En un nuevo capítulo de la disputa entre el presidente Javier Milei y la Corte Suprema de Justicia, por la posible designación de los jueces Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, por decreto para que ingresen al tribunal, su titular Horacio Rosatti, advirtió sobre las presiones políticas y la necesidad de la división de poderes.

“Lo tiene que resolver la Corte en última instancia si hay cuestionamientos. Uno nunca tiene que responder frente a una hipótesis de un hecho que no ha acontecido; puede pasar o no”, dijo el magistrado sobre el intento del libertario de imponer nuevos miembros al máximo tribunal.

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Asimsimo, el presidente de la Corte expresó: “Siempre hay una zona de recíproca incomprensión, porque la política quiere hacer cambios, está en su ADN, y muchas veces se queja de que la Justicia frena o demora los cambios, pero la Justicia suele cuestionar a la política por lo bajo, porque no se pueden hacer cambios de cualquier manera, sino siguiendo un determinado procedimiento sin afectar determinados derechos”.

“El político es una persona que mira la realidad con grandes trazos, y el conflicto, para el político, es algo normal; el juez no. Tiene una mirada distinta donde uno tiene razón y el otro no: hay una norma, un hecho y una conclusión. Cabezas con formato diferente. Ese es el valor de la división de poderes y el control recíproco que hay entre ellos”, detalló Rosatti en declaraciones radiales.

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La tensión entre los cortesanos y Milei se elevó con las últimas declaraciones que realizó el libertario desde Italia, en relación al nombramiento de Lijo por decreto, “si me aparece la demanda pero el Senado no resuelve, lo tendré que resolver yo. Transitoriamente resolvería esa demanda y luego el Senado lo convalidará o lo rechazará”, expresó.

La imposición por parte del Poder Ejecutivo sobre el Judicial molestó a los integrantes de la Corte que cruzaron opiniones públicamente, sobre todo por los fuertes cuestionamientos que recaen sobre Lijo y su accionar como magistrado federal en los últimos años.