbo: llevaba a dos enormes perros y el libertario, con su hermana Karina, se detuvo a acariciarlos en medio del nerviosismo del servicio secreto.
La ceremonia, a la que asistieron más de 350 personas que pagaron una entrada- contribución para las obras de la comunidad, se extendió por varias horas. El presidente había llegado al hotel por la mañana y había estado todo el día en su habitación, con una fuerte actividad en X, ex Twitter, su red social favorita, en la que entre temas varios cargó fuerte contra la prensa y dio a entender que en Dinamarca sería copiloto de un F16. Cerca de 60 tuits y retuits.
Mientras tanto, en el lobby del hotel transitaba un paisaje de turistas en turistas en pareos y trajes de baño, mezclados con judíos observantes, muchos de ellos que vinieron a participar de la ceremonia. También se acercaron algunos curiosos para expresarle sus buenos deseos a Milei y a su hermana. Como Luis Saúl, un maestro argentino que se fue del país en la crisis del 2001 y le trajo una carta escrita a mano a cada uno. “Acepte este sobre como augurio de buena suerte”, decía la misiva, que incluía un sobre con un billete de dos dólares, símbolo de fortuna.
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El Presidente le dijo a Clarín que la distinción Embajador de Luz es «una caricia al alma».
En un salón inmenso arreglado con cortinados azules y flores blancas, el presidente y la Secretaria General de la Presidencia fueron distinguidos por “su inquebrantable dedicación a difundir la libertad, la esperanza y la positividad frente a la oscuridad” y también, según resaltaron desde la organización, “sus incansables esfuerzos en favor de Israel y de la comunidad mundial que han sido un faro brillante, inspirando un mundo más brillante y compasivo”.
Milei estuvo acompañado por el embajador designado en EE.UU. Gerardo Werthein; el rabino Shimon Wahnish, su amigo personal, líder espiritual y embajador designado en Israel; el cineasta que registra todos sus movimientos Santiago Oria y unos pocos funcionarios de Miami y Washington.
La ceremonia fue en el “Shul”, un inmenso complejo que ocupa casi una manzana entera, que incluye una sinagoga, un centro comunitario y una escuela hebrea. La mole sobre la avenida Collins estuvo desde horas antes rodeada de una fuerte custodia, sobre todo agentes de la policía local. Fue fundada hace más de 40 años por el rabino Sholom Lipskar, un miembro de gran influencia en la comunidad.
Las sinagogas de Chabad-Lubavitch son conocidas por su acercamiento a los judíos, especialmente a los menos religiosos o seculares, como parte de una misión más amplia para atraerlos a una vida ortodoxa estrictamente observante. Forman parte de la tradición jasídica, que busca una experiencia directa de Dios a través de la oración y otros rituales.
En noviembre, poco después de haber ganado la elección, Milei visitó en Nueva York la tumba de “rebe de Lubavitch”, el rabino Menachem Mendel Schneerson, que fundó esta comunidad. El sitio es un lugar de peregrinación frecuente para judíos y otras personas que creen que hay un significado espiritual especial en las oraciones hechas en el “ohel”, la tumba del último líder del movimiento.
Milei es católico, pero su admiración y compromiso con el judaísmo es profundo. En una entrevista contó cómo surgió ese acercamiento, que fue a través de un alumno suyo de Economía. “Era un chico judío, y cuando venía a clases me hacía preguntas que eran muy impresionantes, que a mí me dejaban pensando”, señaló.
“Eso me abrió al interés y después tuve la dicha de irme vinculando con más gente de la comunidad y empecé a profundizar y ahora tengo la dicha de ser amigo de un rabino, que es el rabino del templo de la calle Borges (Templo ACILBA), que es una persona que quiero muchísimo, que le consulto regularmente. Son discusiones que de repente pueden demandar dos o tres horas y que para mí son muy gratificantes y me ayudan a crecer mucho y a entender las situaciones de una manera mucho más profunda”, explicó. No es raro que Milei recite en sus discursos pasajes de la Torá y ha dicho que desea convertirse al judaísmo.
La gira del presidente sigue el jueves con una reunión con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, y luego con una disertación en la Florida International University ante estudiantes y académicos.
Pero el plato fuerte será el viernes, cuando viaje a Austin, Texas a reunirse con el CEO de Tesla, Elon Musk.
El magnate, la segunda persona más rica del mundo, lo invitó a recorrer su inmensa planta industrial de 1.000 hectáreas llamada GigaTexas. Musk y Milei han tenido varios gestos de simpatía en los últimos meses. El sudafricano llamó por teléfono al presidente para felicitarlo cuando ganó las elecciones y le dijo que quería visitar e invertir en la Argentina.
Luego volverá a Miami para el sábado viajar a Dinamarca, donde se reunirá con la primera ministra Mette Frederiksen y luego participará de una ceremonia para firmar la adquisición de los 24 F-16 para la Fuerza Aérea. Luego se calzará un traje especial y hará un vuelo junto a un instructor como copiloto uno de los cazas.
POLITICA
En “el San Isidro de zona sur”. Pequeños cafés, bares y restaurantes dan forma a un circuito con aires de barrio
“En cualquier parte del mundo en que me encuentre cuando siento el olor de los eucaliptos, estoy en Adrogué. Adrogué era eso: un largo laberinto tranquilo de calles arboladas, de verjas y de quintas”, escribió Jorge Luis Borges acerca del lugar donde transcurrieron los veranos de su infancia. “Muchos argumentos, muchas escenas, muchos poemas que he imaginado, nacieron en Adrogué o se sitúan en ella. Siempre que hablo de jardines, siempre que hablo de árboles, estoy en Adrogué”.
En efecto, el paisaje tranquilo, de tardes con ritmo de siesta y noches perfumadas por los eucaliptos, invita al paseo por las diagonales que dan forma a la parte más antigua de este barrio. Sus calles adoquinadas y arboladas convergen en un puñado de plazas –la central Almirante Brown y sus satélites Azopardo, Bynnon y Cerretti (ver mapa)–, en torno a las cuales emprendedores locales disponen las mesas de sus pequeños cafés, bares, cervecerías y restaurantes, trayendo nueva vida (y nuevo público) a uno de los barrios más lindos del sur del conurbano bonaerense.
“Adrogué siempre tuvo espíritu de barrio, con su clientela muy tradicional –describe Mauro Terlizzi, emprendedor gastronómico nacido y criado en estas calles–. Pero en los últimos años el centro cambió bastante: sus comercios históricos cerraron, llegaron las franquicias, incluso ya no se puede estacionar… Cambió mucho la dinámica y hoy el centro es un lugar más de trámites y eso a la gente de acá no le llama tanto. Por eso nosotros y muchos otros vecinos abrimos nuestros locales en Plaza Bynnon, en Plaza Azopardo y Plaza Cerretti, y mismo en Plaza Almirante Brown”.
Junto a su esposa, Melisa, y su socia, Verónica Vukovic, Mauro lleva adelante desde marzo de 2022 la pastelería Casón, que se encuentra frente a Plaza Bynnon, dentro de lo que fue la antigua caballeriza municipal –más tarde convertida en cuadra de panadería y luego abandonada hasta su reciente remodelación–. El pulmón de manzana de piso de adoquines de esta construcción de 130 años donde funciona Casón es compartido con un bar de vinos (Aria) y un restaurante basado en los hongos (Seta).
Del otro lado de plaza Bynnon se encuentra el pequeño local de la rotisería La Roti, que en los días en que el clima lo permite arma unas pocas mesas en la plaza, bajo la sombra de los árboles. Lo mismo ocurre a solo dos cuadras de allí en Plaza Cerretti, donde Danke invita a un combo de cervezas y hamburguesas a quienes prefieren el aire libre por sobre el interior de su local que funciona en una vieja casona de techos altos restaurada.
Bynnon y Cerretti se encuentran a igual distancia de la plaza Almirante Brown, epicentro de la vida histórica de esta ciudad, donde aún es posible visitar el Palacio Municipal, la Parroquia San Gabriel Arcángel y la Escuela N°1 José de San Martín; también, la casa que perteneció a la familia de Jorge Luis Borges y que hoy funciona como museo. Es la diagonal Toll la que une a estos tres espacios verdes, gracias a un diseño urbano de vanguardia basado en avenidas y diagonales, creado en 1872 por los ingenieros José y Nicolás Canale, y que habría inspirado el diseño de la ciudad de La Plata.
La otra diagonal –Almirante Brown– une a la plaza central cuyo nombre rinde homenaje al célebre marino con las plazas Azopardo y Esteban Adrogué. Esta última tiene como límite la transitada avenida Espora, que funciona como frontera tácita entre el actual centro de Adrogué generado en torno a la estación de tren, y el viejo barrio de casas, jardines y eucaliptos que vive en los cuentos y poemas de Borges, y que hoy renace a través de pequeños emprendimientos gastronómicos que se descubren a pie.
Boca en boca
Algo similar a lo que ocurre en la zona histórica de Adrogué se replica del otro lado de su centro. Cruzando la vía del tren Roca, en un barrio de casas hoy apodado “el viejo Adrogué”, es posible encontrar bares, cervecerías, restaurantes e incluso un viejo bodegón, que proponen disfrutar en sus mesas del mismo ritmo tranquilo que discurre en las casas y caserones que los rodean.
Uno de los pioneros es el café de especialidad Federado, que con sus mesas y reposeras playeras invita a sentarse bajo la sombras de los añosos árboles en la esquina de Spiro y Cordero. “Soy nacido y criado en Adrogué, y tengo un amor muy fuerte por el barrio. Quiero que la gente se vuelva a juntar, que pare la pelota, se mire a los ojos. Y como me gusta mucho la gastronomía, quería que la excusa fuera algo que esté copado. Así nació Federado”, cuenta Facundo “Pecu” Contarino, de 40 años.
“Cuando abrimos, hace cinco años, fuimos los primeros en zona sur que les decíamos a nuestros clientes que no le pusieran azúcar al café. También fuimos de los primeros en incorporar el concepto de brunch –recuerda–. Con el tiempo, el barrio nos adoptó, y hoy nuestros clientes son vecinos, algunos vienen todos los días, otros todas las semanas, y de a poco comienza a venir gente de otros barrios gracias al boca en boca”.
Un runrún imparable que incluso ha atraído a la crítica gastronómica internacional a las empedradas callecitas de Adrogué. De ahí que de la noche a la mañana, la pequeña pizzería napolitana Ti Amo, que se encuentra a metros de la plaza Cerretti, haya ingresado al exclusivo ranking 50 Top Pizza World, que destaca a las mejores pizzerías del mundo.
“El 50 Top Pizza World llegó a nosotras por sorpresa –asegura Carola Santoro, de 29 años, quien junto a su hermana Victoria dirige Ti Amo–. Es una organización italiana que rankea a las mejores pizzerías en el mundo, y que cuenta con inspectores secretos que van a los locales, comen, pagan y se van sin revelar quiénes son. Luego mandan el informe a la central en Italia donde filtran y eligen a los que consideran que son los mejores. No hay forma de inscribirse, ellos solos llegan a vos”.
Ti Amo ingresó al preciado ranking pizzero en 2022 en el puesto N° 50, y en 2023 subió al N°38; hoy es el único restaurante argentino y sudamericano en el top 50. “Arrancamos junto a mi hermana en 2019 en el patio de la casa de nuestra mamá, acá en Adrogué –cuenta Carola–. En 2020 abrimos en un local a puertas abiertas en donde ahora sigue funcionando.
Elegimos Adrogué porque es nuestro barrio natal y decidimos mantenerlo ahí. Siento que Adrogué mejoró mucho desde el punto de vista gastronómico, hoy hay mayor oferta y mayor cuidado en el producto.”
Aspiracional
“Adrogué es de las zonas más lindas de zona sur. Es, también, una zona aspiracional para otros barrios aledaños, por lo que las personas vienen a pasear”, dice Ayelén Novaresio, de 31 años, que junto a su socia Nazarena Agra abrió Seta el último diciembre. Se trata de un restaurante cuyo elemento central son los hongos. “Adrogué es pintoresco porque mantiene sus casonas originales, construcciones bajas, calles empedradas y el verde de todas sus plazas. Tiene la nostalgia del barrio de Borges, combinada con una movida de gente joven que quiere llevar a cabo apuestas originales, diferentes. Gente que quiere cuidar, posicionar al barrio y hacer cosas buenas para los vecinos”, agrega.
“La propuesta de Seta es una cocina atravesada por la incorporación de diferentes variedades de hongos, en algunos platos como protagonistas y en otros como acompañamiento, buscando siempre volver al eje de la gastronomía: comer rico y ofrecer sabores nuevos sin soltar el valor de lo natural –dice Ayelén al respecto de su restaurante, a tono con la “movida fungi” que atraviesa a la gastronomía argentina–. Queremos ser la puerta de entrada para que muchas personas que no consumían setas comiencen a incorporarlas a su dieta y conozcan todos sus beneficios”.
Buena parte de los locales que hoy reformulan la propuesta gastronómica de Adrogué se gestaron pospandemia, e incluso hay nuevas propuestas en camino. Al mencionado La Focaccería, que abrirá sus puertas en el mismo paseo que comparten Seta, Casón y Aria, se suma Libre, el cuarto local de otro vecino de Adrogué que también apuesta por su barrio: “Yo soy de acá de toda la vida y la idea era hacer algo con un amigo que hacía cerveza –recuerda Santiago Dewey, de 45 años–. Abrimos Dewey Brewing Co. en 2018 y después, cuando llegó la pandemia, un local que estaba al lado, muy chiquito, se desocupó. Ahí abrimos un café de especialidad: Café Dewey”.
En la salida de la pandemia, otro pequeño local –justo al lado de Ti Amo– se desocupó y así nació Vinos y Platitos: “A mí me gusta mucho el vino, así que planteamos un lugar de vinos y tapas, en el que la cava está suspendida, porque el local es chiquito. Ahora estamos con un nuevo proyecto: Libre va a ser un bar de tragos en un local con un patio medio selvático”, cuenta Santiago y concluye: “Me siento cómodo en Adrogué, es mi barrio: por eso sigo emprendiendo acá”.
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