La palabra afrodisíaco proviene de Afrodita, la diosa griega del amor y la belleza. Desde tiempos antiguos, las civilizaciones han atribuido propiedades especiales a ciertos alimentos, creyendo que podían aumentar la libido o mejorar el rendimiento sexual. Pero, ¿existe evidencia científica que lo respalde?

Por ejemplo, los romanos consideraban que las ostras eran un poderoso afrodisíaco, mientras que en la cultura azteca, la palta, que crece en pares, se asociaba con el deseo sexual debido a su forma y su creencia de que se parecía a los testículos humanos.

La ciencia moderna, sin embargo, es más escéptica. Muchos estudios investigaron la conexión entre la dieta y la sexualidad, y los resultados son en su mayoría ambiguos.

Por ejemplo, se demostró que algunos como el chocolate y las ostras contienen compuestos que podrían tener un efecto en los niveles de serotonina o en la liberación de ciertas hormonas. Sin embargo, los efectos no son lo suficientemente potentes como para considerarlos verdaderos estimulantes del deseo sexual.

En el caso de las ostras, a menudo citadas como un afrodisíaco natural por su alto contenido de zinc, algunos estudios sugieren que este nutriente es importante para la producción de testosterona, hormona relacionada con la libido. No obstante, consumirlas ocasionalmente no proporcionará suficiente zinc como para notar un cambio significativo en el deseo sexual.

Gran parte del poder de los afrodisíacos radica en el efecto placebo y en la percepción cultural. Si alguien cree firmemente que una comida específica aumentará su deseo sexual, es posible que experimente un incremento en la libido debido a la sugestión.

La psicología desempeña un papel importante en cómo nos sentimos acerca de la sexualidad y, en muchos casos, la expectativa de un efecto puede ser suficiente para producir una respuesta emocional o física.

Aunque no hay pruebas concluyentes de que los alimentos afrodisíacos tengan un efecto real en la libido, la dieta en general sí puede influir en la salud sexual. Por ejemplo, una alimentación equilibrada y saludable puede mejorar la circulación sanguínea, la energía y la salud hormonal, todos factores que pueden influir en el deseo sexual.

Alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas y minerales pueden ayudar a mantener una buena salud general, lo cual es crucial para un desempeño sexual saludable.

En última instancia, el deseo sexual es un fenómeno complejo que está influenciado por una combinación de factores físicos, psicológicos y emocionales. Más allá de los mitos, lo que comés juega un papel importante en la salud general, que a su vez puede afectar la vida sexual.

Fuente: Río Negro