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POLITICA

Gándara: recuperan el monasterio abandonado que diseñó Bustillo y fue casa de huérfanos

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El aire en Gándara está cargado de un silencio que no parece inercia, sino espera. A 25 kilómetros de Chascomús, esta pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires tiene el aspecto de un lugar detenido en el tiempo, donde las ruinas de un monasterio y una antigua fábrica láctea conviven con el recuerdo de un esplendor que ya no está. Sin embargo, en medio de ese paisaje despoblado, algo comenzó a cambiar. Una llama tenue pero obstinada se enciende en la Capilla Nuestra Señora del Rosario y la Casa de Ejercicios San José, conocida como la “Casa de Gándara”.

Este espacio, que alguna vez fue un bastión espiritual y comunitario, está resurgiendo gracias a la fe y al esfuerzo colectivo. Pero, para entender la magnitud de esta recuperación, primero hay que volver al origen: al año 1933, cuando Manuela de Nevares solicitó construir una capilla en memoria de su esposo. Con planos aprobados y la bendición del Arzobispado de La Plata, la capilla fue inaugurada en 1936. Los Padres Agustinos Recoletos llegaron en 1939 y construyeron el Seminario San José, diseñado por el reconocido arquitecto Alejandro Bustillo, bendecido en 1940 como Colegio Apostólico San José y adonde llegaban niños huérfanos. Y desde entonces, el lugar se convirtió en un centro de espiritualidad que marcó a generaciones.

Capilla Nuestra Señora del Rosario y Colegio Apostólico San José, en Gándara., ambos abandonados.

Pero las épocas de esplendor dieron paso al abandono. La falta de recursos y el paso del tiempo convirtieron la Casa de Gándara en un espectro de lo que había sido. Sus paredes se agrietaron, los techos cedieron y el vandalismo hizo lo suyo. La comunidad creyente de la diócesis de Chascomús, a la que el lugar pertenece desde 1980, se quedó sin un espacio para retiros y convivencias.

Los restos de la Capilla Nuestra Señora del Rosario.

El golpe de gracia, paradójicamente, llegó con una pregunta: ¿Podría el lugar renacer y volver a ser un refugio? Monseñor Juan Ignacio Liébana, quien asumió como obispo de la diócesis en 2024, vio en las ruinas algo más que escombros. En su recorrido pastoral, notó cómo las comunidades locales sufrían por el consumo problemático de drogas y carecían de espacios adecuados para la recuperación de los jóvenes. De esa necesidad nació una idea audaz: reconstruir la Casa de Gándara no solo como un lugar de retiros y oración, sino también como un espacio de sanación y trabajo para jóvenes en situación de vulnerabilidad.

El inicio de los trabajos en la Casa de Gándara.

El sueño empezó a tomar forma gracias a una movilización que podría describirse casi como un milagro comunitario. Parroquias y fieles de toda la diócesis se unieron para organizar conciertos, ferias, rifas y ventas de dulces caseros. Cada peso recaudado era un ladrillo simbólico en la reconstrucción de la Casa. Las jornadas de trabajo y oración, que incluyen desde limpiar el predio hasta cortar el pasto, se transformaron en encuentros donde el esfuerzo colectivo resonaba como una plegaria. La ayuda llegó incluso desde Roma: el Papa Francisco envió una contribución económica para la obra.

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El frente de la capilla diseñada por Bustillo.

El 28 de diciembre de 2024, la capilla fue reinaugurada en una ceremonia cargada de emoción. Los bancos recuperados, el altar restaurado y las nuevas campanas resonaron como un eco del pasado que se niega a desaparecer. La casa lindera está en plena reconstrucción y, en enero de 2025, comenzó a utilizarse para campamentos juveniles. La próxima etapa incluye la recuperación del monasterio, un desafío que promete seguir uniendo voluntades.

El interior de la capilla totalmente recuperado.

La historia de la Casa de Gándara es también la historia de cómo un lugar puede convertirse en símbolo. Símbolo de resistencia, de comunidad y de fe. En un mundo que parece girar demasiado rápido, este rincón de la provincia de Buenos Aires recuerda que a veces hace falta detenerse, mirar alrededor y recoger las piezas rotas para construir algo nuevo.

Y, mientras las paredes de la Casa se levantan, también se elevan las esperanzas de quienes sueñan con un futuro más justo y solidario. Quizá, en este resurgir, esté también la clave para entender cómo la fe y la acción pueden transformar las ruinas en cimientos de algo mucho más grande.

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YCRT, una empresa deficitaria: solo para 2025 requiere de un aporte del Estado de más de $ 100 mil millones

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Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) integra la lista de empresas deficitarias que el Gobierno nacional pretende privatizar. Y en un primer paso en ese sentido el Ejecutivo dispuso su reconversión de sociedad de Estado en Sociedad Anónima. La compañía minera con asiento en la provincia de Santa Cruz no logra recomponer sus números. En la proyecciones de Ingresos y Gastos Anuales para 2025, presentada ante el Ministerio de Economía, se expone la necesidad de 100.200 millones de pesos como aporte del Tesoro. El 95% se destina al pago de salarios del personal.

Además, la empresa YCRT fue foco de sendas investigaciones judiciales por presuntos hechos de corrupción y es observada con preocupación la Casa Rosada por su economía constantemente en rojo.

La plantilla de personal de YCRT se compone de 2.142 agentes de los cuales 900 únicamente, son mineros, los únicos que trabajan en exposición al frente de mina. Un dato: la municipalidad de 28 de Noviembre cuenta con 977 empleados mientras que la de Río Turbio, tiene 1.126 trabajadores. Es decir: Yacimientos alberga más trabajadores que las dos localidades que componen la denominada Cuenca Carbonífera, el corazón minero de la provincia.

El dato no es menor: el 95% del presupuesto de la compañía se destina al pago de haberes y sólo puede cubrir los mismos con los aportes que mensualmente realiza el Estado Nacional.

La Casa Rosada sostiene que el funcionamiento es deficitario, la demanda de fondos nacionales la torna inviable y en función de estos preceptos fue incluida en el listado de las empresas a expropiar. El gobierno de Santa Cruz se resiste a ese panorama y pretende que, al menos, la compañía cubra sus gastos operativos con la exportación de carbón, pero el proyecto está en lápiz negro y aún su logística representa dificultades.

Los número críticos

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La radiografía del déficit es la siguiente: El 2023 YCRT tuvo un déficit anual de 140 millones de dólares. Para el año pasado la proyección del rojo financiero fue de 70 millones de dólares. Aunque el número se redujo a la mitad, sigue representando cifras elevadas a consideración de la Casa Rosada, que además, pondera la baja productividad de la compañía.

Cuando se miran los números de YCRT se dimensiona las deficiencias económicas que arrastra desde hace muchos años. En 2024 la compañía requirió 7.384 millones de pesos para el pago de sueldos, cargas sociales, jubilaciones, bienes y servicios e inversiones.

Para el año en curso, la necesidad de aportes del Tesoro no varió: para funcionar continúa requiriendo del subsidio de las arcas nacionales. El déficit anual del 2024 fue de 163.216 millones de pesos, sin tener en cuenta aumentos salariales. Para este año se proyectó en 100.200 millones de pesos.

“Motiva este pedido la situación en la que se encuentra nuestra empresa conforme a las proyecciones económico financieras donde se observa que los fondos requeridos resultan imprescindibles para llevar adelante el normal funcionamiento del Yacimiento”, escribió el interventor de YCRT, Pablo Gordillo Arriagada, en la nota remitida al Ministerio de Economía.

De hecho, en enero de este año la Casa Rosada envió 8.600 millones de pesos. Para febrero se requirió una ayuda de 6.800 millones de pesos y para marzo, nuevamente se planteó una necesidad de 8.600 millones de pesos.

Con carácter “Urgente”, sostiene la nota a la que accedió Clarín, se pidió una ayuda para el primer trimestre de 24.000 millones de pesos, para la “atención de Gastos Corrientes” fondos que serán “destinados a cubrir las necesidades inmediatas del trimestre”.

De forma reiterada en el pedido de fondos a la Casa Rosada, se explicita que sin esa ayuda YCRT no puede funcionar ni cubrir, con sus propios recursos, sus gastos operativos.

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Para sustentar dicho argumento, se plantearon una serie de dificultades que atraviesa la empresa santacruceña intervenida desde el año 2002.

Ante el pedido de un cumplimiento expeditivo por parte del ministerio de Economía de los fondos requeridos para este primer trimestre, YCRT detalló cuánto dinero tiene en su cuenta bancaria: 2.500 millones de pesos, contra los 8.600 millones que requiere del Estado para cubrir gastos corrientes.

Los problemas actuales

“No podemos dejar de soslayar que desde junio 2024 no se cuenta con seguridad física en las instalaciones de la Obra de la Central Termoeléctrica Río Turbio y desde mayo 2024 en las instalaciones mineras”, expuso el interventor.

Esa situación añade otra dificultad: una deuda con Gendarmería Nacional de aproximadamente 150 millones de pesos.

La falta de fondos para garantizar la seguridad de la Usina Térmica -una obra licitada hace más de 17 años por el kirchnerismo y que aún no se concluyó-, acarreó otros problemas calificados por YCRT como “consecuencias dolosas”.

Hubo en este período “incidentes de robo de cables, máquinas, alambrado, perjudicando los bienes públicos, considerando además el propio riesgo de vida para cometer esos delitos”.Todo fue judicializado y se encuentran bajo investigación en la fiscalía Federal de Río Gallegos.

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En relación con la seguridad del personal, “es menester señalar se mantienen deudas con proveedores críticos tales como la empresa calibradora de autorrescatadores y equipos de medición de gases interior de mina y proveedores de EPP (Elementos de Protección Personal – materiales obligatorios para desempeñarse en las actividades sujetos a la normativa vigente)”.

No es la única dificultad que afronta YCRT debido a su falta de recursos propios. La situación ambiental es un punto bajo estudio, al respecto el interventor expresó: “nos encontramos desfinanciados para afrontar los seguros obligatorios ni para gestionar las acciones de remediación a la que se encuentra expuesto el Yacimiento”.

A este escenario debe sumarse deudas con la AFIP y una medida cautelar por 9.000 millones de pesos que debe afrontar la empresa y que no está incluida en el pedido de fondos recientes, al Estado. Es decir: más números en rojo a futuro.

Duro informe de SIGEN

En diciembre pasado Clarín dio a conocer el último informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) sobre la operatividad de YCRT. Los números no están claros y la SIGEN señaló que hay errores de cálculos en los estados contables de YCRT y “diferencias en los montos entre lo expuesto en las aperturas y los cuadros” de la documentación presentada.

Se mencionó que el 92% de los ingresos ($ 35.200.000.000) corresponden a Transferencias Sector Público Corriente, es decir, a transferencias del Tesoro Nacional. “La operatoria de YCRT, venta de carbón y venta de energía eléctrica, no resulta suficiente, debiendo recurrir a la ayuda financiera del Gobierno Nacional”.

Con la falta de rentabilidad, YCRT sumá otros números en rojo: deudas con el Municipio. “El Yacimiento adeuda Impuesto Automotor e Impuesto Inmobiliario y Tasas al Municipio de Río Turbio por un monto, que no incluye intereses, de $ 71.183.138,25 según información provista por el Jefe del Departamento de Contabilidad”.

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El Yacimiento, asimismo, “mantiene importantes deudas de tributos nacionales y de la seguridad social de larga data con sus respectivos intereses, habiéndose adherido a planes de facilidades de pago”. Los números muestran que con relación a tributos nacionales y de la Seguridad Social el Yacimiento adeuda la suma de $ 14.774.313.777,13 y en concepto de Intereses resarcitorios la suma de $ 10.676.955.728,94.

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