Federico Wajnerman relató su experiencia en el sector bancario, donde alcanzó rápidamente posiciones de alta responsabilidad en el extranjero. Sin embargo, a los veintinueve años, se dio cuenta de que su carrera en la banca no cumplía con su propósito personal: “Sentí que podía contribuir de otra manera y no lo estaba haciendo en el banco. Fue un proceso difícil de entender para mis colegas, ya que son posiciones de vida para muchos”.

Renunció a su cargo en 2020, justo antes de la pandemia, y regresó a Argentina sin un proyecto concreto en mente. “La pandemia me hizo replantear mis prioridades, y en el proceso, conocí un fondo de inversión científico que me vinculó con mi actual equipo de socios en el proyecto de bioestimulantes agrícolas”, comentó.

“Estamos desarrollando bioestimulantes que recuperan suelos y mejoran la nutrición de los cultivos”

El proyecto de M4life, junto a un equipo de científicos de Tucumán y Buenos Aires, se enfoca en el desarrollo de microorganismos que fortalecen los cultivos de forma sostenible. Según Wajnerman, el objetivo es ofrecer alternativas a los agroquímicos, reduciendo el impacto ambiental y mejorando la calidad del suelo. “Aplicamos microorganismos a las semillas que fortalecen los cultivos ante condiciones extremas, como la sequía o suelos con alta salinidad”, explicó.

Uno de los beneficios clave es la recuperación del suelo. «Con el uso consecutivo de nuestros bioestimulantes, observamos que los suelos dañados por monocultivos pueden regenerarse, aumentando su materia orgánica», afirmó Wajnerman, destacando que este avance podría mitigar la deforestación provocada por la expansión agrícola.

«Nuestro producto mejora el contenido nutricional de la soja»

Además del beneficio ambiental, el CEO de M4life resaltó el impacto nutricional que sus productos pueden tener en el país. “Nuestros bioestimulantes logran que la soja tenga un mayor contenido de proteínas. En un país productor de alimentos, esto es crucial para combatir la desnutrición», comentó. También subrayó la importancia de mejorar la calidad de los cultivos en un contexto de alta pobreza y malnutrición: “No todos tienen la misma oportunidad de educación y desarrollo, y una mejora en la nutrición puede ser un primer paso”.

“Este proyecto nos da soberanía tecnológica”

Wajnerman concluyó señalando la importancia de desarrollar tecnología propia: “Nuestro producto no solo contribuye al ambiente, sino que nos da soberanía tecnológica. En Argentina, contamos con un enorme talento científico, y aprovecharlo nos permitirá ser líderes en prácticas agrícolas sostenibles, independizándonos de productos importados”. (www.REALPOLITIK.com.ar)

COMENTÁ / VER COMENTARIOS