POLITICA
PAMI: Extraña maniobra de Esteban Leguizamo benefició a clínica de exdirigente de Cambiemos

Una maniobra impulsada por el PAMI de Esteban Leguizamo permitió beneficiar a un exdirigente de Cambiemos y gremialista aliado al trasladar de urgencia a pacientes del Policlínico Guernica a una clínica vinculada a su entorno, dejando a miles de afiliados sin cobertura en Presidente Perón.
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El pasado miércoles, el Policlínico Guernica SA fue escenario de un extraño operativo relámpago: el PAMI que conduce Esteban Leguizamo decidió rescindir de manera sorpresiva el contrato con el centro de salud y trasladó de urgencia a más de treinta pacientes, incluidos algunos en terapia intensiva, hacia otros nosocomios, principalmente en Adrogué. La decisión afectó a más de 8 mil afiliados de Presidente Perón que quedaron de un día para el otro sin cobertura médica en el distrito.
Detrás de esta maniobra se encuentra el actual titular de la Gerencia Económica Financiera del PAMI, Mauro Arranz, exconcejal de Juntos por el Cambio en la municipalidad de Presidente Perón y candidato a intendente en 2023 por la nómina de Horacio Rodríguez Larreta. Arranz, hoy tercero en la línea de mando de la gestión de Esteban Leguizamo, es también hermano de Gabriela Arranz, quien anteriormente se desempeñó como jefa de la agencia de PAMI de Guernica, a pesar de estar imputada en una causa por estafa contra el mismo policlínico.
Un gremialista Pro, el principal beneficiado
El nuevo dueño de la clínica Espora de Adrogué, a donde llevaron a la mayoría de los internados, es Alejandro Poli, excandidato a Intendente de Cambiemos en la localidad de Quilmes. Poli pertenece Partido FE, vinculado al fallecido Gerónimo «Momo» Venegas. actualmente, Poli es secretario General del Sindicato Único de Trabajadores de Remises y Autos al Instante (SURyA) y conforma, junto con Mauro Arranz, un extraño entramado donde los negocios se funden con las amistades políticas.
Hermana, exfuncionaria e imputada
Gabriela Arranz estuvo al frente del PAMI local entre 2019 y 2020, bajo la gestión de Cambiemos. Durante su paso por la sede de Guernica, fue imputada por su presunta participación en maniobras de derivación irregular de pacientes, que habrían beneficiado a la clínica Clínica Avellaneda Medical Center en perjuicio del Policlínico Guernica, con un daño económico denunciado de 5,8 millones de pesos (equivalentes a unos 129 mil dólares de la época).
Según la investigación de la UFI especializada en delitos del PAMI, a cargo del fiscal Javier Arzubi Calvo, se falsificaron formularios para desviar afiliados y luego se cobraban esas prestaciones a expensas del policlínico. Los imputados incluyen empleados administrativos de PAMI, médicos auditores y los responsables de la clínica favorecida.
María Eugenia Vidal junto a Mauro Arranz y Guido Giana.
Gabriela Arranz, por su parte, sostiene su inocencia: asegura que su imputación responde a una «persecución política» y que espera ser sobreseída, aunque admite que una de las órdenes de derivación bajo su firma fue anulada «el mismo día».
Denuncias cruzadas y sospechas de vaciamiento
El traslado masivo de los pacientes y la rescisión del contrato generaron fuertes críticas desde el Policlínico Guernica. La directora médica, Griselda Ruiz, calificó de «mentira» las supuestas irregularidades sanitarias señaladas por el PAMI y denunció una maniobra para forzar el cierre de la clínica: «Quieren que cerremos la clínica para después comprarla por dos mangos», disparó.
Desde el organismo nacional argumentaron su decisión en «faltas graves» detectadas en auditorías, como falta de médicos especialistas, de equipamiento de terapia intensiva, de adaptación edilicia para discapacitados y hasta deficiencias en la documentación del personal. Sin embargo, la dirección del Policlínico asegura que esas observaciones fueron corregidas en una segunda auditoría realizada en febrero de este año, donde habrían recibido felicitaciones.
Política, negocios y desamparo
El escándalo pone nuevamente el foco en el manejo político de la obra social de los jubilados. El avance de La Libertad Avanza en la estructura del PAMI trajo consigo a viejas figuras comprometidas judicialmente, como Gabriela Arranz, y operaciones que perjudican tanto a prestadores de salud como a miles de afiliados.
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
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POLITICA
Un desafío inminente para la utopía libertaria

Javier Milei le llevó al papa León XIV un mensaje provocador disimulado en un regalo, como un caballo de Troya en miniatura. Le obsequió una serie de libros escritos y seleccionados por su admirado Jesús Huerta de Soto, el profesor español que defiende el “anarquismo de propiedad privada”, promueve el fin del Estado y se cansó de repudiar a Jorge Bergoglio por su prédica en favor de la “justicia social”.
Fue el módico acto de autoafirmación de un político que necesita resaltar en todo momento su rasgo antisistema, incluso cuando acepta acogerse al protocolo milenario del Vaticano. Es la misma pulsión que lo empuja a diario al insulto, al grito, a la descalificación sin fundamento, a usar un lenguaje soez que solía estar vedado en la escena pública. Desprecia a quienes le exigen “cuidar las formas” porque cree que su éxito se basa precisamente en hacer lo contrario a lo que se espera de él.
Así, de modo minucioso y consciente, va instalando la idea de una ausencia de reglas, un vacío en el que la voluntad del líder da forma a “la nueva verdad”. El disenso se penaliza sin piedad ni límites, aunque tenga que recurrir a la crueldad de atacar desde la cima del poder a un niño de 12 años con autismo.
La narrativa del indomable ha sido exitosa hasta el momento porque se combinó con un programa económico que dio resultados en la baja de la inflación y la estabilidad cambiaria, después de años descalabro. Pero también porque el Gobierno usó sin matices el truco psicológico del bien contra el mal. Criticar a Milei equivale a alentar el regreso del kirchnerismo.
Esa fue la coartada moral con la que gran parte del Pro y del radicalismo apoyaron en el Congreso medidas que consideraban injustas en la intimidad, del mismo modo que persiguen ahora un acuerdo electoral de supervivencia, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Contra Cristina Kirchner todo vale.
La confortable lógica de “ellos contra nosotros” entró en crisis desde que las versiones que salen del Palacio de Tribunales indican que la Corte Suprema podría convalidar la condena a prisión de la expresidenta y sacarla de la grilla electoral en la que ella se puso el lunes pasado.
La inquietud en el Gobierno es inocultable. La postulación de Cristina en la Tercera Sección Electoral era el escenario soñado por los armadores libertarios. Por un lado, porque facilita un acuerdo sin rebeldías con los aliados a los que espera deglutir dentro de La Libertad Avanza (LLA). Por otro, porque con ella en la primera línea de batalla –calculan– al peronismo le será infinitamente más difícil salir de su estado de estupefacción, fractura e impotencia.
La vocación de Milei por ayudar a la expresidenta quedó en evidencia cuando el Gobierno maniobró para que no se aprobara la ley de ficha limpia. La pistola humeante quedó en manos del misionero Carlos Rovira, patrón de los senadores que se dieron vuelta en el momento de la votación después de haber acompañado durante un año y medio todos los deseos de la Casa Rosada.
En la semana que pasó dirigentes de la oposición amigable vieron la sombra de otro pacto en la forma en que se resolvió, de madrugada, la discusión en la Cámara de Diputados sobre quién presidirá la comisión investigadora del caso $LIBRA. El peronismo, después de mucha discusión, acató la intención de los libertarios de pasar la discusión a otro ámbito y que el cargo quede muy probablemente en manos de un legislador afín al Gobierno.
La Casa Rosada ha enviado mensajes encriptados a la Corte sobre su preocupación por el terremoto político que podría desatar la condena firme de la principal figura de la oposición, con la consecuente denuncia de “proscripción” bajo la cual se celebrarían las elecciones del 7 septiembre en Buenos Aires. “Por ejemplo, ¿cómo se interpretaría el casi seguro alto ausentismo en caso de que la dejen afuera? El kirchnerismo tendría un argumento perfecto para deslegitimar un triunfo nuestro”, sostiene un estratega oficialista.
Cristina Kirchner también les dijo al menos a dos intendentes aliados que descuenta un fallo adverso en los próximos días. Lo deslizó en público este sábado en Corrientes: “Hay que estar atentos a que me metan presa”.
Anunció la candidatura un mes y medio antes de tiempo para que cualquier decisión judicial quede indudablemente enmarcada en un cuadro electoral.
Como carambola, la postulación acorraló a Axel Kicillof en medio de su aventura por cortar las cadenas que lo ataron a ella desde que juega en las ligas mayores de la política. Se puso en la lista sin negociar -como hace un jefe absoluto-, defendió la idea de nacionalizar la campaña -contraria al objetivo del gobernador- y demostró que mantiene el don de la centralidad.
Kicillof quedó en una trampa. Si aceptara “sin chistar” (como diría su ministro Carlos Bianco) las condiciones de Cristina, resultaría herido el plan emancipador que traza con un grupo mayoritario de los intendentes peronistas. Si decide enfrentarla, como algunos le aconsejan, se arriesga a una derrota casi segura contra los libertarios.
“Una cosa es ser valientes y otra, suicidas. No podemos llegar a 2027 con el candidato abollado”, explica uno de los caciques del flamante kicillofismo.
El encuentro entre el gobernador y su mentora, el jueves, fue áspero y sin las ceremonias de una reconciliación.
A Kicillof los intendentes aliados lo están evaluando. “Está aprendiendo a ser líder”, explica uno de ellos. Quieren ver hasta dónde se atreve a cortar lazos con Cristina. Detestan, sobre todo, a La Cámpora y la dinámica de sumisión que instaló en el peronismo bonaerense desde que la expresidenta convirtió a sus referentes juveniles en la vanguardia del partido. El camporismo se ríe de la estructura de la que presumen sus rivales internos. “Mirá a Larreta cómo terminó”, chicanean.
Lo que discuten no es la unidad, sino una forma de ir juntos a las elecciones. Como un matrimonio divorciado que negocia para asistir en paz al cumpleaños del hijo.
Kicillof y los suyos no lograron aún describir cuál es la disidencia ideológica, moral o programática que los separa del kirchnerismo. Las encuestas que maneja el peronismo muestran una coincidencia casi total entre quienes apoyan al gobernador y a la expresidenta. De hecho, aparecen más reflejos de autocrítica en los discursos de Cristina que en los de Kicillof. La disputa entre ellos queda reducida, a ojos de sus seguidores, a una pelea por espacios de poder. Cosas de “la casta” que denuncia Milei.
¿Qué pasaría en el peronismo si “la Jefa” termina presa y fuera de carrera? La discusión de candidaturas, pactos y estrategias está en pausa a la espera de señales más concretas desde la Justicia. “Sería un cimbronazo que obliga a pensar todo de nuevo. Cambia de raíz la campaña que tenemos en mente”, sostiene un funcionario de la gobernación.
La cúpula libertaria no puede más que coincidir en que sin Cristina enfrente tendrán que reinventar su plan. Sería incómodo. Milei descubrió en los momentos de fragilidad de su mandato que el apelativo “kuka” le resultaba de enorme utilidad para desacreditar cualquier crítica o reclamo molesto. Su antikirchnerismo es una construcción reciente, como podrá comprobar cualquiera que haya seguido sus discursos de la campaña presidencial. Proponía una refutación a toda la clase política y renegaba de la “grieta” que había dividido a la sociedad durante casi 20 años.
El fantasma del regreso kirchnerista le ha permitido denunciar una persistente campaña de desestabilización.
De tanto usarlo, el recurso empieza a gastarse. La semana que pasó el Gobierno experimentó una soledad preocupante en el Parlamento cuando una oposición a menudo irrelevante logró formar quorum y aprobar con una mayoría de 142 votos un aumento del 7,2% para los jubilados.
En esa votación perdió el apoyo acrítico de 9 legisladores del Pro, que se abstuvieron -eso sí- una vez que constataron que la derrota del oficialismo estaba garantizada. Varios de los gobernadores que solían acompañar siempre al Gobierno dejaron que sus delegados avanzaran con los proyectos que Milei resistía.
Ahora, el oficialismo queda apurado a rearmar el tercio de bloqueo que le permita blindar el veto si la ley, como se prevé, pasa el filtro del Senado. Queda frente a las consecuencias ingratas de despreciar la construcción política en nombre de la pureza antisistema.
La posibilidad de que un Congreso opositor desafíe el rumbo fiscal genera más ruido en los mercados que la amenaza etérea de una refundación kirchnerista.
Sobre todo, cuando empiezan a acumularse demandas derivadas de un plan de ajuste ejecutado con la lógica rudimentaria de la motosierra. La protesta del Garrahan, el recorte a las políticas de discapacidad y las penurias de los jubilados son señales de agitación a las que el oficialismo les aplica las reglas de la “batalla cultural”.
Milei sobreactúa rigidez. Llamó “ratas” y “degenerados fiscales” a los legisladores que promueven el aumento de haberes, insultó a periodistas que les dieron voz a los discapacitados y aplaudió a la diputada Juliana Santillán por tratar de mentirosos a los médicos residentes del Garrahan.
El episodio de Santillán retrata la lógica de un “poder sin reglas” que promueve Milei, en sintonía con otros movimientos similares en auge a nivel global. La diputada le enrostró en televisión a una médica que hubiera dicho que ganaba menos que una canasta básica. Se equivocó al leer un cuadrito que le mandaron desde el Gobierno: dijo que una familia de cuatro integrantes necesita 360.000 pesos para vivir, cuando en realidad esa es la canasta básica para una sola persona. No cambió el discurso ni ante la evidencia del furcio. Y se ganó el ansiado aplauso del Presidente en las redes sociales.
El gobierno que defiende la meritocracia como valor supremo avaló así un espectáculo degradante. La diputada gana 5 millones de pesos al mes, alguna vez se presentó como abogada sin serlo y ahora declara como profesión ser “diplomada en Escuela Austríaca”, por un curso online de dos meses que completó en honor a su jefe. Ella es la encargada de decirle a una pediatra que debe conformarse con un salario de 800.000 pesos porque es mucho más que una canasta básica. ¿No era eso “la casta” que denunciaba Milei? Un grupo de privilegiados desconectados de la realidad que es capaz de creer cierto que 4 personas pueden subsistir un mes con 360.000 pesos.
Su compañera Lilia Lemoine se sumó al coro antimédicos: los mandó a estudiar una carrera rentable. “Nadie tiene por qué pagar por tus sueños. Yo quería ser astronauta”, escribió. También se colgó la medalla del retuit presidencial.
Las voceras de Milei reflejan con estilo grotesco el nuevo sentido común que Milei quiere imponer en la Argentina. Con otra formación y convicción, el ministro Federico Sturzenegger dijo: “Un hospital es eminentemente un gasto público que se financia con los impuestos”. Muy en línea con el regalo presidencial al Papa.
La utopía libertaria aspira a desarticular la salud estatal, reivindica la inteligencia interna sobre los críticos, combate el multilateralismo, cuestiona la diversidad sexual (al extremo de referirse a los homosexuales como “sodomitas” como hizo una influencer que apaludió el Presidente), quiere cortar la obra pública, considera ilegítimo el fomento gubernamental a la ciencia, condena el ecologismo, tolera el adoctrinamiento de niños si es “con las ideas verdaderas” y, siempre en nombre de la libertad, fomenta el odio a quien difunde ideas o información inconvenientes.
“A veces Milei parece que es un energúmeno o que pierde los papeles. Pero yo diría que es 50% teatro y 50% falta de paciencia. Cada vez que dice ‘zurdo de mierda’ consigue 100.000 votos más”. La definición corresponde a Huerta de Soto, el pensador anarcocapitalista cuyos libros ahora tiene a mano León XIV.

Al discutir las “formas” de Milei se pierde de vista el fondo. Es una simplificación complaciente para los aliados potenciales de LLA que esperan del nuevo líder del antikirchnerismo equilibrio fiscal y baja de impuestos, con la imprescindible ayuda de la “autenticidad” que dan los pelos revueltos y un par de gritos bien puestos. Ellos también miran a la Corte: ¿cómo sería digerir la dieta de sapos si Cristina Kirchner ya no estuviera en la trinchera de enfrente?
POLITICA
Alerta del gobierno porteño por la caída de la natalidad: “Si no te preocupa, deberías preocuparte por la inmigración”

En la Ciudad de Buenos Aires, la proyección para 2028 indica que el 40% de las vacantes de primer grado estarán desocupadas o serán ocupadas por niños que no nacieron en la ciudad, una tendencia que, según advirtió la vicejefa de Gobierno porteño, Clara Muzzio, podría continuar en aumento y transformar radicalmente la composición demográfica local.
Se trata de un fenómeno que alerta sobre una caída histórica de natalidad en CABA, y plantea un dilema: enfrentar la despoblación y el envejecimiento o rejuvenecer a través de la inmigración. “Muy pronto, la Ciudad tendrá que elegir: aceptar la despoblación y el envejecimiento, o rejuvenecer recibiendo inmigrantes jóvenes que ocupen espacios vacantes”, expresó la funcionaria en sus redes sociales, en un extenso texto titulado “Si no te preocupa la natalidad, deberías preocuparte por la inmigración”.
De acuerdo con un informe realizado por el Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, la tasa de natalidad en Argentina experimentó una caída del 40% desde 2014, una de las disminuciones más pronunciadas en América Latina.
Esta disminución no solo responde a factores demográficos, sino también a transformaciones sociales y económicas. Los especialistas advierten sobre las condiciones económicas del país, la incertidumbre respecto al futuro y la migración de jóvenes al exterior. También, la postergación de la maternidad en favor de la formación académica.
El promedio de hijos por mujer en el país descendió a 1,4, con un mínimo de 0,9 en CABA. Este dato, según el estudio, refleja un desplazamiento en los patrones de maternidad, con la edad promedio para tener el primer hijo situada ahora entre los 30 y los 34 años.
En este contexto, Muzzio señaló: “Reemplazar al 30 o 40% de la población por extranjeros puede tener efectos positivos inmediatos: rejuvenecimiento poblacional, muchos más niños, impulso económico, crecimiento. Pero no será gratis. La incorporación masiva de extranjeros puede crear tensiones culturales si los recién llegados tienen creencias o valores opuestos a los locales. Además, habrá una presión creciente sobre servicios como salud, educación o ayuda social. En ese contexto, los porteños pueden sentir que los inmigrantes gastan el dinero de sus impuestos y compiten por empleos”.
La vicejefa de Gobierno, además, hizo una comparación entre CABA y ciudades europeas como París y Estocolmo, que cuentan con un 34% y un 45,4% de población extranjera, respectivamente. “No es un juicio de valor, es una observación”, afirmó, y advirtió que la Ciudad podría enfrentar dificultades para atraer inmigrantes calificados, ya que deberá competir con ciudades que ofrecen mejores empleos, salarios, universidades o vínculos culturales.
“Tal vez no captemos a los perfiles más idóneos, sino los que podamos. La ciudad podría quedar relegada como segunda, tercera opción y hasta cuarta opción”, alertó.
En esta línea, Muzzio remarcó la importancia de abordar la caída de la natalidad desde una perspectiva política y no moral. “Esa curva descendente que se ve en el gráfico es una señal. Ocuparse de ella no es una decisión moral, sino política. La curva dibuja tu barrio del futuro, el idioma de tus vecinos, la religión que tendrán los diputados, tu trabajo, el origen de las maestras, tus parejas”, sostuvo.
“Somos una ciudad brillante gracias a los inmigrantes. Pero el mundo cambió. Y si no tenemos un plan, un objetivo claro, con esta caída brutal de la natalidad, las cosas podrían complicarse”, concluyó.
Por último, la funcionaria volvió a referirse a esta problemática hoy: “No aliento la inmigración, la advierto. Muchos asumen que estoy animando la inmigración como solución a la caída de la natalidad. No es así. Lo que estoy haciendo es compartir la preocupación de que eso puede pasar si se mantiene la caída de nacimientos como efecto de la despoblación y el envejecimiento de nuestra Ciudad», indicó.
POLITICA
La frialdad de Cristina y la rabia de Máximo ante lo inevitable

Cristina Kirchner,Axel Kicillof