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POLITICA

La Ciudad de Buenos Aires recurrió a la Corte Suprema por los recortes en la coparticipación

Si bien Nación cumplió con los pagos correspondientes, no lo hizo de manera automática. En este contexto, para evitar futuros recortes, el Gobierno porteño vuelve a la Justicia.

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Esta semana, la Ciudad de Buenos Aires se dirigirá a la Corte Suprema para informar que el gobierno nacional no está cumpliendo con el pago automático del porcentaje de coparticipación federal que fue recortado por Alberto Fernández.

De acuerdo con el acuerdo entre Jorge Macri y el ministro de Economía de Javier Milei, el gobierno nacional debía incrementar la coparticipación del 1,4% al 2,95% como estableció la sentencia de la Corte Suprema en diciembre de 2022. 

Sin embargo, la semana pasada, el gobierno nacional realizó un pago para compensar el déficit, pero de manera discrecional y no mediante el goteo automático de coparticipación.

La Ciudad de Buenos Aires está preocupada porque, al quedar fuera del goteo automático, el aporte podría ser interrumpido en cualquier momento. Por ello, se presentará ante la Corte Suprema para notificar sobre el mecanismo adoptado por la Casa Rosada, convencida de que no se está cumpliendo con el fallo del máximo tribunal.

Jorge Macri sobre la coparticipación de la Ciudad: “Hasta acá aguantamos nosotros”

Jorge Macri esperaba que Milei y Caputo resolvieran el envío de fondos, ya que enfrenta una crisis financiera debido a la caída de la recaudación fiscal provocada por la recesión económica. 

Mauricio Macri, quien se reunió durante cuatro horas con Milei en Olivos, se involucró en el conflicto por los fondos de coparticipación, criticando a Milei en redes sociales por no cumplir con el fallo de la Corte Suprema y subrayando que “el sacrificio de los argentinos requiere de un gobierno que cumpla la ley”.

El jefe de Pro intentó presionar a la Casa Rosada en una estrategia coordinada con Jorge Macri, quien advirtió que no podía continuar sin la actualización de los fondos. Los Macri solicitaron reciprocidad de Milei por el apoyo brindado al Presidente para aprobar las reformas económicas.

Después de la firma del Acta de Mayo en Tucumán, Jorge Macri anunció que se había llegado a un acuerdo con Caputo tras una reunión en el Palacio de Hacienda. 

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El ministro de Economía se comprometió a incrementar los desembolsos diarios del 1,4% al 2,95% a partir del 1 de agosto, en cumplimiento con la sentencia de la Corte Suprema que restableció los recursos del distrito porteño recortados durante la gestión de Alberto Fernández.

Además, se acordó que representantes de la Ciudad y la Nación explorarían alternativas para saldar una deuda de aproximadamente 1,7 billones de pesos, que refleja la diferencia entre el 1,4% depositado hasta ahora y el 2,95% establecido por la Corte. 

Jorge Macri y Caputo también pactaron presentarse ante la Corte para buscar una “solución definitiva” al conflicto iniciado en septiembre de 2020 durante la administración kirchnerista.

POLITICA

Qué implica un acuerdo de reciprocidad de aranceles con Estados Unidos y la diferencia con uno de libre comercio

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Si hasta hace días Javier Milei afirmaba que su prioridad externa era la firma de un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, este sábado, viró su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y dijo: «Argentina quiere ser el primer país del mundo en sumarse a este acuerdo de reciprocidad que pide la administración Trump en materia comercial». Añadió: “Si no estuviéramos restringidos por el Mercosur, Argentina ya estaría trabajando en un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos que sea mutuamente beneficioso”.

Una y otra son cosas distintas. Para empezar a entender el giro del mandatario argentino hay que remitirse a la nueva y disruptiva política comercial, proteccionista, de esta nueva presidencia de Donald Trump, que empezó el 20 de enero.

A mediados de este mes, el republicano anunció que impondrá aranceles recíprocos y prácticas comerciales a los países que comercien con Estados Unidos. Además, en lo que es considerado por sus propios socios como una nueva “guerra comercial”, le impuso el 10% de aranceles a China; el 25% a sus vecinos y socios, Canadá y México, y el 25% a todo el acero y al aluminio que entra a su país, en lo que sí afecta a empresas de Argentina como Techint y Aluar.

Un acuerdo de libre comercio como el que el Mercosur venía negociando con la Unión Europea es un pacto entre dos o más países para eliminar barreras comerciales y promover el intercambio de bienes y servicios, que pueden llegar incluso a tener aranceles cero. El bloque que integran de manera fundante Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay -Venezuela está suspendida y Bolivia estaba en camino de entrar- no le permite a ningún país firmar un TLC si no es con todos los miembros, por lo que Milei ha lanzado algunas amenazas con irse del Mercosur si una negociación con Estados Unidos lo tentara más.

Sin embargo, la misma política proteccionista no lo llega a poner en ese dilema por ahora. A partir de la reciprocidad que impone Trump, el Departamento de Comercio debería empezar a examinar los aranceles que los otros países aplican a Estados Unidos para luego ellos aplicar esos mismos.

Expertos consultados por Clarín afirman que detrás de ese planteo existe una primera duda y es la de cómo Estados Unidos va armar las posiciones arancelarias con cada uno de los más de 190 países del mundo. Sólo por mencionarlo, su Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) abarca unas 3.500 posiciones arancelarias con la eliminación de aranceles.

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Es probable, afirman otras fuentes consultadas, que en el gobierno argentino le hayan dicho a Milei que técnicamente es imposible firmar un TLC clásico con Estados Unidos, contrariamente a lo que dijeron, inesperadamente, en las últimas horas, dirigentes de la American Chamber de Argentina. Y por eso, el mandatario habla ahora en la misma sintonía de Trump, con quien se comparó varias veces este sábado, y comenzó a hablar de reciprocidad en los aranceles con los que Trump busca revertir el déficit comercial de su país.

Entre los otros problemas que se presentan, surge uno central: los mercados de Argentina y Estados Unidos no son complementarios, son competitivos. Sobre una balanza comercial de U$S 16.300 millones en 2024, la Argentina tienen un déficit de U$S 2.200 millones.

Argentina produce básicamente productos primarios. Estados Unidos también. Estados Unidos, además de bienes primarios, produce muchos bienes (industrializados y primarios) que la Argentina no produce. Entonces, un acuerdo con los Estados Unidos es complejo para la Argentina, cuyo fuerte es la agricultura, aunque ahora también crezca el negocio de la minería y la energía. Pero las de Estados Unidos también.

Durante la gestión en Cancillería de Diana Mondino y su ex secretario de Comercio Internacional, Marcelo Cima, se firmó un importante acuerdo para el comercio de minerales críticos, como litio y acero, que pedían la Rosada y Economía. Se desconoce si la cancillería Gerardo Werthein lo continúa. La secretaria de la General, Karina Milei, le había pedido al embajador Luis María Kreckler -en reemplazo temporal de Cima- un plan para llegar a un TLC con EE.UU. a pedido del Presidente. El Gobierno debería explicar ahora cómo se trabajará en un plan basado en la Reciprocidad.

El sistema comercial actual global se basa en el principio de la «nación más favorecida» (MFN), donde los aranceles reducidos para un miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se aplican a todos los demás. Las naciones pueden reducir los aranceles por debajo del nivel de MFN para socios específicos cuando entran en un acuerdo de libre comercio. Es la llamada tarifa aplicada.

No está claro lo que va a hacer el gobierno de Trump con este esquema del que es critico desde el primer gobierno del republicano y hay hasta filosofía económica al respecto como la de su ex jefe de Comercio, Robert Lighthizer. Se estima que su propuesta de reciprocidad es una idea de negociación de Trump. Una más.

Lo que varios analistas consideraron que podría ocurrir y eso sí es positivo para la Argentina es que Estados Unidos empiece a pensar en el hecho de que como muchos -y sobre todo para el trumpismo- proponga avanzar en un acuerdo plurilateral donde estén sus aliados. Y eso sería volver a un GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), que fue previo a la OMC y por el que no existía la cláusula de nación más favorecida.

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¿Qué significa el principio de NMF? Que si un país le da un beneficio comercial a otro, se lo tiene que dar a todos. Estados Unidos no quiere eso. Estados Unidos lo que quiere es reciprocidad. Entonces quiere volver al GATT: le da un beneficio a un país y ese otro país le da el beneficio a EE.UU. En una especie de acuerdo plurilateral. La pregunta es si alguien en la actual administración argentina entiende ello.

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