POLITICA
Javier Milei finalmente no viajará a Roma para la asunción del papa León XIV

Javier Milei finalmente no viajará a Roma para la asunción del papa León XIV, según pudo confirmar TN.
El canciller, Gerardo Werthein, será el representante del Gobierno argentino que estará en el Vaticano este domingo para la asunción del nuevo sumo pontífice.
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El propio vocero presidencial, Manuel Adorni, había confirmado la semana pasada que el Presidente viajaría a Roma para formar parte de la ceremonia.
“El presidente Javier Milei asistirá a la Solemne Ceremonia de Inauguración del Pontificado de Su Santidad León XIV en representación de la República Argentina”, escribió Adorni en su cuenta de X una vez que se conoció el nombre de Robert Prevost como sucesor de Francisco.
Con el correr de los días, lo que comenzó siendo una confirmación de la agenda del Presidente pasó a estar cada vez más en duda.
Tanto es así que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, este miércoles por la noche en una entrevista televisiva no pudo confirmar la presencia de Milei en Roma.
Noticia que está siendo actualizada.-
Javier Milei, papa León XIV, Vaticano
POLITICA
El peronismo presagia la madre de todas las derrotas

Es un ejército diezmado y con la línea de mando partida. La tropa delibera intranquila y en el horizonte asoma un enemigo temible, que acaba de degollar a todos los del campamento vecino. La sensación de preocupación y nerviosismo que se percibe en el peronismo frente a la batalla que enfrentará en territorio bonaerense contra las fuerzas libertarias es tan intensa, que la palabra derrota se naturalizó de un modo impropio.
Hay un clima muy pesimista de cara a las elecciones de septiembre y un pronóstico de debacle para las nacionales de octubre si no salvan la ropa en las provinciales. Se balbucea la palabra unidad sin convicción, como si fuera un recurso extremo. Incluso hay quienes entienden, al revés de lo que se podría pensar, que las escasas expectativas de triunfo atentan contra una confluencia entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, algo así como “si vamos a perder, para qué acordar”. Parece que la pulsión por resolver la interna se impone por sobre el histórico mandato de unirse para mantener el poder.
El peronismo se prepara para algo peor que haber cedido el poder frente a una figura como Javier Milei. Enfrenta la posibilidad de una claudicación que termine de fracturar lo que quedó en pie del viejo régimen. Ni siquiera en el retroceso de 2023 perdió su hegemonía en la provincia de Buenos Aires. Ahora esa conquista está amenazada seriamente.
Si esos presagios se cumplieran, estas elecciones acabarían por completar el proceso iniciado hace dos años, cuando Milei rompió el tablero político nacional. Ahora cerraría el círculo con el avance territorial sobre sus dos principales contendientes en los distritos más relevantes, los Macri en la ciudad y Cristina-Kicillof en la provincia.
Sin embargo, hay que tener en cuenta la advertencia que hace Andrés Malamud cuando dice que “estamos ante una Argentina que se está tornando sorprendentemente estable” por la reducción inflacionaria y la capacidad de Milei para ganar elecciones. Sin embargo advierte que ese logro se produce “a costa de generar potencial inestabilidad en los dos principales distritos que rodean al poder central, las dos Buenos Aires”, ya que tanto el gobernador bonaerense como el jefe de Gobierno porteño podrían entrar en una fase de debilidad política, expresada en sus minorías legislativas. Es decir, el crecimiento electoral de Milei no solamente socaba el andamiaje opositor; también puede derivar en fragilidad institucional en el AMBA.
Cristina Kirchner admite que el peronismo enfrenta un desafío crítico en condiciones adversas. En conversaciones que mantuvo en los últimos días transmitió la sensación de que tal como están hoy las cosas se encaminan hacia un revés histórico.
“Enfrentamos un escenario muy desfavorable en la provincia para las elecciones de septiembre. Y si no nos va bien en septiembre, ¿cómo nos va a ir en octubre? Mucho peor. Me preocupa el impacto de la provincia en la definición de los senadores nacionales. Si cae el bastión, como le dicen, impacta en todo el país”, analizó en esos diálogos reservados. De allí su decisión de postularse como legisladora provincial en la tercera sección electoral: “Si no ganamos en septiembre, no hay octubre posible”.
En esa geografía del conurbano, la expresidenta conserva altos indicadores de aprobación y tiene muchas chances de imponerse. Lograría ser el pequeño pueblo galo que resiste ahora y siempre al invasor romano, como cuenta la historieta. Una manera de mostrarse victoriosa en un contexto adverso.
La tercera sección junto con la primera representan el 70% de la población bonaerense, aunque como señalan Malamud y Pablo Castro, están subrepresentadas en la Legislatura, ya que aportan el 36% de las bancas en la Cámara de Diputados y el 37% de la de Senadores. Es decir que el conurbano explica dos tercios de la población, pero sólo un tercio de los legisladores (anomalía democrática derivada de la constitución provincial de 1934, cuando en el conurbano vivía un tercio de la población).
Complejidades de una elección de características inigualables en el mundo, en la cual podría darse una situación grotesca, como que terminen festejando al mismo tiempo Cristina, Kicillof y Milei. Sería en el caso de que el peronismo vaya dividido, y entonces la expresidenta gane la tercera sección, el gobernador se imponga en la disputa contra el kirchnerismo en el balance de las ocho secciones, pero pierda en la general ante las huestes del Presidente. Una festejaría que conservó la aldea gala, otro que desafío su liderazgo interno y el tercero que le arrebató la provincia al peronismo.
Es la elección más casta de la historia, inentendible para cualquier votante. No hay que ser un gran meteorólogo para pronosticar que la ola de ausentismo en las urnas se prolongará en septiembre.
Naturalmente, en el Instituto Patria atribuyen este escenario cargado de premoniciones negativas a las decisiones de Kicillof. La primera, haber anticipado la disputa sucesoria. La segunda, muy vinculada, desdoblar la fecha electoral. “A él le hubiese convenido confluir y pasar esta elección debajo del radar. Después le van a quedar dos años de gestión, ¿cómo va a gobernar si no gana? Ni con el 52% que sacamos en 2019 lograría tener mayoría en las dos cámaras”, advierten.
Cristina está convencida de que Kicillof debería rectificar su decisión de adelantar la elección provincial porque entiende que los dos presupuestos sobre los que basó su decisión se diluyeron. Uno fue que operativamente no se podía hacer una elección concurrente en octubre con dos sistemas electorales distintos. Según la expresidenta, desde que la Cámara Nacional Electoral se pronunció en el caso de Santiago del Estero y le permitió reducir de 250 a 180 la cantidad de votantes por mesa, a cambio de aumentar la cantidad de mesas, quedó demostrado que es posible.
En La Plata, por el contrario, aseguran que esa receta en la provincia es inviable. En la gobernación aseguran que una elección concurrente demandaría 4 minutos por votantes, que quedarían 126 electores por mesa sin sufragar por falta de tiempo y que para paliar eso habría que ampliar un 85% la cantidad de mesas. “Es imposible que volvamos a unificar; sería un papelón”, aseguran.
El otro presupuesto que rebate la expresidenta es que Kicillof especuló con que LLA y Pro iban a ir divididos en la provincia por los enfrentamientos que hubo en la Capital. La lectura del triunfo libertario en la ciudad fue totalmente opuesta en cada bando. Para el Instituto Patria demostró que sin unidad serán arrasados; para el gobernador, que la unidad por sí sola no alcanza. Para el cristinismo, exhibió que provincializar una elección no sirve si no hay una buena gestión para mostrar (comparan en eso a Kicillof con Jorge Macri) porque Milei nacionaliza la disputa y se impone. Para el kicillofismo, “hay un problema en la estrategia del peronismo, ya que perdió las seis elecciones que hubo hasta ahora este año”.
Cristina y Kicillof dicen que no tienen problema en hablar entre ellos, pero no lo hacen desde el año pasado. Pesan mucho las emocionalidades, como en toda relación humana, aunque se trate de política. Ella cree que a su discípulo le llenaron la cabeza desde su entorno con ideas emancipadoras y ahora está desorientado. “Yo fui su sherpa política muchos años, y mal no le fue”, se jacta.
Él está enfurecido porque ella lo mandó a negociar directamente con Máximo Kirchner, a pesar de la inquina que se tienen. Desde entonces hubo tres reuniones sin resultados y después el diálogo se estancó hasta ahora.
Hay un recuerdo que Kicillof tiene clavado en la memoria: el acto que armó Máximo el 20 de septiembre del año pasado en el Club Atenas de La Plata, a diez cuadras de la gobernación, en la que se dedicó a criticarlo con dolo como nunca lo había hecho antes. Desde entonces, entendió que La Cámpora se había transformado en la oposición interna, con la venia de Cristina. Desde ahí la ruptura se hizo inevitable.
Todo el universo peronista confía en que al llegar el momento de la verdad, el teléfono entre Cristina y Kicillof se activará de nuevo, y habrá algún tipo de acuerdo electoral. Pero es probable que ya sea demasiado tarde. Hoy hay cruce de mensajes a través de intermediarios reconocidos, como Verónica Magario, Federico Otermín o Teresa García; pero también spoilers habilitados, como Carlos Bianco de un lado, y La Cámpora por el otro.
La unidad con fórceps que algunos proponen puede transformarse en una invitación a un festival de traiciones y operaciones encubiertas en el largo camino que va desde el armado de listas hasta la fiscalización de la elección. Simplemente porque están pensando en frecuencias totalmente distintas, y porque las razones que los unían hoy pesan mucho menos que los motivos que los diferencian.
Cristina está en una fase revisionista (no autocrítica) de buena parte de los postulados que el kirchnerismo vino defendiendo hasta ahora. Asegura estar en un período menos dogmático y más pragmático. Interpela consignas muy instaladas como la del Estado presente, la de la sustitución de importaciones, la de los derechos sindicales anquilosados. Está proponiendo una actualización doctrinaria, pero no tiene los actores ni el instrumental para ejecutarlo.
Al mismo tiempo necesita reafirmar su centralidad en el universo peronista para no diluirse ante la amenaza interna que enfrenta. Entonces por momentos se posiciona como la guía de un peronismo en reconstrucción, pero en otros se repliega en el rol de jefa de la tribu que administra el conurbano. Algunos lo traducen más socarronamente: “A veces actúa como la presidenta del PJ, y a veces como la mamá de Máximo”.
Kicillof, en cambio, está en una etapa de reafirmación de un liderazgo autónomo, en la búsqueda de su propio camino hacia el poder en 2027. Un recorrido que pone más el foco en la renovación partidaria que en la reelaboración conceptual. En ese contexto hay que decodificar el acto que encabezó ayer para presentar su Movimiento Derecho al Futuro, al que invitó al resto del peronismo a sumarse, pero detrás de él. Intenta así desafiar el escepticismo de todos los que apostaban a que nunca soltaría la pollera de Cristina.
Por eso en su entorno enfatizan que la discusión de hoy no se reduce sólo a quién tiene la lapicera para definir las listas. “Acá hay que resolver si los que van a entrar a la Legislatura van a reconocer que Axel como gobernador, si van a hacer oficialismo u oposición como hasta ahora, si van a votar las leyes y el presupuesto. También si quienes van al Congreso Nacional van a reclamar por los fondos que le quitaron en la provincia”, demandan en La Plata.
Esto demuestra que Kicillof desafía la presunción de que a él sólo le interesan las listas provinciales y que está dispuesto a resignar las nacionales. Pretende incidir en ambas. Del otro lado La Cámpora hace lo mismo: le demanda sometimiento en lo territorial y también en las nóminas para el Congreso. Así les va a resultar muy difícil pactar.
Frente a esta escenografía, los avances en la construcción conjunta de LLA y el Pro contrastan por su celeridad. Milei bajó la orden de confluir y Mauricio Macri delegó las negociaciones con la misma premisa.
Hubo una reunión importante esta semana y habrá otra el martes entre el armador Sebastián Pareja, Cristian Ritondo y Diego Santilli. Hay un lineamiento general que establece una estrategia dual: un frente conjunto en septiembre y una adhesión de Pro a la lista libertaria en octubre. Un modo elegante de confluir y evitar interpretaciones degradantes para los amarillos. Pero no estaría resultando tan sencillo.
En los últimos diálogos surgieron inconvenientes porque Karina Milei no estaría tan dispuesta a reconocer pasivamente esos lineamientos y planteó, a través de Pareja, que tampoco está decidida a hacer un frente en las elecciones provinciales. Sumisión total. Esto también complica al tándem Ritondo-Santilli, que del otro lado escucha los reclamos de sus intendentes, deseosos de acordar pero al mismo tiempo muy demandantes en el objetivo de no ceder en las listas distritales para no tener concejos deliberantes adversos.
En el razonamiento más intransigente de Karina anida el fantasma de un déficit que muchas veces padeció el Pro: no poder traducir territorialmente sus éxitos electorales porque terminaba pagando cuentas al resto de las fuerzas políticas. El caso más emblemático fue Córdoba, que llegó a darle hasta el 70% de los votos a Macri, pero su partido nunca pudo controlar la provincia. Ella asume que éste es el momento para transformar LLA en un partido de base nacional, para dejar de ser sólo el sello de Milei y adquirir una arquitectura propia.
Santiago Caputo no se identifica del todo con esa mirada y apoya la estrategia dual en la provincia, porque no está tan inquieto con la construcción partidaria como con las condiciones futuras para que el Congreso apruebe las reformas que quiere Milei.
En ese marco se muestra más acuerdista, no sólo con Pro, sino con cualquier fuerza que intuya que podría acompañarlo. Para él pesa menos la pureza simbólica de una marca que el acompañamiento político. Ser libertario es una categoría que no se transmite por sangre, sino por conveniencias mutuas.
Por eso también había sugerido no competir en todas las elecciones provinciales, mucho menos en territorio de gobernadores aliados. Pero el triunfo en la disputa porteña repotenció a Karina Milei y hoy el asesor aparece algo relegado en estas decisiones electorales.
Donde sí confluyen las miradas de la hermana presidencial y de Caputo es en la determinación de horadar a Victoria Villarruel. La vicepresidenta acaba de hacer un replanteo en todo su equipo, en medio de versiones y malestares, e incorporar a figuras relacionadas con el mundo militar del cual surgió.
Sobresale allí el nombre de Claudio Gallardo, director general de Seguridad del Senado, con vinculación en el pasado con el exjefe del Ejército César Milani. También el de Mario Russo, un estratega comunicacional de familia militar, que se reivindica como el ideólogo original del Milei político, basado en la experiencia del movimiento Cinque Stelle de Italia.
En la Casa Rosada anida una convicción férrea de que Villarruel se prepara para un escenario apocalíptico en el cual Milei no termina su mandato, y la vicepresidenta asume en su lugar al frente de una alianza militar-peronista de derecha. Los últimos movimientos en el Senado, según el Gobierno, confirman esta lectura.
En el entorno de ella niegan de plano estas elucubraciones y por el contrario aseguran que Villarruel está buscando sintonizar mejor con las lógicas libertarias, habida cuenta del fracaso de la relación. Sí admiten, que hay una revalorización del factor castrense. “Los militares son gente muy leal, que es lo que necesita Victoria. Entienden mejor una cadena de mandos, la concepción de subordinación y valor”, señalan en el nuevo entorno de la vicepresidenta. A Milei nadie le saca de la cabeza que está preparando una sucesión.
POLITICA
El Gobierno estudia alternativas para suspender la retención de Ingresos Brutos sobre acreditaciones bancarias

El Gobierno estudia alternativas para suspender la retención de Ingresos Brutos sobre acreditaciones bancarias sin pasar por el Congreso. Es el Sistema de Recaudación y Control de Acreditaciones Bancarias (SIRCREB) que realizan las provincias de forma preventiva. El Ejecutivo analiza dejarlo sin efecto a través de resoluciones del Banco Central y de la Agencia de Recaudación y Control Aduanera (ARCA).
La Casa Rosada puso a sus equipos técnicos a trabajar sobre la medida, pero reconoce que no tiene un plazo de definido para oficializarlo. En Balcarce 50 tienen en cuenta además que la iniciativa puede elevar las tensiones con los gobernadores antes de las elecciones legislativas de 26 de octubre. “Lo estamos trabajando. La única duda es si hacemos un avance sobre las arcas provinciales antes de octubre”, expresan.
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Mientras que un sector del oficialismo sostiene que tienen la atribución de instruirle a los bancos que no actúen más como agentes de recepción del tributo para suspender la retención, otro espacio de Nación reconoce que la medida tiene altas probabilidades de ser judicializada en caso de concretarse. “El límite jurídico es muy ambiguo”, agregan.
La Casa Rosada busca presionar a las provincias a que bajen impuestos -como Ingresos Brutos- y apunta a instalar en el debate público una reforma tributaria, que intentará sancionar a partir de diciembre con una nueva composición del Congreso. Es una de los puntos que incluyó en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Queremos que bajen Ingresos Brutos para que haya más reactivación”, manifiestan.
El Gobierno tiene en carpeta una reforma tributaria que centraliza la carga en seis impuestos. Los equipos técnicos de Nación buscan centrar la estructura impositiva sobre el IVA y Ganancias junto a otros tributos. Apuntan también a eliminar el impuesto al cheque en el largo plazo y a reestructurar las tasas municipales.
“En diciembre les mandamos una carta contándoles a gobernadores e intendentes que estábamos revisando las tasas provinciales y municipales, pero no hubo respuesta”, expresan en el oficialsimo. El 90% de la recaudación se concentra entre el IVA, Ganancias, Ingresos Brutos, la tasa municipal por Inspección, Seguridad e Higiene (TISH), aportes sociales y derechos de exportación e importación.
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Una de las propuestas del oficialismo es dividir el IVA entre Nación y provincias para establecer un esquema de alícuotas diferenciadas y que cada distrito compita por reducir la carga del tributo y así atraer inversiones. Se trata de la reestructuración de la recaudación que quiere impulsar el Ejecutivo y de una nueva discusión de la coparticipación que busca plantear en el mediano plazo.
El gobernador de la provincia de Mendoza, Alfredo Cornejo, anunció en mayo la exclusión del SIRCREB a los contribuyentes locales con “buen historial fiscal”. Según el mandatario, la medida abarca a 12.500 personas e incluye una reducción de los requisitos para solicitar que el fisco provincial no haga la retención del impuesto.
El Gobierno ya dejó sin efecto los sistemas de retención al Impuesto al Valor Agregado (IVA) y a Ganancias para los pagos electrónicos a través de la resolución 780/2024 del Ministerio de Economía. Los cambios comenzaron a regir a partir de septiembre del año pasado y fueron realizados con la intención de que los prestadores de servicio no tengan la retención cuando cobren mediante tarjeta de crédito, compra, pago o de débito.
El Ejecutivo busca además que los gobernadores se incorporen al nuevo régimen simplificado de Ganancias, que no requerirá información sobre el consumo y el patrimonio de los adhesores. Es por eso que el jefe de gabinete convocó a cinco mandatarios a Balcarce 50 para que firmen el acuerdo en los primeros días de esta semana.
Apunta también a que apliquen en la práctica los nuevos umbrales que estableció el titular de ARCA, Juan Pazo: $50.000.000 para transferencias de individuos, $10.000.000 para extracciones y para compras informales sin requisitos de presentación de papeles y de $100.000.000 para tenencias en sociedades de bolsa y para plazos fijos.
Gobierno, Ingresos Brutos
POLITICA
El gobernador Raúl Jalil se posicionó frente a la interna del peronismo: “Hay que permitir el cambio generacional”

«En política no hay que echar a nadie“, sostuvo el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil. En plena interna del peronismo, a pocos meses de la elección nacional del 26 de octubre, el mandatario, quien forjó desde diciembre de 2023 un vínculo dialoguista con la Casa Rosada, dejó de responder a la conducción de Cristina Kirchner en el Partido Justicialista (PJ) pero, sin confrontar, sugiere habilitar una renovación.
“En un mundo tan cambiante, y con cambios que suceden tan rápido, hay dirigentes que tienen que acompañar. Hay que permitir el cambio generacional, hay gente buena y (hay que) darle oportunidades. En el mismo espacio político hay otros pensamientos, así es la política», definió Jalil, al ser consultado este sábado sobre el rol de CFK y la discusión al interior del movimiento peronista. Se puso a él mismo y la ex gobernadora, Lucía Corpacci, como referentes que intentan generar ese espacio.
Sin embargo, Jalil aclaró que tanto la ex presidenta, como Javier Milei, son personas a las que conoce “muy poco”. “Siempre tuve un buen diálogo con Cristina”, dijo hoy, en diálogo con radio Con Vos, al expresar sus coincidencias de confluir las elecciones nacionales y provinciales de manera concurrente en octubre.
Y siguió: “Con Milei estuve en dos oportunidades. Me llevo bien. Tenemos algunas ideas que compartimos, como el hecho de que los gobernadores nunca gastamos más de lo que tenemos”. En ese marco, recordó que “Catamarca no tiene deuda, y lo que ingresa gastamos”. “Obviamente que las provincias tienen más trabajo ahora porque lo que es seguridad, o la educación. Nosotros seguimos con la obra pública, seguimos construyendo viviendas y puentes, con políticas muy austeras”.
Lo cierto es que, la distancia respecto a la conducción de Kirchner, vino aparejada con la reconfiguración de alianzas de varios de los peronismos provinciales, que resolvieron tejer una relación de diálogo institucional y pragmatismo con la Casa Rosada.
De hecho, Jalil fue el primer gobernador que adhirió con un convenio al plan “dólares del colchón”, que impulsa el ministro de Economía, Luis Caputo, y con el que el Ejecutivo busca sumar más provincias. La iniciativa consiste en medidas que flexibilizan controles impositivos y apuntan a que los argentinos “saquen los dólares que tienen en el colchón”, además de un proyecto que modificará la Ley Penal Tributaria y la Ley de Procedimiento Fiscal para “blindar” estas nuevas normas.
“He tratado con Néstor, con ella (CFK), con Macri, y como gobernador con Milei. En la política no hay que echar a nadie, pero sí tener ideas bien firmes, cuál es el pensamiento. Mi pensamiento es que el Estado tiene que existir para ayudar donde no lleguen los privados”, consideró, y ratificó la estrategia de entablar una cercanía con (el jefe de Gabinete) Guillermo Francos, Caputo, y Martín y ‘Lule’ Menem“. “Uno va a tener muchos más beneficios a través del diálogo que a través del conflicto, manteniendo sus ideales”, remarcó.
A nivel local, Jalil expresó su preocupación por la «caída la tasa de natalidad”, que ocurre “no solamente en la capital”, sino en las periferias, en pueblos a miles de metros de altura y con pocos habitantes. “El mundo es uno solo, es una sola cultura, con matices”, dijo, al reflejar que se trata de un fenómeno global que también impacta en la región norteña. “Es probable que empecemos a decaer en la población mundial. Tenemos un sistema productivo para 7 mil millones de habitantes. En Corea ya han cerrado escuelas. Todo eso cambia el consumo”, ilustró.
El mandatario también deslizó una idea curiosa, como innovación para el ámbito distrital. Sugirió avanzar con una reforma constitucional para integrar el ejido urbano. “Quiero reformar la constitución y que no haya barrios cerrados en Catamarca. Genera un gueto de gente. Como antes, quiero que todos compartamos los mismos lugares”, concluyó.
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