POLITICA
En plena pandemia, Alberto Fernández recibió al “broker amigo” en la Quinta de Olivos
Según consta en los registros de entradas y salidas de la residencia presidencial, Héctor Martínez Sosa ingresó durante la pandemia de COVID-19.
El cumpleaños de Fabiola Yañez no habría sido el único evento fuera de la ley que se celebró en la Quinta de Olivos en plena pandemia por Covid-19.
Según se reveló, Héctor Martínez Sosa, el broker de seguros señalado por ser beneficiado por el expresidente Alberto Fernández, ingresó a la residencia presidencial antes y durante la pandemia.
El 11 y 14 de mayo de 2020, en plena cuarenta, Sosa y su mujer, María Cantero, estuvieron en Olivos.
El caso de Cantero puede ser justificado ya que en ese momento era la secretaria privada de Fernández, pero no así el de Sosa, quien no desempañaba funciones que justificaran su libre tránsito.
En esa línea, también se conoció que hubo ingresos anteriores del broker en la residencia. Se observan registros del 8 de enero del 2020 entre las 21 y la 1 de la madrugada.
En ellos aparece el nombre de Martínez Sosa, pero también de su segundo, Guillermo Alonso y de otra productora de seguros, María Guadalupe Cortés.
En la lista figura esa misma noche, Fernando Salim, quien al año siguiente le vendió su empresa a Martínez Sosa.
Este jueves, Fernández se había desligado de la causa, y apuntó contra su secretaria: “Dudo que ella haga una cosa así; si lo hizo, no lo avalo; ninguno te va a decir que pedí por alguien; yo lo dudo, pero no puedo garantizar que ella no haya hecho una cosa así; si fue así, se extralimitó”.
Sin embargo, según los registros, las reuniones entre el exmandatario y el broker habrían existido.
Alberto Fernández fue imputado por las contrataciones de seguros en el Estado
POLITICA
Merkel justificó sus sorpresivas críticas al candidato de su partido: “No me habría parecido correcto callar”
BERLÍN.- “No me habría parecido correcto callar ante una situación decisiva como esta”. Así ha defendido este miércoles la excanciller Angela Merkel, las sorpresivas críticas al candidato de su partido, la Unión Democristiana (CDU), Friedrich Merz, a las elecciones alemanas del 23 de febrero. Merz aceptó la semana pasada los votos del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) en varias iniciativas legislativas sobre inmigración.
La decisión desató acusaciones contra Merz por “romper el tabú” de la cooperación con los radicales. Merkel salió el jueves pasado de su cautela habitual respecto a la actualidad para sumarse a las críticas a su correligionario. “Normalmente, no me meto en los debates políticos, pero en este caso me pareció una cuestión de importancia fundamental”, justificó en un coloquio con periodistas en Hamburgo, organizado por el semanario Die Zeit.
Cuando uno de los periodistas le preguntó si la CDU seguía siendo su partido, respondió que es propio de las grandes formaciones políticas que haya diferencias internas. Y añadió: “Es mi partido, aunque alguna vez me cause dolor”.
La declaración de Merkel la semana pasada causó desconcierto en la propia CDU y en su aliada bávara, Unión Socialcristiana (CSU). Su influencia ha menguado con los años. En el congreso del partido este lunes en Berlín quedó claro que, en cuestiones como la política migratoria, esta ha pasado página de la excanciller, que en 2015 permitió la entrada a Alemania de centenares de miles de refugiados.
La crítica de Merkel a Merz ―su rival en la CDU― llegó un día después de que se aprobase en el Bundestag una moción para rechazar a los demandantes de asilo en las fronteras alemanas. La moción se adoptó con los votos de AfD. Nueve diputados de la CDU/CSU se abstuvieron, se ausentaron o votaron en contra. El viernes, el día después de la intervención de la excanciller, otra propuesta de ley democristiana que contaba con el apoyo de AfD salió derrotada. En esta ocasión, fueron 13, en vez de nueve, los diputados de la CDU/CSU que no votaron a favor.
Merkel dijo que era “importante” que, en el congreso del lunes, la CDU asegurase que las votaciones de la semana pasada no se repetirían. Merz ha defendido que ni buscó ni negoció el apoyo de AfD, y en el congreso enfatizó que “ni antes, ni ahora, ni jamás” su partido pactará con la formación ultra.
La CDU/CSU de Merz es favorita para ser la fuerza más votada en las elecciones, seguida de AfD. Uno de los primeros sondeos tras los polémicos votos junto a la extrema derecha, realizado por el instituto Forsa, muestra que los democristianos han visto erosionado su liderazgo: la intención de voto cayó del 30 al 28%. Está por ver si otros sondeos confirmarán la tendencia.
Merkel, en el coloquio con Die Zeit, lamentó que, tras los votos de la semana pasada, haya “una cierta polarización, una agitación” en la política alemana. “Ahora hay que volver a una situación en la que vuelvan a ser posibles los compromisos”, exhortó. “Porque no parece que ninguna formación vaya a tener una mayoría absoluta, lo que significa que los partidos democráticos deberán hablar de nuevo entre ellos”.
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