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POLITICA

Intento de golpe de Estado en Bolivia: el repudio de Argentina y las primeras palabras del embajador en La Paz

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El Gobierno argentino condenó el levantamiento militar e intento de Golpe de Estado en Bolivia. Fue primero a través de un mensaje de la canciller Diana Mondino, en la que planteó que «la democracia no se negocia».

«Los gobiernos, sean buenos o malos, gusten o no, se cambian únicamente en las urnas. No se cambian con violentos golpes de Estado«, remarcó Mondino en un posteo en la red social X (ex Twitter). Fue el único pronunciamiento directo de Argentina sobre la crisis que estalló en La Paz.

Ya casi entrada la madrugada del jueves, un comunicado de la Cancillería remarcó que la República Argentina «reafirma la defensa irrestricta de la democracia en la región y condena todo intento de quebrantarla».

Agregó el texto conversado entre el Palacio San Martín y la Casa Rosada que el Gobierno «repudia las movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército boliviano y expresa su firme apoyo al Estado de Derecho, mientras remarca la importancia de sostener las instituciones democráticas en el Estado Plurinacional de Bolivia.»

Las relaciones del gobierno de Javier Milei con el de Luis Arce son nulas, en principio por razones ideológicas. El gobierno del Movimiento al Socialismo está en las antípodas del Libertario, y es todo lo que el mandatario argentino critica. Tampoco Arce, que pidió por el triunfo del kirchnerismo en 2023, desea un acercamiento a Milei. Aún así, hay relaciones diplomáticas normales, y mutuos intereses económicos.

Hasta este miércoles a la tarde, Milei, el salvadoreño Nayib Bukele y el ecuatoriano Daniel Noboa, eran de los pocos presidentes de la región que no habían condenado la situación.

La primera reacción del embajador argentino en Bolivia

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Marcelo Adrián Massoni presentó sus credenciales como nuevo embajador de la Argentina ante Bolivia el mes pasado. Ahora fue testigo de los momentos de máxima tensión que se viven en La Paz, en medio de las denuncias de golpe de Estado militar cruzadas entre el presidente Luis Arce y Evo Morales, hoy enemigos políticos.

Desde La Paz, el diplomático Massoni respondió brevemente las preguntas de Clarín y fue precavido al diagnosticar una crisis que, según dijo, aún «está en desarrollo».

-Embajador, ¿cuál es su impresión sobre la situación en este momento?

-Estamos siguiendo los acontecimientos, estamos tratando de separar la paja del trigo. La situación estaría todavía en desarrollo, pero está todo muy confuso, así que no sé qué puedo decirle más allá de esto

-¿Se ve una situación peligrosa de hechos concretos o se ve que puede controlarse rápidamente?

-Mire, en este momento, desde afuera, se ve una situación en desarrollo, situación peligrosa para la gente que está en la Plaza Murillo, que es la plaza donde están los edificios de Presidencia y del Parlamento. Hay fuerzas militares, confusa la situación. No parece que haya situaciones graves, sí graves en términos institucionales. Un intento de golpe de estado, dice el presidente Arce, en las redes y sus principales colaboradores, nada más allá de eso.

-¿Cómo se encuentra la comunidad argentina?

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-En principio, están bien. Los funcionarios de la embajada, en principio, están bien. Y todo estaría concentrado en la Plaza Murillo. Eso es todo lo que le puedo decir por ahora. Esperemos que todo vaya bien, que la situación se acomode en beneficio de la institucionalidad y de la democracia.

-Tanto Arce como Evo Morales dicen que hay Golpe de Estado, pero al mismo tiempo el militar este Zúñiga sostiene que van «a recuperar la Patria». ¿Qué es lo que se ve?

-Mire, el general Zúñiga es el jefe del Ejército y me está pidiendo que especule. Permítame que le diga que no lo voy a hacer, no voy a especular, porque no es el momento. Esperemos que se desarrollen los acontecimientos y, en todo caso, podríamos hablar nuevamente.

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POLITICA

Traiciones y un cambio de ruta, la oscura trama detrás de la mortal emboscada contra el jefe de la barra de Central

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Una de las claves para dilucidar el homicidio de Andrés Bracamonte, el jefe de la barra de Rosario Central, es un celular que desapareció la noche del 9 de noviembre, cuando fue asesinado junto a Ricardo Attardo, N° 2 del núcleo duro de la hinchada. Ese teléfono estaba en la camioneta Chevrolet S10, donde estaban ambos cuando fueron emboscados, a cuatro cuadras del estadio Gigante de Arroyito, en un contexto particular: las luces de la calle estaban cortadas y la policía ni las ambulancias llegaron al lugar donde se produjo el ataque.

Un papel clave en esta trama tuvo Martín Leopoldo Martínez, conocido como Pitito, sucesor natural de Bracamonte y Attardo en la conducción de la barra brava. Es que minutos antes de que los sicarios gatillaran en Avellaneda y Reconquista, Pillín cambió de recorrido y fue a ese lugar con Rana, donde los ultimaron. Ese cambio habría sido por un llamado que recibió Attardo. La sospecha es que Martínez le recomendó ir hacia Reconquista y Avellaneda.

En el celular de Ricardo Attardo, que manejaba la camioneta, estaría una de las claves del doble crimen. El problema es que ese teléfono desapareció. En la tarde del jueves, “Pitito” Martínez fue imputado por el hurto del móvil, pero aparecieron en boca del fiscal Alejandro Ferlazzo otras calificaciones que ponen más claridad: encubrimiento agravado y falso testimonio.

La investigación se encamina a determinar que Pitito pudo ser uno de los entregadores de su jefe en la barra para quedar al frente de la hinchada, algo que finalmente nunca ocurrió. La posibilidad de que el crimen de Bracamonte y Attardo se haya construido sobre la traición tomó más densidad, aunque no está claro aún quién podría ser el autor intelectual de los dos homicidios.

Martínez, quien es primo de Ariel Cantero, conocido como el Viejo, fundador de Los Monos, hizo desaparecer el celular de Bracamonte, según la mirada de la fiscalía, porque sabía que allí había información relevante. La sospecha es que hizo esa maniobra porque quería que no se detectara que Attardo había recibido una llamada que lo hizo cambiar de recorrido, junto a Pillín. Y fueron a esa esquina, a cuatro cuadras del Gigante de Arroyito, donde mataron a ambos barras dentro de la camioneta. Ese celular estaba debajo del asiento de Attardo, que conducía la camioneta. Pitito mintió una y otra vez sobre este capítulo del doble homicidio. Tanto frente a la policía como ante los fiscales. Dijo que no contaba con celular en ese momento.

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Esa noche del 9 de noviembre Martínez habló con Bracamonte, que estaba arriba de la camioneta, segundos antes del ataque. Luego de que se produjera la ejecución, a muy corta distancia, Attardo fue sacado de la camioneta. Ya había fallecido. Martínez condujo la Chevrolet S10 hasta el hospital Centenario, con Pillín sentado en el asiento del acompañante agonizante. Attardo fue trasladado hasta el hospital en otro auto. Pitito habría sustraído el celular de Rana en ese momento. El teléfono estaba debajo del asiento.

En la audiencia ante el juez Hernán Postma, Ferlazzo detalló que Martínez tomó de la camioneta una campera de color gris y una riñonera negra que contenía el celular Xioami de Attardo, además de cadenas de oro y llaves del domicilio del hincha y su pareja. Esto, para la acusación, ocurrió “conociendo que Attardo había fallecido”. Bracamonte ingresó al hospital en estado crítico y su muerte se confirmó cerca de la medianoche.

Pitito fue detenido el 11 de diciembre pasado por la Tropa de Operaciones Especiales de Santa Fe. El 30 de noviembre pasado, Martínez fue blanco de un ataque en la misma casa en Villa Manuelita, en la zona sur de Rosario, donde fue detenido.

Llamó la atención en ese momento que los atacantes usaron un fusil AR-15, de origen estadounidense que tiene un alto poder de fuego, con una munición 5,56 mm. Ese atentado, en el que no se produjeron heridos ocurrió horas antes del partido que perdió 2 a 0 Rosario Central frente a Racing. Era el primer cotejo como local que los canallas jugaban después del crimen de Bracamonte. Eso provocó que parte de la cancha quedara vacía ante el miedo de los hinchas de que se desataran enfrentamientos en la cancha.

La zona de la mortal emboscada

Durante los primeros días tras la muerte de Pillín, Pitito Martínez quedó, en teoría, al frente de la barra de Rosario Central, pero su figura generaba una fuerte desconfianza sobre todo en el entorno de Bracamonte. Antes de que la fiscalía lo imputara por encubrimiento agravado, las versiones entre los hinchas apuntaban a que este hombre habría entregado a Pillín.

En esa casa en Villa Manuelita, Martínez fue arrestado el 2 de julio de 2020 en una causa por lavado contra Bracamonte. El fiscal Miguel Moreno posteriormente lo imputó, pero solo porque le encontró un arma calibre .380 con numeración limada en el interior de la propiedad.

“Pitito” también fue noticia el 19 de julio pasado, cuando Gendarmería lo detuvo en Sánchez de Thompson y Grandoli mientras se desplazaba en un auto rumbo al Gigante de Arroyito, donde Central jugó contra Sarmiento. Al momento del operativo, en el auto estaba junto con Carlos “Bichi” Suárez, quien estaba bajo investigación por un cargamento de 464 kilos de cocaína que se incautaron en San Justo el 1º de julio. Luego, Martínez quedó en libertad porque él no figuraba en ese legajo federal. Pero las dudas permanecen intactas.

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Antes de que fuera asesinado, Bracamonte dio una entrevista a LA NACION en la que aseguró que quienes lo buscaban para matarlo era la banda de Los Menores y la gente de Matías Gazzani. El sábado 9 de diciembre, fue detenido en un country en Nordelta Lisandro Contreras, quien sería uno de los líderes de este espacio criminal. “Licha” fue detenido cuando hacía compras en Pilar. Vivía en el country desde 2023.

Este sector criminal argumenta, según pudo conocer este periodista en diálogo con algunos de ellos, que el crimen de Bracamonte fue planeado por Máximo Ariel Cantero, líder de Los Monos, como una venganza por la muerte de Samuel Medina, acribillado el 1º de octubre pasado. Pitito es primo del Viejo Cantero.

De acuerdo a esta versión, Pillín habría encargado el homicidio del yerno de Guille Cantero, porque este sector de Los Monos quería desplazar a Pillín del control de la hinchada. En el entorno de Contreras señalaron que Bracamonte acusó a Los Menores del crimen de Medina como una coartada propia.

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