Cientos de miles de manifestantes en toda Francia reclamaron hoy la destitución del presidente Emmanuel Macron.

Las principales ciudades del país se vieron colmadas de personas que reaccionaron en contra del nombramiento de un político conservador como nuevo primer ministro tras las últimas elecciones legislativas celebradas en julio.

El nuevo premier se llama Michel Barnier, y es de la formación política de centro-derecha llamada Los Republicanos, una fuerza minoritaria en la Asamblea Nacional francesa que se debilitó aún más luego del último proceso electoral.

La designación de Barnier por Macron generó un gran descontento en la izquierda nucleada en el Nuevo Frente Popular, liderado por el periodista Jean Luc Melenchón, que había quedado como primera fuerza en dicha elección pero sin alcanzar una mayoría que hubiera condicionado de mayor manera al macronismo, que quedó segundo tras una recuperación de votos en la segunda vuelta con la que supero a una ultraderecha victoriosa en primera vuelta pero que se desplomó en el balotaje.

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Se especulaba en la opinión pública francesa que la nueva relación de fuerzas empujaría al debilitado macronismo a pactar con la izquierda, que nuclea a un amplio abanico de partidos que van desde La Francia Insumisa de Melenchón hasta el Partido Comunista Francés y los trotskistas pasando por el mas bien moderado Partido Socialista del ex presidente François Hollande.

Sin embargo, las negociaciones se dilataron en el tiempo y ningún acuerdo fue posible debido a la incompatibilidad en las agendas políticas de cada espacio, pues el Nuevo Frente Popular tiene una postura anti-neoliberal y pretende reformas redistribucionistas, mientras que Macron busca la consolidación de una economía neoliberal más allá de ciertas estatizaciones empujadas por las circunstancias de empresas de servicios públicos o controles de precios impulsados frente a una inflación persistente.

Los manifestantes de las marchas del día de hoy, organizadas por la izquierda y los sindicatos, plantean que lo que hizo el presidente francés fue antidemocrático y es un ”golpe de fuerza” ya que se trata de un acuerdo entre formaciones que son minoría en el parlamento y no está apoyado por una mayoría.

Por lo tanto, la movida política efectuada por Macron abre las puertas a una potencial moción de censura contra el nuevo primer ministro si es que la izquierda, primera minoría, y la ultraderecha, tercera minoría, se ponen de acuerdo para tumbar a Barnier.

De suceder algo así, el presidente galo se encontraría aún más debilitado y sin más margen de maniobra que llamar a elecciones presidenciales anticipadas faltando tres años para la finalización de su mandato como jefe de estado.