El último domingo, Sergio Tomás Massa ultimaba detalles para el balotaje. Hacia el mediodía, el ministro y candidato peronista se enfocaba, con un núcleo reducido de personas, en las prevenciones que debía tomar: el debate arrancaba con el eje temático de la economía y el sorteo había otorgado a Javier Gerardo Milei el primer turno para hablar. En el equipo que acompañaba a Massa estaban su esposa Malena Galmarini, el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, el porteño Juan Manuel Olmos, su vocero Santiago García Vázquez y Juan Andreotti, el joven intendente de San Fernando, cada vez más influyente en el entorno massista. Todos le recomendaban respuestas defensivas y el catalán Rubí ensayó un speech de «futuro», un modo esperanzado de no hablar del presente, o sea de inflación, pobreza, espionaje y otras cuestiones que el candidato oficialista debía surfear esa noche. Massa escuchaba a todos y asentía, pero su cara era de fastidio: nada le cerraba y quedaban pocas horas para la noche decisiva, que terminaría alcanzando un pico de 48 puntos de rating, entre las señales abiertas y de cable.

A las 16, Massa propuso un break y se tiró a dormir en uno de los sillones de sus oficinas de la Avenida del Libertador, a pocas cuadras de la Facultad de Derecho, sede del debate. El tigrense se levantó de la siesta y sorprendió a todos con su cara sonriente, en Modo Tajaí: “Listo, no me digan más nada. Ya sé lo que voy a decir…”. Las caras de los demás mostraron sorpresa. Y preocupación. “¿Confían en mí? Contesten: ¿por sí o por no?». Alguno, apresurado, contestó «Sí, claro», pero nadie entendía nada. «Pero, ¿qué se te ocurrió?», insistió uno. Massa se reía y repitió “¡Por sí o por no!. No importa, confíen en mí, no se preocupen», dijo y no reveló más. Horas después, cuando Milei intentó cruzar al ministro-candidato con la marcha de la economía, el más profesional de la política (por lo bueno y por lo malo del concepto) mostró que iba a desafiar hasta el final a quienes vaticinan que un titular de la cartera económica no puede ser competitivo electoralmente con una inflación anual del 142%. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios..

En el campamento mileísta sienten que se repusieron del debate y del coletazo de las denuncias de toses mal intencionadas, que el líder libertario denunció en un raid mediático posterior. En la mañana del lunes, Milei habló más de una hora por Radio Continental y luego, lo hizo por Mitre y Rivadavia, donde confesó que no durmió post debate, pues a las 3 y media de la mañana estuvo trabajando en su programa de gobierno con quien sería su jefe de Gabinete, el gerenciador Nicolás Posse. Ya pasado el debate, en el team de La Libertad Avanza, se enfocaron en la fiscalización, donde aparecieron ruidos con los enviados de Mauricio Macri para ajustar ese rubro, donde ven que compulsarán con el experimentado peronismo. «Mauricio nunca se involucró tanto en la fiscalización, ni cuando él era candidato», reconoce uno de los alfiles designados para ese fin por el expresidente. Los macribullrichistas han mantenido discusiones con Guillermo Ferraro, el dirigente mileísta con paso por la consultora KPMG que suena como el eventual ministro de Infraestructura y Transporte de los libertarios. Ese rol lo ocupa junto a Sebastián Parejas, con quien ha tomado la función que dejó el ¿periodista? Carlos Kikuchi. En LLA, más allá de haber participado de dos simulacros de elecciones antes de la PASO, otros dos antes de la elección general y uno más antes del balotaje, ya preparan un operativo para denunciar irregularidades en la elección desde la primera hora de la mañana. Para eso, el libertario y los suyos confían ese operativo «Fraude» a Santiago Viola, un joven pero curtido abogado que es el hombre de confianza de Milei en los asuntos judiciales. Viola es hijo de la abogada Claudia Balbín, representó a la familia de Lázaro Baez, fue acusado de operar contra el juez Sebastián Casanello y se lo señala como muy vinculado al mundo de la AFI y sus canales subterráneos. La casta sana…

Mientras tanto, los nombres de eventuales funcionarios de cada campamento están a la hora del día. Horacio Rodríguez Larreta retomó y luego, puso en stand by sus charlas por chat con Sergio Massa. Luego de una fuerte discusión (donde el jefe de Gobierno culpaba al ministro de «bancar la experiencia Milei»), Larreta recibió la oferta de Massa para ser su ministro de Economía. Algo que el peronista blanqueó en una cena con 8 importantes empresarios. Larreta rechazó el convite. Cerca del hombre del PRO le aconsejan aceptar, pero la poltrona de Canciller. Además, para un nuevo Ministerio de Educación, Ciencia y Técnica, Massa quiere a Facundo Manes. Cerebros, alerta… Mientras tanto, Patricia Bullrich tiene sus propias sugerencias para Milei: Federico Pinedo, ministro de Defensa y Luis Petri, ministro de Seguridad. En tanto, las malas lenguas agregan a Carlos Alberto Tonelli Banfi para la AFI, un hombre que pasó con algún ruido por la gestión nacional de Cambiemos y al que vinculan con Silvia «La Turca» Majdalani. Cuánta tensión en el ambiente…