POLITICA
LLA y el PJ afinan estrategias en PBA: la última gestión libertaria con el papa y el rol de los curas villeros
El oftalmólogo del papa Francisco y de Javier Milei la vio. Fue el que medió entre las Fuerzas del Cielo celestiales y violetas, cuando el León que había propuesto cortar relaciones con el Vaticano llegó a la Casa Rosada. El poder de la muerte. El Presidente pasó de llamarlo “maligno, imbécil, comunista” a “el argentino más importante de la historia”.
Para el caso de Cristina Kirchner, ni la monja Rosita Blanco, directora del Misericordia de Flores y de La Plata, donde el papa y la expresidenta fueron al colegio, pudo con ese pasado en común. Con él tomaba el té y de ella recordaba que todos los días la mandaba a lavarse la cara porque siempre iba maquillada.
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Hasta en el peronismo admiten que los Kirchner maldecían a Bergoglio. “La primera vez que estuve con Francisco en marzo del 2013 le dije que, como a Megafón, lo esperaban batallas celestiales. Se rio mucho y me dijo ‘Es mi libro preferido, me encanta Marechal’. Coincidimos en que ‘Megafón, o la guerra’, emblemática literatura de Leopoldo Marechal, era una de nuestras novelas preferidas. Esa era la primera vez que me reunía con él como papa”, fue el tuit de CFK para homenajearlo con la despedida final: “Te vamos a extrañar Francisco”.
La relación nació malparida. Néstor Kirchner nunca toleró las homilías punzantes del entonces Arzobispo de Buenos Aires. Después de humillar a los Duhalde en las urnas en 2005, los Kirchner inflados de omnipotencia participaron por primera y última vez de la misa del 25 de Mayo. Fue en 2006. Bergoglio fue Bergoglio. Criticó la “manipulación y la prepotencia”. Y los Kirchner fueron los Kirchner.
Hay una sola foto magistralmente retratada por el ojo de Víctor Bugge, el fotógrafo presidencial. Pura tensión. Néstor Kirchner aprieta la mano de Bergoglio y Cristina, detrás, apiña la mirada. La senadora llevaba un vestido inusual: una especie de sotana acampanada color obispo. Después, ambos cruzarían hasta la Plaza de Mayo para la primera y rotunda demostración de fuerza K ante 150 mil personas. Era el bautismo del poder kirchnerista. Frente al aparato peronista arrebatado al duhaldismo, CFK cambió la túnica por un trench de cuero marrón.
Hubo otra foto: el matrimonio presidencial abrazado frente a la multitud. Tanto gustó la foto que Giselle Fernández, la hermana de Cristina, irrumpió sorpresivamente y secretamente en el diario Hoy de La Plata para pedir una copia. La directora mandó a imprimir tres para entregarlas en un sobre papel madera. En rigor, era una foto de Télam. Las vueltas: poco queda de la agencia de noticias estatal, y la actual responsable del grupo de medios Hoy, María José Scottini, aparece en un video entregándole 25 mil dólares al presidente de San Lorenzo, el club de los amores de Francisco.
Para explicar en un examen el encono de los Kirchner con Bergoglio hay que sacar dos bolillas: Joaquín Piña y los curas villeros en el conurbano bonaerense.
En 2006, el obispo de Iguazú encabezó el frente “Unidos por la Dignidad” como primer convencional constituyente y derrotó a la lista del gobernador de Misiones Carlos Rovira, que buscaba habilitar la reelección indefinida para perpetuarse en el poder con el apoyo de Kirchner. La intervención en política de Piña contaba con el impulso del Arzobispo de Buenos Aires. El “plan Misiones”, frustrado por Bergoglio, iba a ser replicado en otras provincias e incluso ¿en la Casa Rosada?

Impotente, Kirchner tuvo que desistir del pedido de reelección de Felipe Solá en la determinante provincia de Buenos Aires, implantar a Daniel Scioli como sucesor bonaerense y diseñar el plan 4×4: un mandatado presidencial intercalado con Cristina Kirchner para llegar a los 16 años de kirchnerato. La explicación de por qué Axel Kicillof está muy cerca de romper con la expresidenta es que el plan tiene segunda temporada. Cristina y Máximo Kirchner quieren intentarlo a partir de 2027.
Cuando los Kirchner entendieron que el poder estaba en el conurbano, Bergoglio ya venía alentando a los curas villeros. Desde la crisis de 2001, el paco hizo estragos. La retirada de los punteros tuvo como correlato la presencia cada vez más urgente de los sacerdotes en los barrios marginados. Unidad básica que cerraba, parroquia que abría. Hoy ya son 100 los curas villeros y hay 200 Hogares de Cristo, que con el apoyo de Cáritas y el auspicio de Francisco, asisten contra las adicciones. “Reciban la vida como viene, sin preguntar” y “trabajen cuerpo a cuerpo” fue el mensaje que recibieron del papa. En el peronismo sintieron una competencia.
Otro dato significante. En 2007, tuvo lugar un hecho bastante excepcional. En Aparecida, Brasil, todos los obispos latinoamericanos protagonizaron la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño (CELAM), también conocida como Conferencia de Aparecida. Fue inaugurada por el papa Benedicto XVI y la redacción final estuvo a cargo de Bergoglio, que llevó como mano derecha para esa misión a Víctor “Tucho” Fernández. Cuando lo nombraron, el papa le obsequió a Cristina Kirchner ese documento para “que pesque de qué va lo cosa”.
Víctor “Tucho” Fernández es el delegado de Francisco en la provincia de Buenos Aires. Pasó de cura raso a rector de la Universidad Católica. De Arzobispo de La Plata en 2018 a cardenal en 2023, designado prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Es uno de los cuatro argentinos que elegirán al próximo papa.
“Tucho” Fernández fue una bisagra en el Arzobispado de La Plata, con un poder equiparable al de un gobernador. Hasta entonces había sido liderado por el ultraconservador Héctor Aguer. Fue clave para que Bergoglio recibiera en junio pasado a Kicillof en el Vaticano. La relación había tenido un comienzo frío. “Vos sabés que el Gobernador vino como candidato, pero después no apareció más”, fue el comentario que un peronista recibió en la Catedral de La Plata. Ahora Kicillof y Tucho Fernández son cercanos. Bergoglio siempre priorizó la amistad con Juan Grabois. “Que los de La Cámpora no vengan más”, decía en el último tiempo a un círculo muy íntimo.
El actual arzobispo de La Plata Gustavo Carrara viene de la Pastoral de las Villas. Hace tres años, recibió a un obispo italiano, enviado por Francisco, que traía una donación para los Hogares de Cristo. Una de las recorridas para conocer la obra los llevó a “la casa de las chicas trans”. “Hola, padre, qué linda visita”, los recibió una de ellas. Entonces, optaron por no publicitar las fotos porque “la Iglesia aún no está preparada”. El papa empujaba el cambio desde el llano.
La última visita oficial de un político argentino al papa fue la de Sebastián Pareja, el armador de Karina Milei en la provincia de Buenos Aires, en diciembre. Fue una gestión de deshielo después del plantón del canciller Gerardo Werthein al Vaticano en el aniversario de la mediación del cardenal Antonio Samoré en el diferendo por el canal de Beagle. La reacción del Gobierno fue después de que el papa criticara “en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta” por el accionar de las fuerzas de seguridad en la marcha contra la suspensión de la movilidad jubilatoria.
Kicillof busca acercarse a los curas villeros. Milei sabe que no cuenta con ellos desde la misa en contra durante la última campaña. El Presidente sí tiene a la Iglesia Evangelista y a Kristalina Georgieva, que dijo: “Domésticamente, el país tendrá elecciones en octubre y es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio. Hasta ahora no vemos que ese riesgo se materialice, pero insta a la Argentina a mantener el rumbo”. Desde Cristina Kirchner a Kicillof se persignaron y saltaron con un “vade retro”.
El martes tienen una estación clave en el vía crucis en el que alguno de los dos será crucificado. El kicillofismo intentará torcerle la pulseada por el cronograma electoral. Hay un plan. Será el “Megafón, o la guerra” bonaerense. Francisco podría devolverle a CFK: “te espera tu batalla terrenal”.
Elecciones 2025
POLITICA
Sorpresivo cierre de Rodríguez Larreta en el debate porteño: “Quiero volver a ser jefe de Gobierno”

En el minuto y medio de cierre del debate legislativo, el candidato a legislador porteño por la lista “Volvamos Buenos Aires” sorprendió con su declaración de cara a los comicios del próximo 18 de mayo. Aseguró, entre otras cosas, que su deseo es volver a estar al frente de la Ciudad de Buenos Aires. “Quiero volver a ser jefe de Gobierno”, admitió.
Si bien el debate giró en torno a las propuestas de los candidatos de las distintas listas partidarias, el ex intendente de CABA hizo una breve mención de sus intenciones. Remarcó que durante su gestión lo que prometió lo cumplió y volvió a apuntar contra la actual gestión administrativa del PRO, encabezada por Jorge Macri.
“Todos vemos hoy cómo está la Ciudad, no es lo que era”, dijo, y reiteró su apreciación sobre la jurisdicción que gobernó desde 2015 hasta 2023. “Está sucia”, sostuvo. Al mismo tiempo se diferenció de sus ex compañeros de bloque señalando que “obra que empezó en la ciudad, obra que terminó”, y apuntó: “500 días, cero obras”.
También se refirió a los problemas de inseguridad. “La gente tiene miedo, parece el conurbano”, ironizó. Al mismo tiempo, criticó al resto de los candidatos que durante el debate -que se extendió durante 3 horas- acudieron a chicanas, peleas políticas y acusaciones. “Los políticos una vez más mirándose el ombligo”, expresó.
“Yo aprendí, lo mío es estar cerca, es escucharlos, me ven en sus barrios. Buenos Aires lo que necesita es menos política y más gestión”, aseguró minutos antes del sorpresivo anuncio, que guardó para el cierre.
En el transcurso de la jornada que se emitió por el canal de la Ciudad, el ex integrante del bloque amarillo lanzó sus propuestas y, a su turno, respondió a las inquietudes de sus opositores. Comenzó agradeciéndoles porque están “haciendo campaña elogiando las obras” de su gestión como alcalde porteño.
“Básicamente, porque no tienen una sola para mostrar de la gestión de Jorge Macri. Lo único que inauguró es una plaza en Santa Rita que yo empecé el proyecto, lo armamos con los vecinos y lo terminaron ellos”, había dicho minutos antes sobre su sucesor.
“Todos los partidos que lo acompañaron, el radicalismo, Coalición Cívica, el socialismo y Confianza Pública, ninguno está. Yo estoy con los vecinos, a los que traicionaron, diciéndoles que se iba a poner en crisis todo lo que se estaba haciendo”, dijo de manera contundente sobre el primo de Mauricio Macri.
Sin embargo, la representante del espacio Evolución, Lula Levy, lo cuestionó por su rol en la designación del actual jefe de Gobierno: “Horacio, te voté, pero me decepcionaste. Vos trajiste a Jorge Macri del conurbano. Hace un año y medio que estabas callado”, le recordó la postulante del espacio de Martín Lousteau.
Luego, Larreta continuó enumerando sus prioridades en seguridad, educación, más obras y una fuerte inversión en Inteligencia Artificial. Completó su listado con lo que consideró lo más importante de su propuesta: “Que en la Ciudad haya alguien que se ocupe de los vecinos, que trabaje”.
La programación comenzó a las 20 y se extendió hasta las 23. Al tratarse de un debate obligatorio, participaron los 17 candidatos.
Entre ellos, Silvia Lospennato (PRO), Manuel Adorni (La Libertad Avanza), Leandro Santoro (Es Ahora Buenos Aires), Horacio Rodríguez Larreta (Volvamos Buenos Aires), Ramiro Marra (Libertad y Orden), Lucille Levy (Evolución), Paula Oliveto Lago (Coalición Cívica), Vanina Biasi (Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad), Alejandro Kim (Principios y Valores).
También Yamil Santoro (Unidad Porteña Libertaria), Juan Manuel Abal Medina (Justa, Libre y Soberana), María Eva Koutsovitis (Confluencia por la Unidad y la Soberanía), Ricardo Caruso Lombardi (Movimiento de Integración y Desarrollo), Federico Winokur (La Izquierda en la Ciudad), César Biondini (Frente Patriota Federal), Marcelo Peretta (Remedios para CABA) y Mila Zurbriggen (El Movimiento-Nueva Generación).
POLITICA
Una imagen que puede cambiarlo todo en la UCR bonaerense

Hace tan solo unas horas se registró una foto de un encuentro que puede ir marcando la cancha en cuanto a la reconfiguración del escenario político bonaerense, específicamente el de la Unión Cívica Radical (UCR), de cara a un dinámico cronograma electoral.
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Se trató de una reunión, por demás sugestiva, entre el gobernador Axel Kicillof y el exdiputado nacional y principal referente de la Corriente de Opinión Nacional (CON), Federico Storani, en una confitería céntrica platense a menos de doscientos metros de la gobernación.
Desde ambos entornos deslizan que este encuentro fue ocasional y que tal establecimiento gastronómico suele ser sede de habituales incursiones para una pausa en su gestión, en el caso de Kicillof, y como una suerte de ordenamiento de papeles académicos para el líder radical, después de dar clases en la facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Esa casualidad hizo que ambos se cruzaran, se reconocieran y se pusieran a dialogar sobre actualidad política durante unos pocos minutos y, obviamente, estuvieron presentes temas tales de agenda como la muerte del Papa Francisco o las polémicas declaraciones de la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, según trascendió.
Lo importante no es tanto ese temario, aunque sí, la predisposición de ambos a charlar en un contexto electoral que, en otros años, los tendría alejados a varios kilómetros de distancia. Y más allá de las complicaciones que puede tener Kicillof -en su duelo sin pausa con la agrupación La Cámpora de Máximo Kirchner– es inquietante conocer si esta foto puede surtir efecto puertas adentro de un Unión Cívica Radical (UCR) bonaerense que, por el momento, quedó de hecho acéfalo y a la deriva.
En una situación de profunda incertidumbre, las elecciones de octubre para el comité provincia no sólo no arrojan un ganador, sino que se judicializó al extremo el conflicto entre ambos sectores que compitieron por ese trofeo. En el sector de la oposición partidaria se encuentran las líneas de Evolución, que comanda el diputado Pablo Domenichini; la Vergencia, de Juan Manuel Casella; el manismo, de Facundo Manes; y, obviamente, la CON, de Federico Storani. Este último no tuvo problemas en dialogar con Kicillof aunque quieran meterlo en un complicado entramado donde pueden acusarlo de ser funcional a la interna del kirchnerismo, en donde el gobernador se juega una pulseada importante nada más que contra su mentora y expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
En un clima en el que el radicalismo no tiene conducción formal ni visible, aparecen los referentes históricos con su capital simbólico y con su trayectoria. Asimismo, Storani, desde los inicios del gobierno de Javier Milei se manifestó, sin titubeos, como un tenaz opositor y se colocó en algunas de las baldosas de esa vereda que también ocupa el mandatario provincial.
La decisión de Kicillof de elegir a Storani como un interlocutor le está dando, en principio, un importante sentido de utilidad para la construcción de, al menos, un espacio común de miradas y análisis, aunque se esté muy distante de algún armado electoral. Por lo pronto, Storani fortalece su protagonismo no sólo en el radicalismo opositor, sino en la política provincial, constituyéndose en un nexo clave para futuras acciones políticas, tales como la puesta en agenda de temas importantes.
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
UCR, Federico Storani, Cristina Fernández de Kirchner, La Cámpora, Máximo Kirchner, Facundo Manes, Papa Francisco, Axel Kicillof, Juan Manuel Casella, Unión Cívica Radical, Kristalina Georgieva, Pablo Domenichini, Javier Milei, Corriente de Opinión Nacional
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Diez momentos salientes del debate entre los candidatos a legisladores porteños

El debate de los candidatos a legisladores porteños abundó en cruces, críticas y algunas propuestas. Los principales candidatos protagonizaron momentos altos de la pelea discursiva, pero también algunos aspirantes menos conocidos aprovecharon sus oportunidades para hacerse notar. Desde la “lástima” que sintió Horacio Rodríguez Larreta por el estado de la ciudad, a los recuerdos de Juan Manuel Abal Medina de su alumna Silvia Lospennato, pasando por las diatribas de Manuel Adorni contra los “comunistas” y zurdos», el debate tuvo una variedad de instantes para rescatar.
En el comienzo del debate, cuando los candidatos se presentaban, Horacio Rodríguez Larreta afirmó que la ciudad de Buenos Aires le daba lástima, al compararla con los momentos de sus gestiones como jefe de gobierno porteño. “Vos me conocés. Trabajé 16 años para vos en la ciudad. Lo mío es la gesitón. Yo resuelvo problemas y me ocupo de lo que me pedís. Recordamos la ciudad que era y vemos la que es hoy, no es lo mismo. Nos da lástima”, señaló el candidato de Volvamos Buenos Aires. Regresó sobre el argumento de que la ciudad “está sucia”, sostuvo que hay “cero obras” y que el territorio porteño “se parece al conurbano”. No fue su única intervención contra la administración de Jorge Macri. Dijo que el jefe de gobierno le mintió a los porteños cuando prometió continuar lo hecho por su antecesor, que “se quedó solo” y le agradeció “porque hace campaña elogiando las obras” de sus mandatos en el gobierno porteño.

El director técnico Ricardo Caruso Lombardi tuvo varios momentos de protagonismo, con un discurso llano que alternó las alusiones al fútbol (es un veterano entrenador con pasado en el ascenso y la primera división) y algunas propuestas de gestión, como construir una cárcel sobre el Río de la Plata. Al comenzar el intercambio, el postulante del MID, al que llegó por Oscar Zago, apeló al reciente despido del técnico de Boca Juniors, Fernando Gago. “Soy ciudadano. Los políticos no tienen idea de lo que es ser ciudadano. Siendo ciudadano, conocés más cosas que ellos no conocen. Es el tiempo del cambio, la gente tiene para elegir. Acá se maneja todo con resultados; si no, preguntale a Gago, que por un partido se tuvo que ir”. Más adelante, afirmó que no le sorprendían las peleas que se daban entre los candidatos en el debate y que, con esa actitud, en la Legislatura, no iba a salir ninguna ley.

En los tramos de preguntas a los candidatos, se produjeron cruces picantes, como el que protagonizaron Leandro Santoro, postulante de la alianza peronista Ahora Buenos Aires y Lucille “Lula” Levy, de Evolución, el espacio del senador Martín Lousteau. Luego del tramo de las propuestas que encaró la candidata radical, Santoro le espetó: “Mirá, Levy. Si no hubiera sido porque Lousteau dio quorum, no se hubiera aprobado la Ley Bases”. Levy le respondió: “Santoro, no soy Lousteau, soy Lula. ¿De qué sensibilidad hablás, si vos sos el kirchnerismo que cortó los fondos para la ciudad? Mientras nosotros, en la UBA, éramos voluntarios para dar vacunas para la ciudad, ustedes armaban una fiesta en Olivos y estaban montando un vacunatorio VIP”. A Levy, por radical, también la compararon con el propio Santoro. Fue Alejandro Kim (Principios y Valores) el que hizo el paralelismo.

Las “herencias” de los espacios políticos se volvieron un argumento de la pelea entre dos de los candidatos a legisladores que participaron del debate. Fueron Yamil Santoro (Unión Porteña Libertaria) y César Biondini (Frente Patriota Federal). El primero que apeló a ese recurso fue Biondini, quien chicaneó a Santoro. “Heredaste la banca del exmarido de Pampita [por Roberto García Moritán]. ¿Tu lista compite de verdad o sos testaferro de Jorge Macri?”, dijo el hijo del varias veces candidato a presidente Alejandro Biondini. “Hablando de heredar, habla el hijo de un nazi que heredó el partido y heredó el kiosco familiar”, le retrucó Santoro, en alusión al sello partidario de Biondini. Más adelante en el debate, Biondini volvió con el tema y redobló el ataque. “Ñoqui, heredero del exmarido de Pampita, testaferro de Jorge Macri”, fueron las últimas líneas contra Santoro.

Silvia Lospennato (Pro) se presentó como una candidata con “experiencia” y enumeró algunas cuestiones de gestión que atribuyó a Pro en la ciudad y que valoró especialmente. Pero, cuando se refirió a los piquetes, le salió al cruce Manuel Adorni, el vocero presidencial que quiere llegar a la Legislatura porteña. “Así como terminamos con los piquetes y las ranchadas, vamos a terminar con los trapitos”, se envalentonó la actual diputada nacional. Adorni estaba entre los tres candidatos que esperaban su turno para hacerle preguntas. Entonces, aprovechó: “Con los piquetes terminamos nosotros, con Patricia Bullrich y Sandra Pettovello. ¿Qué considerás que hicieron mal para que el kirchnerismo tenga la posiblidad de volver y hacer pelota al país?”, inquirió, en alusión a la derrota de Mauricio Macri en 2019. Lospennato le dijo que Pro le ganó “nueve elecciones al kirchnerismo” e irá por la décima victoria.

Aunque tuvo gestos de acercamiento a Manuel Adorni, la agenda de Ramiro Marra (Ucedé) fue de mano dura contra la delincuencia callejera. “Basta de trapitos, basta de fisuras, basta de todos esos que creen que son dueños de la calle”, dijo en su presentación. “Fisuras que nos pueden matar de un minuto a otro”, agregó al cierre. Cuando le tocó sintetizar sus propuestas, abundó en conceptos similares. “Tenemos que poner el enfoque en terminar con actores de la vía pública que nos ponen en riesgo, por ejemplo, los fisuras. Vamos a poner una contravención para que no puedan estar actuando de manera sospechosa, ni durmiendo en la calle”, aseguró. Yamil Santoro lo acusó de copiarse sus propuestas; Abal Medina le pregunto si tenía “corazón”, y Federico Winokur (La Izquierda en la Ciudad), le dijo que sus ideas son “un asco”. Marra pidió dejar “de romantizar la pobreza”.

Paula Oliveto (Coalición Cívica) exprimió el discurso por la transparencia que caracteriza a la fuerza de Elisa Carrió, pero esa postura le valió algunos cuestionamientos. “Vamos a estar observando el contrato de la basura. La gente sabe que sé leer los contratos y dónde están los desvíos. Me van a tener que explicar los 12.000 millones de pesos en publicidad. Sé legislar, sé controlar”, se promocionó la diputada nacional. La chicaneó Yamil Santoro. “La Coalición Cívica supo ser un espacio que luchaba contra la corrupción. Después, vinimos nosotros y nos convertimos en los líderes”, le espetó. Oliveto echó a reí. “Admiro tu autoestima”, lo chicaneó. “La última denuncia que hicimos fue la de [el exministro de Transporte bonaerense, Jorge] D’Onofrio. Esa mafia se está desarmando gracias a nosotros”, le contestó Oliveto.

Por distintos frentes, Leandro Santoro quedó en medio de varias turbulencias. En su pasaje de propuestas, abundó en críticas contra el gobierno porteño, en particular al hablar de contratos de empresas con la Ciudad. “Buenos Aires está más sucia, más degradada. El contrato de la basura representa el 7% del presupuesto, limpiar la ciudad de Buenos Aires sale cuatro veces más caro que lo que sale limpiar la ciudad de Madrid. La discusión tiene que ser controlar a estas empresas tercerizadas, como lo hicimos con las grúas”, dijo el postulante del kirchnerismo. Adorni y Oliveto lo cruzaron. “En 2021, fuiste candidato con Alberto [Fernández]; en 2023, con [Sergio] Massa. ¿No te da vergüenza ser kirchnerista?”, le preguntó Adorni. Oliveto le dijo que “el kirchnerismo odia la ciudad porque más del 70% no los votó ni los va a votar”. Santoro respondió que “Milei y [Mauricio] Macri se quieren quedar con la ciudad”.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, llevó al debate porteño varios de los caballitos de batalla discursivos de La Libertad Avanza. Sus intervenciones abundaron en “comunistas” y “motosierras”. Cuando le tocó preguntarle al candidato de La Izquierda en la Ciudad, Federico Winokur, dijo que no le haría consultas porque “un comunista no tiene idoneidad para ocupar ningún cargo público”. De todos modos, le dedicó: “Agradecerte cuando me dedicaste el quinto campamento anticapitalista, que aceptaban Mercado Pago”.

Más adelante, prometió motosierra y cerrar el Canal de la Ciudad, donde se hizo el debate: “El Canal de la Ciudad es un gran ejemplo: se gastan 4500 millones de pesos por año en algo que los porteños no tienen por qué afrontar con sus bolsillos. Tiene un millón de dólares más que hace 17 años”.

El debate trajo recuerdos para algunos protagonistas, como Juan Manuel Abal Medina, criticado por Silvia Lospennato, que fue su alumna, según él indicó en el fragor de los cruces. “Fuiste funcionario de Néstor Kirchner, jefe de Gabienete de Cristina y senador. ¿Por qué La Cámpora y [Juan] Grabois le pusieron sus candidatos a Santoro y no en tu lista?”, acicateó la diputada. “Silvia: fui tu docente, pero te siento defendiendo la gestión de Jorge Macri, diciendo que a los pobres hay que limpiarlos. Esas personas que están en la calle están por el abandono y por las políticas de ajuste que defendés en el Parlamento. No te escuché peleando, y encima votaste en contra de la comisión que tenía que investigar el critpoescándalo. ¿En qué te has convertido, Silvia?”, le retrucó, en un cierre que rememoró una frase de Mauricio Macri contra Daniel Scioli en el debate de 2015.