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POLITICA

Nuevo mapa libertario en el Senado tras los movimientos de Victoria Villarruel y la expulsión de un senador

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La salida de Francisco Paoltroni del bloque de senadores de La Libertad Avanza, por una férrea campaña en contra de la nominación de Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia, abrió varios interrogantes en el seno del oficialismo, pero también generó incertidumbre en una oposición dialoguista que sigue con atención la interna a cielo abierto entre Victoria Villarruel y Javier Milei.

La vicepresidenta manda señales de querer bajar la escalada con la Casa Rosada, pero lo cierto es que en los hechos se mantiene arriba. Incluso, las últimas semanas fueron de alta tensión. Comenzó con el fallido intento de los senadores de aumentarse los sueldos, siguió con la exclusión de Villarruel de la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas y se completó con la salida escandalosa de Paoltroni, opositor a Lijo porque, entre otras cosas, habilitó la reelección de Gildo Insfrán en Formosa.

Pero la expulsión del productor agropecuario, en realidad, es consecuencia de un bloque con limitada conducción política, sin con esto abrir un juicio de valor sobre las habilidades del senador Ezequiel Atauche, jefe de la bancada. Una situación espejo se da incluso en Diputados, donde comanda Gabriel Bornoroni. Acá no es cuestión de nombres o trayectoria, eso puede ser un porcentaje menor dentro de los problemas que tiene el oficialismo en el Congreso, independientemente de ser minoría.

El bloque de La Libertad Avanza quedó con 6 senadores tras la expulsión de Francisco Paoltroni. Foto: Guillermo Rodríguez Adami.

La cuestión de fondo es que el Gobierno, más precisamente Javier Milei, puso a Santiago Caputo para controlar la estrategia legislativa. Así cada movimiento de los legisladores debe pasar por el comando del asesor todoterreno, quitándole poder de decisión al presidente de bloque. Por eso, Atauche tuvo que ir a la Casa Rosada el miércoles para terminar de definir la salida de Paoltroni. Nadie cree que los 6 senadores decidieron despedirlo por ser inorgánico.

Es cierto que la situación ya venía picante entre el senador por Formosa y el resto de la bancada. Sobre todo luego de que Paoltroni tildara de «obsecuentes» a aquellos legisladores que apoyan a Lijo. «Prefiero ser un obsecuente antes que traicionar a mi gobierno», devolvió, en su momento, uno de los senadores libertarios, anticipando lo que se venía en la bancada oficialista.

Francisco Paoltroni y Vilma Vedia, durante el debate por las dietas de los senadores. Foto: Mariana Nedelcu.Francisco Paoltroni y Vilma Vedia, durante el debate por las dietas de los senadores. Foto: Mariana Nedelcu.

Cómo queda el armado libertario con la salida de Paoltroni

Pero con la salida de Francisco Paoltroni, el oficialismo pierde un voto, por más que él asegure que va a acompañar las propuestas del Gobierno y ratifique su apoyo a Milei. Y eso lo sabe Villarruel, que quiso desmarcarse de la expulsión del senador por Formosa, más allá de que sólo declaró «improcedente» el pedido del bloque oficialista porque no es la vicepresidenta la que puede sancionar a un senador.

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La jugada de la vicepresidenta fue rápidamente leída como una viñeta más de la interna que tiene con la Casa Rosada, donde siguen con atención su agenda propia, como la reunión que tuvo este jueves con representantes de la OCDE.

Pero más allá de la pelea interna, el oficialismo quedó ajustado porque sabe que «Paoltroni se convirtió en un radical libre», dentro de una mayoría de 38 senadores que la vicepresidenta pudo construir en diciembre del año pasado para quitarle al kirchnerismo el control del Senado.

El escenario mantiene a Atauche como el senador con línea directa con la Casa Rosada, función que cumple en tándem con Bartolomé Abdala. Curiosamente, el puntano fue designado presidente provisional del Senado gracias a una intervención de Villarruel, que había bajado a Paoltroni, quien al momento de asumir era el elegido del Gobierno para quedar en la línea de sucesión presidencial.

Ezequiel Atauche y detrás Juan Carlos Pagotto durante la sesión en la que se aprobó la nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Foto: Mariana Nedelcu.Ezequiel Atauche y detrás Juan Carlos Pagotto durante la sesión en la que se aprobó la nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Foto: Mariana Nedelcu.

Juan Carlos Pagotto, en tanto, viene cumpliendo con la estrategia del oficialismo. Como presidente de la bicameral de Trámite Legislativo evitó que se tratara el mega DNU 70/23 de desregulación de la economía -lo rechazó el Senado en el recinto- y también el DNU que otorgó $ 100 mil millones a la SIDE para gastos reservados, que tiene la desaprobación de Diputados. Pero el riojano puede decir que en su comisión no pasaron.

Sin embargo, durante las audiencias públicas que se realizaron para que los dos candidatos del Gobierno defiendan sus nominaciones a la Corte, el riojano no tuvo un papel protagónico en la defensa de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, pese a que es el presidente de la comisión de Justicia del Senado.

Otro de los miembros del bloque libertario es Bruno Olivera, un joven contador y dueño de una franquicia de gimnasios, que fue uno de los pocos que tuvo un gesto para retener a Paoltroni.  El sanjuanino había trascendido por haber firmado el proyecto que le permitió a los senadores aumentarse los sueldos y quedar atados a la paritaria de los empleados legislativos. También integra el espacio, Vilma Vedia, la jujeña que se hizo notar al designar como asesores a una docena de familiares entre hermanos, hijos y sobrinos. Ambos casos sobrevivieron en LLA.

En el bloque oficialista aseguran que «todo sigue igual, sólo que no está Paoltroni». «La interna se va a acomodar. No por pericia política sino porque otros conflictos aparecerán para aplacar la interna», pronosticó un operador oficialista. En lo inmediato se vienen el rechazo al DNU 656 que otorgó los fondos millonarios a la SIDE y el proyecto de financiamiento universitario sumado a la pelea por la Boleta Única de Papel.

Sin embargo, lo que empieza a preocupar en el Senado, sobre todo a los dialoguistas, es la interna entre Villarruel y Milei. Son varios los senadores que ven que la relación entre el Presidente y su vice está «sin retorno». Y eso puede complicar a futuro la estrategia legislativa porque en la Cámara alta reconocen a la titular del cuerpo como la persona para negociar los proyectos del Gobierno.

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POLITICA

Qué implica un acuerdo de reciprocidad de aranceles con Estados Unidos y la diferencia con uno de libre comercio

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Si hasta hace días Javier Milei afirmaba que su prioridad externa era la firma de un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, este sábado, viró su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y dijo: «Argentina quiere ser el primer país del mundo en sumarse a este acuerdo de reciprocidad que pide la administración Trump en materia comercial». Añadió: “Si no estuviéramos restringidos por el Mercosur, Argentina ya estaría trabajando en un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos que sea mutuamente beneficioso”.

Una y otra son cosas distintas. Para empezar a entender el giro del mandatario argentino hay que remitirse a la nueva y disruptiva política comercial, proteccionista, de esta nueva presidencia de Donald Trump, que empezó el 20 de enero.

A mediados de este mes, el republicano anunció que impondrá aranceles recíprocos y prácticas comerciales a los países que comercien con Estados Unidos. Además, en lo que es considerado por sus propios socios como una nueva “guerra comercial”, le impuso el 10% de aranceles a China; el 25% a sus vecinos y socios, Canadá y México, y el 25% a todo el acero y al aluminio que entra a su país, en lo que sí afecta a empresas de Argentina como Techint y Aluar.

Un acuerdo de libre comercio como el que el Mercosur venía negociando con la Unión Europea es un pacto entre dos o más países para eliminar barreras comerciales y promover el intercambio de bienes y servicios, que pueden llegar incluso a tener aranceles cero. El bloque que integran de manera fundante Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay -Venezuela está suspendida y Bolivia estaba en camino de entrar- no le permite a ningún país firmar un TLC si no es con todos los miembros, por lo que Milei ha lanzado algunas amenazas con irse del Mercosur si una negociación con Estados Unidos lo tentara más.

Sin embargo, la misma política proteccionista no lo llega a poner en ese dilema por ahora. A partir de la reciprocidad que impone Trump, el Departamento de Comercio debería empezar a examinar los aranceles que los otros países aplican a Estados Unidos para luego ellos aplicar esos mismos.

Expertos consultados por Clarín afirman que detrás de ese planteo existe una primera duda y es la de cómo Estados Unidos va armar las posiciones arancelarias con cada uno de los más de 190 países del mundo. Sólo por mencionarlo, su Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) abarca unas 3.500 posiciones arancelarias con la eliminación de aranceles.

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Es probable, afirman otras fuentes consultadas, que en el gobierno argentino le hayan dicho a Milei que técnicamente es imposible firmar un TLC clásico con Estados Unidos, contrariamente a lo que dijeron, inesperadamente, en las últimas horas, dirigentes de la American Chamber de Argentina. Y por eso, el mandatario habla ahora en la misma sintonía de Trump, con quien se comparó varias veces este sábado, y comenzó a hablar de reciprocidad en los aranceles con los que Trump busca revertir el déficit comercial de su país.

Entre los otros problemas que se presentan, surge uno central: los mercados de Argentina y Estados Unidos no son complementarios, son competitivos. Sobre una balanza comercial de U$S 16.300 millones en 2024, la Argentina tienen un déficit de U$S 2.200 millones.

Argentina produce básicamente productos primarios. Estados Unidos también. Estados Unidos, además de bienes primarios, produce muchos bienes (industrializados y primarios) que la Argentina no produce. Entonces, un acuerdo con los Estados Unidos es complejo para la Argentina, cuyo fuerte es la agricultura, aunque ahora también crezca el negocio de la minería y la energía. Pero las de Estados Unidos también.

Durante la gestión en Cancillería de Diana Mondino y su ex secretario de Comercio Internacional, Marcelo Cima, se firmó un importante acuerdo para el comercio de minerales críticos, como litio y acero, que pedían la Rosada y Economía. Se desconoce si la cancillería Gerardo Werthein lo continúa. La secretaria de la General, Karina Milei, le había pedido al embajador Luis María Kreckler -en reemplazo temporal de Cima- un plan para llegar a un TLC con EE.UU. a pedido del Presidente. El Gobierno debería explicar ahora cómo se trabajará en un plan basado en la Reciprocidad.

El sistema comercial actual global se basa en el principio de la «nación más favorecida» (MFN), donde los aranceles reducidos para un miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se aplican a todos los demás. Las naciones pueden reducir los aranceles por debajo del nivel de MFN para socios específicos cuando entran en un acuerdo de libre comercio. Es la llamada tarifa aplicada.

No está claro lo que va a hacer el gobierno de Trump con este esquema del que es critico desde el primer gobierno del republicano y hay hasta filosofía económica al respecto como la de su ex jefe de Comercio, Robert Lighthizer. Se estima que su propuesta de reciprocidad es una idea de negociación de Trump. Una más.

Lo que varios analistas consideraron que podría ocurrir y eso sí es positivo para la Argentina es que Estados Unidos empiece a pensar en el hecho de que como muchos -y sobre todo para el trumpismo- proponga avanzar en un acuerdo plurilateral donde estén sus aliados. Y eso sería volver a un GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), que fue previo a la OMC y por el que no existía la cláusula de nación más favorecida.

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¿Qué significa el principio de NMF? Que si un país le da un beneficio comercial a otro, se lo tiene que dar a todos. Estados Unidos no quiere eso. Estados Unidos lo que quiere es reciprocidad. Entonces quiere volver al GATT: le da un beneficio a un país y ese otro país le da el beneficio a EE.UU. En una especie de acuerdo plurilateral. La pregunta es si alguien en la actual administración argentina entiende ello.

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