POLITICA
«Muy de la revista Billiken»: la ironía de Máximo Kirchner por cómo habló Milei de Manuel Belgrano en el acto del Día de la Bandera
El diputado de Unión por la Patria y presidente del PJ bonaerense , Máximo Kirchner, cruzó este jueves a Javier Milei por su referencia a Manuel Belgrano durante el acto por el Día de la Bandera en Rosario.
«Lo escuchaba a Milei. Una versión de Belgrano muy de la revista Billiken«, sostuvo Kirchner en una entrevista con Futurock.
Y apuntó: «Belgrano era un tipo que en un momento plantea que si los bienes que se importen hacen que en la Argentina no se consuman los bienes de nuestra industria e impiden el desarrollo de la misma, el fin de todo eso es el quiebre, la ruina de la patria«.
Milei pasó buena parte de su discurso destacando a Belgrano y cuestionando a los dirigentes del Triunvirato que desde Buenos Aires no reconocían la nueva bandera. Fue una manera de trazar un paralelismo con lo que considera como la casta política y que, según él, le ponen piedras en el camino a su gestión.
En esa exposición, en la que relanzó el Pacto de Mayo y convocó a firmarlo el 9 de julio en Tucumán, dejando «las anteojeras partidarias de lado», Milei sostuvo que en 1812 «la dirigencia política en Buenos Aires aun no hablaba de independencia».
«Querían cuidar las formas, como aún les gusta hacer a algunos hoy, aún guiados por el miedo, porque no se animaban a ser libres. Otros porque directamente querían seguir siendo súbditos», enfatizó Milei al insistir con la crítica al Triunvirato y vinculándolo a la actitud de los dirigentes opositores que no acompañan sus iniciativas en el Congreso.
«Belgrano no esperó las órdenes de nadie», destacó Milei, y apuntó: «Era un maximalista de la libertad, no había peros. La libertad no pide permiso, la libertad se impone, no espera las ordenes de ningún burócrata».
Mientras Milei usó para el paralelismo con Belgrano para cuestionar a los dirigentes de la oposición, Máximo Kirchner insistió con sus críticas a la Ley Bases.
«Es un desastre, y que nos quieran acusar de desestabilizar por no votar esta ley las mismas personas que nos dejaron sin presupuesto habla de que el debate político no está siendo sincero«, sostuvo el hijo de Cristina Kirchner.
También cuestionó Máximo el anuncio de un nuevo superávit que realizó el Gobierno y festejaron Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo. «Este es el superávit más trucho del mundo«, apuntó.
En esa línea, el referente de La Cámpora agradeció con ironía la mención que hizo el vocero presidencial Manuel Adorni a Néstor Kirchner, quien también irónicamente dijo que el exmandatario «estaría orgulloso del Gobierno de Milei» por su gestión de la economía.
«Le agradezco de mil amores a Adorni por el recuerdo de Néstor ayer, me parece muy bien y ojalá que puedan tener el 1% o el 5% del éxito que tuvo él en el gobierno», dijo Máximo Kirchner.
«Ya lo decía Néstor Carlos Kirchner, ‘el equilibrio fiscal debe cuidarse, eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el gasto. El equilibrio de las cuentas publicas de nación y provincia es fundamental’», citó el portavoz en la conferencia de prensa de este miércoles en Casa Rosada.
Y lanzó que «veintiún años después, el expresidente Kirchner seguramente estaría orgulloso del gobierno de Milei y del éxito del programa económico liderado por Luis Caputo y su equipo de notables economistas».
POLITICA
Engañó a más de 60 museos de Estados Unidos donando obras que en realidad eran falsas y jamás fue condenado
Uno podría pensar que detrás de toda gran estafa las principales motivaciones son ganar grandes sumas de dinero, alimentar aquella hambre de poder o la codicia sin límites. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, esto no es verdad en algunos engaños que marcaron la historia o —para ir a menor escala— ciertos mercados y negocios. Entre los casos más notorios está el de Mark Augustus Landis, un criminal de cuello blanco que engañó a más de 60 museos de Estados Unidos al donar obras falsas.
Quién es Mark Landis y por qué se hizo famoso
Originario de Virginia, durante gran parte de su vida Mark Landis vivió en varios países del mundo ya que su papá —quien era parte de la marina norteamericana— era constantemente trasladado a distintas bases. Regresando a Estados Unidos e instalándose en Mississippi en 1968, a los 17 años su papá murió después de un año de luchar contra el cáncer, lo que le ocasionó una fortísima crisis de salud mental. Internado en el Hospital de Kansas, allí fue diagnosticado con trastornos esquizofrénicos, paranoides y psicóticos y comportamiento catatónico.
Estudiando artes plásticas en el Art Institute of Chicago y, más tarde, en San Francisco, junto a varios compañeros de curso trabajó en la recuperación de obras de arte y a mediado de los 80 decidió comprar su propia galería. Esto no resultó para nada bien, ya que fue una muy mala inversión que lo hizo perder todo su dinero. Empujado por las deudas, en 1988 volvió a mudarse a su casa materna (donde su madre vivía con su nuevo marido, James Brantley).
Sin embargo, su carrera como falsificador había iniciado muchísimos años antes. Como él mismo lo cuenta, de chico, engañaba a sus amigos creando copias de estampillas coleccionables e intercambiándolas por reales. Sus primeras pinturas falsificadas datan de la primera parte de la década de los 80 cuando falsificó obras del artista Maynard Dixon (conocido en el mundo del arte por sus pinturas dedicadas a escenas del clásico oeste norteamericano), las cuales donó a un museo en California como “homenaje a su padre fallecido”.
La escala de sus estafas y los datos sorprendentes de su accionar
Tomando valor después de que sus primeras obras fuesen aceptadas y eligiendo museos pequeños que no tuviesen los equipos necesarios para lograr identificar si una obra era real o falsa, la operación de Mark Landis duró más de 20 años y una gran cantidad de instituciones fueron víctimas de sus engaños. Tan grande terminó resultando su extraño accionar que hasta donó la misma pintura (todas falsas, obviamente) a seis diferentes museos de Estados Unidos.
Fue recién en 2007 que varias de sus obras empezaron a despertar sospechas de los equipos y curadores de los museos. El primero de ellos fue en el Museo de Arte de Oklahoma City cuando Landis ofreció donar una acuarela de Louis Valtat, una escena portuaria de Paul Signac, un autorretrato de Marie Laurencin, un óleo de Stanislas Lépine y un dibujo de Daumier.
Matthew Leininger, quien trabajaba en la institución, las investigó y descubrió que estas habían sido ofrecidas al Museo de Arte SCAD y que la persona detrás de ese ofrecimiento era la misma. Lo que no se imaginaba era que este caso sería solo la punta del iceberg, ya que seguiría investigando y descubriría que el supuesto donante ya había engañado a a más de 60 museos en 20 estados y utilizaba diferentes pseudónimoc como Stephen Gardiner, el padre Arthur Scott (un sacerdote jesuita), James Brantley (su padrastro), Mark Lanois, Martin Lynley y John Grauman. Manteniendo el caso confidencial, envío un alerta a otros museos para que se mantengan atentos.
Tres años más tarde, el padre Arthur Scott donaría a Paul and Lulu Hilliard University Art Museum la supuesta obra de Charles Courtney Curran. Sin embargo, al ser analizada con rayos ultravioletas, rápidamente descubrieron que se trataba de una copia: los colores se veían raro y hasta se notaban rastos de una fotocopia que había sido utilizada como guía para la pintura. A finales de ese año, fue el diario especializado The Art Newspaper el que escribió un artículo súper detallado del caso y exponiendo la verdadera identidad de Mark al público general.
¿Qué pasó con Mark Landis?
Lejos de frenar con sus donaciones, hasta el 2012 se registraron nuevos intentos de Mark de regalar sus falsificaciones a diferentes museos de Estados Unidos. Pero quizá el punto más sorprendente de este caso es que donar obras falsificadas no es un crímen y Landis no tuvo que cumplir ninguna condena o pago de multa ya que —técnicamente— no rompió ninguna ley al no ganar ningún dinero a partir de esas obras falsificadas ni intentar hacer reducción de impuestos debido a sus donaciones (accionar que sí podría haberlo puesto bajo la lupa de crímenes federales).
Lo que es aún más divertido de esta historia es que si bien muchos museos intentaron ocultar que habían sido víctimas de un estafador de cuello blanco, en 2012 el director de DAAP Galleries en la Universidad de Cincinnati creó una exhibición que recopila 60 de las obras de Landis (quien hasta donó el traje que utilizaba para interpretar a una de sus identidades, el padre Arthur Scott) en la búsqueda de crear conciencia sobre este tipo de accionar. La tituló “Faux Real” (Falso Real).
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