POLITICA
La salud mental de los políticos: la hora del Calibán

The Christian Science Monitor era un diario de circulación moderada para la época.
Tenía, sin embargo, a mediados del siglo XX una influencia notable sobre los círculos dominantes en Washington y otras capitales por el rigor y profundidad de sus artículos políticos. Se hacía notar, además, por otra peculiaridad: prescindía de cualquier publicación informativa concerniente a la salud. No había en sus ediciones una sola línea sobre hallazgos de la medicina, enfermedades, medicamentos. Nada.
Esto se explicaba en que el Science Monitor, así a secas, como lo mencionaban usualmente, había sido fundado por la Iglesia Científica Cristiana –o Iglesia de Cristo, Científico–, nacida en 1879 en el este de los Estados Unidos. En su doctrina religiosa y espiritual, apegada a las Escrituras, se suponía que estaban contenidas las respuestas que más y más acaparan las ciencias clásicas, como la medicina.
Quedé impresionado al visitar en 1963 su redacción, conversar con cronistas que trasuntaban una alta jerarquía profesional, y comprobar después la magnificencia del templo en que se asentaba en Boston la conducción mundial del credo que había sido trabajado por el predicamento de una mujer: Mary Baker Eddy.
Entre sus sedes en Buenos Aires, en un lugar razonablemente ensimismado por la cantidad de departamentos non santos que había en la cuadra elegida hasta que en 1968 se modificó el régimen de bienes conyugales del Código Civil, se destacaba el templo construido en 1930. Estaba en la cortada de Sargento Cabral, casi Suipacha. Perduró como tal hasta hace unos cinco años.
No menos sorprendidos por el hecho de que un gran diario dejara en su tiempo en la virginidad una de las disciplinas periodísticas más relevantes para lectores de toda condición, percibimos ahora, en Buenos Aires, un fenómeno de signo inverso. Se trata de la abundancia de notas y comentarios sobre temas de salud, y especialmente sobre la salud mental, en medios de comunicación.
Actúan con los efectos de un eco de doble vuelta. Lo hacen en relación directa con la intensidad con la que las gentes del común hablan de un tiempo a esta parte –desde hace un año, dos años, tal vez– respecto de cuestiones de la mente y su deriva en comportamientos que atrapan a diario las conversaciones en familia, en reuniones sociales, en ámbitos académicos y políticos.
En realidad, más que sorprendido, me siento acuciado por el interés en explorar a qué causas precisas, pero no por entero desconocidas, obedece ese impulso por difundir un mayor conocimiento sobre angustias, psicopatías o problemas orgánicos que perturban, en definitiva, lo que verdaderamente somos: seres sociales que logran tal entidad por las aptitudes para conectarse con otros semejantes y trascender de tal manera a través de la expresión de los sentimientos. Téngase en cuenta que teníamos la experiencia en estas cuestiones que ya concedía desde antiguo la categoría de Buenos Aires como uno de los centros que irradian más fervor por el psicoanálisis, y sus distintas escuelas desde Freud, junto con Nueva York y París.
No cuesta demasiado notar, en la tarea de ir al fondo de aquella novedad, que vivimos en una hora de crecientes zozobras. Sociedades crispadas. Sociedades conturbadas sin tregua por vicisitudes políticas y culturales sorprendentes, que van más allá de cualquier imaginación feraz; por la situación insostenible de desenvolvernos en medio de un grado de inseguridad física que aterra en amplios territorios urbanos de la Nación y en algunas comarcas rurales; por la devastación que las drogas infieren en la salud y el comportamiento de franjas juveniles, cuando no entre niños. O por los efectos auditivos y emocionales de un lenguaje público que se ha desasido de la cordura y del sentido natural de las fronteras cuyo quebrantamiento nos coloca fuera de la convivencia civilizada.
Agréguese a ese cúmulo de razones la irrupción de tecnologías que han perfeccionado el desarrollo material y humano de forma asombrosa, acentuando las habilidades competitivas, pero que plantean interrogantes de la dimensión de si las máquinas adquirirán, traspasados ciertos límites, una suerte de conciencia propia, con aptitud para trazar sus propios objetivos.
“Basta de arrastrarnos en el barro del odio y la descalificación”, dijo sin mucho provecho inmediato el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, en el tedeum del 25 de Mayo, a metros del presidente de la Nación. Ese día, por la noche, Milei volvió por enésima vez al lenguaje vulgar con el que se lo recordará en el historial de los presidentes argentinos hasta que aparezca alguien más desbocado que supere sus pasmosas marcas.
Hace poco, Milei dijo que los periodistas son delincuentes, y después rebajó la apuesta. Descalificó entonces, en ambigua concesión, “solo” al noventa por ciento de quienes ejercen el oficio. Nadie reivindicará honrosamente para sí un lugar entre el diez por ciento a salvo de tamaña afrenta a una actividad que lleva siglos de ejercicio cotidiano, hora a hora, minuto a minuto. Sería vergonzoso hacerlo, aunque no estaría fuera de lugar, en cambio, realizar un autoexamen entre nosotros de los desvíos, y debilidades estructurales, que corroen hoy este oficio como a cualquier otro.
Observo en las propias filas del periodismo, entre colegas curtidos en mil batallas por lograr la información más valiosa e interpretarla de modo agudo, los efectos de la difamación permanente en las redes sociales. Estas son abastecidas a menudo, oh, sí, por funcionarios y asesores de principalísimo nivel gubernamental. Los asisten secuaces aplicados, en cumplimiento de la función seguramente nada gratuita de servir de trolls, al insulto en gran escala contra quienquiera juzgar críticamente los actos del oficialismo.
En una sociedad como la nuestra, que ha sido estragada por los efectos de la corrupción y la ineptitud administrativa, en particular del kirchnerismo, no faltan quienes, temerosos por el peligro de que se perturben los efectos del ordenamiento financiero obtenido en principio por el gobierno en el control de la inflación y el déficit fiscal, se manifiestan dispuestos a justificar comportamientos inaceptables en personas que entran a diario en la Casa Rosada con la naturalidad de quienes entran en la propia. Desde Locke para aquí los padres del liberalismo y la tolerancia se estarán revolviendo en las tumbas.
Suelo preguntar a los colegas en plena actividad periodística por qué no ignoran las salvajadas en las redes contra ellos como los más viejos hacíamos en el pasado con las publicaciones solventadas por servicios de inteligencia, u otros poderes más o menos ocultos o simulados, a fin de amedrentarnos o condicionarnos psicológicamente. “No se puede –es la respuesta–. En las redes hay información que debemos conocer”.
Vivir así es vivir en estado de alienación. Se entra en las redes a fin de pescar qué hay por allí de nuevo y valioso, y a sabiendas de que nunca en la historia de la humanidad ha habido un repositorio de mayores deposiciones falsas, deliberadamente falsas. Por añadidura, los estudios más afinados sobre ese tipo de medios alertan de que un elevado porcentaje entre quienes acuden a las redes para informarse van a renglón seguido a los medios tradicionales a fin de corroborar la veracidad de lo que han sido informados.
¿En qué quedamos? ¿Sobra tanto el tiempo a tanta gente como para malgastarlo en lo que no tiene el debido crédito? ¿O es que en las redes se satisface la “curiosidad pública” y en los espacios del periodismo clásico se satisface el “interés público”, de monumental diferencia moral, institucional y jurídica con lo que es acunado esencialmente por la morbosidad?
Los acontecimientos que convulsionan de un tiempo a esta parte al mundo, y han adquirido precisamente estos días uno de los puntos más conmovedores en las últimas décadas, dejan con menos resuello todavía tanto a los profesionales de la información como a los mortales de cualquier condición laboral. No queda ahí la cosa, pues el momento se halla signado por la emergencia, aquí, allá, de liderazgos imprevisibles, con frecuencia caricaturescos, impropios de lo que se espera de sociedades desarrolladas desde antiguo y organizadas por sistemas legales estables, sobre la base sabia de sus instituciones.
Es esta, lamentablemente, tristemente, la hora de Calibán. La literatura ha sido prolífica desde el siglo XIX en narraciones que exhumaron hacia otras direcciones dos valores humanos contrapuestos en una obra tardía, entre las más memorables del repertorio de William Shakespeare: La tempestad. Oscar Wilde, Rubén Darío, José Enrique Rodó y Jack London, entre tantos otros, explotaron las posibilidades de examinar la naturaleza humana y el entramado íntimo de sociedades a la luz del drama shakespeariano.
Qué expresión tan apropiada para estos momentos de la nación y de lo que emana de tantas cumbres del poder mundial fue la que elaboró Paul Groussac, el intelectual francés que se afincó por largos años en Tucumán, y quien en su ceguera, como en el caso de José Mármol antes que él, y de Jorge Luis Borges más tarde, pudo haber dicho, ya director de la Biblioteca Nacional, que Dios, con magnífica ironía, le había dado “a la vez los libros y la noche”. Dijo Groussac: con Calibán en el poder llegaban la vulgarización de la vida pública y el reinado de la mediocridad.
Frente a Calibán, transliteración de “caníbal”, Ariel personifica, en cambio, la pureza, el idealismo, la alada transparencia de la conciencia sin manchas. Ese esclavo solo visible para Próspero, el amo que ambos tienen en común, encarna la antítesis de la ferocidad con la que se dirimen en estilo Calibán las controversias en el espacio público. El papel de Ariel está en disponibilidad para quien ose interpretarlo y siempre habrá, por fortuna, buenas gentes que alienten la tarea. Apúrense, que se acercan los comicios.
En diciembre de 1898, Rubén Darío llegó a Madrid para hacerse cargo de la corresponsalía de . En mayo, había publicado “El triunfo de Calibán”, en El Tiempo, olvidado periódico de Buenos Aires, y en otro de nombre algo ripioso: El Cojo Ilustrado, de Caracas. El triunfo de Calibán fue el abrazo solidario de Darío a la España de la generación del 98, la que perdió en un suspiro Cuba, Puerto Rico y Filipinas a manos de los Estados Unidos.
La literatura usó después a Calibán para un fregado como para un barrido político que quisiera hacerse en las luchas por el poder en América Latina, sobre todo por parte de intelectuales de izquierda. La quintaesencia de Calibán está reanimada en la aspereza de múltiples perfiles protagónicos de la actualidad política: se lo critica con razón a Milei por comportamientos lamentables, como en el caso de su relación con la prensa u otros sectores de la sociedad, pero peor, bastante peor aún, es la conducta, por delictual, de la fuerza que aquel ha elegido para el enfrentamiento directo en los combates electorales que se avecinan.
Lo más próximo al asesinato de José Luis Cabezas, el reportero gráfico de la revista Noticias asesinado en el verano de 1997, ha sido la irrupción, días atrás, de una patota de La Cámpora que destrozó cuanto encontró a su paso en los estudios de TN y Canal 13. Nada se sabe del paradero de quien aparentemente conducía a los facinerosos, pero si las cámaras de seguridad del lugar violentado fueran fieles en sus registros habría comandado la operación quien ocupó el segundo cargo en importancia en el Ministerio del Interior durante los años de Eduardo de Pedro, además de haberse hecho acompañar por uno o dos compinches que habrían actuado en ese mismo ámbito ministerial.
¿Qué hay ahora en su mente, que hay en su conciencia, doctor De Pedro, sobre lo que todo eso manifiesta por extensión sobre usted mismo, que suele presentarse como un negociador nato, y sobre La Cámpora, el brazo del peronismo kirchnerista que responde a la expresidenta condenada por delitos de corrupción? O sea, a la mujer que en su prisión domiciliaria ha propendido a agitar a los seguidores desde el balcón de su casa, mientras derramaba dicterios ofensivos contra magistrados judiciales. Con las licencias metafóricas del caso, ¿no ha sido esa burla flagrante a la Justicia y a la lógica de las sanciones, y su justificación por miles y miles de personas, otra flamante expresión de la sociedad alienada que integramos?
La gente se pregunta con habitualidad si nuestros líderes políticos se hallan mentalmente enfermos o no. Se preguntan también si habrá llegado la hora de requerirles un certificado de salud psíquica antes de legalizarse las candidaturas.
Una biografía de Juan Luis González sobre Milei se titula: El Loco. González no inventó el apelativo, sino que lo tomó del que endilgaron al notorio biografiado los chicos del colegio de Devoto en que estudiaba.
La BBC, en la semblanza que distribuyó por el mundo el 20 de noviembre de 2023, después de que Milei triunfara por el 55,65% de los votos sobre el 44,35% obtenido por Sergio Massa, definió los albores en la vida de quien sería el nuevo presidente de la Nación como los de un chico golpeado, víctima de humillaciones en la casa paterna, y anticipó que la hermana, Karina, era el sostén afectivo que lo contenía. Los hechos han ido confirmando esto último.
Milei nunca desconoció aquel delineamiento sobre su personalidad. Por el contrario, ha estado abierto a correr el velo sobre los infortunios que soportó en su crecimiento. Economistas y empresarios que trabajaron a su lado han destacado su concentración para el estudio y el trabajo en la esfera específica de su dominio, la economía, y sobre todo en las aristas arduas de la matemática. No reconocen, en cambio, que esté investido de la formación de un intelectual en toda la línea, y menos, de la sabiduría sobre la que reposa la universalidad de conocimientos de los grandes hombres de Estado.
La compañía de Murray, Milton, Robert y Lucas, cuatro perros descendientes por clonación de Conan –el perro mítico, diría un cronista perezoso en encontrar renovadas puertas a la adjetivación–, constituye algo más serio de lo que se comenta desaprensivamente de un hombre cuya personalidad se ha desarrollado entre penosos sufrimientos. Aquellos cuatro perros de última generación llevan los nombres de economistas a quienes el Presidente admira.
Si Milei asumiera el hábito de hablar más condescendientemente de otros hombres, suscitaría acaso una compasión mayor de la que ha recibido. Los perros no interpelan, solo testimonian cariño hacia el amo, y se establece entre ellos una relación de ternura necesaria y valiosa a falta de otras para un hombre solo, con excepción de la hermana en quien confía y lo alienta.
Se habla a menudo en la sociedad de la salud mental del Presidente. Se habla así por los impulsos desaforados de su personalidad, pero no por ser el único, en la constelación política argentina, ajeno a los rasgos de lo que se infiere ha de configurar, por repetición y aceptabilidad de conductas, el promedio de lo que dentro de las expectativas sociales se considera “normal” en la Argentina. Tema nada sencillo: ¿quién determina, y cómo, lo que es ser normal o no?
El tema de la salud mental está más presente que nunca no solo en nuestra sociedad, sino también en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), de la que nuestro país acaba lamentablemente de retirarse, ha dictaminado que el 25% de la población mundial padece de algún problema de tipo mental. Los franceses han declarado 2025 el Año de la Salud Mental.
Lo han hecho a fin de acelerar respuestas a crecientes trastornos depresivos en la población, al aumento de suicidios y tentativas suicidas entre los jóvenes de 15 a 29 años, y a un cuadro generalizado de crisis por angustias mayor de lo que se conocía. A esto se ha sumado que la prolongación de años de vida en la contemporaneidad alarga el desenlace de patologías que aparecen en la madurez y tenían antes un menor recorrido en el tiempo.
Lo interesante es que hay corrientes científicas y filosóficas renuentes a aceptar que la mente pueda enfermarse. No hay nada de nuevo en esto, pero es un punto de vista que ha sido reflotado en la Argentina coincidentemente con los casos que llaman la atención general. Thomas Szasz, famoso psiquiatra húngaro que fue profesor de la Universidad de Siracusa, levantó hace más de sesenta años olas de comentarios científicos, preferentemente críticos, a raíz de la publicación de un libro en cuyo título enunciaba la tesis que pasaría a fundar en el texto: El mito de la enfermedad mental. Szasz murió en 2012 y dejó, entre otros estudios en esa misma línea de pensamiento, La fabricación de la locura.
A esta altura, casi cualquier lego sabe que el cerebro es un órgano de tejido maleable capaz regenerarse a un punto en que la medicina moderna se sorprende a sí misma con el avance constante de los descubrimientos en ese aspecto. ¿Y la mente? La mente, dicen quienes la estudian, es un conjunto de funciones que dirigen nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras decisiones y las acciones con las que procuramos adaptarnos al medio ambiente.
La negación de que la mente pueda enfermarse parte de la observación de que solo es susceptible de enfermedades lo que es materia. Pero, por Dios: ¿nadie ha enfermado nunca de amor o por las ruinas de una traición? ¿Nadie se ha dejado morir en la miseria de la soledad?
En medio de la prosperidad inusitada que han adquirido de un tiempo a esta parte las corrientes libertarias en los Estados Unidos, Europa y, cómo no, en la Argentina, se ha perfilado una línea de reflexión dispuesta a argumentar que puede haber comportamientos humanos de diversa índole –irritables, alegres, melancólicos, camorreros, disipadores–, pero que nuestro intelecto, y los afectos o desafectos, depende, esencialmente, de lo que decidan nuestro libre albedrío y las responsabilidades que nos fueron conferidas. Es decir: la exaltación hacia la cima de las potencialidades del individuo en el espacio inmenso que la Providencia habría brindado para ejercer su libertad. Así de fácil.
No se rendirán, sin duda, frente a interpretaciones de esa naturaleza quienes confían, por propia experiencia, que pueden modificar conductas humanas con el bisturí o con la palabra, aunque uno de nuestros más reconocidos neurocirujanos chancea a los psicólogos: “Pero nosotros hacemos el trabajo más rápido”.
Un nuevo debate, viejo en el mundo, se ha reabierto, pues, en la Argentina sobre quiénes somos, cómo somos, y si tenemos arreglo.
POLITICA
Deja su cargo el interventor en Medios Públicos y será reemplazado por el vocero de la Sociedad Rural

El Gobierno anunció este sábado la designación de Carlos Curci, hasta ahora vocero de la Sociedad Rural (SRA), como nuevo interventor en el área de los medios públicos, en reemplazo de Eduardo González, quien presentará su renuncia a fin de mes. El nombre del futuro funcionario comenzó a circular días atrás, pero recién se confirmó este sábado, tras el acto que encabezó el presidente Javier Milei en la exposición agropecuaria en Palermo.
Según pudo saber , hace dos meses Eduardo González había notificado a la Casa Rosada que a fines de julio oficializaría su renuncia. El funcionario saldrá del país “por motivos personales” y, una vez que retorne, podría seguir trabajando junto a Manuel Adorni en alguna de las áreas bajo su órbita, aclararon en Balcarce 50.
Fuentes cercanas a González, desestimaron algunas versiones que vinculaban la salida del interventor a un desgaste producido por las tensiones que se viven dentro de la TV Pública y en las distintas radios del país, en respuesta al recorte y los reclamos gremiales. “Deja su cargo con todo encaminado”, repiten en su entorno.
Con el desembarco de Curci, el Gobierno pretende continuar achicando el área de medios oficiales. Directiva que comenzó a implementar el año pasado Diego Chaher, como interventor de todos los medios que integran Radio Televisión Argentina (RTA), cargo que le valió un ascenso como titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, tras ser reconocido en La Casa Rosada por el recorte que llevó adelante en la exagencia de noticias Télam, hoy reconvertida en Apesau, después de que más de 400 trabajadores aceptaran un retiro voluntario.
Fue en reemplazo de Chaher que González asumió a fines de julio pasado al frente de los medios públicos. Ahora, finalizada su gestión, el interventor deja una hoja de ruta clara a su sucesor. Basicamente, el funcionario saliente tenía en carpeta un recorte del 40% sobre la estructura de RTA, marcado en gran medida por nuevos retiros voluntarios y una reducción de planta. “Resta la definición política”, señalaron fuentes cercanas al exfuncionario.
El objetivo de la llegada de Curci estaría orientado a “ordenar” Radio y Televisión Argentina (RTA) y el resto de las empresas de la órbita de medios públicos. La idea sería avanzar “lo máximo que se pueda siguiendo la línea del Presidente en términos generales, con las limitaciones que la ley de medios impone”, aclararon fuentes del oficialismo.
Los cambios en el área, que depende de Adorni, se vienen dando desde hace un mes, cuando el portavoz comenzó a tomar decisiones fuertes en los medios y empresas públicas bajo su órbita. El nombre de Curci habría sido elegido para esa misma época, pero por su “excelente relación” con La Rural. En efecto, la oficialización de su designación llegó después del cierre de la exposición, el evento más importante del año para el sector.
En el mientras tanto, Adorni concretó el nombramiento de Bárbara Pintelos, la subsecretaria de Medios que, como adelantó , es una experta en empresas y cuestiones legales, pero que nada tiene que ver con los medios. Hasta la llegada de Pintelos no había nadie en esa Subsecretaría.
“No es del medio, ni conoce de él”, explicaron las fuentes consultadas, que hicieron hincapié en que esa formación es precisamente el motivo por el que fue elegida. “Llega para achicar todo”, completaron.
En las listas de áreas que podrían verse ajustadas con la iniciativa oficial están, Radio Nacional, la TV Pública, Contenidos Públicos Sociedad del Estado y la Agencia de Publicidad del Estado Sociedad Anónima Unipersonal (Apesau, exTélam).
En la TV Pública, los empleados son casi 900 y aún está decidido el número de desvinculaciones que podría llegar a haber. En cuanto a Radio Nacional, la especulación es que su planta de 1169 empleados podría reducirse a la mitad . En lo que respecta a Apesau, la situación es distinta que en el resto, porque ya se hizo una fuerte reestructuración cuando se concretó el cierre de la agencia, en 2024, y solo quedaron 228 empleados activos.
Según pudo reconstruir de fuentes oficiales, en la mira de los funcionarios hay distintas opciones de lo que podría suceder, más allá del ajuste en cada área. Incluso se evalúa que podría cerrarse el área de Contenidos Públicos, un sector bajo la lupa. En todas las áreas alcanzadas se vería como una primera opción la posibilidad de ofrecer retiros voluntarios antes de avanzar con los despidos, según informaron.
Por el momento no hay un número total de desvinculaciones que podrían llegar a concretarse. El Gobierno sostiene, desde el inicio de la gestión, que el esquema de medios públicos está “sobredimensionado” y por eso planea seguir avanzando con la reducción de la planta, en línea con lo que sucede en otras áreas del Estado.
Delfina Galarza,Cecilia Devanna,Medios y política,Javier Milei,Medios,Conforme a,Medios y política,,La Derecha Diario. Así es el periodismo que no odia Milei: militancia libertaria, insultos y datos sin rigor,,Retiros, despidos y cierres. El Gobierno prepara un nuevo recorte en la estructura de medios públicos,,Paka Paka. Así son los dibujitos libertarios: doctrina antiestado, fobia al socialismo y por qué la universidad no sirve
POLITICA
Alivio en la tropa de Santiago Caputo por el espaldarazo de Milei tras la tensión por las listas

Los ánimos se recompusieron entre Las Fuerzas del Cielo cuando terminaba la semana del estallido de la interna entre los Menem y Santiago Caputo. Después de unos días de amargura por el mal trago del cierre de listas bonaerenses, una serie de señales políticas indirectas desde la cúpula libertaria aliviaron el ambiente en la tropa militante, que había bajado las armas tras el severo tuit ordenador de Karina Milei. De todas formas, los resquemores con los primos riojanos por el ninguneo en la selección de candidatos para la Provincia se mantiene, por lo bajo.
Los jóvenes tuiteros pasaron los primeros días post-presentación de nóminas silenciosos y cabizbajos. Pero hacia el fin de semana no se veían malas caras en sus encuentros en la Casa Rosada, los ministerios o reuniones privadas, según relataron testigos. Una serie de encuentros de alto nivel para pulir asperezas les insufló cierto grado de optimismo, o confianza cuando promediaba la semana.
Hubo una reunión a solas entre Francos y Karina Milei, el miércoles. Al día siguiente, otra, entre el jefe de Gabinete y Santiago Caputo. Y si bien nadie en Gobierno se atrevió a confirmar los rumores de un encuentro a solas, entre Karina Milei y Santiago Caputo, nadie lo negó, tampoco. Cerca de la hermana del Presidente incluso dieron a entender que efectivamente ocurrió, a pesar de que las filtraciones en ese margen del “Triángulo de Hierro” pueden pagarse caras.
La designación de Guillermo Francos como mediador en la relación entre Caputo y “El Jefe” y los rumores de un acercamiento entre ambos, conocidos entre el jueves y el viernes, fueron coronados con el espaldarazo que le dio Javier Milei a su asesor ayer. El Presidente dijo, una entrevista con radio Mitre, que considera a Caputo “como a un hermano”, y pareció insinuar, indirectamente, que su asesor y amigo está a la misma altura en la relación que Karina Milei. Es la primera vez que el Presidente dice algo así. Y eligió hacerlo en un día de ánimos triunfales, luego de que todo el Gabinete y los soldados digitales lo vitorearan por la rebaja de retenciones al campo que había anunciado al mediodía en La Rural. Fue el paso ¿final? para intentar frenar la escalada de dardos cruzados entre el clan Menem y los dirigentes oriundos de la derecha de las redes sociales.
Algunos jóvenes caputistas, al escucharlo, ratificaron el grado de calma que venían percibiendo los días previos, cuando bajó el fuego cruzado. Y deslizaron que nunca habían dudado de la continuidad del asesor en su rol. “Contrario a lo que dicen los medios, nunca fue una posibilidad que Santiago perdiera poder. Lo cual, igualmente, no quita que sea lo que intentaron hacer los Menem”, sostuvo un referente de esa órbita.
Hay resquemores aún, pero se restringen a los armadores de Karina Milei. “La síntesis es que, pase lo que pase, vamos a estar para Javier”, dijeron.
En la búsqueda de una tregua, además, se les hizo saber a los jóvenes militantes que tendrán algún tipo de participación en la estrategia de campaña, por pedido de Karina Milei. Una señal de que, como dijo un libertario de la primera hora, “no estaría todo tan roto”. La pregunta es: ¿en cuál de las campañas? En esas filas deslizan que sería para las nacionales. “La de Provincia ya está jugada, y estuvo en duda porque es provincial, no por lo que pasó (con las listas). En octubre no había ninguna duda: es una elección nacional, Santiago conduce la estrategia”, dijeron, con seguridad.
Los militantes virtuales se plegaron casi de inmediato a la orden de obediencia debida impuesta por Karina Milei. Especialmente después del miércoles, con el tuit donde la secretaria general de la Presidencia estatuyó que todo aquel que cuestionara su armado estaba poniendo en duda la autoridad de Milei. Pero siguen convencidos de que los Menem tienen una cruzada de poder contra Santiago Caputo, celosos del poder que logró reunir en la estructura del Gobierno. De hecho, auguran que, con el partido cercado para sí, próximamente se ocuparán de ganar espacios en el Estado.
Del otro lado, los riojanos se deslindan de esas acusaciones y dicen que su única intención, la semana pasada, fue fabricar listas lo más competitivas posibles. Lo cual, evidentemente, para ellos no incluía a los tuiteros. Por caso, el escándalo del concejal salteño que renunció tras reconocer un abuso y que había recibido apoyo de “el Gordo Dan” les pareció un buen ejemplo para ejemplificar. “Aparentemente, hacer política por Twitter sin bajar al territorio no servía tanto”, dijo un operador de ese sector.
El sábado a la noche, el hartazgo crecía entre quienes dicen repudiar la política tradicional y se vieron envueltos en una interna. “Tenemos que terminar esta novela. Hay problemas verdaderos que hay que resolver”, dijo un estratega.
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POLITICA
Cristina Kirchner acusó que desde Estados Unidos le están haciendo la campaña al Gobierno: “En la Argentina de Milei mandan las fuerzas del norte”

La expresidenta Cristina Kirchner participó a distancia en el homenaje por el aniversario 73° de la muerte de Eva Perón, a donde envió un audio con críticas hacia la gestión de Javier Milei y Peter Lamelas, el empresario nominado por Estados Unidos para la embajada en la Argentina. “Gobierna para los ricos y bajo las órdenes de las fuerzas del norte, no del cielo”, expresó.
“Lamelas dice que va a venir a la Argentina prácticamente de interventor a vigilar a los gobernadores y frenar acuerdos con China, además de asegurarse que Cristina Fernández de Kirchner reciba la justicia que merece. Yo le preguntaría cómo andamos por casa. Su querido Donald Trump asumió a su cargo con 24 cargos criminales y todavía no cumplió con su promesita de campaña de revelar los nombres de las listas del degenerado de Jeffrey Epstein”, expresó.
En este contexto, Kirchner cuestionó que el funcionario estadounidense haya dicho que una de sus “misiones” en la Argentina sería apoyar un triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas de octubre. “Están Lamelas y Kristalina Georgieva [titular del Fondo Monetario Internacional]. Vamos muchachos, la campaña no la hacen los de acá. Ni las ‘Karinas’ ni los Milei ni ninguno de esos monigotes que ponen de candidatos y tuitean por las redes. La campaña de verdad la están haciendo desde Washington y el FMI a puro dólar. Al final lo de las Fuerzas del Cielo era para la gilada», declaró.
La exvicepresidenta criticó, además, otro comentario de Lamelas, quien afirmó sentirse “molesto” por la falta de reconocimiento de la Argentina a las patentes intelectuales. Kirchner le recomendó a los laboratorios medicinales que bajen los precios de los medicamentos y advirtió: “Teléfono, vienen por ustedes también”.
Acto seguido, Cristina Kirchner se refirió a la presentación del Presidente en La Rural, en un acto al cual llamó “reunioncita” y resaltó como uno de sus principales análisis el anuncio de las bajas en las retenciones. “Milei dice que no hay plata para los jubilaos, discapacitados, Garrahan, universidades ni nadie, porque hay que cuidar el superávit, pero esto confirma que no le importa porque le regala plata a unos de los sectores que más plata tiene en este país [en referencia al campo]”, dijo.
A modo de cierre, la presidenta del Partido Justicialista arremetió: “Si algo me faltaba para saber que estoy del lado correcto de la historia y de la vida es ver y oír cómo festejan que esté presa tanto en la sociedad rural como el embajador propuesto por Trump, el embajador de los Estados Unidos”.
Críticas económicas al Gobierno
En otro tramo del mensaje, la expresidenta cruzó al ministro de Economía, Luis Caputo, y afirmó, en el marco de un nuevo préstamo con el FMI, que “no le sale una” y que “no cumple con nada de lo que dice”. “Según los datos que publica el Banco Central de la República Argentina, en su balance cambiario desde abril, mayo y junio revela que todos los meses 1 millón de argentinos le compran cada vez más dólares para llevarlos al colchón, no para sacarlos, para llevárselos al colchón”, apuntó en alusión al programa que presentó el Gobierno meses atrás.
“Solamente en junio, las personas físicas compraron 2400 millones de dólares. Si sumamos lo que compraron los últimos 15 días de abril, cuando se levantó el cepo y todo mayo, ya se le llevaron las personas físicas más de 6700 millones de dólares. Es más o menos el promedio de 1 millón de argentinos sobre los 47 que somos, obviamente”, desarrolló.
En tanto, Cristina Kirchner remarcó que “la guita que están haciendo un puñado de argentinos con estas subas y bajas de tasas no tiene nombre” y acusó que hay un negociado “para muy pocos” detrás de los seguros de caución: “Pasaron de un día para el otro de 12 a 70, después de 70 a 80, y después de 80 a 40″.
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