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POLITICA

La erosión de la democracia en el mundo

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La democracia no es el régimen que impera en todo el mundo. De hecho, si contabilizamos cuántos países viven en democracia y cuántos no, las cifras son poco alentadoras. Según la organización estadounidense Freedom House, en 2023, ochenta países operan bajo sistemas democráticos de diversos grados, sesenta países están bajo sistemas autoritarios con severas amenazas a las libertades individuales, y cincuenta países se sitúan en un punto intermedio pero con una fuerte tendencia a no ser considerados democracias. Numéricamente, el sistema democrático se encuentra en desventaja.

A pesar de que durante siglos la democracia fue considerada el sistema político ideal para la gobernanza de las sociedades, hoy enfrenta desafíos sin precedentes que ponen en riesgo su estabilidad y eficacia, y sobre todo afectan la percepción de las personas sobre la democracia misma. A pesar de sus virtudes, la democracia contemporánea muestra signos de desgaste, marcados por la desinformación, la apatía ciudadana y una calidad en la gobernanza y en la política que deja mucho que desear, generando rechazo en muchas personas que tratan de vivir su día a día. Por ello, apoyándonos en las ideas de diferentes pensadores de distintas áreas y épocas, analizaremos la situación actual en que se encuentra la democracia.

Para evaluarla en contexto, vale la pena hacer un análisis de cómo está la democracia hoy a nivel internacional y cuál era la perspectiva que filósofos, políticos y economistas tenían sobre ella, adaptándola a lo que, como ciudadanos que vivimos en una democracia, podemos identificar. Al describir la presencia de la democracia en el mundo y basándonos en personajes destacados, podremos ver qué retos tenemos y hacia dónde podemos ir.


Chantal Delsol.

Chantal Delsol, filósofa y politóloga francesa, enfatiza que «la crisis de la democracia radica en la pérdida de sentido común y en la fragmentación de la comunidad política». La fragmentación social y la proliferación de discursos colectivistas que rayan en lo irracional han generado un ambiente donde el diálogo constructivo es cada vez más raro, siendo reemplazado por la confrontación y el enfrentamiento fanático. Esta división no solo dificulta la gobernabilidad, sino que también fomenta un clima de desconfianza y cinismo hacia las instituciones democráticas, que no terminan de abordar temas de interés real para las personas.

Esta pérdida de sentido común puede ejemplificarse cuando los parlamentos, lejos de debatir y buscar políticas públicas a favor de la gente y sus problemas, pasan a discutir temas de carácter personalísimo que, en lugar de buscar la solución a un problema, se convierten en análisis ideológicos transformados en ley, lo que resulta en un cúmulo de consecuencias que terminan afectando más a la sociedad. Un ejemplo de esto es la ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual en España, conocida como la «ley del Solo Sí es Sí». En lugar de castigar con todo el peso de la ley a quienes atentaron contra la integridad de otros, algunos condenados se vieron beneficiados con reducciones de penas debido a la aplicación retroactiva de la nueva ley, lo que generó controversia y debate sobre su implementación y efectos. Esto afectó la percepción pública sobre la justicia y la eficacia legislativa. A pesar de las críticas, los responsables de la ley, incluyendo a la ministra de Igualdad, Irene Montero, continuaron en sus cargos, y hoy es eurodiputada, lo que generó aún más debate en la sociedad española.

Por otra parte, Roger Scruton, filósofo británico, argumentó que «la democracia no es simplemente una cuestión de mayoría, sino también de respeto a las instituciones y a la sabiduría acumulada». Sin embargo, muchas democracias modernas han caído en la trampa del inmediatismo, lo que ha traído como consecuencia la creación de círculos viciosos de dependencia, donde las decisiones se toman impulsadas por el fervor popular más que por un análisis reflexivo y fundamentado. Esta tendencia erosiona la calidad del debate público y debilita las estructuras institucionales que garantizan un gobierno equilibrado y justo.

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Un evento internacional que ejemplifica este fenómeno es el intento de autogolpe de estado llevado a cabo por Pedro Castillo, ex presidente de Perú, en diciembre de 2022. Aunque fue detenido por las autoridades peruanas tras su intento de disolver el Congreso, la democracia peruana quedó golpeada y su estructura política fragmentada. La asunción de Dina Boluarte como presidenta ha sido objeto de controversia y ha enfrentado protestas y acusaciones de autoritarismo. Este escenario refleja cómo la falta de respeto a las instituciones y el inmediatismo pueden generar inestabilidad y desconfianza en el sistema democrático.


Pedro Castillo.

Milton Friedman, economista laureado con el Premio Nobel, sostenía que «la democracia política y el sistema de libertad económica son, en última instancia, inseparables». Sin embargo, la creciente corrupción y la influencia desproporcionada de intereses políticos, corporativos o particulares han socavado esta interconexión fundamental. La concentración del poder económico permite a ciertos actores manipular el proceso democrático a su favor, distorsionando la representación y favoreciendo políticas que no necesariamente reflejan la voluntad general de la población.

El ejemplo más alarmante de esto es Cuba, donde, a través de su modelo socialista, se eliminó la propiedad privada y la economía es dirigida bajo una forma ortodoxa de socialismo. Esto ha significado dificultades económicas y limitaciones en las libertades individuales para la población, mientras que los gobernantes mantienen el control político y económico. La falta de libertad económica ha llevado a la erosión de las libertades políticas, ejemplificando la advertencia de Friedman sobre la inseparabilidad de la democracia y la libertad económica.

Juan Donoso Cortés, político y pensador español, en su obra Ensayo sobre el Catolicismo, el Liberalismo y el Socialismo, ofrece una profunda reflexión crítica sobre la democracia liberal, cuestionando su capacidad para sostener un orden social estable y moralmente coherente. Argumenta que la democracia, al enfatizar la igualdad y la voluntad de la mayoría, puede conducir a la anarquía moral y al debilitamiento de las instituciones tradicionales que han mantenido la cohesión social a lo largo de la historia. Según Donoso Cortés, la falta de una autoridad moral superior y la excesiva confianza en la razón individual pueden resultar en decisiones políticas impulsivas y en la erosión de valores fundamentales, creando así una sociedad fragmentada y vulnerable a la tiranía de la mayoría.

Un ejemplo contemporáneo que ilustra esta crítica se puede observar en el funcionamiento del Partido Demócrata de Estados Unidos. En los últimos años, el partido ha enfrentado una creciente polarización interna y una fragmentación ideológica que reflejan la advertencia de Donoso Cortés sobre la falta de cohesión moral en las democracias modernas. La lucha constante entre diferentes facciones dentro del partido, desde los progresistas más radicales hasta los moderados, ha llevado a dificultades para presentar un frente unido en cuestiones clave, lo que puede debilitar su capacidad para implementar políticas efectivas y coherentes. Además, la influencia de intereses económicos y grupos de presión puede distorsionar la representación política, favoreciendo agendas específicas que no siempre reflejan la voluntad general de la población. Este escenario evidencia cómo, sin una base moral y cultural sólida, la democracia puede degenerar en conflictos internos que minan la estabilidad y la efectividad del sistema político.

La situación no parece más alentadora cuando examinamos estudios recientes sobre la confianza de la gente en la democracia. La confianza en este sistema político está en declive en muchas partes del mundo. Por ejemplo, el Pew Research Center, en 2021, reveló que en países desarrollados como Estados Unidos, España, Italia y Japón, menos de la mitad de los ciudadanos están satisfechos con el funcionamiento de sus democracias. La percepción de que los líderes políticos no escuchan a la ciudadanía y que el sistema económico beneficia principalmente a los más ricos es un factor clave en esta insatisfacción.

De manera similar, el Edelman Trust Barometer 2022 mostró que solo el 52 por ciento de las personas confía en las instituciones gubernamentales. Existe una creciente preocupación por la desinformación y la polarización, que fragmentan aún más la cohesión social y socavan la estabilidad democrática.

A nivel global, el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA) señala que más de setenta países han sufrido retrocesos democráticos, con un aumento de tendencias autoritarias y problemas estructurales como la corrupción y la concentración del poder. En América Latina, el Latinobarómetro 2021 indicó que apenas el 49 por ciento de la población apoya la democracia, mientras que el 70 por ciento está insatisfecho con su funcionamiento. Las causas de esta pérdida de confianza son claras: escasos incentivos económicos, la corrupción política, la propagación de noticias falsas y la creciente polarización política.

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Como hemos visto, la situación actual de la democracia es bastante delicada. Es necesario que una nueva generación, dispuesta a respetar las instituciones y las tradiciones, con integridad en sus acciones y un historial limpio, respetuosa del libre mercado, tome las riendas. Además, todos los ciudadanos debemos enfocar nuestros esfuerzos en lograr sacar a la democracia de la terapia intensiva en que se encuentra. A nuestro favor está el hecho de que es un sistema perfectible que, con los incentivos adecuados, puede retomar el rumbo hacia el éxito. Sin embargo, la efectividad y la rapidez de la respuesta dependerán en gran parte de nuestro compromiso con el futuro de la democracia misma. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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Autorizan a una aerolínea chilena a operar una nueva ruta internacional

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En el marco de su política de cielos abiertos para desregular el servicio aeronáutico, el gobierno de Javier Milei autorizó este viernes la aerolínea chilena low cost SKY a operar una ruta internacional desde Santiago de Chile a una ciudad en el interior de la Argentina. Así lo informó la Disposición 4/2024 en el Boletín Oficial con la firma de la Subsecretaría de Transporte, a cargo de Franco Mogetta, que depende del Ministerio de Economía.

“Autorizar aerocomercialmente a la empresa de bandera chilena SKY Airline a explotar servicios regulares de transporte aéreo de pasajeros y cargas, de forma combinada, en la ruta Santiago de Chile – El Calafate y regreso”, indica el artículo 1 de la disposición. De esta manera, El Calafate tiene su primer destino internacional. Además, SKY se suma a las aerolíneas que prestan servicio en el aeropuerto ubicado en la provincia de Santa Cruz, que son Flybondi, JetSmart (ambas low cost) y Aerolíneas Argentinas.

Desde la administración libertaria argumentan que “la operatoria propuesta se encuentra contemplada en el marco bilateral que rige las relaciones aerocomerciales entre ambos países”. En tanto, la línea aérea chilena acreditó los recaudos legales y administrativos exigidos por la normativa vigente de la Argentina para efectuar este servicio.

Ya se pueden comprar pasajes para esta ruta para volar desde el 1 de enero de 2025 con valores que van desde los $120.000 por tramo, incluidas las tasas y los impuestos.

Poco después del anuncio el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, destacó la publicación de la disposición. “Qué hermoso es levantarse a la mañana y ver en el Boletín Oficial una resolución (la 4/24) donde, así como si nada, se autoriza a SKY a volar la ruta Santiago-Calafate. ¡Sin audiencias, sin estridencias y sin obstáculos la libertad avanza!”, indicó el funcionario a través de su cuenta de X.

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Sky Airline es una aerolínea de bajo costo fundada en 2002 y que cuenta con una flota de 32 aviones Airbus de la familia A320neo y A321 y con una capacidad de 186 y 238 pasajeros respectivamente. Asimismo encargó 10 A321 XLR (extra long range), un avión con el tamaño de un pasillo pero con capacidad de volar 10.000 kilómetros. Actualmente la flota opera desde Buenos Aires, Bariloche (estacional) y Mendoza a Santiago de Chile. Hasta 2022 tenía vuelos regulares a Córdoba pero decidió desistir de la ruta.

Esta resolución surge en el marco de una serie de medidas que el Gobierno implementa en el sector para que más empresas puedan operar. El pasado 10 de septiembre, la administración mileísta instauró una actualización en el el reglamento de contrato aéreo a través del Decreto 809/2024, una normativa para adecuar avances de la industria y afianzar un equilibrio entre los derechos de los pasajeros y los intereses de las empresas aéreas.

Por otro lado, a partir de la Resolución 816/2024, se decretaron cambios respecto al margen y niveles de sanciones. También se impuso mayor minuciosidad a la hora de controlar la certificación de equipos y materiales, y de las capacidades del personal. Quienes operen sin autorizaciones, escondan información a autoridades o brinden información falsa afrontarán sanciones más estrictas.

El mismo mes se reglamentó además la esencialidad del servicio aéreo “para garantizar un nivel mínimo de actividad”, por lo que se debe establecer un cronograma de guardias mínimas y cumplirlo a pesar de los paros.

El Ejecutivo también se muestra a favor de la operación de las aerolíneas low cost -que comenzaron a llegar al país en 2018- para que compitan con Aerolíneas Argentinas y puedan abaratarse los costos de los pasajes.

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