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La última cuota del impuesto inmobiliario de Provincia tendrá un adicional del 100%: quiénes deberán pagarlo

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Ya se puede conocer el importe de la última cuota del impuesto inmobiliario urbano de la provincia de Buenos Aires, en la que el monto a pagar genera preocupación entre los contribuyentes: el monto que se publica duplica el valor de la cuota anterior y excede a la inflación acumulada en lo que va del año.

Según ARBA, el 9% de las partidas inmobiliarias son las que se verán impactadas por esta cuota adicional, que no podrá superar el 20% del total del impuesto anual y representa un incremento de alrededor del 100% de la última cuota. Este extra se aplica -de acuerdo a la ley impositiva- cuando en el impuesto inmobiliario urbano edificado la base imponible correspondiente al inmueble o a la sumatoria de la base imponible del conjunto de ellos, supere los $31.465.000 (US$650.000 valor de mercado). Para el resto de los contribuyentes, la cuota tendrá el mismo valor que las anteriores.

Entré a la web de ARBA para ver el monto de la última cuota a pagar y figura el próximo pago del 10 de octubre por el doble de lo que pagué en agosto.

Vecino de Escobar

El procedimiento utilizado para determinar los coeficientes de ajuste generó controversia: entre la cuota 1 del impuesto que venció en febrero y la cuota 2 que lo hizo en abril, hubo un incremento equivalente al 20%. Por su parte, las cuotas 3 y 4 que vencieron en junio y agosto no sufrieron aumentos. Pero la última cuota, que vencerá en octubre, refleja un monto del 100% más respecto a las anteriores (2, 3 y 4) porque se le agrega una cuota como adicional.

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Desde ARBA explican que no se trata de un aumento sino que el incremento en el monto “equivale a una cuota adicional″, y lo fundamentan en base a la Ley Tarifaria, en la que se establece que las áreas responsables del Gobierno pueden decidir aplicar un adicional en determinados bienes y servicios. Por lo que, “el valor reflejado en la cuota 5 no representa un ajuste del 100% sobre la anterior, sino que es una cuota adicional que se suma a esta cuota”, afirman desde el organismo. Este incremento, sea de una forma o de otra, pega de lleno en el bolsillo de los contribuyentes y no está discriminado en la boleta ni en la web del contribuyente sino que representa un adicional incluido en el monto de la cuota 5 y deberá abonarse en el vencimiento de octubre.

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Para comprender el monto a pagar en el próximo vencimiento, a continuación se pueden observar dos casos concretos de actualizaciones reales del impuesto inmobiliario:

  • Un caso, por ejemplo, es el de un contribuyente que tuvo una primera cuota que venció en febrero de 2024 con un valor de $90.474. La segunda cuota, que venció en abril, subió a $108.568, reflejando un aumento del 20%. Las cuotas 3 y 4, que vencieron en junio y agosto respectivamente, no sufrieron modificaciones en su valor. Sin embargo, en la cuota 5, con vencimiento en octubre, se deberá abonar $217.434, lo que representa un incremento de algo más del 100% respecto al pago anterior por el adicional.

Ahora, muchos se preguntan qué pasa con los que pagaron el impuesto de forma anual. En este caso, los contribuyentes que abonaron el impuesto de forma anticipada, deberán abonar esa cuota adicional, que como la cuota 5, también vence el 10 de octubre.

¿Esta suba acompaña a la inflación?

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la inflación acumulada hasta julio de 2024 fue del 87%. “En el caso de que la inflación de los próximos dos meses se mantenga en niveles de un 4% mensual, se estima que la inflación acumulada a septiembre será del 102,25%”, explica Sebastián Domínguez, CEO de SDC Asesores Tributarios. De ser así, con estas previsiones, en la cuota 5 de ARBA, se observa un 140% más a pagar con respecto a la cuota 1, supera considerablemente la inflación proyectada para el mismo período.

Pero, desde el organismo aseguran que la cuota adicional no tiene que ver con la inflación sino con lo que habilita a hacer la ley impositiva en el artículo 138, que establece el pago adicional para aquellos inmuebles de la planta urbana edificada, tanto en su componente básico como complementario, cuya base imponible del inmueble o del conjunto de ellos, supere los $31.465.000.

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La situación se agrava con la eliminación de los beneficios por pago en término y la adhesión a la boleta electrónica o al débito automático, lo que incrementó aún más el valor del impuesto inmobiliario para quienes cumplían con sus obligaciones fiscales de manera regular.

Los cambios en el impuesto inmobiliario

La ley impositiva de 2024, sancionada en 2023, estableció que ARBA tendría la facultad de aplicar un coeficiente de actualización a las cuotas del impuesto inmobiliario -en sus componentes básico y complementario- y del impuesto a los Automotores -respecto de vehículos automotores y embarcaciones deportivas o de recreación-, con un tope que no podría exceder la tasa de interés del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en operaciones de descuento a 30 días, incrementada en hasta un 100%.

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ARBA reglamentó la determinación del coeficiente mediante la Resolución Normativa 8/2024 y su modificatoria, la Resolución Normativa 12/2024 pero sin establecer la fórmula ni dar precisiones en su cálculo. “Esta última resolución causó mayor incertidumbre porque indicó que la agencia de recaudación establecerá el coeficiente de actualización de acuerdo con la ponderación de las variables económicas que realice, hasta el límite previsto en la ley”, explica Domínguez. Es decir que, se cambió la forma en que se haría el ajuste, pero no se había establecido la fórmula nueva ni habían dado precisiones sobre su cálculo. Antes de esta resolución, las cinco cuotas que se pagaban del impuesto inmobiliario eran iguales.

Antes de la resolución de 2024, las cinco cuotas que se pagaban del impuesto inmobiliario eran iguales

¿Quién paga el impuesto inmobiliario?

En todos los inmuebles el pago del impuesto inmobiliario corresponde al propietario. En el caso de los alquileres, de acuerdo a los contratos firmados bajo la ley ya derogada, el impuesto inmobiliario estaba a cargo de los propietarios, por lo que aquellos que tengan vigentes contratos firmados bajo la ley de alquileres sancionada en julio 2020 y derogada en diciembre 2023 pero que siguen vigentes hasta su finalización, será el propietario quien tendrá que asumir este costo adicional.

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Domínguez detalla lo que sucede si el propietario tiene más de un inmueble en la provincia de Buenos Aires: “Cada inmueble se analiza por separado y después se examina en qué escala cae de acuerdo a la sumatoria de bases imponibles para determinar el aumento que le corresponde”.

En la ciudad de Buenos Aires este mismo impuesto se actualiza en función del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la misma ciudad. En detalle, se aplica el índice de cinco meses para atrás. Por ejemplo, en enero del 2024 se aplica el IPC de CABA de agosto 2023, en febrero el de septiembre y así sucesivamente.

Para el especialista, la línea divisora de la General Paz define qué tan brusco es el impacto del aumento. “En la ciudad hay una actualización pero no es tan brusca como la que se pretende en la Provincia”, dice.

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La tragedia y un recuerdo: “La noche que tocamos permanece viva en mi memoria”

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Cromañón retumba con infinitas formas en nuestra sociedad, pero es muy particular para quienes habitan la noche de Buenos Aires. Así como “La izquierda de la noche” –la canción de Babasónicos– captura el alma de la oscuridad urbana (La noche te succiona, te enloquece y abandona. Te regala un sueño hecho de papel), en la historia de Cromañón se vuelve un espacio insondable, viscoso, la noche es un personaje más, atraviesa a la trama… a nuestras mentes.

Los Pérez García, Los Garfios y Ojos Locos compartieron escenario con Callejeros, la banda de Pato Fontanet, el 28, 29 y 30 de diciembre de 2004. Los Pérez García es un grupo que ha ganado notoriedad en tiempos recientes, pero transitó durante años el circuito under. Ellos abrieron el primero de esos famosos tres conciertos programados por Callejeros. Beto, su líder, reconoce que, al recordar esos momentos, las sensaciones se mezclan.

“Una vez los invitamos a tocar en Cemento, y de repente tuvieron un crecimiento exponencial. Se acordaron de ese gesto y nos devolvieron la invitación cuando ya eran muy exitosos. A pesar de todo lo que pasó después guardo buenos recuerdos de cuando fuimos a probar sonido: el lugar era maravilloso para tocar, nos trataron muy bien y fueron muy generosos con la banda. La noche que tocamos permanece viva en mi memoria. Recuerdo a Omar Chabán hablándole al público antes del concierto, y cuando me invitaron a cantar ‘Armar de nuevo’”.

Con la llegada de la serie Cromañón, que retrata la tragedia que dejó 194 muertos en 2004, esos recuerdos resurgieron en un remolino de adjetivos: “Es gratificante escuchar canciones nuestras en la serie, como ‘Trucos’ y ‘Buenas Noches’ o la versión que hizo Alan Madannes de ‘Ni tan diablo ni tan santo’. Fueron escritas en esa época. Es tan gratificante como doloroso y desconcertante revivir todo”.

La serie conecta con las raíces del rock barrial y desde allí resalta a Callejeros: lo muestra como el epítome de un fenómeno de culto, en un marcado desvío en el rumbo del género que Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota fundaron sin saberlo hace casi cincuenta años. Al igual que los Redondos, Callejeros se volvió un referente del rock independiente, capaces de llenar estadios y transformar sus recitales en rituales colectivos.

Este culto no solo estaba vinculado a la música, sino que también se alimentaba de la misma mística que glorificaron las hinchadas del fútbol argentino. Los seguidores viven como devotos alrededor de un respetado hermetismo de la banda, valoran la lealtad y el sentido de pertenencia –pilares de una épica urbana–, se inventan una nueva balsa con la que ir a naufragar.

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Esa ruleta desbocada veía caer la bolilla en otras bandas del palo, como Jóvenes Pordioseros, El Bordo, Los Gardelitos y La 25, quienes veían en Callejeros un modelo a seguir. Diego Monk es el supervisor musical de la serie Cromañón. Trabaja en la industria desde hace más de tres décadas, ha transitado un irregular camino de negociaciones y descubrimientos, alegrías y decepciones; primero como compositor y luego como experto en derechos editoriales y fonográficos.

Acumuló una profusa cantidad de secretos y estrategias sobre un mundo que permanece invisible para la mayoría: el intrincado laberinto que es necesario recorrer para obtener los permisos que se requieren a la hora de utilizar canciones en los distintos formatos audiovisuales.

Armar la banda sonora de una serie es un oficio distinto al de ejecutar música, puede pensarse que tiene puntos de contacto con el de un artesano o un pescador. Hay que saber dónde buscar, elegir los materiales que servirán para construir una escena, diseñar cuándo es el momento más adecuado para lanzar la red, qué sonidos pueden capturar la esencia de lo que se quiere contar. En este caso también es muy importante tener paciencia.

Claro, la mirada de Monk va mucho más allá de la simple elección de canciones: aprendió que, en la ficción, la música acompaña, pero además construye mundos. “En Cromañón significó trabajar a tres bandas simultáneas: la música incidental, que debe ajustar su tono a cada escena; las canciones originales de la banda ficticia de la serie, Peces chinos; y la música de la época, una de las tareas más complejas. No se trata de simplemente recrear un sonido, sino de revivir una atmósfera que remite a un tiempo que ya no existe”, describe y asume que su labor implica rastrear los ecos de una era y cargarlos de emociones.

Ecos de una época

El compositor Hernán Segret, director de la banda que acompaña a Mex Urtizberea en las sesiones ¡Fa!, y Gabriel Pedernera, baterista de Eruca Sativa, fueron los encargados de componer las canciones y dirigir a Peces Chinos, la banda ficticia formada en la serie por un grupo de amigos de Villa Celina. La trama los caracteriza como seguidores de Callejeros y oriundos del mismo barrio que sus ídolos, un modo de evocar su presencia y saltar el tabú que representa usar su música en la serie.

El desafío, difícil, era hablar de Callejeros sin incluir sus canciones; la decisión de no incluirlas fue tomada desde el principio. “Había muchas razones, algunas legales; pero, sobre todo, esta historia está pensada desde la perspectiva de los sobrevivientes, de lo que padecieron y sufrieron”, explica Monk sobre la elección final.

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La construcción de la banda sonora de Cromañón obligó a repasar toda la música que definió el período 2004-2008. La tarea, entonces, era capturar el sonido de la época, había que crear un paisaje que incluyera a las bandas principales y a aquellas que formaron parte del circuito musical en torno a Callejeros.

En la serie, Los Pérez García, Los Garfios y Ojos Locos son parte fundamental de los recuerdos más vívidos y, además, se integran a la trama con un peso que trasciende el marco ficcional. Para lograrlo, el equipo se acercó a El Camino es Cultural, una agrupación formada por sobrevivientes y familiares de las víctimas, donde Guillermina Pérez, amiga de Los Garfios y también sobreviviente, sugirió incluir a la banda de Campana en el proyecto.

“Diego nos explicó de qué se trataba la serie y nos preguntó si podían usar algún tema nuestro. Grabamos la canción ‘San Martín’ a petición suya. Desde el principio, el trato fue impecable, nos acompañaron en todo: desde los trámites hasta el estudio”, relata Walter Gómez, baterista de Los Garfios.

Para el grupo –sigue activo y este mes celebra sus 30 años con dos shows en el teatro Pedro Barbero de Campana, uno ayer y otro el viernes próximo– su participación en Cromañón es una gran oportunidad para reinterpretar su papel en la historia del rock argentino y, a la vez, en el corazón de la tragedia.

“Normalmente nos entrevistan a finales de año, pero esta noticia se difunde rápidamente. Esta serie tiene el potencial de invitar a la reflexión sobre lo ocurrido, sobre los riesgos de la nocturnidad y el abandono que sufren los jóvenes. Ojalá genere debate”, agrega Walter Gómez.

Cromañón adopta una perspectiva crítica sobre la representación femenina en el rock. En un ambiente históricamente dominado por hombres, las directoras Marialy Rivas y Fabiana Tiscornia, junto con los guionistas Josefina Licitra, Pablo Plotkin y Martín Vatenberg, decidieron hacer visible una problemática que siempre incomodó a los tótems del rock: la presencia protagónica de las mujeres.

“Entre 2004 y 2008 no había mucha representación femenina en el rock barrial. Decidimos rendir homenaje a María Gabriela Epumer, quizás la más outsider de todas. Incluimos su versión de ‘Quiero estar entre tus cosas’, de Daniel Melero, como una simbolización perfecta de esa postura”, repasa Monk.

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Lucy Patané es otra de las artistas que aporta su voz a la banda sonora, su interpretación de “Noche de paz” honra la fuerza de la versión original de Sumo y le da un nuevo matiz.

“Una parte considerable de la música de la serie se fue definiendo durante la escritura –señala Pablo Plotkin, director de la revista Rolling Stone durante dos décadas–. La idea era retratar la energía de la época y el espíritu del rock barrial en un sentido amplio. Muchas canciones estuvieron ahí desde las primeras versiones de los guiones. Nico tocando ‘Cuándo podrás amar’, de Las Pelotas, en su habitación, o ‘Brilla tu luz para mí’, de Sumo, cuando se toman la pepa en Nochebuena… ‘Triste canción de amor’ apareció rápido también, aunque antes barajamos un tema de Gardelitos que no quedó por tema de derechos. Y ahora ‘Triste canción de amor’ es lo que le queda rebotando en la cabeza a todo el mundo después de ver la serie”.

Los Pérez García también eran muy importantes para el público que vivió Cromañón, y no solo por ser teloneros de la primera fecha –agrega Plotkin–. Después hay cosas menos apegadas al contexto histórico, como ‘La noche eterna’ (El Mató a un Policía Motorizado); creo que es uno de los grandes aciertos de la musicalización. Es una banda que apareció en la escena pública después de Cromañón, justamente, y que no tiene una conexión directa con el público mayoritario del rock barrial. Sin embargo, encarna algo esencial de la juventud urbana argentina pos 2001. No es casual que el director Bruno Stagnaro haya convocado a Santiago Motorizado, su cantante, para la versión remasterizada de la serie Okupas para Netflix. Hay algo en su poética y en su sonido que conecta al vacío con un nuevo comienzo”.

Un capítulo aparte es el de Ojos Locos, la banda que teloneó a Callejeros la noche del incendio en Once. La tragedia golpeó de lleno a la banda: perdieron a seis amigos, al padre del guitarrista y dos de sus integrantes se salvaron milagrosamente. En la serie puede escucharse su canción “Demasiado lomo”.

Juego de herederos

Obtener los permisos para usar una canción es una tarea ardua y burocrática, comparable con la que implica realizar un trámite sucesorio. Cada pieza que quiera utilizarse en una película, serie o comercial debe obtener primero el permiso de todos los derechohabientes de la obra, los autores o compositores y los dueños de los fonogramas (es decir, las compañías discográficas que editaron las canciones).

Monk se refiere al asunto con la sequedad de una respuesta legal: “Debe formularse un contrato por el cual se acuerdan las condiciones bajo las cuales las canciones aparecerán en ese audiovisual. No puede oponerse nada que no se haya firmado, porque los autores o los sellos pueden reclamar legalmente”.

La aparición de las plataformas digitales ha transformado por completo la industria musical y audiovisual. En la Argentina, la legislación permitía el acceso a los repertorios registrados en Sadaic, el ente recaudador de los autores e intérpretes, algo similar a lo que ocurre con la radio. Sin embargo, este panorama ha cambiado con los grises que ha traído el arribo de las plataformas.

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Antes, la música se montaba casi en tiempo real, acompañaba el desarrollo de la narrativa, como un canal de difusión del que se sacaba música. Ahora, las series llegan terminadas, como películas, con un final ya definido. Esto exige que el tránsito musical esté planificado desde el principio. Adrián Sosa, baterista de Bajofondo y Head of Music para América Latina de Amazon, fue quien defendió la elección de la musicalización para la serie.

“Fue muy cuidadoso con todo el trabajo en equipo que realizamos”, destaca Monk y subraya el apoyo de Sosa a la visión de un enfoque musical que se adaptara a las nuevas dinámicas de producción televisiva. Esta transformación, señala Monk, está reconfigurando el papel de la música en la forma en que se producen y se narran las series hoy en día.

Un episodio insoslayable en la historia de la música popular argentina es interpretado con las herramientas actuales, aspira a que las zonas más ríspidas de Cromañón muevan a la reflexión, al debate y compongan un homenaje para las víctimas. En este contexto caleidoscópico, quizás ninguna canción capture con tanta precisión la magnitud de la tragedia como “Lo que perdí”, la balada escrita para la serie por Santiago Motorizado. “Y te escuché decir / lo que perdí sigue ahí / hay una sombra frente a mí / lo que perdí sigue ahí”.

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