Javier Milei dio un extenso discurso este viernes a la noche en la Bolsa de Comercio de Rosario. Allí confirmó que vetará totalmente la reforma jubilatoria que aprobó el Senado y hasta adelantó algunas líneas del Presupuesto que debe presentar en el Congreso en el próximo mes. Pero también dejó algunas frases de su estilo, explosivo y punzante. A Martín Lousteau lo llamó «kirchnerista de closet», dijo que no se le pegaron «costumbres raras» de Alberto Fernández en el sillón de Rivadavia e hizo una mención a su propia pareja, Amalia «Yuyito» González.

Uno de los tramos en los que se mostró más efusivo llegó cuando faltaban 10 minutos para el final de su intervención. Habló de golpistas y, en esa sintonía, apuntó contra «la casta del poder legislativo» que le niega «fondos para tareas de inteligencia», en referencia al rechazo que recibió el DNU que le da 100 mil millones de pesos en fondos reservados a la SIDE.

«En un país que recibió dos atentados y siendo amenazado por un país que cometió uno de los ataques. Voy a tener que confiar un poco más en las fuerzas del cielo para que no me pase nada», acotó con humor.

Pero después se puso serio. «Dicho sea de paso, si me pasa algo, es responsabilidad de ellos. Sobre todo cuando armaron la bicameral poniendo a un kirchnerista de closet y otros dos kirchneristas que son corresponsables del Pacto con Irán, o sea de quien puso la bomba en Argentina», se enojó Milei.

El «kirchnerista de closet» es Martín Lousteau, que esta semana quedó como presidente de la Comisión Bicameral de Inteligencia. Los otros dos son Leopoldo Moreau (Unión por la Patria), vicepresidente, y el senador Oscar Parrilli (Unión por la Patria), secretario de la comisión.

Más tarde hubo una mención a su flamante pareja, al mismo tiempo que una alusión al video de Tamara Pettinato con Alberto Fernández. «Voy a terminar estos cuatro años, voy a ser reelecto y voy a hacer que Argentina se ponga de pie», arrancó ese tramo Milei. Hubo aplausos. «Pero como yo lo miro como un trabajo, no estoy pensando en eternizarme… Por suerte el sillón de Rivadavia mucho no lo uso», dijo con mímica acorde, coronado con más aplausos y una sonrisa.

«No se me pegan costumbres raras», siguió el Presidente. «Debo confesar que soy paleolibertario y, además, muy afortunado», concedió el mandatario, con mirada cómplice a la primera fila, desde donde lo miraba Yuyito González, sentada entre Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, y Romina Diez, diputada nacional.

Ella correspondió con sonrisa y mirada cómplice. Él continuó con el doble filo. «Para los que no saben, los paleolibertarios son libertarios conservadores, o sea que somos monógamos y esas cosas. Pongo subtítulo porque el barrio entiende, pero no todos están obligados», añadió Milei.

Más temprano, en el demorado ingreso al recinto de la Bolsa de Comercio, el locutor había pasado por alto la presencia de Yuyito González, sin cargo estatal.

«Ingresa al salón el señor Presidente de la Nación Argentina, el doctor Javier Milei. Lo acompañan la secretaria general de la presidencia, la licenciada Karina Milei; el vocero presidencial, licenciado Manuel Adorni; la diputada nacional por Santa Fe Romina Diez. Tomen asiento, por favor», apuntó el locutor, que omitió mencionar a la ex vedette, que había entrado detrás de Karina Milei y de Romina Diez y por delante de Adorni.

El discurso del Presidente se extendió por una hora y 40 minutos, a pesar de las vicisitudes de la jornada en Rosario. Ocurre que a la tarde, horas antes de la llegada de Milei, hubo amenazas de bomba contra la Bolsa de Comercio -escenario de su aparición- y contra el aeropuerto rosarino.

Rápidamente se desplegó el protocolo de seguridad y las autoridades ratificaron que se haría el acto por el aniversario de la Bolsa de Comercio. Pero los inconvenientes obligaron a doblegar el operativo de seguridad y hasta demoró el aterrizaje del Presidente en la ciudad santafesina.

Estaba previsto que su discurso comenzara a las 18.30. Pero, tras las amenazas, recién aterrizó en uno de los aviones presidenciales a las 19.10. Desde el aeropuerto rosarino lo llevaron en helicóptero a la costanera, desde donde llegó a la Bolsa de Comercio pasadas las 20.10.

Para entonces Maximiliano Pullaro estaba terminando su propio discurso, sin el mandatario nacional en la sala.