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POLITICA

Las reacciones al rechazo del DNU de Milei en el Senado: de «un gran paso atrás» a los festejos K

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Después de que el Senado votara el rechazo del DNU de desregulación de la economía, distintas voces políticas se expresaron en redes sociales. Referentes de la oposición kirchnerista celebraron que no se aprobara un decreto que «le está arruinando la vida a los argentinos», mientras que los oficialistas y sus aliados lamentaron que se votó «un paso atrás».

La alianza tácita entre La Libertad Avanza y el PRO no alcanzó para lograr mayoría en el Senado, y el decreto fue rechazado por 42 votos contra 25 y cuatro abstenciones. Apenas se conoció el resultado de la votación, las redes sociales se inundaron de reacciones.

El jefe de bloque de Diputados del PRO, Cristian Ritondo, recordó que «el Senado nunca rechazó ninguno de los casi 500 DNU del kirchnerismo». «Votar en contra del DNU es votar en contra de los que producen, de los que invierten, de los propietarios y de los que alquilan, de los trabajadores y de todos los que queremos que Argentina cambie para siempre. No es votar contra Milei, sino votar contra los argentinos«, escribió en X.

«Un gran paso atrás para la Argentina», agregó en otro posteo.

Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, reflexionó que «la resistencia al cambio y la defensa de los privilegios es tan profunda…». Y afirmó: «Pero nosotros seguimos de pie, sin rendirnos, sin dar marcha atrás».

Además, cargó contra los senadores que votaron en contra: «Vamos a cambiar el país, a pesar de todos los que destruyen al gobierno. No se preocupen: nos arreglamos sin ustedes». Su mensaje fue retuiteado por Javier Milei.

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Iñaki Gutiérrez, el influencer que le maneja el TikTok a Milei, lamentó que es la «primera vez en la historia que la política rechaza un DNU». «Nunca quedó más claro: son ellos y sus privilegios contra el pueblo«, opinó.

Francisco Paoltroni, senador formoseño de La Libertad Avanza, admitió a TN que «el resultado estaba dentro de lo esperado» y que «repercutió mucho el recorte de presupuesto el martes con la resolución de la vicepresidente».

En este sentido, analizó que «había muchas intenciones de una mayoría de rechazar» el decreto, y que por eso «la estrategia de pedir sesión especial y no de seguir la labor en comisiones que se había acordado».

En la misma línea se expresó el senador jujeño de LLA Ezequiel Atauche: «Cambiar la historia no es fácil, tiene tropiezos». Además, el jefe de bloque aseguró que el rechazo lo pone contento: «Nos damos cuenta de que estamos del lado correcto de la historia».

Desde la cámara del Congreso se manifestó Martín Menem. «Atacar el DNU es lisa y llanamente ATACAR lo que votaron el 56% de los argentinos hace 4 meses», escribió el presidente de Diputados, adonde llegará ahora el DNU de Milei.

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«Buscan proteger privilegios personales por encima de los intereses de toda la sociedad. Los mismos de siempre no quieren perder los privilegios de siempre», evaluó.

El diputado del PRO Damián Arabia, por su parte, también remarcó que jamás se había rechazado un DNU y les envió un mensaje a quienes votaron en contra: «Háganse cargo de que votaron con el kirchnerismo«.

«No podemos permitir que triunfen los que tratan de impedir que un gobierno que recién asumió no tenga las herramientas para gobernar, para llevar adelante su programa político y económico», agregó en X.

«Le quieren votar el de Milei a 3 meses de asumir porque no quieren dejar gobernar, y quieren que si no gobiernan ellos no gobierne nadie. Lo rechazó el senado, resistiremos en diputados», cerró Arabia.

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Las repercusiones también llegaron de parte de Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño. Para él, «en Diputados no se va a ir contra el DNU«. En este sentido, subrayó que «hay un punto donde si cedés mucho la ley que sale no sirve para nada».

«Hay una rebeldía contra el sistema que tenemos que encarnar nosotros mismos», declaró a TN.

Legisladores K celebraron: «Gana el pueblo argentino»

José Mayans, presidente de bloque del Frente Nacional y Popular, expresó que el rechazo es «a favor de la constitución y las leyes». «Les pedimos que envíen como corresponde en un sistema democrático y republicano de gobierno. Un estado sin ley no lo podemos aceptar«, dijo en declaraciones en TN.

La diputada kirchnerista Cecilia Moreau criticó sutilmente al oficialismo en un posteo en el que se ve una foto de la Constitución Nacional junto a la frase «Más de uno debería tomarse el fin de semana y estudiar un poco su contenido«.

El senador de Unión por la Patria Mariano Recalde celebró el rechazo al DNU «que le está arruinando la vida a los argentinos y argentinas». Además, llamó a la Cámara de Diputados a seguir ese camino: «Urgente y necesario es derogar este decreto«, ironizó.

Más tarde, Recalde dijo a TN que la diferencia era esperable, porque «es un decreto que es flagrantemente inconstitucional». «No se puede usar una herramienta de excepción para casos muy puntuales y de suma urgencia para usarlo como una forma de concentrar el poder en el Ejecutivo», dijo.

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A las celebraciones se sumó la diputada de UxP Victoria Tolosa Paz, que consideró que «gana el pueblo argentino» con el rechazo a un DNU que «atenta contra los derechos de los argentinos».

«Ahora nos toca a los diputados frenar definitivamente este mamotreto, que desde que entró en vigencia no hizo más que empobrecer al pueblo y perjudicar el desarrollo productivo, social y cultural de la Argentina», expresó la exministra de Desarrollo Social.

También habló la senadora fueguina Cristina López, del Partido Justicialista: «Rechazamos en el Senado el DNU de Milei porque no vamos a permitir que este endeudador responsable del saqueo al pueblo reemplace al Congreso de la Nación«, escribió en X junto a una foto de Federico Sturzenegger y un pedido de frenar con el «ajuste brutal».

En la vereda de enfrente del oficialismo también se posicionó el radical Pablo Blanco, que denunció llamados de gobernadores y empresarios para que vote en favor. «Si quieren buscar un motivo para seguir haciendo lo que creen, alguien que no considera que es presidente, sino rey o emperador, esas son las consecuencias«, argumentó en declaraciones televisivas.

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El referente y diputado de izquierda Nicolás del Caño dijo que la derrota de Javier Milei fue «categórica» y pidió por un paro nacional y plan de lucha.

Las críticas de Milei en la previa del rechazo del DNU

Ya durante la sesión las redes sociales se habían llenado de menciones al senador Martín Lousteau. Desde funcionarios y reconocidos militantes de La Libertad Avanza apuntaron contra el jefe de al UCR nacional, primero, por rechazar la postergación del tratamiento y, luego, por adelantar su voto en contra del decreto. Y Javier Milei se sumó a esos cuestionamientos con retuits y likes.

Javier Lanari cuestionó a Lousteau por la sesión en el Senado sobre el DNU y Javier Milei lo retuiteó.Javier Lanari cuestionó a Lousteau por la sesión en el Senado sobre el DNU y Javier Milei lo retuiteó.

«Lousteau (en rojo) votó lo mismo que Alicia Kirchner, Wado de Pedro, Oscar Parrilli, Mariano Recalde, Juan Manzur y José Mayans, entre otros kirchneristas. Las cosas en su justo lugar…», escribió en Twitter Javier Lanari, subsecretario de Prensa de la Presidencia. Uno de los numerosos mensajes que Milei replicó en su perfil contra el senador radical.

El tratamiento del DNU en la Cámara alta había sido cuestionado por el propio Javier Milei este miércoles, cuando se estaban definiendo detalles de la sesión. En un fuerte comunicado, el Presidente apuntó contra la «casta» por manejar una agenda propia y, con la habilitación de la sesión, abrir una puerta a la eventual declaración de invalidez del decreto.

Ese mensaje fue entendido como un cruce contra la titular del Senado, la vicepresidenta Victoria Villarruel, aunque desde la Casa Rosada intentaron negar una interna.





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Un plebiscito para la hegemonía mileísta

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Las elecciones de medio término suelen ser un examen sobre lo realizado por un gobierno tanto como el trampolín o la oquedad, de cara al futuro. La gloria o Devoto. Santiago Caputo lo sabe y Javier Milei lo internalizó y lo explicita.

Por eso, el Presidente ya anunció, con su conocida audacia (o temeridad), que pretende que los comicios de octubre de 2025 sean un plebiscito sobre su gestión. Mucho más que una simple y regular elección de legisladores nacionales y provinciales, que determine la composición de los poderes legislativos. Por más relevante que este proceso pueda ser. Una cosa, en definitiva, lleva a la otra.

La imagen de un oficialismo fortalecido y de una oposición descompuesta que hoy muestran las encuestas así como las noticias que surgen de cada espacio y la percepción mayoritaria que la sociedad tiene de cada uno son el combustible que alimenta toda las ilusiones libertarias y difumina cualquier nubarrón que asome sobre el horizonte de acá a diez meses. Una eternidad para la Argentina de siempre y más para la velocidad con la que cambian las cosas en estos tiempos. Pero en las buenos épocas solo hay lugar para soñar y no para imaginar pesadillas.

Trump anunció que Claver-Carone, que criticó a Milei y está enfrentado a Francos, será su enviado para América latina

Traducir en votos propios el porcentaje de imagen positiva que arrojan los sondeos es para el triángulo de hierro del poder tan relevante como convalidar en las urnas la profunda división y debilidad que existe en las fuerzas opositoras. Lo que importa para la Casa Rosada es el impacto dinámico que el resultado tendría a futuro en el ánimo de sus adversarios y en la opinión pública, más que la estática y formal distribución de bancas del Congreso que arrojaría el recuento de los votos.

Las idea dominante (basada en numerosos antecedentes, algunos muy recientes) es que las mayorías se construyen más sobre el poder real presente y las expectativas que por la pertenencia partidaria original de los elegidos.

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Peronistas como el mochilero Edgardo Kueider y su compañero de bloque Carlos “Camau” Espínola, o los legisladores tucumanos jaldistas son más que botones de muestra. A esa mercería también han hecho significativos aportes Pro y el radicalismo. Y prometen con seguir haciéndolo otros si al oficialismo le siguen soplando vientos favorables.

El fundamento que sostiene la táctica y la estrategia del mileísmo es la certeza de que seguirá siendo formalmente una fuerza minoritaria en el Congreso, aún cuando haga una muy buena elección como la que podría aspirar hoy.

Por lo tanto, para cambiar la relación de fuerzas y poder legislar y gobernar con menos (o nulas, si es posible) restricciones y así construir el escenario que se propone, el oficialismo libertario necesitará de algo más que del número de legisladores que surja de los fríos porcentajes electorales. Eso dependerá del sentido de que se dote al resultado, del significado que adquiera y del peso simbólico que logre darle.

Los antecedentes demuestran que para los gobiernos en minoría parlamentaria, las elecciones de medio término son relevantes tanto por su propia performance como por la de sus adversarios (internos o externos).

Las victorias del oficialismo de Néstor Kirchner, en 2005, y del de Mauricio Macri, en 2017, dejaron enseñanzas disímiles. Uno consolidó su proyecto y anuló construcciones opositoras. El otro abroqueló a sus adversarios y no expandió ni afianzó su propia alianza. Ganar no siempre implica imponerse.

El objetivo final libertario es, por lo tanto, construir a partir de las elecciones de 2025 una hegemonía, que es mucho más que una mayoría, capaz de concretar un cambio radical (el triunfo de la batalla cultural) que imponga no solo un nuevo sentido común sino que tenga su correlato institucional.

Reforma constitucional

En el final de ese camino se encuentra, casi por defecto, una reforma constitucional, como ya le ha anticipado Santiago Caputo a varios interlocutores. El propósito es borrar de la carta magna cualquier vestigio de constitucionalismo social para volver al proyecto liberal alberdiano original, alterado no solo por las reformas de 1957 y de 1994, que incluyeron nuevos derechos no solo individuales.

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También, el sueño libertario acuna la ilusión de quitar algunos principios surgidos de las reformas de 1860 y 1866, en particular en lo que refiere a la coparticipación. Que cada uno (empezando por las provincias) viva de lo que produce y exporta. Esa es la idea subyacente. Ni más ni menos, Aunque esté aún estado muy germinal, ya tiene sus promotores dentro del gobierno y entre algunos de sus formadores de opinión, sobre todo del ala económica. Otra idea de Nación.

Aunque Caputo diga abiertamente que “hay que volver a la Argentina de antes de 1916″ (nota al pie: cuando accedió al poder el primer Presidente elegido por el sufragio secreto y obligatorio), el retrofuturismo puede ir todavía más atrás. También podrían buscar revertir algunos importantes avances cívico-sociales fundacionales, impulsados hasta por otro prócer de los libertarios, como Julio Argentino Roca. Entre los ideólogos mileístas no escasean los que reniegan, por ejemplo, de la educación obligatoria, gratuita y común, no ya de la reciente ley de interrupción voluntaria del embarazo. ¿Quién cree que al mileísmo quiere cambiar solo la matriz económica?

La construcción electoral tiene ese norte aunque en lo inmediato asomen muchos ítems y tareas bastante más pedestres (y menos nobles), que no pueden eludir, aunque quisieran. El decisionismo personalista tiene limitaciones. Todavía.

La construcción en marcha de la fuerza oficialista en todo el país así como la cooptación de dirigentes y voluntades son tareas cotidianas a las que el trío metalero Javo-Kari-Santi les dedican tiempo, esfuerzo y recursos (con buenas y no tan bellas artes). De nuevo, Kueider, Espínola, los radicales con peluca, como Mariano Campero o flamantes exmacristas como el subjefe de espías Diego Kravetz pueden dar fe.

La consolidación de la identidad es un objetivo estratégico. Nada de lo que pueda poner en riesgo la nitidez del espacio libertario tiene cabida.

La construcción de alianzas solo podría tener lugar en la medida en que no puedan dejar dudas de que la orientación y el liderazgo son indiscutiblemente mileístas. Y de que son imprescindibles para asegurar el éxito mayor. Cualquier asociación que amague con desteñir el violeta está cancelada. Al menos, hoy. Lo explicitó ayer Milei: “Con Pro vamos juntos en todos lados o, si no, iremos separados”. Él fija las condiciones.

Esa es la encrucijada vital que enfrentan hoy Mauricio Macri y los que aún no dudan de su autoridad y liderazgo dentro del Pro. Son los que todavía esperan que las frías aguas del Nahuel Huapi esclarezcan al expresidente y le aporten el vigor y la motivación para la tarea política que le han visto flaquear últimamente. Otras actividades parecían haber concentrado su libido.

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Las esperanzas macristas de ser socios de los libertarios con derecho a voto en el directorio de la empresa dominante se van diluyendo día a día, con los logros macroeconómico-financieros del Gobierno, la defección de muchos de sus dirigentes y la desafección de una parte de sus votantes, cuya magnitud no logran dimensionar, a los que no les ofrecen identidad ni narrativa claras. Por eso, lo último es prioridad.

“En el primer trimestre de 2025 tenemos que definir y comunicar qué somos, dónde estamos y qué proponemos”, dice con más preocupación que ilusión una de las figuras a las que Macri suele escuchar.

El operativo de acoso con pretensiones de derribo encabezado por Karina Milei sobre el bastión macrista porteño aceleró los tiempos.

La posibilidad de que “El jefe” encabece una lista, sea en la ciudad de Buenos Aires o en territorio bonaerense, dejó de ser un especulación lejana, casi descartada, sobre la base de que la secretaria general de la Presidencia y soporte primordial de su hermano no dejaría ese lugar imprescindible para el Presidente.

La posibilidad de una candidatura testimonial, que nunca llegaría a asumir en el cargo para el que fue elegida, empieza a ser evaluada. La muy relativa contundencia con la que altas fuentes de la Casa Rosada niegan alguna probabilidad de esa alternativa alimenta sospechas en lugar de despejar dudas y temores.

El peronismo, en tanto, se asume como pocas veces en su historia como una fuerza en declive y casi naturaliza un escenario de derrota en 2025, salvo algunos exponentes que confían la vigencia de su pasado más que en la vitalidad de su presente y en su proyección a futuro.

El avance de la Justicia sobre Cristina Kirchner confunde a sus fieles, que ven ese proceso como un activo que la potencia a causa de la victimización. Pero el hechizo solo sigue teniendo efectividad sobre los creyentes, un núcleo duro en el que el piso y el techo se tocan. Axel Kicillof lo ve, pero por ahora no sabe, no puede o no se anima a cortar el cordón umbilical.

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El avance del Gobierno sobre la Corte Suprema, de cuyas formas y tiempos todavía no hay certezas definitivas, aunque sí de la intención, también va en línea con la construcción hegemónica.

“Necesitamos que nos asegure gobernabilidad”, expresan en el triángulo de hierro para justificar la embestida con la que se pretende imponer a los dos candidatos a jueces supremos designados por Milei. Una forma elegante de decir que no quiere trabas de ninguna índole. Una obviedad para cultores de verdades únicas. Sin apelación posible.

El gurú presidencial, que sigue ampliando su radio de acción y el círculo de consejeros, empezó a lustrar algunas manzanas con las que imagina tentar a gobernadores y senadores a los que imaginan dispuestos a pecar y a allanar el camino de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla hacia el cuarto piso de Tribunales. Inscriben en esa lista a varios que todavía no han sondeado, pero en los que imaginan disposición a escuchar propuestas siempre que incluyan atajos principistas (o morales),

Entre ellos anotan desde radicales como Alfredo Cornejo, quien comparte electorado con Milei, hasta mandatarios que están en las antípodas, como Kicillof.

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La estrategia implica un complejo entramado de operaciones en el que se busca hacer confluir intereses y necesidades. Estas van desde la oferta de lugares en una Corte ampliada para figuras cercanas a esos dirigentes y más que digeribles para el oficialismo hasta despejar espacios hoy cubiertos por personajes que los incomodan. Los supremos tribunales provinciales y las procuradurías generales entrarían en la negociación. La independencia de poderes no sería precisamente un objetivo a alcanzar en este operativo. Más real politik que nunca.

Todo sea por el proyecto hegemónico que vendría si se gana el plebiscito. Esa la película que se está rodando hoy. El final no está escrito. Y la foto de mañana es un futuro todavía demasiado lejano.

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Milei no será el primer presidente no peronista que lo intenta. También lo soñó Raúl Alfonsín en el fulgor de la primera mitad de su mandato.

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