Las declaraciones de Patricia Bullrich en una entrevista con el medio español EDATV activaron un nuevo cortocircuito en la interna del PRO. No fue casual que la ministra de Seguridad de Javier Milei haya marcado con claridad, esta vez en On y sin intermediarios, sus cada vez más nítidas diferencias con Mauricio Macri. La relación está rota desde hace tiempo, pero Bullrich aprovechó cada pregunta que le hicieron para golpear en el mentón al ex presidente y líder de un partido que acaba de bloquearla.

«La diferencia es que Milei va a fondo, no tiene marcha atrás», fue la frase más filosa que soltó Bullrich en relación a quien fuera su jefe político, al que no obstante agradeció por haberla elegido como ministra en su presidencia, de 2015 a 2019. Es una chicana que le duele a Macri, no porque provenga de su ex aliada sino porque identifica a aquel votante original de centroderecha del PRO que siente que Milei se está animando a hacer una serie de reformas que el ex presidente amagó pero nunca concretó.

El encono de Bullrich con Macri viene de larguísima data. Ella siente que él nunca la tomó en serio cuando a principios de 2022 empezó a deslizar la posibilidad de ser candidata a presidenta. Era un momento en el que el ex mandatario todavía albergaba expectativas de presentarse en 2023, con el apoyo del ala dura del partido en una hipotética PASO con el moderado Horacio Rodríguez Larreta.

«A Patricia la querían mandar a jugar a Provincia o a Ciudad cuando medía mejor que ellos a nivel nacional, la subestimaban», recuerda a la distancia alguien que trabajó en la campaña de Bullrich, que con el tiempo terminó siendo la candidata a presidenta de Juntos por el Cambio después de vencer en la interna a Larreta y, posteriormente, quedó afuera del balotaje que definieron Milei y Sergio Massa. Fue en esa instancia donde Bullrich siente que Macri la ninguneó. Cree que cuando la tendría que haber apoyado de manera rotunda no lo hizo y, en cambio, intercambió elogios con Milei, que entonces era su rival.

La otra frase con la que Bullrich le bajó un mensaje directo al ex presidente fue cuando dijo que el PRO tomó la decisión de acompañar a Milei en aquél pacto de Acassuso en la casa de Macri, horas después de las elecciones generales. «No me gusta cuando veo un intento de decir ‘estamos en la oposición'», dijo dando a entender que desde el macrismo se busca erosionar la figura de Milei. Bullrich cree que Macri no permite que nadie le haga sombra y que si logra sobresalir, después trata de voltearlo.

Animal político por naturaleza, Bullrich piensa sus movimientos electorales hacia 2025. Por eso jugó rápido en su intento por converger un sector del PRO con La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, en el polémico acto que compartió con Diego Valenzuela en Luis Guillón y que resultó un desafío para el macrismo, que decidió romper el partido bonaerense y promover a Cristian Ritondo como su jefe.

Bullrich seguirá insistiendo con Apertura Republicana, el espacio que aglutina, según dice, «a los liberales del PRO». Está pensado para competir en la provincia de Buenos Aires, con un perfil marcadamente libertario, y con el objetivo de competirle electoralmente en 2027 a Axel Kicillof, que no tiene un nuevo mandato por delante, y al peronismo, sin candidatos fuertes a la vista.

Milei y Bullrich están convencidos que para ganarle al kirchnerismo en la Provincia sí o sí se deben confluir todos los espacios que intenten representar «el cambio». El cálculo simple revela que si hubieran ido en una misma lista libertarios y Juntos por el Cambio, habrían superado el 50% de los votos y le ganaban la elección a Kicillof. Inchequeable con el diario del lunes, pero de análisis obligatorio de cara a las legislativas del año que viene.

Pero la carta que juega Bullrich es otra, muy poderosa, y es con la que desafía directamente a los Macri: a Mauricio, pero también a Jorge. El año que viene la ciudad de Buenos Aires renueva tres senadores nacionales y si La Libertad Avanza se mete de lleno en la disputa electoral puede complicar las intenciones tanto del PRO como al PJ porteño.

Más allá de que se mencione a Karina Milei, por ejemplo, nadie duda que la mejor candidata que puede plantar Milei en CABA es Bullrich, por conocimiento, imagen e intención de voto. Si como en 2023 los libertarios deciden jugar por afuera de una PASO y con boleta propia, siendo oficialismo nacional pueden comprometer una hegemonía en la Ciudad que el PRO mantiene inalterable desde hace 17 años. ¿Convencerá Jorge Macri a su primo de que lidere la boleta? Parece prematuro saberlo hoy, pero hay quienes se regodean imaginando un clásico Bullrich vs. Macri en las urnas en un año exacto.

Bullrich no está segura de ser candidata. En la intimidad siente que después de ser candidata a presidenta no puede bajar a una senaduría dos años después. Pero su convicción va más allá de un movimiento político. A quienes les consultan les transmite que no le interesa ser candidata en Ciudad como trampolín para aspirar a una jefatura de gobierno porteño en tres años.

Bullrich está cómoda como ministra, en funciones ejecutivas, y se siente cuidada por Milei. Su ambición sigue siendo la misma de hace dos años, cuando se lanzó en la carrera presidencial. Consciente de que perdió la elección, cree que puede haber una nueva oportunidad en el futuro, dentro del universo libertario, y que tal vez puede ser compañera de fórmula de Milei en 2027, si va por la reelección.

La política, sin embargo, obliga a veces a hacer movimientos que no se quieren hacer. Es por eso que Bullrich guarda el as de espadas que significaría para Milei su candidatura en la Ciudad y al mismo tiempo se lo muestra al macrismo para visibilizar el poder de daño que puede causarles. Enfocada en la gestión, todavía no va a jugar las cartas, pero las pone sobre la mesa y está dispuesta a moverlas cuando crea que sea el momento oportuno.