POLITICA
Revés para el oficialismo en Diputados: se cayó la sesión de Ficha Limpia por falta de quorum
Finalmente el proyecto de ley de Ficha Limpia, originado por el PRO y acompañado por La Libertad Avanza y sus aliados en el radicalismo, no será tratado en la Cámara de Diputados esta semana. La sesión a la que se había convocado no logró sumar los 129 legisladores necesarios para iniciar el debate parlamentario.
La iniciativa busca eliminar como posibles candidatos a cargos electivos nacionales a quienes tengan condenas firmes por corrupción y se reinstaló en el ámbito legislativo la semana pasada, tras conocerse la ratificación de las condena a Cristina Kirchner en el marco de la causa vialidad.
El oficialismo convocó a una sesión especial en Diputados para tratar la Ley de Ficha Limpia
Hace exactamente una semana, la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la sentencia a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, contra la ex mandataria por encontrarla culpable del delito de corrupción en la obra pública de la provincia de Santa Cruz, junto con varios de sus ex funcionarios.
El fallo del tribunal reavivó el proyecto de ley de los representantes del partido fundado por Mauricio Macri, para llevar a debate en la Cámara baja la iniciativa de limitar la presentación de candidatos a cargos ejecutivos nacionales que tengan condenas por casos de corrupción.
El oficialismo fracasó en su intento de acelerar el tratamiento del Presupuesto 2025 en Diputados
Sin embargo y a pesar, de que el oficialismo había negociado el tratamiento del tema en una sesión especial esta semana, teniendo en cuenta que serán los últimos debates dentro del recinto antes del cierre del año parlamentario, la feroz interna que atraviesan los libertarios y sus aliados políticos fue más fuerte.
La cuestión cambio luego de la suspensión del debate en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que trata el Presupuesto 2025 de Javier Milei y que su titular el diputado libertario José Luis Espert determinó levantar porque no hubo acuerdo con los gobernadores. Esto desató el malestar de los aliados al gobierno que decidieron pegar el faltazo y hacer caer la sesión de este miércoles.
POLITICA
“¡Es ahí!”: el día en que un boquense imaginó levantar sobre el agua un terreno que será el barrio más lujoso de Buenos Aires
Hay una foto emblemática. Está en blanco y negro y, como data de comienzos de los ‘60, está marcada por las imperfecciones del paso del tiempo. En ella se ve al presidente de aquellos años del club Boca Juniors, Alberto J. Armando que, desde un costado de la imagen, señala hacia el río que se encuentra frente a sus ojos. El legendarío dirigente boquense sabe que está a punto de comenzar una empresa colosal: transformar esa masa de agua en tierra firme y montar allí la que será la Ciudad Deportiva de Boca.
Hoy, cuando han pasado más de 60 años de la ejecución de esa fotografía, en ese territorío de la Costanera Sur porteña que fue ganado al Río de la Plata se está gestando un megaproyecto inmobiliarío, “Ramblas del Plata”, que promete convertir la zona en uno de los barríos más lujosos y refinados de Buenos Aires. Justo ahí donde comenzó una hazaña de la que vale la pena recordar su origen.
Más allá de “La Bombonera”
Para mediados de los años ‘40, Boca Juniors ya era uno de los clubes de fútbol más populares de la Argentina. Y sus dirigentes necesitaban un predio para poder expandir sus actividades, tanto deportivas como sociales, más allá del espacio que ofrecía La Bombonera. Según recoge un artículo de la revista Siete días del año 1967, esta idea comenzó a tomar forma en 1947, cuando el presidente de la institución era Alfredo López, quien en ese tiempo pidió a la Municipalidad nuevas tierras para esta ampliación territorial. Pero eso fue algo que no prosperó.
En 1952 el club abrió una especie de sede en lo que había sido el Parque Romano -Las Heras y Lafinur-, pero la iniciativa no duró mucho y en 1954 se hacen los primeros intentos, infructuosos, de conseguir el área de Casa Amarilla. La solución de esta necesidad de agrandar el club llegaría, finalmente, de la mano de quien fuera uno de sus presidentes más recordados: Alberto J. Armando, quien estuvo al frente de la entidad xeneize en dos períodos, el último de ellos, entre 1960 y 1980.
Este dirigente audaz, innovador y, sobre todo, amante de la azul y oro pensó con mucha intensidad dónde y cómo podría hacer para darle a su institución un terreno que respondiera a su importancia. Y, de paso, un lugar donde construir un nuevo estadio para los boquenses, que eran, según él mismo había aseverado, “la mitad más uno” del país. Entonces, ateniéndose a esta definición, La Bombonera no era, al igual que hoy, lo suficientemente grande para contener semejante hinchada.
Una idea descabellada
Claro que no era fácil encontrar un lugar así, que estuviera a la altura de lo que este dirigente estaba buscando. Pero, como todo visionarío, Armando encontró la solución por fuera del molde. La respuesta no estaba en buscar en tierra firme, sino en dirección al río. Y en un lugar no muy lejano a la tradicional sede auriazul del barrío de La Boca.
Según lo que cuentan los historiadores del club de la ribera, todo sucedió una noche de 1962 en la que Armando paseaba por la Costanera Sur junto al ingeniero José Luis Delpini, quien había sido uno de los hacedores de La Bombonera. Fue entonces cuando este último posó la vista sobre las aguas del paisaje costero y le dio al presidente boquense la idea que entonces podía sonar descabellada: había que construir el nuevo predio de Boca allí mismo, en esa área donde ahora estaba el Río de la Plata. “Es ahí”, dijo el ingeniero, mientras señalaba las leves olas de color marrón que se agitaban en la superficie acuática.
Así nació el proyecto de la Ciudad Deportiva de la Boca, un espacio de diversas islas construidas sobre el río que tendría de todo: desde lugares recreativos como un autocine, un anfiteatro o una confitería hasta canchas para practicar diversos deportes. Como corolarío bien xeneize, el proyecto contemplaba la construcción de un estadio descomunal para albergar unos 100.000 espectadores sentados. Este coliseo tenía fecha de inauguración y todo: el 25 de mayo de 1975.
El lugar elegido era un área fluvial de unas 40 hectáreas ubicada exactamente en la que sería la prolongación hacia las aguas de la calle Humberto Primo, la avenida Costanera (hoy, avenida España) y la línea de la ribera. Plena Costanera Sur.
Empiezan las obras de relleno
Entonces, el dirigente de Boca movió los hilos para que su club obtuviera esa superficie acuática de manera inobjetablemente legal. Recurrió entonces a su amigo Reinaldo Elena, diputado radical y caracterizado vecino de La Boca. Este legislador fue el autor del proyecto para que se le cedieran esas 40 hectáreas de río al club con el fin de montar allí la Ciudad Deportiva.
Con el empuje de este hombre en el Congreso, el 29 de octubre de 1964 se sancionó la ley 16.575, que permitía a Boca el relleno del río. A cambio de esta concesión, la entidad xeneize tenía un plazo de diez años para construir un predio para el desarrollo de actividades sociales y deportivas. De inmediato comenzaron los trabajos para que aquel sueño de Alberto J. Armando se convirtiera en realidad.
Así comenzaron los trabajos de relleno del río. Se realizó primero un “table-estacado” de hormigón armado que se introducía unos 2200 metros desde la costa para hacer de muro de contención a las toneladas de tierra que se verterían sobre las aguas. Esta barrera artificial se introducía a unos cinco metros del lecho del río y llegaba hasta tres metros por sobre la superficie. Poco a poco se fueron creando las distintas islas de la que formarían una “Venecia en la Argentina”, como definió la Ciudad Deportiva el doctor Mateo Pagés, titular de la comisión de obras de La Boca en esos años.
Rifas y bonos para costear las obras
Para costear estas titánicas tareas de ganarle terreno al río y, a su vez, ir construyendo diversos edificios sobre las islas -que estaban unidas por puentes curvos muy vistosos- Armando vendía rifas y bonos patrimoniales, tanto a los socios del club como a los que no lo eran, ya que el paseo estaría habilitado para toda la comunidad.
Dicen que el propio presidente “bostero” se metía en las tribunas de La Bombonera los días de partido para vender personalmente las rifas para la Ciudad Deportiva. Además, como si fuese un experto en marketing, aunque solo fuera por intuición, el presidente del club le ponía nombres rimbombantes a sus campañas de recaudación, especialmente para la construcción del nuevo estadio, como “Cruzada de oro” o “Cruzada de las estrellas”.
Con sus incansables ansias de llevar su plan a cabo, el dirigente también publicaba avisos en los diarios para solicitarle a los camioneros, de preferencia hinchas de Boca, que colaboraran en el relleno del río, llevando cargas de tierra en sus vehículos para arrojar sobre las aguas. A cambio, Armando les devolvía el favor con números para el sorteo de elementos relacionados a su oficio, como ruedas o partes de un camión o directamente un camión entero.
Para el año 1967, Siete Días informaba que había desfilado por Catalinas Sur un total de 70.000 camiones para dejar en el río una cantidad aproximada de 300.000 metros cúbicos de tierra. De este modo, la delirante idea de construir una prolongación de Boca Juniors sobre las movedizas aguas del Río de la Plata ya era una realidad.
El estadio y los problemas
Pero faltaba llevar adelante la promesa más faraónica de la Ciudad Deportiva, que era la construcción del estadio de fútbol. Si bien la obra comenzó a realizarse muy tímidamente, con fecha de inicio el 4 de noviembre de 1970 y bajo un proyecto del arquitecto Carlos Costa -Delpini había muerto en 1964-, poco después aparecieron las dificultades. En especial, un inconveniente muy frecuente en nuestro país que se conoce con el nombre de economía argentina.
“La propuesta de rellenar terrenos del Río de la Plata para ampliar la superficie utilizable fue innovadora y casi revolucionaria. El gran problema era que se intentó financiar una estructura de gran porte con recursos de los socios, con bonos patrimoniales y rifas en una economía muy inestable. Fueron épocas de alta inflación. La moraleja es que el proyecto tenia sentido pero las condiciones macroeconómicas no eran las adecuadas”, dijo en una entrevista a LA NACION del año 2023 Luis Marzoratti, un especialista en estadios antiguos del fútbol argentino.
La lenta o nula realización del estadio hizo también que muchos socios que habían aportado dinero para el mismo comenzaran a protestar y hasta a acusar a Armando de haber mal administrado los fondos recibidos.
De acuerdo con el documental Ciudad Deportiva, realizado por Lucas Taskar, Maximiliano Acosta, Nicolás y Micael Franciullilas, las denuncias de fraude, más la inflación galopante que tuvo su punto más alto en 1974 con el Rodrigazo, más la falta de apoyo político de Armando -no tenía la mejor relación con el entonces presidente Juan Domingo Perón-, terminaron por sepultar para siempre el proyecto del nuevo estadio. Y la crisis económica que se le generó a Boca con esto también arrastró a la decadencia a la Ciudad Deportiva.
El futuro de las tierras
Para fines de los ‘70, el lugar estaba abandonado y el predio, luego de varias idas y vueltas legales, fue vendido por Boca en el año 1992 a la empresa Santa María del Plata. Entonces, se rellenaron los espacios entre las islas y otras partes del terreno, con lo que el lugar pasó a tener una superficie de tierra firme mucho mayor que el proyecto original. Cinco años más tarde, la empresa IRSA adquirió ese predio, donde ahora lleva adelante allí la realización de Ramblas del Plata, un megaproyecto inmobiliarío que, desarrollado en tres etapas, estipula la construcción de unas 6000 unidades de vivienda, además de locales comerciales, oficinas, escuelas, un hotel y un paseo peatonal costero. De las 72 hectáreas que tiene el terreno, 32 fueron cedidas a la ciudad para crear en ellas un parque público.
El complejo inmobiliario, con un aura similar a la de Puerto Madero, contaría con los primeros residentes podrían comenzar a instalarse a partir del año 2028. Todos ellos, aún sin saberlo, le deberán un poco del nuevo hogar en el que vivirán, a la alocada idea que alguna vez tuvo un dirigente deportivo de “levantar una ciudad sobre las aguas color de león del Río de la Plata”.
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