Finalmente este sábado se produjo el lanzamiento de LLA como partido nacional, un anhelo que desde hace tiempo consumía a Karina Milei, producto de su ambición de suceder en la primera magistratura argentina a su hermano Javier, cuando éste concluya su mandato en 2027. ¿Que antes el kirchnerismo imaginó ese proyecto? No se ilusione, libertario: exigirle originalidad al gobierno actual sólo deja expuesta, una vez más, la ingenuidad o la doble moral de quienes allanaron el arribo de las autoridades actuales a la presidencia.

Tal como sucedió con el asado celebrado en la Quinta de Olivos para premiar a los “héroes” que se confabularon para evitar que los jubilados pudieran incrementar en 13 mil pesos sus miserables ingresos, replicando el comportamiento de “casta” que de manera impune e inmoral desprecia la necesidad ajena que ella misma provocó, sin detenerse a evaluar las necesarias consecuencias de sus acciones, ahora la fiesta de LLA se concretó apenas un par de días después de haberse conocido los indicadores de la pobreza y la indigencia provocados por el saqueo efectuado sobre la mayoría de los argentinos y la transferencia inmoral de recursos en beneficios de los sectores más concentrados del establishment. Basta con observarlos para comprobar que, al menos en este punto, el presidente no miente cuando afirma con orgullo que ha realizado “el mayor ajuste de la historia”. Los jubilados, el 13 por ciento de nuevos pobres y el 80 por ciento de nuevos indigentes lo corroboran. El resto de los trabajadores, pensionados, los menores de catorce años, las pymes y la mayoría de las clases medias, también.

Si aquel asado celebrado en medio de una protesta de jubilados hambrientos del lado de afuera de la Quinta de Olivos terminó de confirmar el punto de inflexión de la relación de Javier Milei con una parte significativa de sus votantes, a punto tal que su imagen y la de su gobierno cayó 8 puntos en apenas una semana, para ubicarse por estos días por debajo de los 40 puntos, todavía no es posible evaluar las consecuencias de la inmoralidad del acto realizado en Parque Lezama. No faltó allí ninguno de los comportamientos asociados a la “casta”:  micros rentados, lo peor del sindicalismo, la barra brava de Chacarita Juniors, asistentes pagados y viandas de comida gratis para los participantes. Pese a los enormes recursos destinados a conseguir una asistencia significativa, el deteriorado anfiteatro del Parque Lezama, con una capacidad de apenas 5.500 asistentes, aparecía ocupado por apenas la mitad.

Es sabido que los oficialismos apelan a convocar actos masivos para tratar de demostrar fortaleza en momentos de debilidad. Esta conducta de la “casta” también intentó ser replicada por LLA, con dos agravantes: por un lado, los micros acumulados en las proximidades mostraron con total desnudez que los participantes habían sido “arriados” al evento, en una nueva contradicción con el contrato electoral propuesto en tiempos de la campaña electoral; por otro, que ni siquiera apelando a los recursos fabulosos de los que dispone el estado pudieron cumplir ese objetivo. Simplemente, no fue casi nadie.

Si ya la imagen de debilidad y de secta que cualquiera pudo extraer consultando las imágenes del sábado por la noche, tampoco puede pasarse por alto la tolerancia del ministerio de Seguridad, encabezado por Patricia Bullrich, que no sólo no aplicó los protocolos que habitualmente impone a la oposición o a quienes reclaman por sus derechos arrebatados por la motosierra oficial, sin que además realizó un gigantesco operativo de Gendarmería para proteger a los participantes. Tampoco hubo controles sobre los micros que los trasladaron. Todo el poder del estado utilizado para garantizar un evento partidario, que encima tuvo resultados decepcionantes. Y lo que es peor, financiado “con la nuestra”. ¿Qué pensarán al respecto los más de 5 millones de nuevos pobres? ¿Le importa realmente al gobierno su opinión, cuando no le tembló el pulso cada vez que tuvo que implementar políticas que han sumido a la Argentina en la depresión y el caos?

Desesperado por la caída en las encuestas, Santiago Caputo no deja de implementar manotazos de ahogado para una situación que se le está escapando de las manos. Un dirigente libertario que acompaña a Milei desde sus etapas de panelista, sintetizó lo sucedido en Parque Lezama sin anestesia: «Vino menos gente que en el 2021». En aquel entonces, la convocatoria había sido espontánea; ahora, con todos los recursos del estado a disposición, ni siquiera se consiguió alcanzar esa asistencia.

El evento libertario fue una concesión más que Javier Milei hizo a su hermana, “El Jefe”. Esos escenarios de rotos y pobrerío no son de su agrado, tal como lo comprobaron, entre otros, los heroicos bomberos cordobeses, destratados un par de días atrás por el presidente. Pero la ambición de Karina no tiene límite alguno. De este modo, el primer mandatario se limitó a repetir la sarta de mentiras, fabulaciones e insultos habituales, que cada día le generan nuevos adversarios. En este caso, las nuevas víctimas fueron los encuestadores, que se atreven a contradecir el relato oficial. Como siempre, deplorable.

Karina Milei tuvo su show. Reclamaba centralidad total, dejando en penumbras incluso a su hermano, y reconocimiento por el logro de haber conseguido la habilitación nacional del sello LLA. Si no pudo excluirlo de la presentación fue, simplemente, «porque no es querida, no convoca», según reconocían varios dirigentes libertarios. Con un discurso agresivo y mal leído, que presentaba al gobierno en situación de descomposición y debilidad extrema, pudo tener su “fiestita”. De los costos que le significará a su hermano y al gobierno nacional haberle cumplido su sueño, nadie se atreve a hacer pronósticos.

Tal como era de esperar, la vicepresidenta, Victoria Villarruel, no asistió. No fue la única de quienes eran esperados. Ahora el objetivo siguiente de Karina consiste en encabezar la boletas de diputados nacional por la provincia de Buenos Aires en las legislativas del año próximo, en compañía de su núcleo duro en la construcción del partido a nivel nacional: el histórico puntero peronista Sebastián Pareja y los Menem. De este modo coaliciona una vez más con Javier, quien sigue sosteniendo, aunque de manera cada vez más débil, que sus candidatos son Mauricio Macri en Capital y José Luis Espert en provincia.

Pero Karina no piensa desistir de su sueño húmedo de llegar a la presidencia de la Nación y en el cumplimiento de ese afiebrado objetivo coaliciona cada vez más con los de su hermano, a quien el incremento del malestar social comienza a rodearle el rancho. ¿Quién de los dos se impondrá, el presidente o “El Jefe”?

Lo que resulta claro es que el acto del sábado sólo fue una nueva y patética muestra de comportamientos de “casta” y de debilidad en vista de los pobrísimos resultados obtenidos. Cómo se pretenderá interpretarlos en los próximos días y cuál será su impacto en las encuestas queda por verse, sobre todo a pocos días de una nueva y gigantesca marcha en respaldo de la universidad y de la educación pública, sin financiamiento alguno, pero con el aval de los dos tercios de la sociedad argentina.

Desde hace semanas, Karina y Santiago Caputo se han convertido en un salvavidas de plomo para Javier Milei.

¿Se animará a desprenderse de ellos o atará su destino al de quienes, para bien o para mal, son los únicos que parecen dispuestos a acompañarlo hasta el cementerio, aunque sea más por ambición personal que por lealtad? (www.REALPOLITIK.com.ar)

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