POLITICA
Esbirros. Milei, Yuyito y la prensa
Esbirros. Esa fue la palabra que usó Cristina Kirchner en 2023 en su descargo después de la condena por la causa Vialidad. Hablándole directamente al CEO del Grupo Clarín, dijo entonces: “Magnetto, puede darles la orden a sus esbirros de Casación y de la Corte Suprema de que me metan presa”. Aludía así a diciembre de 2023, cuando quedara desprovista de sus fueros.
Esbirros también era, curiosamente, la palabra preferida de Fidel Castro en su larga batalla cultural. La aplicaba a la disidencia y la usó con eficacia para construir una férrea hegemonía dentro de la isla. Esbirro es el equivalente cubano de “gorila”. ¿Su función? Estigmatizar, deslegitimar o quitarle la categoría humana al que es señalado como enemigo del pueblo.
Lo paradójico es que el último fin de semana fue Milei –nada menos– quien usó ese término estigmatizante para referirse a periodistas de la nacion. Raro. O, tal vez, no tanto: un anarcocapitalista outsider del siglo XXI apropiándose de las palabras de la batalla cultural del viejo y despreciado comunismo del siglo XX.
En nuestra democracia liberal, la Constitución garantiza el trabajo del periodismo de interés público, no de todo tipo de periodismo. ¿Y cuál es esa tarea? Investigar, observar y fiscalizar al poder. A cualquier poder. El periodismo profesional es –o debería ser– una herramienta de la gente, no de la política ni de ningún otro factor. A Milei, sin embargo, le cuesta comprender ese rol institucional. Confunde al periodismo populista –tal como lo caracteriza el catedrático Fernando Ruiz, profesor de Periodismo y Democracia de la Universidad Austral– con el profesional. El primero trabaja con la indignación y no distingue –o no le importa distinguir– entre la mentira y la verdad. Se dirige solo a su público, tal como lo hacen los políticos. El segundo, en cambio, se maneja con datos y fundamentos, y sigue protocolos para chequear la información. Y, tal vez, lo más importante: matiza. Milei se marea con ambos.
Confunde, también, un error involuntario con una “operación” malintencionada. O con una mentira. Interpreta una crítica sana con el síndrome de abstinencia de la pauta. Etiqueta como “ensobrado” a cualquier periodista que lo cuestione. Asocia un amable off the record –las charlas informales de las que se nutre el periodismo político– con el forjamiento de una amistad y luego se enoja cuando ese mismo periodista, días más tarde, lo critica públicamente. Es entonces cuando se siente brutalmente traicionado y sobrerreacciona como un niño herido.
“Lo curioso es que los ‘ensobrados’ siempre son los que lo critican”, apunta Ruiz. Claro que el Presidente tiene derecho a criticar, defenderse o desmentir. Lo que no puede es insultar, estigmatizar o deslegitimar el rol institucional de la prensa porque eso lo acerca peligrosamente a la “jefa de la banda”, tal como él mismo definió a Cristina Kirchner y sus seguidores.
A esta convivencia tóxica, Milei le agrega un ingrediente central: las redes sociales. Los periodistas han perdido el monopolio de la palabra, deduce, y por eso están celosos.
El Presidente no lee diarios, solo repasa títulos y se informa a través de redes. ¿Las redes democratizan la palabra, como cree Milei? El politólogo Lucas Romero dice que no. Por varias razones: son terreno fértil para el hostigamiento, vehiculizan noticias falsas y, a la vez, se nutren de los diarios o medios tradicionales.
Al frente de la consultora Synopsis, acerca: apenas un 15 o 20% de la sociedad utiliza X. Sin embargo, afirma Romero, la ex-Twitter funciona como agenda setting. Es decir: ocupa el rol que antes tenían las tapas de los diarios o los programas de radio de la primera mañana instalando los temas de la conversación pública.
Milei se mira en el espejo de Menem, al punto de que ha elegido de novia a una de sus exparejas, Amalia “Yuyito” González. Pero a Yuyito, a diferencia del Presidente, le encanta el juego del periodismo. Tanto que del noviazgo presidencial ha hecho una crónica cotidiana.
Claro que la estigmatización mileísta de la prensa no debería ocultar los pecados propios. Cuando Yuyito reinaba como ícono sexual, en los 90, el periodismo vivía su época dorada. “Hoy no es así –admite Fernando Ruiz–; es evidente que una gran parte de la sociedad percibe que el periodismo es un lugar donde se hace la política, por eso la prensa comparte el mismo desprestigio que su dirigencia”. En una palabra, la gente cree en ciertos periodistas, pero no tanto en el periodismo como institución.
El proceso de desinflación hace que los descuidos institucionales se vean como temas menores. Y en ese alto liderazgo de popularidad, pareciera que a Milei se le perdona casi cualquier cosa. Pero la historia es buena consejera: si el Presidente mirara hacia atrás, se daría cuenta rápidamente de que nada, pero nada, es para siempre.
POLITICA
Más revelaciones de la relación del peronismo con los barrabravas violentos del Congreso
Axel Kicillof resaltó una sola línea del texto en la que se mencionaba que «un funcionario de la gestión» del gobernador, junto a «un intendente del Sur del Conurbano» mantuvieron negociaciones con el jefe de una barra brava al que le ofrecieron dinero, $50 mil, para que convoque a un grupo de los barras de su club con el objetivo de chocar con violencia contra las fuerzas de seguridad que custodiaban el Palacio Legislativo. Clarín ratifica lo publicado, una información obtenida gracias a fuentes que hablaron pidiendo que se mantenga su anonimato.
Llama la atención el enojo y los modos con los que Kicillof señaló que aquellos párrafos, que no eran centrales en la nota, no solo eran falsos para él, sino que además demostraban una especie de decadencia del periodismo nacional. El mandatario provincial señala que la prensa es cómplice del gobierno de Javier Milei, pero fue gracias a los medios que se pudo reconstruir cómo fue atacado el fotógrafo Pablo Grillo.
La barra brava del club Gimnasia y Esgrima La Plata, por caso, marchó el miércoles por impulso de la dirigencia del PJ. Lo hicieron movilizándose en el tren Roca junto a un grupo de violentos del sindicato de la construcción (UOCRA). Hay videos. Clarín cuenta con una decena de imágenes sobre diversos barras en zona de conflicto. Y todos ligados al peronismo.
Incluso los «barras» de San Martín de Tucumán que viven en el AMBA fueron al Congreso, según comentaron sus propios referentes a los medios, gracias al apoyo recibido por la cúpula dirigencial del club, ligado de modo total al PJ. Hay más ejemplos. Y más pruebas de todo lo publicado.
Otro de los dirigentes del PJ ligado a La Cámpora que está identificado -de acuerdo a fuentes propias y gubernamentales- de haber «dialogado» con los barras de Gimnasia y Esgrima La Plata que marcharon el miércoles pasado, es el vicepresidente del peronismo de La Plata, Daniel Aechanco. Incluso, en el tren que movilizó a esos «hinchas» a la Ciudad de Buenos Aires, estaba el líder de la barra del Lobo, Cristian Camilieri, alias «El Volador», que convocó al choque a la UOCRA disidente. De nuevo: hay videos.
Hasta Alberto «Turi» Ginés, uno de los jefes de la barra de Chacarita, estuvo en la protesta al Congreso. Ginés es empleado de la Municipalidad de San Martin.
De igual manera otro barra conocido en River, de apellido Trovato, también estuvo en el lugar de los incidentes y destrozos. Trabajó en el Senado en la gestión de Cristina Kirchner. Lo mismo que «el Dibu», un sindicalista de la curtiembre que es jefe de la barra de Defensa y Justicia, subordinado al PJ.
También se prestaron a la marcha gente de la barra de Los Andes, de Lomas de Zamora, y de Laferrere, de La Matanza.
Con todo, Kicillof niega de modo rotundo que él, o alguien en su nombre, haya convocado a marchar al Congreso en modo violento.
POLITICA
Qué hacer si aparece una lagartija en tu casa
Si encontraste una lagartija dentro de tu casa, no te preocupes, estos pequeños reptiles son inofensivos y hasta pueden ser beneficiosos para el hogar. Sin embargo, muchas personas sienten curiosidad o inquietud cuando aparece en su espacio.
Suelen ingresar a las viviendas por varias razones:
– Buscan refugio del calor extremo o el frío.
– Siguen a sus presas, como insectos y arañas.
– Son atraídas por la luz que ilumina los espacios y donde suelen haber insectos.
– Buscan un lugar seguro para esconderse de depredadores.
No representan peligro para los humanos ni las mascotas. De hecho, pueden ser grandes aliadas, ya que ayudan a controlar plagas de insectos en el hogar.
Si ves una dentro de tu hogar, seguí estos pasos para manejar la situación sin lastimarla:
1. Mantené la calma
No son agresivas ni venenosas. Si se sienten amenazadas, intentarán huir y esconderse.
2. No la toques con las manos
Si intentás atraparla con las manos, es posible que se desprenda de su cola como mecanismo de defensa. En su lugar, usá una hoja de papel o cartón para guiarla fuera.
3. Abrí puertas y ventanas
Si querés que salga de forma natural, abrí una puerta o ventana cercana y apagá las luces para que busque la salida.
4. Usá un recipiente para ayudarla a salir
Colocá un vaso o un tupper sobre la lagartija, deslizá un cartón por debajo y llevala con cuidado al exterior.
5. Evitá productos químicos
No uses insecticidas o venenos. Además de ser innecesarios, pueden afectar a otros animales en casa.
Si preferís mantenerlas fuera de tu hogar, seguí estos consejos:
– Sellá rendijas y grietas en puertas y ventanas.
– Mantené la casa limpia para evitar la acumulación de insectos.
– Usá mallas mosquiteras en ventanas y puertas.
– Evitá dejar luces encendidas en la noche, ya que atraen insectos y, con ellos, a las lagartijas.
Fuente: A24
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