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POLITICA

Milei sigue en alerta por el conflicto universitario y comparte con el Gabinete su visión sobre el desempleo

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Mientras leés esta columna, cientos de llamados, visitas domiciliarias y consultas online se están haciendo bajo una sola idea: medir el impacto que tiene el conflicto con las universidades en la imagen del Presidente. Determinar si en la radiografía de esa multitud que salió a marchar en defensa de la educación pública en toda la Argentina, hay un porcentaje consistente de jóvenes que empujaron la llegada de Javier Milei al poder. Saber si el resultado de este movimiento masivo en las calles fue, como le gusta decir al libertario, un juego de suma cero donde lo que él pierde se lo lleva otro o, como parece suceder en este momento, lo que él pierde, no se lo lleva nadie. Y eso abre, claro, otras preguntas que todavía no tienen respuesta.

Las consultas de los sondeos buscan otras definiciones también: ¿cuál es su evaluación de la Universidad Pública? ¿Cuál es su nivel de acuerdo o desacuerdo con que se ajusten las partidas presupuestarias? ¿Cuál es su opinión sobre auditarlas? Son inquietudes que el Presidente quiere conocer en detalle. La peligrosa tentación de insistir. A fines de esta semana todavía agradecían que en el escenario de los discursos del martes, no hubiese estado sola Piera Fernández, la estudiante que preside la FUA, sino toda la estructura gremial, además de rectores y referentes de organismos de derechos humanos.

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En eso, el Gobierno comunica casta. El único palo que tuvieron de donde agarrarse. “Massa, Cristina, Lousteau, Yacobitti, la CGT, la CTA, el radicalismo cómplice, y todos los demás actores de la clase política que se oponen a cualquier cambio porque han sido los principales beneficiarios del antiguo régimen. No defienden la educación”, publicó Milei. Con Yacobitti hay un antecedente curioso. Santiago Caputo, el estratega del Gobierno, lo conoce más de cerca porque cuando estudiaba Ciencia Política en la UBA, formaba parte de “La cantera popular”, la corriente política joven que presidía el dirigente radical y que solía presentarse como contraparte de La Cámpora.

Multitudinaria marcha universitaria en el Congreso. (Foto: TN)

Este conflicto no terminó y el Gobierno, que no quiere ponerlo de nuevo en la conversación pública, tampoco está seguro de abandonarlo. La constante búsqueda de ser quien administra los dilemas, no quien los padece. El martes, mientras manejaba después de la marcha desde la Casa de Gobierno a su casa, un funcionario de altísima influencia presidencial, se preguntaba qué pasa si las encuestas avalan lo que ellos piensan.

Son apuntes que tendrán la próxima semana cuando lleguen los resultados propios y ajenos de los estudios lanzados -algunos antes y otros después- de esta gran movilización que el Gobierno soñó descomprimir pero fracasó. El martes hay una reunión donde se verán las caras las dos partes en pugna. Los rectores del Consejo Interuniversitario Nacional y el secretario de Educación, Carlos Torrendell. La decisión de subirlo a esa mesa no tiene tanto que ver con el desempeño del subsecretario de política universitaria sino con entregar algún gesto.

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El ministerio de Capital Humano sintió el cimbronazo de este conflicto con dos salidas de funcionarios que tienen menos que ver con la discusión presupuestaria que con cruzadas de Sandra Pettovello. Después de días de mucha tensión, fue ratificada con gestualidad indiscutible por el Presidente. Todos quieren pasar a otro tema.

Chats al gabinete

Con todo, Javier Milei mantiene su interés real en el mismo lugar de siempre: la macroeconomía. Se vio en la cadena nacional del lunes y se comprendió sobre todo, en su show de histrionismo en la cena de la Fundación Libertad. “Él fue a tirar con una mira telescópica a los economistas con posiciones divergentes con el Gobierno” -describe un ministro que asistió a la comida-. Y lo logró”. Resonaron en la noche las palabras del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, que también dio un discurso: “firme con las ideas, suave con las personas”, dijo mientras defendía el rol del Estado. “Daban ganas de importarlo a la Argentina”, se ríe un integrante del Gabinete de Milei.

Hubo algo de revancha en esa gala donde en años anteriores lo miraban como un outsider exótico y desorientado. Los resultados que mostró esta semana lo tienen envalentonado.

El presidente Javier Milei durante su mensaje por cadena nacional. (Foto NA/Captura)
El presidente Javier Milei durante su mensaje por cadena nacional. (Foto NA/Captura)

En el chat “Gabinete” que convoca a ministros, jefe de Gabinete, su hermana Karina, su asesor Santiago y a él mismo, sólo prosperan las conversaciones sobre Economía. Y en general sólo las buenas noticias. Ahí mandó ayer dos planillas comparativas sobre el tema que más conflictos está generando: el empleo.

Ya hay encuestas que muestran que la preocupación social por tener trabajo está superando a la inflación. En esos documentos sobre puestos de trabajo y remuneración, que compartió con su gabinete, dice lo siguiente: “El primer cuadro tiene las cifras del primer trimestre de la pandemia. En esa variación de febrero a abril del 2020, se consigna que en ese período la remuneración cayó en el sector privado 6,3% y 4,3% los empleos. En el sector público, subieron las contrataciones”.

El segundo cuadro corresponde al trimestre noviembre 2023 a febrero de 2024. Los resultados lo enorgullecieron: en el ámbito público la caída de ingresos (-16,8%) y puestos (-3,3%) es mayor al mundo privado. Lo acompañó de un mensaje que decía que la caída del empleo actual no era comparable a la pandemia. Parece prematuro el dato. La matriz de los trabajos se está deteriorando cada día.

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Un gobernador “aliado” reconocía esta semana que estaba frustrado de alertar al ministro de Economía, Luis Caputo, sobre la preocupación que le genera la economía real cuando hace recorridas callejeras. Y que el aumento de tarifas está por provocar una tragedia. El directorio de un gran hotel, que bajó el 30% de su ocupación en el prime trimestre del año, hizo cuentas para ver cómo pagar la factura de electricidad y el resultado le dio que necesita tres días adicionales del hotel completamente lleno para poder pagarlas sin perder plata. “Caputo me responde con los éxitos de la macro”, se lamenta el Gobernador.

Pacto de Mayo sale o sale

Esta semana, debería ser un hecho la media sanción de la ley Bases y el paquete fiscal. El oficialismo concedió y acordó pero nadie se queda tranquilo hasta no tener votado el proyecto artículo por artículo. Si el requisito para la firma del Pacto de Mayo era tener la ley votada, lo que sigue es una carrera contra reloj. Pueden lograrlo, pero el Senado no parece tan fácil.

Leé también: Las contradicciones de Javier Milei: celebra la fuga de capitales, mientras hace de todo por impedirla

Sin embargo, la decisión es hacerlo igual. Esté quién esté. Ya está montado el operativo de infraestructura y de puesta en escena en Córdoba. Un acto que busca imprimir ese simbolismo fundacional donde el Presidente se siente más seguro, amparado por las ideas que diseña su asesor, Santiago Caputo.

Si nadie lo acompaña, será otra comunicación de pelea contra la casta, y si lo hacen, es posible que en vez de agradecerles la presencia a los gobernadores y demás invitados, les indique que le alegra que entiendan “el camino del bien”. Los dilemas del presente para toda la clase política.

Con Ariel se puede hablar

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Mientras tanto, el operativo de aprobación del juez Ariel Lijo parece indetenible. Desde el peronismo, algunos dirigentes relevantes en los temas judiciales muestran los números: “El 93% de la gente ni siquiera sabe quién es Lijo”.

El juez federal, Ariel Lijo, es uno de los elegidos por el Gobierno para integrar la Corte Suprema (Foto: Gentileza Infobae).
El juez federal Ariel Lijo es uno de los elegidos por el Gobierno para integrar la Corte Suprema (Foto: Gentileza Infobae).

Y un exsenador que ya supo levantar la mano para aprobar pliegos de cortesanos desde la era de Néstor Kirchner reproduce una frase que circula con naturalidad en todos los ámbitos de poder para ratificar esa candidatura: “Con Ariel se puede hablar”.

Javier Milei, Pacto de Mayo, Ley Ómnibus, universidades

POLITICA

Hotesur, la firma que alimentó el patrimonio de los Kirchner y quedó en la mira de la justicia por lavado de dinero

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En el caso Vialidad se estableció que Cristina Kirchner y Lázaro Báez mantuvieron “lazos promiscuos”, con un fin concreto: favorecer al contratista con la obra pública vial. Contratos viales plagados de irregularidades, sobrecostos, direccionamiento de los contratos y estructuras de pago realizadas a medida, permitieron que el dueño del Grupo Austral obtenga el 86% de las licitaciones realizadas en Santa Cruz. En simultáneo, existieron más de veinte acuerdos comerciales entre Cristina y Báez, a través de los cuales el dueño del grupo Austral «devolvía» parte de los millonarios fondos irregularidades de la obra pública. La vía más usada para ese circuito era la de negocios con las empresas de los Kirchner, Hotesur y Los Sauces. Esa relación permitió el incremento patrimonial de la exvice.

La sentencia condenatoria que encontró responsable a la ex vicepresidenta del delito de administración fraudulenta en perjuicio del Estado, y que confirmó la Cámara Federal de Casación, sostuvo en los fundamentos que ella mantuvo un interés particular en beneficiar al dueño de Austral Construcciones.

Los beneficios que recibió Cristina Kirchner por parte de la compañía posibilitaron “el incrementó de su patrimonio” gracias a las rutas con sobreprecios y los contratos celebrados con el dueño del holding, que incluyó la inmobiliaria Los Sauces y a la empresa Hotesur.

Esas firmas familiares que fueron investigadas en dos expedientes -luego unificados- que por decisión de la Corte Suprema se discutirán en un juicio oral y público, tienen relación con la sentencia condenatoria del caso Vialidad. Allí se sostuvo que todo el dinero volcado a lo que la justicia calificó como “contratos simulados” entre Cristina y Báez tuvo como único origen las irregularidades en las obras viales.

Otros tiempos: Máximo Kirchner y Lázaro Báez, junto a Cristina Kirchner, saliendo del Mausoleo

Así se estableció el vínculo entre las maniobras que se corroboraron en el caso Vialidad y cómo en una segunda etapa una porción de esos fondos que obtenía Báez terminaban en operaciones comerciales simuladas a través de las empresas de la familia Kirchner.

En función de ese argumento se trazó un eje principal: Cristina y el dueño del Grupo Austral mantuvieron un estrecho vínculo comercial mientras él era proveedor del Estado a través de la obra pública vial. Un puente entre los hechos del caso Vialidad y lo investigado en Hotesur-Los Sauces.

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Hotel Alto Calafate, el inmueble de Hotesur. Foto: Francisco Muñoz/OPI Santa Cruz.Hotel Alto Calafate, el inmueble de Hotesur. Foto: Francisco Muñoz/OPI Santa Cruz.

“En 2007, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner asumió la Presidencia de la Nación. En 2011 fue reelecta hasta el año 2015. Durante ese período temporal, junto con Lázaro Báez celebraron múltiples negocios privados que redundaron en constantes ganancias para la ex Presidenta”, indicaron los jueces que condenaron a la vice por administración fraudulenta. El daño ocasionado al Estado se estimó en 85.000 millones.

Un mismo camino: Vialidad – Hotesur

El circuito corroborado funcionaba de la siguiente manera: Báez cobraba irregularmente montos millonarios del Estado nacional, no sólo en concepto de lo que se consignaba en los pliegos licitatorios, sino también a través de las diversas modificaciones de plazos y montos que fueron definidos como sobrecostos por los fiscales del juicio.

Ese dinero, explicó la Justicia, se “destinaba a operaciones privadas con la ex Presidenta de la Nación, quien permitió y facilitó la erogación de ese dinero guiada por un claro interés personal”.

Según la argumentación judicial, Cristina Kirchner proveía “el beneficio económico de las empresas del Grupo Báez, que eran contratadas para ejecutar las obras públicas viales”. “O lo que es igual, de las empresas comandadas por el sujeto con quien la propia ex Presidenta y su familia realizaban negocios inmobiliarios y hoteleros mientras, en forma simultánea, se ejecutaba la maniobra de defraudación en perjuicio de los fondos públicos nacionales destinados a dichas obras públicas”.

El destino final de ese dinero, era “en parte, las empresas familiares de la ex Presidenta».

Los negocios con Los Sauces SA

La compraventas de inmuebles, fideicomisos para construcciones, permutas, préstamos dinerarios, son parte de los acuerdos celebrados entre los Kirchner y Báez, y en el caso Vialidad se tuvo en cuenta “especialmente aquellos de más extensa duración”, como otro puente entre ese caso y Los Sauces.

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Por ejemplo, hubo operaciones realizadas con otras constructoras del grupo Austral, como terreno cedido por Cristina a su inmobiliaria familiar Los Sauces (a título de aporte irrevocable), en el que firma Loscalzo y Del Curto construyó un edificio de cuatro departamentos que, posteriormente (el 30 de diciembre de 2008), se entregó en locación a Kank y Costilla SA. Todas esas eran empresas de Lázaro Báez.

“Recordemos que en virtud de ese concepto la sociedad familiar le facturó a Kank y Costilla 1.652.422,46 pesos sin IVA por el período que va desde enero de 2009 hasta octubre de 2015. Una relación de larga data y por demás fructífera para la sociedad conyugal de los ex Presidentes”, se explicó.

Además, se firmó un fideicomiso para la construcción de unos departamentos que se inscribieron a nombre de Los Sauces para después ser alquilado por dos empresas de Báez.

Cristina Kirchner y Lázaro Báez, en el mausoleo de Néstor Kirchner en Río Gallegos.Cristina Kirchner y Lázaro Báez, en el mausoleo de Néstor Kirchner en Río Gallegos.

Otro complejo de departamentos de la inmobiliaria, construidos por Austral Construcciones, fueron alquilados a la firma.

Mientras Austral Construcciones se imponía en cuanta licitación se presentaba, la firma de Báez pagó sólo en concepto de alquileres 40 millones de pesos a los ex presidentes. Además, permutó un terreno tasado en 14,7 millones de pesos con la vicepresidenta y compró diez propiedades por 2 millones de dólares.

Los hoteles también

Hotel Alto Calafate propiedad de la familia Kirchner, fue administrado por Lázaro Báez. Foto:Francisco MuñozHotel Alto Calafate propiedad de la familia Kirchner, fue administrado por Lázaro Báez. Foto:Francisco Muñoz

Entre 2008 y 2009, Néstor Kirchner y sus empresas Hotesur y Los Sauces encomendaron el gerenciamiento de los hoteles Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea del Chaltén a la empresa Valle Mitre, de Lázaro Báez. En su alegato, el abogado de Cristina Carlos Beraldi había simplificado todo: “unos alquilaban y otros pagaban”. Pero los jueces desecharon esa explicación.

Esos alquileres se “acordaron en sumas realmente significativas, superiores en conjunto a los cien mil dólares mensuales y por montos finales millonarios en pesos”. Esto, añadieron, “no sólo les permitió a sus dueños neutralizar todo riesgo inherente al rubro (turismo) sino que, principalmente, les aseguró el sostenimiento de un emolumento constante sin contingencias posibles”.

Por ejemplo, en diciembre de 2007 Austral le prestó a los ex presidentes 8.329.596,60 pesos. Esos fondos permitieron concretar la adquisición de Hotesur, dueña del hotel Alto Calafate en febrero de 2008. Hacia mayo del mismo año, firmaron un contrato de locación con Valle Mitre, propiedad de Báez.

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Pero la vicepresidenta señaló que es «falso que tales contratos representen supuestos retornos en favor de la familia Kirchner, pues son actos en los cuales se intercambian prestaciones recíprocas».

El dinero y la maniobra sospechada

Desde 2009 a julio de 2013, el empresario condenado por lavado de dinero pagó a la ex presidenta 27.592.110 pesos a través de Valle Mitre, por la explotación del hotel Alto Calafate, la hostería Las Dunas (que originalmente perteneció a Lázaro Báez y la vendió a los Kirchner para después alquilarlo) y La Aldea de El Chaltén, que se construyó sobre un terreno a nombre del dueño del Grupo Austral.

El alquiler del Alto Calafate incluyó otro valor significativo: entre 2010 y 2011, el 50% de lo facturado por el complejo turístico fue gracias a seis empresas de Báez que alquilaron habitaciones y el salón de conferencias del lugar. Una misma caja. Abonó más 6.829.240 pesos hasta 2013, después pagó 2.937.672 pesos.

A esos acuerdos, que para la defensa sólo fueron negocios del ámbito privado, se debe sumar el alquiler de habitaciones por parte de siete empresas del Grupo Austral, garantizando ingresos por 11 millones de pesos. Muchas de esas habitaciones, además, jamás se usaron.

¿De dónde provenían los ingresos de Valle Mitre y de las demás empresas de Báez? de Austral Construcciones. La compañía que recibía contratos viales, proporcionaba dinero a las demás empresas del Grupo, y después estas «emitían cheques a favor de los hoteles de Cristina Kirchner», sostuvo la fiscalía. Hubo créditos internos de la constructora por 71 millones de pesos, y Kank y Costilla -otra firma del Grupo Báez- también aportó 1.8 millón de pesos.

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