Connect with us

POLITICA

La caída del chofer de la banda del Millón después de vender el auto utilizado en el robo a Baby Etchecopar

Published

on



Participó en el robo ocurrido en la casa del conductor de TV Ángel “Baby” Etchecopar, golpe ocurrido hace casi un mes en San Isidro y adjudicado a la denominada banda del Millón. Para los investigadores fue el sospechoso que conducía el automóvil Volkswagen Polo blanco en el que llegaron y escaparon los ladrones. El vehículo, días después, fue entregado como parte de pago en una agencia de donde, después de pagar la diferencia, retiraron un Volkswagen Virtus azul. Jonas G., de 19 años, el sindicado chofer de la gavilla, fue detenido en las últimas horas cuando circulaba por las calles del barrio de La Horqueta.

Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales. Jonas G. había quedado filmado cuando, horas antes del robo en la casa de “Baby” Etchecopar, pasó por una estación de servicio de Acassuso, en San Isidro, con el Volkswagen Polo blanco y se detuvo a hacer compras en el shop.

“Se comprobó que los delincuentes que protagonizaron el robo en la casa de Etchecopar habían llegado y se habían retirado en un Volkswagen Polo blanco, pero con el paso de los días el vehículo desapareció de escena. Se determinó que había sido entregado en una agencia como parte de pago y después de pagar la diferencia fue adquirido un Volkswagen Virtus azul que Jonas G. puso a nombre de su madre”, informaron fuentes de la causa.

Identificada la chapa patente del auto que adquirido tras el robo en la casa del conductor de TV se la cargó en el sistema lector de matrículas conocido como LPR. En las últimas horas se detectó el vehículo por las calles de San Isidro y uniformados de la Estación Departamental de Policía local, con la colaboración de personal de la Patrulla Municipal, lograron interceptarlo en el barrio de La Horqueta y detener al chofer de la banda del Millón, gavilla a la que se le adjudica, al menos, una decena de robos ocurridos entre el 7 de octubre pasado y el domingo 17 de noviembre último en casas de Acassuso, Martínez y Las Lomas, todas en el partido de San Isidro.

Parte de esta banda está tras las rejas desde marzo pasado, acusada de haber matado al empresario Jorge Enrique De Marco, asesinado a golpes durante un robo en su casa de Las Lomas.

“La presente investigación criminal exhibe la existencia de una organización delictiva demasiado plural, caracterizada por un sinnúmero de intervinientes que se empeñan a diario en ejecutar delitos contra la propiedad de notable impacto y en horas de la madrugada en diferentes casas de San Isidro, con la abultada peligrosidad que caracteriza a sus acciones y la reiteración que parece no cesar. Diferentes técnicas de investigación han dejado al descubierto que aquel grupo que en su inmensa mayoría reside en el barrio La Cava ha perfeccionado en el último lapso de tiempo sus habilidades para ejecutar sus robos valiéndose de diferentes medidas de inteligencia previa, victimizando a personas en su mayoría de avanzada edad, a quienes no dudan en golpear en cada uno de sus atracos cada vez más violentos y con la única finalidad de hacerse de sus bienes o ahorros. La organización conocida como Banda del Millón o de los Millones no duda a la hora de ejecutar sus robos casi a diario para luego dilapidar esos bienes de manera ostentosa y exhibirlos en las redes sociales”, sostuvo el fiscal Patricio Ferrari en un dictamen presentado ante el juez de Garantías de San Isidro Esteban Rossignoli en el que fundamentó los pedidos de detención de los sospechosos.

Advertisement

Cuando el representante del Ministerio Público Fiscal hizo referencia a que la banda hacía “inteligencia previa” se refería a que, según se pudo reconstruir durante la investigación, los “objetivos” no eran escogidos de forma azarosa.

Hace dos semanas, detectives de la policía bonaerense lograron dar un duro golpe a una gavilla cuando detuvieron a 5 delincuentes.

En uno de los golpes, los delincuentes se hicieron de un botín de 100.000 dólares, 240.000 pesos, 900 euros, un reloj Omega Constellation y un objeto cuyo valor es incalculable: una camiseta del seleccionado argentino de fútbol firmada por el mejor jugador del mundo, Lionel Messi.

La semana pasada, en un boliche de Don Torcuato, en San Isidro, fue detenido el sindicado jefe de la banda, Hugo San Martín, quien estaba prófugo por el homicidio del vecino de Las Lomas De Marco, crimen ocurrido el 14 de marzo pasado. Los ladrones sorprendieron a la víctima cuando dormía en su habitación y le fracturaron dos costillas, lesión que le produjo un neumotórax y una broncoaspiración. Tenía 65 años y vivía solo en una casa situada en San José 86, en Las Lomas de San Isidro.

Tras el crimen de De Marco, al primer lugar donde fueron a buscar a Huguito fue a La Cava, donde vivían la mayoría de los integrantes de la banda. Cuando los detectives policiales allanaron la casa de los padres de Huguito, en ese enclave de Beccar, no lo encontraron, pero sí hallaron un manuscrito que habría sido escrito por él. “Anoche me acosté medio perseguido, pero no pasó nada. Pero tranki (sic), que recién empiezan”, decía el texto, que finalizaba con la firma “la Banda de los Millones” y tenía anotados los números 32 y 79, que representan el dinero y el ladrón en la quiniela, respectivamente.

POLITICA

Se fue con su hijo y su pareja tras un despido y a 30 minutos de Amsterdam encontraron su fortuna: “Aquí hay trabajo, pero no hay viviendas”

Published

on


Si una noche soñaras que te vas a vivir a los Países Bajos, en tu onírica escenografía tiene que haber un molino. Esos de verdad, los tradicionales que pueblan todas las representaciones que se hacen de Holanda. Eso es lo que Paola Margaride ve cada vez que hace los 15 minutos que separan su casa del gimnasio en Kwakel, un pueblo que no llega a los 5000 habitantes y que está ubicado al sur de Amsterdam. “Es muy pequeño, rodeado de verde, cuenta con un fuerte que forma parte del Stelling van Amsterdam y está a 4 cuadras de casa. Es realmente espectacular”, relata. La línea de defensa de la ciudad es un cordón que encadena varias fortificaciones que fueron construidas a fines del siglo XIX para proteger a los locales. Paola nació, creció y vivió en La Matanza hasta sus 39 años. Un tiempo en Atalaya, otro tanto en Villa Luzuriaga.

Llegó al mundo en tiempos turbulentos de la Argentina, en el año 79. Es la menor de 4 hermanos, hija de Carlos y Cristina, “dos personajes que hasta el día de hoy extraño con locura”, afirma. Él era albañil; ella, enfermera del hospital Borda y el Moyano. Un día decidieron ponerse un kioskito de barrio. Allí pasó Paola su infancia, entre golosinas y figuritas.

Cuando tenía 14 años perdió a su mamá por un cáncer de páncreas que la dejo sin opciones. “En aquel octubre del ´93 mi vida cambio por completo -rememora-. Dejé la escuela secundaria en 2do. Año. Iba a un colegio en Ramos Mejía, el Juan Bautista de la Salle. Me acuerdo perfecto que salía del cole e iba a visitar a mi mamá que estaba internada en un hospital cercano y me quedaba todo lo que podía. Charlaba con ella de mi futuro, que no tiene nada que ver con el actual. Soñaba con ser abogada”.

Sus hermanos varones le llevan unos cuantos años: Carlitos y Rubén. Con Romina se llevaba apenas 3 años. “Ella falleció hace un año casi como mamá -relata-. Con ella tuve una infancia muy unida, hasta que se casó e hizo su vida.

La vida laboral de Paola comenzó temprano, en un locutorio de Ramos Mejía, cerca de la escuela. El objetivo era cubrir sus gastos sin tener que pedir a papá. Trabajó allí un par de años. El cambio implicó empezar a acompañarlo a él como vendedora ambulante. Su papá fabricaba veladores con personajes en yeso y muñecas con un conquistador vestido rosa y blanco. “Yo salía a vender casa por casa -dice Paola-. Era tocar la puerta y decir “hola, estoy vendiendo estos veladores a pagar 1 peso por día”. Mi papá me pagaba por piezas vendidas y yo me metía en todos lados, el problema lo tenía mi viejo al día siguiente cuando salía a cobrar”. Pasó por una fábrica de helados, un gestor automotor (que le permitió estudiar)… Entre uno y otro empleo conoció a Fede, quien es su esposo desde hace 18 años y juntos son padres de León “el chico más bueno y maduro que jamás puedas conocer”.

Advertisement

Una puerta que se cierra, una ventana que se abre

El inicio del vínculo se delató con el embarazo. En la empresa no aceptaban relaciones entre empleados. Con Fede y el futuro bebé llegó el despido. Paola fue mamá a los 29, él tenía apenas un poquito menos. Según recuerda, estaban “más abajo que en la lona”. Vivían en Atalaya en un local reformado como vivienda al que le pusieron la mejor onda, y aún bajo todas las dificultades, la reciente familia surfeó la ola. Con el tiempo se mudaron a una casa de la abuela de él en Villa Luzuriaga, allí le pusieron mucho amor y esfuerzo y vivieron hasta 2019. “Estaba justo frente al estudio de danzas de mi amiga “la negra” Claudia, quien se convirtió en una de mis mejores amigas, junto a “la López” y “la Estelita”, a quienes también conocí ahí. Eso es lo que más extraño de Argentina. Las amigas”.

Por entonces Fede trabajaba en una automotriz y se capacitó por 7 años en electro movilidad. En cada viaje de formación se iba a Estados Unidos y le empezó a picar el bichito de vivir afuera. Comenzó a tentarla con viajar. En 2017 se fueron a Europa, “recorrimos en auto Alemania, Suiza e Italia -relata-. Allí visitamos a familiares de Fede y de paso nos trajimos las partidas de nacimiento del bis abuelo italiano de quien Fede tomó su ciudadania”. Desde ese momento tomaron la decisión de emigrar.

La pasión por lo argentino se creó en Países Bajos con la llegada de Máxima.

El primer destino fue Alemania. En febrero del 2019 llegaron a Dusseldorf, donde vivieron 7 meses, “los más difíciles de todo el proceso -afirma-. De mucha soledad. Sumado al idioma, ambas cosas hicieron todo más complejo aún. Me puse a estudiar alemán y aún recuerdo que lloraba y me preguntaba: ¿qué hago acá?”. Decidieron mudarse a Países Bajos antes de abortar la misión y regresar a Buenos Aires, como para volver a probar. “Viviendo en Alemania fuimos a pasear a Amsterdam y nos encantó, sentimos otra energía, y desde Alemania Fede se encargo de buscar trabajo”. Muchas empresas permiten allí que sus empleados trabajen en inglés y, a la par, se encontraron con que el cole de León también fue mucho más ameno, “un detalle del que pocos te hablan a la hora de migrar. El cole no es una pavada”, continúa.

En septiembre del 2019 ya se encontraban instaladísimos en la localidad de Amstelveen, a nada de Amsterdam. Durante 6 meses vivieron allí porque fue el único alquiler que consiguieron. “Aquí hay trabajo, pero no hay viviendas”, detalla. Para marzo del año 2020 regresaron a Buenos Aires de visita, llego el confinamiento. “No pudimos ver a nadie y nos quedamos varados -afirma Paola-. Luego de unos meses logré regresar a mi casa en Holanda, creo que por primera vez sentí aquello de que una vez que migrás no sos de aquí ni de allá”

La onda Máxima

La visita a Buenos Aires le despejó algunas ideas. Sabía que tenía que regresar y hacer algo, pero estaba bastante limitada sin saber inglés y menos holandés. “Entonces, mi camino se fue haciendo a los tumbos -reseña-, al día de hoy no logré hacer amigos, cada vez que te encariñás con alguien, se muda de país. Estimo que es más común de lo que parecía. Mientras tanto, nació el emprendimiento de pura necesidad”.

Con su carrito participa en distintas ferias gastronómicas.

Argentina es furor en Países Bajos desde la llegada de Máxima Zorreguieta, la hoy reina de Países Bajos. No sólo los locales se sienten atraídos por la cultura nacional, sino que muchos argentinos tomaron como destino ese país. Como en la cabeza de Paula resonaba que lo único que podía hacer era dedicarse a la venta, fue por allí. Juntó coraje y le pidió ayuda económica a Fede, todos sus conocimientos y contactos. Con ese soporte, lanzó Mate en mano, nombre que surgió en Argentina mucho tiempo antes de migrar, un sello que heredó de su época de la facultad de psicología. “Es una tienda web y física que se dedica a vender productos argentinos en Holanda y en Europa -resume-. Armé un pequeño espacio en mi casa y… ¡a las pistas! Desde allí manejo mis redes y distribuyo productos, además de hacer malabares con mi tiempo como mamá y esposa. Con el tiempo sentí que debía salir del bunker argentino que me armé y me lancé a vender empanadas en un festival gigante llamado Rollende Keukens. Me compré una motito italiana Piaggio Ape, que reconvertimos en un mini foodtruck y desde entonces vendo también empanadas el primer domingo de cada mes en un mercadillo en Amsterdam, siempre con garantía de que todo es 100% argentino”.

Su emprendimiento está dedicado a argentinos que viven en Holanda y Europa, y que encuentran en su local todos esos detalles sabrosos que extrañan. Son productos que llegan directamente desde Argentina. Ahora, además de la aventura de satisfacer a los migrantes nacionales y el reto de conquistar al público local, se esmeró en crear una especie de club privado. Inquieta como pocas, Paola armó una nueva idea. Creó Milaneseada Argenta, una juntada argentina en su casa: “lo publico en mi Instagram -explica-, armo un grupo de whatsapp y se van sumando los interesados. Máximo entran 30, lo hacemos en el patio, cada uno se trae lo que quiere consumir y yo compro el resto: picadas, milas… Luego reparto gastos. Mi idea es que la gente se conozca y armen grupos. ¡Y lo logré! Por ejemplo, ya hay invitaciones a los cumples”.

Advertisement
Continue Reading

LO MAS LEIDO

Tendencias

Copyright © 2024 - NDM Noticias del Momento - #Noticias #Chimentos #Politica #Fútbol #Economia #Sociedad